Capítulo 21
Maldigo haber tomado tanto vino anoche. Imágenes confusas se hacen presente en mi mente, aunque quisiera unirlas no podía hacerlo, estaban desordenadas y siendo sincera tampoco tenía energía para hacerlo. Me estiré en la cama, la ventana que daba al mar estaba cerrada por la cortina blanca eso impedía que la luz del sol me diera directamente en la cara.
Un momento, ¿Cómo llegué aquí?
Me senté en la cama y dejé a un costado la frazada azul. Estaba vestida con la ropa de ayer por lo que no llegué aquí por mis propios medios o ¿sí lo hice?
Me levanté para ir directamente al baño una ducha y un buen jugo de fruta me ayudaría a combatir esta terrible resaca. Entré al baño y con agua fría me dispuse a despertarme y pasar el día lo mejor posible, tener una complexión un poco pequeña y haberme bebido esas copas de vino no fueron una buena idea.
—¡Oye Marcus! —Me acerqué a él—, vamos a bailar.
—No puedo Nichole, no sé hacerlo. —Negó.
—¿Cómo no puedes hacerlo? —hice el clásico movimiento de robot—, ¿ni siquiera esto?
—No voy a bailar como un robot, disfruto de tu concierto. Puedes seguir, no me molesta.
—Bailaré lo mejor posible para ti —sonreí mientras bailaba una canción pegadiza de Harry Styles.
¡No puede ser! Es que soy una persona completamente estúpida, ¿Quién en su sano juicio invita a bailar a su jefe estando borracha?
Me cambié con un vestido celeste de estilo veraniego. Puedo enfrentar esto, puedo hacerlo. Tomé mi celular y bajé las escaleras.
Jefa (Paula): Nichole, tu trabajo es atender al paciente, no tener una relación con él. Llámame lo antes posible.
Llegué al segundo piso y marqué a mi jefa sin importarme la diferencia horaria. Las primeras dos veces que lo hice no hubo respuesta, pero me aterroricé cuando ella contestó.
—¡Nichole voy a matarte! —fue lo primero que escuché—, ¿Cómo puede ser que estés saliendo con tu paciente? ¿sabes lo que esto puede causar?
—¿Cómo sabe sobre esa relación? —pregunté—, es completamente falsa. Jefa créame en lo que digo, es solo un invento de los medios. Además, en los informes de seguimiento las cosas con el paciente van bien.
—Nichole hay fotos de ustedes dos llegando a su casa en Mónaco.
Fotos que debían verse mejor que las del avión porque pudieron identificarme. ¡Maldición!
—No es lo que parece. —Me defendí—. Simplemente es un malentendido.
—Este será tu último paciente famoso, no tengo dudas de ello. Ahora pasa desapercibida estas últimas semanas y cuando vuelvas hablaremos sobre esto.
Cortó la llamada. Perfecto, estaba completamente en problemas.
Entré a las redes sociales buscando las últimas noticias que relacionaban a Marcus y efectivamente estábamos en las fotografías. Era de noche, pero se veía con claridad nuestros rostros. Bajé el resto de las escaleras esperando poder enfrentar a Marcus y pedirle explicaciones sobre cómo esta situación se estaba empezando a descontrolar.
—Lamento haberte molestado. Estaba en Italia por una situación personal y vine para hablar sobre el restaurante, tu hermana no me contesta las llamadas —escuché la voz de una mujer y bajé los últimos escalones de forma más lenta.
—Tranquila Liang comprendo perfectamente. Hablaré con mi hermana, otra vez. El presupuesto ya está listo, es lo que pediste, espero que la decoración quede bien —respondió Marcus.
—Buenos días —saludé interrumpiendo. No era momento de ser tímida, aunque en mi estado de vergüenza por lo que pasó anoche era complicado no sentirlo al interrumpir.
—Buenos días, tienes un batido de fruta en la heladera. —Agradecí con la mirada a Marcus—. Para tu resaca.
Mi mirada se transformó en reproche porque era innecesario ese comentario.
—Buenos días. —Aquella mujer saludó de forma agradable.
Ambos estaban en alguna clase de reunión de trabajo, había papeles y tenían las computadoras encendidas. Mirando a Marcus tan concentrado aprovecharía la situación para vengarme de su comentario anterior.
—¿Cuál es el asunto de la reunión? —pregunté—, si se puede saber.
—Hablábamos de la inauguración y costos del nuevo restaurante. —La mujer me mostró los planos y diseños de decoración en su computadora. Creía conocer el logo del restaurante de algún lugar.
—Me suena. —Señalé el cartel—. Es un restaurante de comida china, ¿verdad?
—Exacto, abriremos en Europa dos restaurantes.
—Eso es genial, la comida es fantástica. Hay un restaurante cerca de mi casa. Felicitaciones.
—Fue idea de Marcus expandir. Teníamos un poco de miedo, pero confiamos en sus habilidades.
—Es que es el mejor —Me acerqué a él y revolví un poco su pelo—. Es muy inteligente.
Jugar a molestarlo con acciones cariñosas lo fastidiara. Punto para mí.
—No hay duda de eso —ella sonrió.
—¿Quieren algo de beber? —agité nuevamente el pelo negro de Marcus, pero esta vez un poco más suave.
—Gracias, pero paso. —Liang respondió.
—Nada —Marcus expresó tenso.
—Bueno, iré por ese batido. Los dejo trabajar.
Me alejé de ellos hacia la cocina que, si bien estaba abierta y podía seguir viéndolos, había distancia. La justa y necesaria para ahogarme en la vergüenza.
🍓🍓🍓
—Está muy bien. —El entrenador miraba nadar a Marcus por aquella enorme piscina—. No pensé que se recuperaría tan rápido.
—Es persistente —murmuré sentada en la parte baja de las gradas.
—Quiere volver este año, pero sabemos que no lo hará. Sin embargo, haber terminado esta etapa de recuperación dentro de los tiempos establecidos ayudará a que el resto del año pueda entrenar para volver a su forma anterior.
—Espero —murmuré. Después del entrenamiento sería una hora de estiramientos y volveríamos a casa. Ahora ya no me necesitaba con tanta urgencia.
Marcus turnaba las vueltas nadando entre lentas y de media velocidad. No había muchas personas, solo dos hombres que también estaban nadando en otro nivel. El club donde entrenaba era enorme, lujoso y organizado. Parecía que valía tu dinero al ingresar porque tenía todos los condimentos lujosos que podrías imaginar, incluso una expendedora de chocolates en la entrada y un estacionamiento propio.
Seguí mirando a Marcus nadar y noté que aquel rastro de dolor ya estaba desapareciendo. Mi trabajo estaba hecho. Suspiré, si bien tomarlo como paciente fue un desafío lo extrañaría de alguna manera, bueno... viajar no estaba nada mal.
—Siento que tengo a mi atleta de nuevo —su entrenador murmuró mientras lo miraba y le indicaba algunos movimientos que no reconocía, pero que él hizo con gusto.
Resople. Ya me reemplazaron.
Desde mi bolso sonó una canción suavemente, abrí y saqué mi celular para responder la llamada.
—¡Al fin respondes! —escuché la voz de mi mamá. Demonios.
—Hola, mamá. —Me alejé hasta la salida para poder hablar con más tranquilidad.
—Bueno, no diré nada de las noticias sobre ti. Porque sé que es mentira, jamás harías algo así.
—Gracias por comprender, ¿Qué necesitas?
—Solo era para saludar, cariño. —Sabía que mi tono no le gustó en la respuesta anterior.
—Lo lamento, ahora estoy en el trabajo.
—Comprendo, estas con tu novio. Te dejo y recuerda llamarme. —Cortó la llamada rápidamente y al final escuché una risita. ¡Maldición!
Me encargaría de este problema después. Tendría que pedir ayuda a mi hermana para sacarle la idea a mamá de que tenía un novio, sabía que de alguna manera le hacía ilusión que eso fuera verdad y no me molestaba matar aquellas expectativas con la realidad, porque si éramos realistas jamás saldría con Marcus.
Guardé mi celular en mi bolso mientras volvía a las gradas. Marcus estaba sentado en el borde de la piscina hablando animadamente con su entrenador, suponía que ya saldría, el entrenamiento era más constante ahora, pero no nos arriesgaríamos a exponer mucho la lesión, solo lo justo y necesario.
Lo vi salir completamente de la piscina mientras el entrenador le daba una toalla para que se secara, había visto muchas veces a Marcus sin camisa, pero estando mojado era un extra interesante de observar.
—Señorita —Oliver se acercó—, Marcus hará los estiramientos con el fisioterapeuta y la verá en la entrada.
Me estaba echando, literalmente. Tomé mis cosas y me estiré tratando de verme más alta, no me intimidaba.
—Soy su fisioterapeuta —respondí.
—Necesitamos alguien más calificado para esta nueva etapa de la recuperación, créeme hace buen trabajo, pero los fisioterapeutas de aquí también.
Busqué con la mirada a Marcus y lo encontré hablando con otro nadador, mientras ambos iban hacia los vestuarios. Perfecto, simplemente perfecto.
—Solo dígale que estaré en la entrada. —Suspiré tomando mis cosas.
Estoy muy contenta por el progreso. La recuperación iba bien, mucho mejor de lo que pensé y también rápida, demasiado rápida.
Antes de salir me di la vuelta llamando la atención del entrenador.
—Solo para aclarar —sonreí—, soy una fisioterapeuta competente y calificada para el trabajo.
Tomé el picaporte de la puerta y la abrí. Le regalé la última sonrisa y le saqué el dedo del medio. ¡Maldito!
Quien se creía que era aquel tipo, como había dicho antes, su "atleta" se recuperó en un gran porcentaje gracias a mi trabajo. Era competente y mucho más que él.
¡Gracias por leer!
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