Capítulo 2
Unos ojos onix habían observado todo con detenimiento. La rubia Hokage el día de ayer le había pedido buscar al pequeño para una misión sencilla, pudo observar la deplorable condición en la que vivía, algo en el chico llamó su atención demasiado, una corazonada le decía que esa sonrisa que muestra era pura falsedad, sus ojos se veían vacíos, su rostro podía verse acabado. Al día siguiente salía de la torre Hokage con cansancio, fue a entregar un último recado a la guardia anbu, por lo cual tenía que pasar por la zona roja, con el rabillo del ojo observó entrar al bosque a Naruto, con curiosidad creó un clon mandándolo a entregar el recado, mientras él comenzó a seguir al pequeño.
El rubio mandó un clon a pescar mientras él recolectaba unos hongos, debajo de un árbol sacó una olla, comenzó a cocinar su comida, tal vez tenía ganas de comer al aire libre pensaba ilusamente. Lo vió comenzar a llorar, terminó sus alimentos, guardó su olla. Mientras Naruto regresaba a su casa, lo observó perdido en el callejón de putas, pensó que tal vez solicitaría una, aunque no parecía ser de ese tipo de persona, vio como lo insultaban, el pequeño siguió avanzando con el rostro bajo, unos callejones más adelante entró observando que nadie lo viera, sacó su ranita, el anbu pudo ver que la cantidad que tenía era nada, lo vio soltar lágrimas nuevamente mientras tomaba un henge de una chica, abrió sus ojos con demasiada sorpresa al verlo, mordió sus labios con tristeza retenida. Ahora entendía su mirada, lo vio vomitar al terminar y llorar nuevamente.
No pudo evitar sentir compasión por el chico, se quedó observando hasta altas horas de la madrugada, había recolectado bastante dinero ese día, por la mañana temprano aprovechando su día libre decidió observar un poco más. Una señora obesa con el ceño marcado tocó la puerta del pequeño con dos sujetos trás de ella, tocó de forma demandante y déspota, Naruto abrió la puerta con precaución -el dinero de la renta -el pequeño la vio con molestia por su exigencia -señora, me está cobrando el triple, déjeme pagarle el doble solamente -la señora sonrió con maldad -nadie más te rentará en esta aldea demonio o pagas el triple o veremos como cobrarte -el menor bajó el rostro, estiró su mano con el dinero -la señora lo contó, sonrió con triunfo y burla -tienes tres días para desalojar mi departamento bastardo, ya te he soportado bastante tiempo, esto apenas cubre lo que me debías -la señora se dio la vuelta saliendo del lugar.
-Maldita vieja bruja -el pequeño salió con un henge de su casa dirigiéndose a una carpintería, compró nuevamente un puño de tablas, herramientas y accesorios, corrió con un pergamino ya viejo en sus manos en el que guardó todo, por lo menos con eso terminaría un cuarto para poder dormir, no ocupaba más, el río estaba cerca, por un tiempo podía bañarse y lavar su ropa en el lugar. Al llegar a la cabaña creó un grupo de clones, comenzó a seguir con su construcción.
Por la tarde estaba por terminar -demonios -su dedo dolía como un infierno, se había martillado con fuerza, dejó a los clones avanzar mientras se sentaba en una roca a curar su dedo, sacó una bandita de su bolso de herramientas, la colocó con cuidado, mandó a un grupo de clones por sus cosas y a dejar la llave del departamento, estaba harto de esa vieja, ayer se había vendido a varios hombres para poder terminar con este cuarto y salir de ese lugar, ahora podía usar el dinero de sus misiones para comer y ampliar su nuevo hogar, le sobraba un poco de dinero, lo guardaría por cualquier eventualidad.
Naruto observó con cansancio su cuarto terminado, un clon llegó con un pergamino, el resto de sus clones usaron los instrumentos de limpieza de su antiguo departamento, limpió su nuevo cuarto, comenzó a acomodar sus pocos muebles, su jiji le había dado los que tenía, así que podía hacer uso de ellos, metió la cama, un pequeño sofá ruñido, en un estante metió su poca ropa, en otro estante sus cosas de cocina, junto a este su refrigerador aunque ahora no funcionará por falta de luz y un pequeño comedor con dos sillas, tenía pocas cosas, el cuarto era suficiente para acomodarlas, estaba un poco apretado, pero podía moverse con libertad en el lugar, tenía una pequeña lavadora manual, debía darle vueltas él, pero funcionaba adecuadamente, la colocó junto al refrigerador, observó su pequeño lugar, sonrió con una extraña mueca en el rostro -por fin me libré de ti vieja bruja, por fin nadie me molestará en este lugar, por fin podré vivir en paz -el pequeño se tiró en el suelo de rodillas tapando su rostro con lágrimas y una pequeña sonrisa. El azabache lo observaba con cuidado, sonrió un poco al verlo un poco más tranquilo.
-No volveré a ese maldito callejón, no volveré, no volveré, no volveré -el rubio se hacía bolitas en su piso, llorando con tristeza y remordimiento -no me volverán a tocar esos cerdos, ya no lo harán -Naruto se levantó tomando un jabón, una esponja de baño y una toalla, parecía estar por caer en la locura, una gran ansiedad recorría su cuerpo.
El anbu lo siguió nuevamente con preocupación, observó que se desnudó sin siquiera cerciorarse si había alguien cerca, se introdujo al agua, comenzó a frotar con asco su cuerpo, rayó su piel dejando ver una coloración roja con sangre -ya no me tocarán, ya no lo harán, ya no, ya no, ya no tengo que ir -el azabache comprendió que estaba bastante dañado, algo llamó demasiado su atención, cerró sus ojos con tristeza, su cuerpo estaba lleno de cicatrices y una bastante grande en la espalda, podía definir la palabra demonio desde su lugar ¿qué tanto lo había dañado? ¿y por qué nadie se apiadaba del chico? ¿sus amigos? ¿su equipo? ¿sus conocidos?
Cuando Naruto salió del agua se acostó boca arriba con su mirada perdida en un tono gris, podía verse con claridad su piel dañada, un ligero manto rojo lo cubrió, sanó su cuerpo dejando unas cicatrices nuevas. El anbu se quedó embobado observando su pequeño cuerpo definido, su rostro era bastante bonito a sus ojos, desprendía una gran ternura para él. Un sentimiento de protección nacía en él, vio como se vestía ocultando su bonito cuerpo en ese traje naranja que lo ocultaba a la perfección.
Lo siguió respirando hondo, cuando estaba por cerrar su puerta el azabache bajó deteniendo la puerta de madera antes de que cerrara, había visto suficiente, tenía que ayudarlo de cualquier forma. El rubio abrió sus ojos con sorpresa y algo de miedo en sus ojos -¿quién… quién eres? ¿qué quieres? -tomando un poco de valor el pequeño preguntó retándolo -el mayor retiró su máscara mostrando su rostro -Naruto lo vio sin entender, ni reconocerlo -¿te conozco? -el mayor negó -no me conoces, pero yo si a ti -
El pequeño se puso nervioso -no te haré daño, sólo quiero hablar contigo un momento -la voz del mayor le imponía respeto, le causaba algo de miedo -¿de qué quieres hablar? -el azabache lo vio con su rostro estoico -¿puedo pasar? -el rubio se puso nervioso, no le daba mala impresión, se escuchaba respetuoso, además lo dejó ver su rostro, movía sus ojos con ansiedad, asintió levemente haciéndose a un lado con duda para que pasara.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top