capitulo 85

Los empleados desdé que vieron entrar a Luther por las puertas principales se sorprendieron un montón, algunos quisieron detener su paso pero se detuvieron en secó. La expresión y liberación de feromonas es tan espesa y opresiva que era difícil el acercarse a él sin caer al suelo. En este instante Luther si parecía un alfa dominante en todos los aspectos, con esos ojos tan brillantes y despiadados siempre mirando hacia adelante.

No tenía porque prestarle atención a las personas de a su alrededor, en su mente eso era innecesario e indignas de darles explicaciones del porque puede entrar a la empresa de Dean Bennet como si fuera la suya.

—¡Joven maestro, tenga cuidado!—Exclamo Diell al ver a su joven maestro casi caerse.

Luther estuvo a poco de tropezarse con sus propios pies por lo rápido que subió al ascensor, presionando el número de piso una y otra vez con esa ansiedad que le corta hasta el flujo de sangre. Se planteó el subir las escaleras corriendo para llegar más rápido pero su cerebro lo guío al ascensor, y es que, Luther no podia pensar correctamente mas que solo en llegar justo a Dean.

—Tal vez se quedó sin carga.—Trata de calmar los nervios de su joven maestro.

Se encuentra tan fuera de si que sin poder evitarlo sigue soltando esas violetas feromonas, no volverá a estar tranquilo hasta que vea al Ceo Bennet. Lo cual es bastante extraño, no contesta su celular ni su personal.›

Diell lleva mascarilla pero se sigue sintiendo mal al entrar en contacto con las feromonas de Luther, ambos son alfas por lo que oler feromans de un alfa domingo que parecen mas explosivos pone mal a cualquiera.

—Es imposible que Dean y los otros dos lleven sus celulares descargados.—Aquí está pasando algo muy extraño, lo presiento.—Sobre todo cuando se trata de Dean, no hay un minuto en que no me este enviando mensaje asi no responda.—Aún asi el lo sigue haciendo porque sabe que le responderé cuando los vea.

‹Desde que salí de la reserva me he sentido observado muy de cerca como si alguien quisiera llegar a mí, es espeluznante y sobré todo desagradable... ¡¿Es esa voz?! La voz que le hablaba a mi hermano también está intentado llegar a mí, sabía que eso ocurriría tarde o temprano y me estaba pareciendo extraño que no lo haya hecho antes. Pero, el venir por mi no es nada bueno.

Esa voz seguramente quiere manipularme y doblegarme como lo hizo con mi hermano, dañando todo lo que le importaba para tenerlo en la palma de su mano... Mi hermano la paso tan mala, él no estaba ni se sentía vivo como tal. Y si no hubiera conocido a Dean, yo también estaría jugando por mi propia cuenta ese papel de villano, haciéndoselo fácil a esa malnacida voz.

Es como si por todos los medios me quisiera decir que no tengo que soñar en grande, que solo debo de volver al que sería mi palpe. Que Dean es mucho para mí y desde un principio no teníamos porque conocernos, ¡¿es por eso que quiere hacerle daño, para lastimarme?!›

Al llegar a esa conclusión la incertidumbre y la desesperación le estrujen tanto su pecho que su respiración a penas es audible, tal preocupación que acelera y enfría su corazón solo desaparecerá en el instante en que sus temblorosos ojos se encuentren con los grisáceos de su alfa. Esa mirada afilada pero que cuando se trata de él se vuelve coqueta, desvergonzada y pícara.

—Dean...—Sostiene su pecho.—Por favor, que este bien.—Suplica.

‹¿Así de mal se siente Dean cada vez que presiente que estoy en peligro, que necesitó su ayuda? Es tan extraño y extraordinaria la conexión entre nosotros, no tenemos que ser alfa y omega para compartir un mismo sentimiento.›

Lo que Luther siente es una sensación tan asfixiante, cortante, como cuando nadas al fondo del río en busca de piedras u otra cosa pero ya no te puedes mantener a esa profundidad, y quieres volver a subir, tomar un respiro. Sin embargo, entre mas nada y no llegas a la superficie te entra ese mido de morir ahogado.

Tal desesperación solo acelera esa perdida y no solo tu pecho se empieza a sentir aplastado la mayoría de tus órganos también, en especial los pulmones. De esa manera es como se siente Luther y solo podrá sentirse mejor cuándo vea que Dean está bien.

—¡Cuando va abrir este maldito ascensor!—Sigue presionando los botones arrepentido de no haber subido las escaleras.

El ascensor se abrió antes de que Luther le empezará a dar patadas, saliendo corriendo por el pasillo listo para enfrentarse a los de seguridad de ese piso por si lo ven como amenaza. Sin embargo, nadie se movió o más bien estaban en shock por escuchar a Luther gritar el nombre de Dean tan casualmente.

Es mas, Luther no sabía cual era la oficina de Dean pero estába dejando guiarse por sus instintos. Ellos le indican donde ir o girar hasta que llegó a la puerta de dicha oficina.

—¿Vladi?—Si se encuentra como nada cuidado la puerta, ¿entonces Dean está bien? Si es así, ¿por qué ese sentimiento no se desvanece? En vez de disminuir a incrementado, ¡tengo que cruzar esa puerta pero ya!

—¡Joven maestro Astier!... ¿Diell?—"¿Nadie comunicó que estaban subiendo?" Se pregunto Vladi, sorprendido al ver a Luther y con esa expresión tan aterrada.—¿Cuando es que...?

Luther e ignoró al guardaespaldas no tenía tiempo para hacerle preguntas, abriendo bruscamente la puerta en busca de esos ojos grisáceos.

—¡Dean!—Entro gritando el nombre de su alfa olvidándose o no le importó el hecho de que el alfa mayor, podría estar en una reunión de negocios.

—¡¿Mi amor?!—Fue una verdaderamente sorpresa el verlo llegar.

—Estas bien.—Hubo un suspiro de alivió pero seguí ese malestar en su estómago de que algo andá mal.

Mi corazón volvió al puesto al a mi Doberman desvergonzado ahí sentando, haciendo su trabajo y sin nigún rasguño en su cuerpo. Sin embargo, no me siento del todo tranquilo. Hay algo mas que me sigue ahogando.

—¡¿Por qué no contestabas el maldito celular?!—Pregunta rudamente sin dejar de mirar a todos lados.

—Te estado enviando mensaje—Responde sin comprender del todo pero sonriendo de alegría al ver a Luther, una sonrisa que se desvaneció al dárse cuenta del semblante y la ansiedad en la voz como la desesperación en Luther.—¿Quién es el culpa de tu ansiedad?—Negro se volvió a su alrededor al igual que sus ojos, iba a matar al causante del agobio, impotencia en su amado Luther.

—El culpable de eso eres...¡¿,Eh?!—Sus ojos se abrieron en grande e incrédulo al ver ese helicóptero aparecer de la nada, frente a sus ojos allá atrás de Dean con toda la intención de estrellarse contra la oficina de su alfa.

Su corazón se hundió y solo pudo gritar, "¡Dean, cuidado." Advirtio del peligro al contrario. Escupiendo su angustiando corazón y sin nigún color en su rostro, ya era pálido pero se volvió aún más.

Sabía que el correr en dirección a Dean no sería de gran ayuda y solo se estarían poniéndose en peligro los dos, pero Luther había dejado de pensar y solo se movía por reflejo, instinto. Solo tenía una cosa muy en claro que si podía proteger a su alfa con su cuerpo, entonces con gusto lo hará. Asi sea atravesado lo protegerá, sin importarle su seguridad solo que eso no es algo que Dean iba a permitir tan fácilmente.

—¡Mi súcubo, no vengas!—Exclamó Dean diciéndole que corra a la salida en vez a su dirección, su mirada grisáceo se lo suplicaba pero Luther no lo iba a dejar solo, nunca.

Y es que cuando Dean se percató del sonido que hacía la hélice del helicóptero, ya era demasiado tarde para correr hacia la puerta. Tampoco se distrajo con cosas innecesarias como mirar detrás suyo, no. Su mirada nunca se apartó de Luther le aterra perderlo de vista en una situación como está y en su mente solo había una cosa; "tengo que proteger a mi súcubo asi muera o pierda una o dos de mis extremidades." Él volcó y empujó a su izquierda con todas su fuerzas el escritorio, lo hizo en menos de dos segundos.

—Mi amor.—Lo dijo con una voz tan diferente como si su corazón lo tuviera en la boca.

Al tener a Luther a su alcance  lo primero que hizo Dean fue darle seguridad, arrullar en sus brazos y con protección el tembloso cuerpo del contrario al mismo tiempo que, su espalda se apoya en el escritorio. Esperando que sea de ayuda.

—D-Dean.—Los latidos de su corazón atraviesan mis oídos, extrañamente calman mis nervios.

Tuve la oportunidad de salir por esa puerta, sé que lo hubiese logrado y Dean no me culparía pero no puede. Mis piernas y todo de mí solo quería ir con él y es que el solo hecho de dejarlo solo aquí, mientras yo me resguardo del peligro sería como traicionar mi amor por él.

.—Si vamos a morir lo haremos juntos, ¿lo entiendes?—Declara.

¡Que un helicóptero apareciendo en medio de nada cuando desde un principio nunca estuvo ahí no es normal! Lo que causaba mi ansiedad y preocupación no era otra cosa que esto, Dean si estaba en peligro o, ¿nos querían poner a los dos en esta situación? ¡¿Esa voz quiere eliminar a Dean por involucrarse conmigo o es obra de alguien más?!

—Nadie morira no mientras viva.—Besa la frente de Luther, envolviendo a Luther con sus feromonas como si de un escudo se tratará.

—Dean, no le temo a la muerte a lo que le temo es ha vivir una vida sin ti.

—Solo cierra tus ojos.—Susurró segundos antes de cubrir los oídos del contrario, el joven asi lo hizo.—Aquí viene.—Comunicó al escuchar el primer impacto de la cabeza del helicóptero contra las ventanas.

Los temblorosos y húmedos ojos celeste se cerraron fuertemente mientras abrazaba con todas sus fuerzas a Dean, solo no esperaban que su alfa en momentos como este le quiera hacer olvidar el peligro como cualquier ruido con un cálido beso.

‹Se muestra tan calmado pero sus labios están temblando al igual que los latidos de su corazón, Dean también tiene miedo, pero tampoco es miedo a la muerte sino que a perderme al igual que yo, a él.›

Luther no se resistió y solo se entregó por completo a ese tan cálido y dulce beso que podría ser el último, confirmando que mientras este con Dean nada más importante ni el impacto de ese helicóptero contra las ventanas reforzadas, rompiéndose porque ni por más reforzadas que sean no pueden quedar intactas contra un impacto de gran magnitud.

—¡Cuidado!—Advirtieron los dos guardaespaldas a Fausto, jalandole rápidamente de los brazos a su dirección. Fue tan brusco que Fausto perdido el equilibrio y cayó encima de los guardaespaldas.

Solo cuando la cabeza del helicóptero entró de golpe a la oficina y la atravesó todo se sacudió, tembló, alertando los de haya afuera. Sin embargo, no siguió avanzando solo las hélices rompieron el techo de arriba como los lados de la oficina de Dean.

—¡Joven maestro Luther!

—¡Jefe!

—¡Jefe!

Eran los gritos de los dos guardaespaldas y Fausto al reaccionar, dándose cuenta de la gravedad del asunto que la pareja de alfas podrían estar debajo o mutilados por el helicóptero.

—¡Joven maestro Luther!—Diell patea una esquina de la pared, quiere crear un hueco lo suficientemente graden para poder entrar e ir por su joven maestro.

—¡Jefe, tercer joven maestro!—Los otros dos también le empezaron ayudar a Diell.

Fausto rompió con sus manos desnudas el vidrio que protegía la hacha junto al extintor el que también agarró, se lo dio a Vladi. Que lo usará como arma para romper la pared como el lo hace con la hacha.

—¡Luther!—Mueve gentilmente el cuerpo del joven alfa.—¡Mi amor, mírame!—Suplica desesperadamente al no tener respuesta de Luther.

El ya mencionado se encuentra muy aturdido y sus oídos no dejan de zumbar, si escucha el llamado agonizante de su pareja pero ese zumbido tan horrible no lo dejá decir ninguna palabra.

—¡Lut, háblame!—Entre más silencio guardaba Luther mas intenso se vuelve el miedo, irá, agonía de Dean.

Sus ojos ya no eran grises se habían vuelto negros, tan oscuros como el aura de su alrededor tiñendo todo hasta a sus propias feromonas, esas que eran mas que veneno porque como ácido se iban comiendo todo lo que tocaban.

—¡Súcubo...!

—Mmm.—Duele, mi cabeza duele tanto.

—¡Mi amor!—Habia angustia asfixiante en su voz.

—¡¿D-Dean?!—Abre sus ojos solo para enfocar a un Dean ensangrentado, su cabello negro teñido de rojo que escurre por toda su cara mientras que su espalda y brazo se sentían húmedos.—D-Dean...—Su voz se quebró y su corazón se salió de su pecho.

Dean no salió ileso del pacto o mejor dicho de las hélices del helicóptero, esas fueron las que ligeramente alcanzaron su espalda y brazo dejando una cortada algo profundo, y eso que en ese instante la velocidad ya no era tan peligroso como por ejemplo, pudo cortarlo hasta por la mitad.

Mientras que el posible culpable de lograr tal hazaña se encuentra de lo más relajado tomando un café, con nada menos que Lander Cooper.

—¡¿Me estado dando a entender que usted es el tío de Luther?!—Preguntó con sorpresa.—¿Oh, entendí mal?

—Lo entendió correctamente, joven Cooper.—Dijo esbozando una sonrisa.

Lander no lo dudo en sus palabras si de por si desde que se encontró con él, se dió cuenta del enorme parecido y sobre todo sus rasgos de albinismo.

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