Capítulo 28
—Dos kilos de frutillas —señalé mientras trataba de controlar a Baxter, desde hace unos días estaba sumamente inquieto.
El mercadillo que se realizaba en la ciudad combinaba los mejores productos y precios. Por suerte esta vez cayó un viernes que era el día libre de trabajo. Me encantaba el nuevo lugar que habían elegido, era mucho más grande que el anterior y eso ayudaba a que no hubiera tanto amontonamiento de personas. Mayormente, vendían productos relacionados a la comida, pero había algunos puestos con artesanías o ropa.
—¿Algo más? —preguntó la señora que me estaba atendiendo.
—Dos kilos de arándanos y también voy a llevar tres limones.
Ella se movió con agilidad guardando en la bolsa de tela que le di los diferentes productos. Al pagar señalé también que llevaría tomates, esta semana vendría mi hermana y debía tener comida en la heladera. Se quedaría solo dos días y volaría a Las Vegas para juntarse con el equipo, me pidió que la acompañara, negué la oferta de un pase vip porque no podía faltar al trabajo. Traté de familiarizarme con el nuevo deporte, solo que no era realmente lo mío, demasiado complicado para poder entenderlo. Stephanie siempre que podía hablaba del tema y me gustaba la emoción que expresaba al contarme cómo era trabajar con el equipo, aunque no pueden salir todavía de la zona de abajo, específicamente están últimos con seis puntos, patético según sus palabras.
Una hora después mis compras estaban en la parte de atrás del auto, subí a Baxter y lo aseguré en el proceso. Esperé unos diez minutos más para salir del estacionamiento que estaba completamente lleno y en el proceso un grupo de impacientes personas que se encontraban en sus autos comenzaron a tocar bocina para apurar y poder avanzar como si eso ayudara con el ambiente.
—Idiotas —bajé un poco el volumen de la canción que estaba sonando porque me encontraba ligeramente malhumorada.
Amaba hacer las compras y no me importaba mucho el tiempo que tardaba en hacerlas, solo que este día en particular con tantas personas alrededor lograba que mis nervios estuvieran presentes en cada momento. Hacía todo esto por las ofertas y también para salir un poco de casa. Esto era lo negativo de venir al mercadillo, obtenía ofertas, pero tardaba una eternidad en volver a casa. A pocos metros para poder salir de la fila de autos, la misma se trabó de nuevo, bajé el vidrio y saqué ligeramente la cabeza para ver qué ocurría. La persona que dirigía el tránsito estaba ordenando como podía los autos que parecían una multitud hoy. Quise instintivamente también tocar la bocina.
Mi celular vibró en mi bolso y como pude lo saqué. En este preciso momento no tenía nada mejor que hacer y distraer mi sufrimiento era completamente razonable.
Marcus: Lamento lo sucedido, error de Rupert.
Marcus: No manejo las redes sociales.
Me quedé quieta mientras intentaba procesar el mensaje con claridad. Hacía bastante tiempo que no respondía mis primeros mensajes y calculé que quería definitivamente dar por finalizada la relación rara que teníamos. Aquí estaba de nuevo contestando con su característica de ser completamente directo.
«Ojalá hubiese sido él quien subió la fotografía»
No, no, no. Era mejor que esa decisión fuera completamente un error por parte de su equipo, eso tranquilizaba a mi corazón y dejaba a un lado esa sensación rara en el estómago. Además, era completamente razonable que él no hubiese subido a las redes esa foto porque dimos un buen cierre a la relación ficticia que teníamos.
«Esa sensación rara en el estómago»
Esa sensación... que se había exterminado cuando volví a casa o bueno... principalmente se había reafirmado un poco cuando nos separamos. En realidad... Ya no entendía nada.
«Marcus no está tan mal»
Olvidarme de él sonaba como un buen plan para seguir adelante. Completamente adecuado. Maldito seas Marcus por estos raros pensamientos.
—¡Demonios! —cuando la bebida salpicó el vidrio y también a mí en el proceso al tener el vidrio bajo retrocedí un poco cerrado el vidrio para mantenerme segura.
Baxter empezó a ladrar de forma continua mientras tres hombres empezaban a rodear el auto. Simples paparazzi que montaron un espectáculo afuera complicando aún más mi escapatoria, si bien el flash de las cámaras no me molestaba tanto, la incomodidad llegaba cuando la gente empezó a mirar hacia mi dirección. Traté de limpiar el vidrio y que la bebida fuera un poco transparente ayudaba a que pudiera ver mejor.
Las preguntas no dejaban de rodearme y cuando aceleré para avanzar casi choco a uno de ellos. Le saqué el dedo del medio y eso ayudó a aumentar las preguntas, estaba a pocos metros de la salida cuando noté algo raro en uno de los fotógrafos. Era el que seguía a Marcus, el idiota me había devuelto la jugada solo que en esta ocasión no tenía manera de salir con rapidez. Esto era sumamente jodido.
Cuando la chica que dirigía el tránsito me dio la señal para salir lo hice lo más prudentemente posible, escapando de aquellos fotógrafos.
«Problemas, problemas, problemas»
Disminuí la velocidad saliendo de la Avenida para tratar que aquellas personas no me siguieran mientras en el proceso intentaba tranquilizar a Baxter que no dejaba de ladrar, el dolor de cabeza se estaba empezando a formar. Di algunas vueltas para despejar mi mente mientras me calmaba y también para volver a casa segura. ¿Qué querían estas personas?, ¿Por qué no me dejaban en paz?
Tal vez debíamos dar una respuesta al público sobre nuestra ruptura para calmar las aguas, pero eso también lograría que las cosas se pusieran bravas hasta la siguiente noticia o el cotilleo que pudiera salir, sea cual sea la opción tendría personas rondándome por todos lados.
🍓🍓🍓
Estacioné el auto en la parte delantera de casa tratando de tranquilizarme. Solté a Baxter y tomé las diferentes bolsas con comida, por suerte no fueron muchas. Subí el porche delantero y abrí con rapidez la puerta, Baxter pasó primero. Cerré la puerta después de asegurarme varias veces que lo había hecho. Dejé las diferentes bolsas al lado de la puerta porque fui corriendo hasta la puerta trasera para asegurarla por precaución, pero me quedé quieta en la mitad del pasillo. Baxter miraba atentamente al hombre que estaba sentado en mi sillón, alto y con un cigarrillo entre sus labios, mirándome con atención.
«Sencillamente escalofriante»
Alguien había entrado a mi casa y eso que antes de salir había revisado varias veces los diferentes seguros, jamás fallé en la seguridad. Solo que aquel hombre no se veía como alguien que quisiera robar algo de casa, se sentía peligroso.
—Buenos días Nichole, bonita casa. —Me enderecé tratando de ocultar el miedo mientras lo enfrentaba, él me llamó por mi nombre, ¿Cómo sabía mi nombre?
—¿Quién es usted? —Tragué y temblé en el proceso al ver el arma en mi pequeña mesa, la pasé desapercibida detallándolo—. ¿Qué quiere?
—Solo vengo a intentar entender varias cosas —se arremangó la camisa negra dejando expuesto un extravagante reloj—, y también a dejar un mensaje.
—No hice nada —traté de llamar la atención de Baxter, que le gruñía en ocasiones, pero mantuvo su distancia—, no sé de qué está hablando.
—Lo sabes con claridad, mis hombres han estado persiguiéndote todo el tiempo. —Hizo una mueca ante mi pequeño jadeo—. Específicamente a tu novio.
—No somos novios —gruñí—, jamás lo fuimos.
Esto tenía que ver con Marcus, ya podía entender o hilar un poco la información.
—Interesante, pero no me importa. —Le restó importancia haciendo un gesto con la mano—. Eres valiosa para Marcus y eso es lo importante. Me debe dinero, por eso estoy aquí.
—No tengo dinero —se veía como alguien de poder y la suma de dinero que pediría no podría pagarla. Además, no entendía la razón por la cual Marcus debería dinero si prácticamente era supermillonario.
—No podrías pagarlo nunca —escuché pasos detrás y sentí al instante otra presencia, giré levemente y me encontré con otro hombre—, me gusta pensar en esto como una advertencia para él. Lastimosamente, estuviste en un mal momento rodeándote de gente mala, no es personal.
—Por favor... no nos lastime.
—Soy una buena persona, no lastimo a perros, tengo un límite. Solo dile que me pague. —Hizo una mueca.
—Por favor —estaba en desventaja en grandes cantidades, no podía encontrar una manera de defenderme.
—Espero que con esta pequeña advertencia tal vez se dignen en pagarme. —Se paró lentamente tomando el arma, recordándome en ese gesto que el arma era lo más peligroso de la habitación—. Un consejo para ti niña es que te alejes de esa familia.
Sentí el golpe detrás y me trastabilló hasta caer, mis manos no fueron suficiente para amortiguar la rápida caída. Escuché los ladridos y los pasos por todos lados, traté de levantarme, pero estaba ligeramente mareada, algunos segundos después logré que todo mi alrededor no diera tantas vueltas. La sangre goteaba en grandes proporciones de mi nariz, miré hacia atrás para ver el siguiente movimiento de quien me atacó, la persona que me había golpeado se fue del pasillo dejando al otro hombre en su lugar que guardaba su arma completamente, en el proceso me arrojó un pañuelo blanco mientras me dedicaba una última sonrisa.
—Es solo una advertencia —me guiñó un ojo como despedida.
¡Gracias por leer!
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