capitulo 68
La sonrisa en sus labios cada vez se volvía mas radiante, sin pensarlo dos veces permitió que su novio le venderá los ojos, que en su momento lo desvistiera y como si Dean fuera su mayordomo personal, lo vistió con un elegante pero al mismo tiempo cómodo traje de tres piezas, de un color que está ligado a la realiza. No a todos les queda el color morado o el lila, pero a ellos dos le sentaba de maravilla, más cuando son trajes de pareja.
A la izquierdo de su pecho se agregó un bonito broche con forma de tiburón, con piedritas preciosas grises y celeste. Una combinación de sus ojos, los modelos de esos broches costosos son nada menos que sus pequeños bebés tiburones. Dea hace un tiempo mando a crear varios de esos broches, de diferentes formas solo que hoy de último les agrego las piedras.
Cuando Luther vea que son hechos con los mismos material con el cual esta hecho el colgante de su celular, se caerá de espaldas por la fortuna de dinero que desde hace un buen tiempo cuelga como si nada de su móvil, creyendo que solo era un hermoso regalo no tan "costoso" solo podría comprar unas cuantas propiedades, nada más eso.
—¿Por qué tanto misterio?—Pregunta, curioso pero al mismo tiempo emocionado por lo que Dean le tenía preparado.
—Ya lo verás mi hermoso y muy seductor súcubo.—Besa suavemente los labios de Luther, sin perder la oportunidad de adentrar su lengua entre el espacio abierto de la boca de Luther.—Sé que te va encantar, tanto como a mi me encantó preparar todo.—Olfatea el cuello del ojos celeste.
Si Luther pudiera ver a Dean en este instante, es muy posible que frotaria su cara si pensarlo en esa gran "personalidad" marcada sobre esa camisa manga larga, y el chaleco que se encuentra dando su mejor batalla para no romperse, y los botones por no salir volando.
—¿Dean?
El alfa mayor se quedó sin habla una vez más al ver cuan hermoso se veía Luther, tuvo que sostener su corazón que quería salir de su pecho. Mirar a otro lado para que la erección en su pantalón no creciera o se volvería un doloroso problema. Y no podía solo romper la ropa de Luther, devorarlo en el escritorio de la oficina de la galería. Porque sí, se habían cambiando en la galería, es por eso que Dean le vendo los ojos a Luther desde que salieron de la propiedad Astier.
No podía permitir que Luther se diera cuenta de a dónde lo estaba llevando, e incluso le puso unos audífonos para que no escuchará nigún ruido.
‹Su repentino silencio me hizo sentir inquieto, pero eso desapareció rápidamente al darme cuenta que me estaba observando detenidamente con esa penetrante mirada, tan intensa que me hizo sentir un hormigueo no solamente en mi corazón...también ahí abajo.›
Luther se sonrojo ligeramente, liberando feromonas sin poder evitarlo, cuando ese olor se escabulló por la nariz de Dean. Esos ojos grisáceos se dilataron cómo si hubiese ingerido un adictivo y muy deliciosa sustancia, sustancia que no se podría comparar a ninguna otra y que existía únicamente para que Dean se embriagué con ella, justo como en este instante.
—Mi Súcubo.—Sus colmillos filosos quedaron fuera, Luther se estremeció al percatarse de ellos acariciando su nuca.
—¿Doberman desvergonzado?—Ya mucho silencio no le estába gustando.
—Aquí estoy.—Quiero morderlo, dejar una marca muy visible en su cuello.
—¿No me queda el traje o me veo feo?—Estaba tentado a quitarme la venda, pero prometí no hacerlo, es sorprendente la inmensa confianza que tengo y pongo en mi Doberman desvergonzado.
‹No le cuestione absolutamente nada desde que salimos de mi casa, solo dije sí, sí quiero ir contigo. Llévame a dónde quieras llevarme que te seguiré. No voy a negar que mi corazón se emocionó mucho al escuchar "te tengo una sorpresa." Había olvidado lo que se sentía algo así.
La última vez que tuve una fiesta sorpresa o momento sorpresivo fue unos días antes de que mis padres murieran, y eso fue hace muchos años atrás.› Recordar a sus padres siempre sera un momento melancólico para él.
Luther extiende sus manos en busca del rostro del alfa ojos grisáceos, estremeciendose al sentir humedad bajo las fosas nasales de Dean.
—¡¿Dean?!—Su corazón se hundió al percibir ese olor hierro que procede la sangre.
—No te asustes, estoy bien.—Evita que Luther se quité la venda, y con la otra mano llevá un pañuelo a su nariz.—Solo me quedé sin habla al admirar tu belleza.—Esa reacción también sorprendió a Dean, no estaba en sus planes tener algo como eso mientras se comía con la mirada a Luther.
El silencio Vladi (todo el tiempo mantuvo su mirada en el suelo) desde una esquina se volvió pálido tras ver el leve sonrojo en su jefe, lo que lo llevó a frotar sus ojos una y otra vez porque creía estar viendo una alucinación. A Vladi lo sorprende, lo deja blanco y sin habla el ver un sonrojo en el rostro den Dean, que verlo sonreír.
Muy diferente de Fausto y los otras personas que conocen a Dean, que seguramente prefiere verlo todo sonrojado (aunque seguirían mirándole raro) a verlo sonreír.
—¡¿Tan sexy me veo que te provoque una hemorragia nasal?!—Arqueo su ceja.—¿Oh, solo me estaba imaginando sin ropa encima tuyo?—Así no se logra ver su ojos, Luther le estaba mirando con indignación.
‹Ahora mas que nunca tengo curiosidad por ver como me veo, como se ve Dean ya que ambos estamos usando ropa de pareja. Quero deleitarme viendo su "personalidad"› Luther extendiendo una vez mas sus manos, buscando lo que quiera tocar y al encontrarlo sus manos dieron inicio a una minuciosa exploración sobre esa "personalidad" a Luther también le empezó a picar la nariz, sonriendo cual pervertido que encontró el paraíso.
Lo bueno que Vladi salió del estudio antes de que eso pasara, tuvo el presentimiento que si se quedaba ahí algo malo le podría pasar, por eso prefiero esperarlos a fuera.
—Me imaginé eso y mucho más.—Fue sincero.—En este preciso momento me estoy conteniendo, mucho. Hay tanto deseo en mí de rasgar tu ropa, ponerte de espaldas contra ese escritorio.—Sus ojos grisáceos se oscurecen.—Separ tus piernas y meter mi cabeza enmedio de ellas, con mi lengua lamer todo...—Las manos de un robotizado Luther cayeron sobre los labios de Dean, los cuáles tienen una sonrisa pícara.
—¡Doberman desvergonzado!—Exclamo al sentir esa traviesa lengua, pasearse de aquí allá en las palmas de sus manos.—¡¿Me tienes una sorpresa o solo fue una excusa para jugar este tipo de juegos extraños?!—Reclamó.
‹Aunque no negaré que se siente muy emocionante, con mis ojos venados las sensaciones, toques, se siente muy mas existantes.› El de ojos celeste también se imagino un par de cosas obscenas dónde el protagonista es Dean.
—No había pensado en eso.—Abraza tiernamente al contrario.—Ya me distes ideas para después, cuando todo esto termine.—Sonríe pícaro.
Y es que Dean tenía razón de estar en ese estado eufórico, Luther se veía demasiado seductor con esa pulcro traje. Ese chaleco morado pegado a su cuerpo, remarcar mucho la cintura y pecho de Luther, era como un corset definiendo, marcando tanto adelante como atrás.
De tallando esa espalda tan magnífica tanto como sus caderas firmes y redondas es lo que provocó una hemorragia nasal en Dean. Se encuentra tan hipnotizado viendo a Luther que estaba pensando seriamente en agregar un saco largo sobre los hombros de Luther, uno que cubra todo los atributos de su Súcubo, no quería que nadie se le quede viendo.
‹Mi Súcubo se ve tan hermoso, sensual que no quiero que nadie lo vea. Esos cochinos de allá afuera es muy obvio que mostrarán interés en él, puede que incluso se le acerquen queriendo hablar con él con buenas o malas intenciones, pero lo querrán. De solo pensarlo mi sangre hierve enfurecida, este es un día especial y no quiero desvivir a nadie. Sin embargo, no prometo nada.
No prometo sacar un par de ojos, cortas lenguas y por último manos, cosas insensibles entre las piernas de todo aquel que mire lascivamente a mi súcubo.› Ese grisáceo brillo con profunda maldad.
Es mejor que esas personas ni se atrevan a mirar con codicia a Luther, porque si lo hacen en verdad terminarán muy mal, Dean no habla solo por hablar.
—Vamo, mi Súcubo.—Sus manos se entrelazan.
—Bien.—Sostiene con fuerza la mano de Dean.
‹Solo tuve que escuchar sus palabras para que mi corazón enloqueciera, es como si el ya supiera lo que está pasando antes que yo. Es la única explicación del porque late como loco, o quizás solo se debe a las feromonas de mi Doberman desvergonzado, impregnas en mí.
No sé a dónde nos estamos dirigiendo, pero es obvio que él marcó territorio lo que me da entender que estaremos rodeado de personas, eso es posible porque si mis padres y hermanos están viniendo también, ¿por qué es público al lugar que vamos?. ¿Qué es lo que me tiene preparado?› Luther apoyó todo su peso en Dean, sintiendo a su pareja.
Dean al percatarse de eso solo sonrió tontamente, inclinando su cabeza hacia un lado para apoyarse sobre la de Luther. Posando para la cámara que sostenía Vladi, el cual se movía al mismo ritmo que ellos dos, tomando muchas fotos.
—Apartir de ahora irás con tu guardaespaldas, Diell.—Le puso unos guantes lilas a Luther.
—¿Esto es?—No comprendía del porque los guantes.
—Crees que voy a permitir que toques con tus preciosas manos el brazo de Diell.—Dice al tiempo que también le tira unos guantes a Diell.
—¿Dónde irás tú?—Lo agarra fuertemente.
—Mi amor.—Sostiene el rostro de Luther, uniendo su frente sobre la del ojos celeste.—Yo te estaré esperando dentro, ¿sí?
—Dean...—Sigue agarrado con fuerza el brazo de Dean.—Si no estás conmigo me sentiré sofocado con respecto a está venda en mis ojos.
Antes no se sentía así pero cuando Dean expreso que tenía que irse, Luther se empezó a sentir asfixiando con solo plantearse la idea de no estar junto a su alfa, (antes no porque en todo momento escucho la voz de Dean) temeroso de quitarse esa venda y que no pueda encontrarse con esa mirada grisáceo que tanto le encanta.
—Nada de lo que estas pensado pasará, nada.—Besa la frente del contrario.—No estes nervioso, para que estés más tranquilo te estaré hablando todo el tiempo.—Gentilmente en el oído de Luther dejó un audífono.
—Bien.—Besa los labios de Dean.—Así estoy mas tranquilo.—Se sostiene del brazo de Diell.—Colocarte en un lugar donde pueda verte bien, ¿sí?
—Sí, como ordene mi señor, yo su fiel sirviente cumplirá al pie de la letra sus órdenes.——Luther solo sonrió al escuchar la voz de Dean en su oído.
Diell dirigió minuciosamente a Luther fuera de la galería, tenía que apreciar absolutamente todo desde afuera hacia adentro, que percibiera el esfuerzo, dedicación, amor, que puso Dean decorando todo.
Luther tenía que ser el primero en apreciar el espléndido lugar, es por eso que Fausto y Ian están ocupados lidiando con los invitados, haciéndolos que hagan filas antes de entrar. Tenían que ser revisados de pies a cabeza para descartar cualquier peligro, cualquier podía tener la suicida idea de querer dañar a Dean. Tenían que descartado cualquier posibilidad.
—¿Dean?
—Estoy aquí, siguió aquí mi Súcubo.—Respondió al instante.—Estoy buscando el lugar perfecto donde te quitaré la ropa, sostenerte en mis brazos mientras separó tus piernas, frotando tu suave entrada con mi...
—¡Solo calla!—Hizo un puchero al escuchar la sonrisa desvergonzada de Dean, una lastima que Dean no puedo admirar esos hermosos hoyuelos.—Cuando te tenga cerca te romperé la boca...
—¿Con tus labios o con tu miembro?—Preguntó, emocionado.—Si tengo la opción de escoger, entonces eligió la segunda...
——¡Será con mis puños o con mis pies!—Bufo.—¿Cuál prefieres más?
—Tus pies.—Responde al instante.—Es obvió que elijo tus bonitos pies.
—¡Tú y tus fetiches raros!—Se escuchaba indignado, pero esa sonrisa en sus labios decía otra cosa.
—Ya estamos aquí.—Informó Diell.
Diell si que era un guardaespaldas super profesional, en nigún momento le puso atención a la conversación de esos dos alfas. La atención de Diell en todo momento estuvo en los alrededores, observando y descartando cualquier peligro que aceche a su joven maestro.
—¿Ya?—Había un poco de función en él.
Luther se percató que no caminaron tanto como el hecho de no subieron a nigún auto, por eso se confundió ya que creía que por lo menos subiría al auto para poder llegar al lugar.
—Cuando te quites la venda no me verás porque estoy dentro, solo sigue caminando para poder encontrarme.—Explicó Dean.
—De acuerdo, terminemos con este misterio.—Ni bien se había quitado la venda cuando se quedé perplejo, abriendo ligeramente su boca, tan sorprendido al leer ese sofisticado cartel celeste con letras en forma de animales acuáticos.
"Bienvenidos a la exposición de arte abstracto jamás visto, y que tendrá la suerte de admirarlo una sola vez en la vida. No solo eso, está exposición también es con una temática océanica. Mi genio pintor, a él, le encanta la vida marítima, así que, cuidado con ir a contaminar el océano." Es lo que decía el cartel, dejando una sutil advertencia, no por nada al final de las letras se dibujo un arma.
Desde el instante en que Luther leyó las primeras palabras, él se quedó sin habla. Ese color celeste de sus ojos tiemblan al igual que sua manos cubriendo su boca, y un nudo de diferentes emociones subió hasta su garganta, quedándose ahí.
—¿Q-Qué es todo esto?—Preguntó entré tartamudeo, bajando hasta quedar en cuclillas. Escondiendo su rostro en las palmas de sus manos, incrédulo.—¿Q-Qué esto?—Vuelve a preguntar.
‹Debí sospechar sobre algo una cosa así desde el instante en Dean, apareció en la galería. Pero, no lo hice, en nigún momento me imaginé que compraría todas las pinturas para hacer algo como esto.
Quizás no contemple tal ida porque conociendo a Dean, el no estaría dispuesto enseñarle a las personas todo lo relacionado conmigo...sin embargo, estoy aquí, afuera de está magnífica galería, decorada y pintura con lo que tanto me encanta, el mar...quiero llorar...es un loco...mi loco.›
Había un caos enloquecido de muchas emociones en Luther, intentando procesar tal sorpresa que en verdad lo dejó sin aliento, sin fuerza en sus piernas.
‹Sé que ninguna de esas pinturas son mías, pero me pone tan emocionado, alegré. Muy alegré al saber que todas las personas conocerán de la existencia del arte, esfuerzo, habilidades del anterior Luther. Sobre todo, sentirán el dolor, sofocación, frustración, irá, odio. Todo lo que el anterior Luther sintió, cada una de esas desgarradas emociones se les será trasmitido al momento en que cada uno se sumerjan en esas pinturas.›
Esto es lo que Luther quería lograr cuando decido vender las pinturas de Luther original, que tal arte fuera admirado, pero que también sintieran lo que sintió el pintor al momento de trazar el lienzo.
Sólo no esperaba que Dean le ayudará a realizar su objetivo, era como si Dean supiera siempre lo que Luther quería sin que se lo dijera. Tomándole por sorpresa y eso es lo que lo ha conmoviendo al de ojos celeste, a tal grado de querer llorar, llorar de felicidad al saber cuan grande es su inmensa conexión con Dean.
‹Luther, así el mudo te haya olvidado y reemplazado conmigo. Yo, jamás te olvidaré. Así como ten por seguro que de está manera o de otra les haré saber de tu existencia...y todos aquellos que te hicieron llorar, los haré llorar el doble, lo juro...juro que les haré pagar› Ese celeste de sus ojos brillo sanguinario.
Diell se tenso un poco al sentir tal presión pesada proveniente de Luther, llevando su mano al pecho al ver esa mirada tan escalofriante en Luther. Era la primera vez que veía una expresión como esa en su joven maestro.
—¿Mi Súcubo?—El silencio de Luther lo puso nervioso.—¿Estás bien?—Una punzada atravesó su pecho al escuchar un leve sollozo provenir de Luther.
—¡Joven maestro!—Diell se exaltó al ver a Luther correr.
—Estoy yendo así a ti, mi Doberman desvergonzado.
Luther sentía como si estuviera corriendo en cámara lenta, su corazón se acelera con cada trote, y su mirada ansiosamente va en busca de esos hipnoticos ojos grisáceos. Pero, mientras busca a Dean se encontró con algo diferente, deteniendo su correr para observar el interior de la galería.
—¡Impresionante!—Es como si estuviera en dos mundos completamente diferentes.
Primero se percibía la tranquilidad de estar a la orilla del mar, viendo las pequeñas olas que suben y bajan hasta impactar con tus pies metidos en el agua, pero entre mas te vas adentrando al interior de la galería mas vas sintiendo que te hundes, siendo arrastrado a un mar de sangre y agonía donde solo se podían escuchar los lamentos, sofocación.› Todo eso provenía de las pinturas colgadas y protegidas cada lado de las paredes de esa galería.
Es posible que los invitados se sienta de la manera en que se sintió Luther al entrar, o es posible que perciban todo mucho mas fuerte. Después de todo, Luther ya había visto anteriormente toda esas pinturas, sabe el significado, pero las demás personas están por descubrirlo.
—Te sigo esperando, mi Súcubo.
—¿Dónde estás?...¡¿Woah?!—Luther se quedó sin aliento una vez más, pero está vez al observar la obra de arte mucho más bella y exquisita de todas.
Cuando se encontró con esa mirada que tanto buscaba, se quedó sin aliento, pero aún así siguió corriendo. Sosteniéndo su corazón que amenaza con salir de su pecho.
‹Ahí estaba él, tan deslumbrante, mirándome con esa sonriente mirada que es únicamente para mí. Era como ver un Dios que descendió a este mundo para vivir entre comunes mortales... Caí, fuerte, caía locamente, caí una vez mas perdidamente enamorado de él.› Con una sonrisa y entré lágrimas salto a los brazos de Dean.
Ya estando en los brazos de Dean, las emociones en Luther se desbordaron descontroladas, dejando a fuera sus feromonas. Escondido su rostro en el pecho del alfa mayor.
—Esto no es lo quería lograr.—Frunce el ceño al escucharlo sollozar a Luther.
—lloro de alegría, estoy muy alegre.—Levanta su rostro, conectado su mirada con la del contrario.—G-Gracias, en serio muchas gracias.—Sonríe entre lágrimas. Procede a cerrar sus ojos, disfrutando y dejando que Dean bese, lame las esquinas de sus hermosos ojos.
—Así sea de alegría no me gusta verte llorar, mi corazón se retuerce.—Solo quiero verlo sonreír.
—Eso es lo que pasa cuando las sorpresas son así, de especiales y con gran significado.—Besa las mejillas de Dean.—Me encantó la sorpresa, en verdad me haz dejado muy sorprendido.—Suavemente poso sus labios sobre los de Dean.
Gracias a Dean le podré mostrar y hacerle saber al mundo que Luther, él si existió en este mundo. Esa maldita "voz" podrá borrar la existencia de Luther de la mente de todas las personas que lo conocieron, pero jamás podrá borrar las cosas dejadas que prueban su sufrimiento vivido en este mundo, el cual les regresaré con creces.
—¿Cuándo preparaste todo esto?—Mete sus manos bajo el chaleco que lleva Dean, masajeando suavemente esa magnífica "personalidad."
—Desde la medía noche hasta la madrugada del día de hoy.—Agarra y aprieta las caderas de Luther.—No hagas esa expresión, no estoy cansado.—Aseguró.—Todavía tengo energía suficiente para hacerte el amor unas cuantas veces.
—Contigo no se puede mantener una conversación sería.—Niega con la cabeza, bajando de los brazos de Dean.—No pienses que vas andar mostrando lo que es mío, esto solo yo puedo saborearlo, manosearlo.—Abrocho todos los botones del saco que lleva el alfa mayor, no sin antes frotar su rostro contra el pecho de Dean.
De esa manera la "personalidad" de Dean quedó oculta bajo ese saco, solo entonces Luther asiente con la cabeza. Alegré de proteger lo que es suyo y que solamente el puede ver. Dean solo sonrió y disfruto ver actuar de esa manera a su hermoso Súcubo.
—Ponte esto lo que mandé hacer especialmente para ti.—Le entrega un antifaz, no cualquier antifaz. Es uno con forma de mariposa de color grisáceo, solo que ese color es otorgado por las piedras brillantes incrustadas.
Las demás personas también van usar un antifaz, de esa manera Dean pensó que estaría protegiendo la identidad de Luther, ya que ese antifaz cubre la mayor parte de su rostro.
—Sé que no quiere que nadie sepa de tu identidad.
—Tienes razón.—Dean piensa en todo, este hombre es tán sensacional—¡Es hermoso este antifaz!—Mira a Dean.—¿Las piedras son reales?—No, eso es imposible...
——Sí.—Le ayuda a ponérsela.
—¡Espera!—No puedo andar algo tan valioso como esto, ¡¿que pasa si lo rompo?! ¿Se me pierde?
—No te preocupes mi Súcubo, solo son piedras brillantes nada más eso.—Besa la frente de Luther.—Si se rompen o se pierden solo mando atraer o crear más.
—Es genial nadar en dinero.—Vio con enojo a Dean.—No presumas frente a los pobres...
—¿Quién es pobre?—Lleva sus manos a la cintura de Luther.—Tú eres muy rico.—Luther le dió un manotazo, sabía que Dean dijo ese "rico" con doble sentido.—Lo mío es tuyo, puedes disponer de mi fortuna cuando quieras.
—¿Qué?
—Sí, hace un tiempo que te di la combinación de mi caja fuerte y cuentas bancarias.
—¡¿Qué?!—No se podía recuperar por las sorpresas tras sorpresas.—¿Cuando? ¿Dónde sucedido exactamente?
—La estrella de mar que cuelga del colgante que te dí.—Añade—Se puede abrir.—Informó.—Dentro hay dos claves...
—¡En serio eres un loco!—Saca su celular.—¡¿Cómo puedes darme algo tan importante como eso?!—Y sí, era tal como dijo Dean. Esa estrella se podía abrir, ahí estaban talladas dos combinaciones.—¡¿Qué hubiera pasado si lo hubiese perdido?!—Era multimillonario sin saberlo.
—Esas preocupaciones están de más mi adorable alfa.—Abraza cariñosamente a Luther.
Ya les había enseñado la foto de Luther a los encargados, que nadie aparté de él podría retirar dinero, que si llegaba alguien más que no fuera mi Súcubo. Tenían que agarrar a esa persona y enviarlo directamente a mí.
—¿En serio me estás dando algo así?—Sin si quiera ser nada me regaló algo como esto, ¿cuan seguro estaba en ese entonces que seríamos pareja?
Esto están abrumador pero de una manera agradable, es un sentimiento inexplicable. Este hombre no para de sorprenderme, dijo tenerme una sorpresa pero me ha dado más de una.
—¿Qué harás si te dejó en bancarrota?—Abraza fuertemente a Dean.
Que no escuché eso Fausto o se le bajará la presión, su jefe no puede quedarse sin dinero porque entonces, ¿quién lo hará feliz con los ceros en su cheque?
—Solo trabajaré mas duro.—Besa los labios de su joven alfa.—Soy bueno haciendo dinero así que gasta cuanto quieras gastar, sin preocupaciones y sin pedirme permiso.—En el bolsillo de la camisa del contrario, metio una tarjeta negra.—No tiene límite, usarla. Estaré muy feliz de que compres muchas cosas con ella.
—¿Crees que seré modesto?—Guardo la tarjeta.
Para alguien que ha trabajado sin descanso desde que tiene memoria, no rechazara tal muestra de generosidad. No cuando Luther trabajo de sol sombra que a penas lograba comer por falta de dinero, y porque tenía que llevar una cantidad de dinero a sus tíos. Solo que ahora ese dinero es únicamente suyo, no tendrá que darle un centavo a nadie.
—No, y eso me encanta de ti.—Sonríe, pero rápidamente dejo de sonreír al escuchar que los invitados ya estaban entrado.
—¿Crees que ellos griten?—Entrelaza su mano con la Dean.—¿Tal piense que están entrado a la casa del terror?
—Los mandaré a sacar arrastras por alterar el orden.—Expreso seriamente.
Sin embargo, eso no sucedió pero si los dejó sin habla, inmóviles en diferentes lugares mientras sostenían sus pechos, siendos bombardeos por diferente emociones. Cómo por ejemplo; para las personas que habían perdido a alguien muy especial, esas pinturas les volvía hacer recordar pero al mismo tiempo les trasmitía un sentimiento de seguir adelante, nunca rendirse por más doloroso que fuera el respirar.
En cambio para los Astier fue complemento diferente, en ese mismo instante sus ojos se inundaron de lágrimas, miles de cuchillos atravesaron sus corazones. Dándose cuenta de cuánta agonía, desesperación, retenía o sintió Luther al trazar el lienzo y retractar, plasmar tanto en una sola pintura.
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