Capítulo 37
Temblé y no acepté su mano, estaba completamente loco. Marcus parecía más relajado a mi alrededor, pero eso no significaba que accediera mágicamente ante sus peticiones. Lo que quería hacer lo entendía completamente, algo loco por parte de él si me ponía a reflexionar, solo que no quería recordar un evento traumático y aumentar mis probabilidades de morir.
—Nada malo pasará. —Simplemente, se ubicó enfrente mío regalándome una sonrisa.
—¡Estás completamente loco!
—No exageres —respondió.
—¿Por qué quieres hacer esto? —le pregunté mientras cruzaba los brazos en negación.
—Será divertido.
—No lo creo, moriremos. —Señalé el pequeño barco.
—Tengo experiencia conduciendo barcos.
—Pero hay caimanes, serpientes y vaya uno a saber que más. —Retrocedí tres pasos.
—Ya aceptaste venir.
—Pensé que iríamos a un restaurante —resoplé—, una cita tranquila.
—Me gusta que asumas que es una cita.
—Retiro mis palabras, no es una cita.
—Demasiado tarde.
¡Maldito Marcus!
Miré al barco de reojo, el lugar era peligroso por los animales que vivían ahí, si caíamos moriríamos porque no tendríamos tanto margen de tiempo para accionar un plan de escape y no me arriesgaría a que los caimanes me comieran, no quería morir.
—¿Por qué?
—Me pareció una buena idea —todavía tenía la mano extendida esperando que la aceptara para subir.
—No lo es, algo lindo hubiese sido; un pequeño restaurante donde pueda comer una lasaña.
—Lo tendrás, luego del viaje. Es nuestra próxima parada, nada malo pasará. Confía en mí.
Flexioné los dedos varias veces para sacar el estrés. No era mala la idea, simplemente no contaba con la fuerza necesaria para estar junto a los caimanes, no eran como los tiburones, pero tenían el mismo objetivo; cazar.
—Eres una cobarde —se adentra en el barco dejándome atrás.
—¡No lo soy! —exclamé—, simplemente no quiero ir.
—Bueno, puedes irte con uno de los guardias.
Él simplemente había elegido ignorarme, al poco tiempo escuché como el motor se encendía. Deseaba golpearlo por lo que tenía que pasar, él no podía aceptar un no como respuesta en este tipo de situaciones.
Avancé con duda mientras trataba de no temblar al subir, cuando estuve parcialmente a salvo, sentí como el barco levemente se movía por mis movimientos. Cerré brevemente los ojos para concentrarme. Luego sentí como Marcus me guiaba y me incentivaba a sentarme.
—Disfrutarás el viaje —susurró convencido.
—Dime un secreto —no abrí los ojos todavía porque sentí como nos empezábamos a mover.
—Bueno —dudó—, quienes... Alexander y Tatiana provocaron el accidente.
—¿Qué accidente? —abrí de golpe los ojos.
—Lo hicieron porque... Simplemente por diversión —sus palabras eran confusas.
—No entiendo.
—Al finalizar una competencia que tenía en Canadá tuve el accidente —señaló su hombro—. Tatiana y Alexander lo planearon.
Estaba sentada enfrente de él, observando cómo manejaba aquel pequeño barco. Mis manos fueron a aquel asiento apretando el mismo para controlarme debido al movimiento. No quería reflexionar miles de escenarios sobre cómo ambos atravesaremos aquel pantano, necesitaba distraerme y no pensar en todas las hipotéticas situaciones en las cuales podríamos morir.
—¿Por qué lo hicieron?
—Recibieron dinero de quien me persigue, fue una advertencia. La primera advertencia.
—Oh.
—Podría haberte contado algo más lindo —sacudió la cabeza—, yo odio el limón y me encanta la pasta o también que mi madre es buena cocinera y su negocio de mermeladas cada día crece más, amo ver la Fórmula 1, me encanta Estados Unidos para vivir, sueño con casarme en Escocia, quiero empezar un negocio de pastas caseras y...
—Comprendo —dije de golpe por qué empezó a soltar información que no terminaba de procesar y parecía un poco ansioso al contarme del accidente.
—Lo lamento. —Sacudió su cabeza en negación y siguió conduciendo.
—Alexander y Tatiana siempre me dieron malas vibras, pero no pensé que irían tan lejos. ¿Por qué los invitaste a tu cumpleaños?
—Mi madre estaba juntando las pruebas que los incriminan y necesitábamos mantener la fachada de buenos amigos. Si ellos se enteraban podían mandar a alguien para destruir todo, debíamos ser más listos. Además, necesitaba sacarle información para ver si por lo menos sentían culpa, pero ellos me sacaron información a mí, específicamente sobre nuestra "relación".
—Oh.
—Cuando conseguí los videos que probaban que fueron ellos los implicados, los chantajeé. Me dieron una suma importante de dinero para no esparcir los rumores y eso ayudó a pagar la deuda.
—¿Ya pagaste la deuda?
—Mi madre me mandó los videos antes de venir y con eso pude hablar con Alexander. Me dio el dinero un poco enojado por mis pruebas.
—Pero, ¿cómo la pagaste completa?
—La mitad del dinero la puse yo mismo, después fui recolectando diferentes deudas y mi pequeña familia también colaboró con dinero. Le dije a Santoro que tenía el dinero y le pagué la mitad, la otra parte del dinero la retiró en Liverpool. Necesitaba que nadie se enterara de aquella transacción de dinero. Rupert es bueno con los negocios y me ayudó, Santoro se encuentra en Italia y recibió la primera parte del dinero, después confirmó la otra suma, uno de sus empleados confiables se la dio. Le dio un arreglo floral a Rupert en su oficina como agradecimiento por el dinero.
—¿Entonces terminó? —pregunté con duda.
—Lamento que te haya golpeado, jamás fue mi intención que la situación se excediera, pero las pruebas estaban siendo comprobadas y no estuvieron a tiempo para evitar esa situación.
—Me debes una piscina —hice una mueca de diversión, apreté el asiento cuando sentí que nos movíamos con más rapidez.
—Lo sé.
—¿Nos iremos antes verdad?
—Sí, ahora nos separaremos completamente.
Hice una mueca de desagrado porque todos aquellos meses fueron un cúmulo de emociones diferentes. No sabía que sentir, cuáles eran las decisiones correctas que debía tomar desde ahora en adelante.
—No hace falta que repitas esa frase todo el tiempo.
Él no respondió y solo miré como el agua un poco verde se movía ante nuestra presencia. Era completamente bello y asqueroso al mismo tiempo, el olor era tolerable y esperaba que no cayéramos. Aquellos árboles que parecían muertos en su aspecto, estaban vivos por dentro, eran bellos a su manera.
—Cuando tuve el accidente —suspiré—, no podía estar en lugares profundos. Lagos, ríos, piscinas e incluso el mar estaban completamente en mi lista roja. Nada podía hacerme cambiar de opinión.
Solté aquellas palabras a cambio de un secreto, para devolver el favor que me dio al principio. No me molestaba, aunque podría haber contado otra cosa, hablar con Marcus sobre el accidente no era tan doloroso.
—Al final lo conseguiste —interrumpió.
—Casi lo hago. Pude superar todo excepto el mar.
—Podríamos ir a una visita guiada por el mar, si quieres. Siempre hay alguna para los turistas.
—Todo menos eso. Fue difícil poder separar esos lugares porque los asociaba directamente con el tiburón, al final lo logré en su mayoría, solo que no puedo hacerlo con el mar porque sé que está allí. Sonará tonto, pero al salir de rehabilitación entré a una piscina, pensé que el tiburón nos atacaría, fueron años de terapia para saber que eso no iba a pasarme.
—Necesitar dar el paso, la visita turística podría funcionar. Sigue en pie mi oferta.
—Demasiada gente presente, si tengo un ataque... no quiero pasar vergüenza.
—Nadie se burlará, lo prometo.
—Todos lo harán —sonreí tristemente—, además tengo el viaje en octubre.
—¿Qué viaje?
—Mi madre realizará un viaje e iremos al mar, como en los viejos tiempos. Recuerda, ella es bióloga marina y asume con naturalidad que lo superé, no quiero que sienta culpa sobre aquel accidente.
—Eso debe quedar claro —dijo con seriedad—, solo fue eso Nichole. Simplemente, un accidente que nadie pudo prever, fue inesperado. Nadie tuvo la culpa.
—Lo sé, simplemente mi mente no termina de procesarlo. No puedo comprender cómo mi vida cambió de un momento para otro, no me di cuenta hasta que llegamos al hospital, ahí supe que todo era muy grave.
—¿Hace mucho tiempo?
—Cuando tenía diecisiete —pasé mi mano por mi pelo para acomodarlo y me di cuenta como temblaba—. Pareciera que todo el mundo pudo seguir, incluso Mallory.
—¿Mallory?
—Mi amiga, ella perdió una parte de su pierna, pero fue más que eso. Era patinadora artística y su carrera se terminó de golpe. Sé que fue quien más sufrió. Mi madre lo superó a los pocos meses, igual que el resto de las personas que iban en ese barco. Por suerte todos pudieron seguir con su vida con tranquilidad, después de mucho esfuerzo.
—Todos sufrieron Nichole, pero no creo que Mallory sea quien más sufrió.
—¿Por qué? —desvié mi mirada del agua.
—Hay alguien que no pudo superarlo —hizo una pausa—, tú.
—¡Lo hice! —exclamé—, casi.
—Por lo que me cuentas, todos siguieron con sus vidas, pero siento que tú no lo hiciste. ¿Por eso eres fisioterapeuta?
—Necesitaba ayudar a los demás —me mordí el labio un poco nerviosa—, no pude ayudar a nadie. El accidente me perturbó un poco.
—Haces un buen trabajo.
—Eso es un cumplido —hice un movimiento en el aire como si estuviera atrapando algo—, lo tomaré.
—Necesitas que alguien cuide de ti, no puedes con todo sola.
—Lo hizo mi familia en ese momento —levanté las manos mientras solté una risita—, ¿te estás ofreciendo?
—Necesitas a alguien en que confiar completamente.
—Confió en ti, pero espero que no haya más mentiras.
—Lo prometo, todo está solucionado.
—Espero, porque no sé cómo reaccionar a personas que tienen un arma, eso da miedo.
—Tranquila, eso no volverá a pasar.
—¿Promesa?
—Lo prometo —me dio una sonrisa, una verdadera.
—Tienes unas ideas raras para tener citas —me levanté acercándome al borde—, un pantano no es muy romántico.
—Iremos a comer lasaña y algún postre con frutos rojos al finalizar el paseo.
—Eres el mejor novio del mundo —sonreí al escuchar su bufido.
¡Hola! pueden seguirme en Instagram allí encontrarán mi contenido. Camlib2
¡Gracias por leer!
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