capitulo 62

Tanto Diell como Elza la secretaria de Luther, se encuentran sacando y colgando la mayoría de pinturas que se encontraban almacenadas. Los dos quedaron estáticos al quitar el protector que las protegía de cubrirse de polvo o de otra cosa que podría llegar arruinarles.

Elza sabía que su jefe pintaba de forma abstracta pero las pinturas que había visto anteriormente y las cuales unas de ellas estaban colgadas, no le hacían sentir un sentimiento tan sofocante como las que estaban guardadas.

Su pecho se sintió aplastante al encontrarse con aquélla mirada llorando sangre, una expresión de agonía mientras se arrancaba las orejas. Eso sí fue un shock para Elza que si no la sostiene Diell, ella hubiese caído al suelo ya que perdió la fuerza en sus piernas. Como si fuera ella quien estuviera experimentado el dolor que sentía el rostro en esa pintura y el de la persona que lo pinto.

El anterior Luther si que era un experto en captar el dolor, principalmente su dolor. Su trabajo logrará que toda aquella persona que lo observen sienta lo que él sintió cuando plasmaba su impotencia y desesperación.

—En verdad que nuestro mi jefe es alguien con habilidades extraordinarias—Admira el trabajo de Luther.

—Sí.—Con cuerda.—Estoy muy asombrado la verdad.—No sé mucho de arte pero de algo estoy seguro, él está en un nivel completamente diferente al de Lander.

Estoy seguro que si mi joven maestro hubiera participado en esos concursos o competencias de la universidad, él tendría muchos premios ganados pero puedo adivinar porque no lo hizo, en parte fue por Lander y la otra es porque a mi joven maestro le interesaba mas lo que habita en el mar.

—Espero que él siga plasmado su arte, pero también deseo que plasme un poco de felicidad en sus futuras pinturas.—Penso en voz alta Elza.

Mis ojos se encuentran algo hinchados por las emociones desbordantes y trágicas que te trasmiten cada cuadro, no quería ponerles atención para no ponerme sensible pero solo bastaba darle una leve mirada y serias arrestada a ese lugar donde solo habita desesperación.

No tenía ni la mas mínima idea que mi jefe tuviera unos cuadros así de aterradores por como te llegan al alma, si sabía que tenía mucho de su trabajo en la bodega pero creía que serían como los pocos cuadros que yacía colgados anteriormente, esos que solo te transmiten sentimientos melancólicos nada de crudos como los que hemos sacado para el comprador que no tarda en llegar.

Esperemos que el Ceo Dean Bennet logré darse cuenta del potencial excepcional de mi jefe, que estás pinturas no lo vayan asustar aunque lo dudo, sí ese alguien esta muy familiarizado con el color rojo.

Seguramente él si se dio cuenta del talento de mi jefe y es por eso que estaba tan desesperado por cómpralos. Esperando que está vez mi jefe si acepte venderlos a Dean Bennet, que no se suste al ver y que tampoco me vaya a despedir cuando se enteré que desde un principio sabía el nombre del comprador.

—¿En serio van a comprar todos estos cuadro?—Preguntó Diell, preocupado.

No es que dude de la habilidad y genialidad de su joven maestro, lo que teme es que la persona que venga sea algún loco con pasatiempos extraños o que quiera dañar a Luther.

‹En este momento mi joven maestro se encuentra encerrado en su estudio, desde que entró no ha vuelto a salir. Quería ir a informarle que ya regresé y realice su pedido tal como me lo ordeno.›

Al principio Diell no quería ir a encaminar el lonche de comida para la familia Astier, no podía dejar solo a su joven maestro por temor que haya más de un loco siguiéndole o que quiera raptarlo al igual que esa psiquiatra que, hasta el momento sigue sufriendo mucho, Dean la trata muy “amablemente” cuando algo le molesta.

De igual manera Diell fue a cumplir órdenes no sin antes verificar en interior y los alrededores de la galería, darles órdenes específicas a los de seguridad, empleados. Solo así logró ir a dejar ese lonche con comida y volver lo mas rápido posible.

—Son bastantes, de excelente calidad con detalles y sentimientos tan vividos que seria una verdadera lástima que el precio por las pinturas se ha muy poco.

‹¿Acaso tengo que reforzar la seguridad y verificar la información de la persona que vendrá? Todo esto provoca que me ponga muy alerta, son más de cincuenta pinturas las que estarán en exhibición. ¿Esa persona no puede ser un acosador loco de mi joven maestro, verdad?

Es mejor prevenir que lamentar por lo que a no mas ver llegar a esa persona, les estaré enviando un mensaje a la familia Astier y al Presidente Dean. Ellos investigarán los antecedentes de ese sujeto y diran sin es peligro o no.›

La familia Astier rápidamente dirían que si es un enorme peligro si esa persona era nada menos que Dean Bennet, solo que Diell no sabía que el comprador es el mismísimo novio de Luther.

—No podría decirle si los compraran todos.—Comenta Elza.—Solo me pidieron que expusiera todo aquello que haya tocado el lienzo de mi jefe.—Eso me hizo pensar que si una gota de pintura cayó al piso, ¿ese pedazo de cerámica también querría comprarlo?

No me sorprendería si todo esto que veo pasa a manos de Dean Bennet, ese hombre tiene dinero a montó como si los cosechará al igual que se cosechan las frutas.

—Solo sé que la persona que vendrá tiene una cantidad inmensurable de dinero.—Informo.—¿Le preocupa algo?—Vio lo minucioso que se está comportando Diell con la seguridad. Dando órdenes estrictas a los de la entrada y recepción para que le pasen informe de cuando llegue esa persona misteriosa.

—Solo estoy siendo precavido con respecto a la seguridad de mi joven maestro, no puedo permitirme nigún descuido.—No cuando le han estado pasando cosas extrañas y peligrosas.

—Comprendo y sí, no hay nada de malo en ser precavido mas cuando nuestro jefe es así de hermoso, cualquier loco podría obsesionar con él, o querer hacerle daño por envidia.—Expreso.—También pueden pensar que raptarlo les dará alguna clase de beneficio, como dinero por ejemplo.—Aunque la mayoría de personas no conocen al tercer hijo de los Astier, al no exponerse al público su información es muy poca.

—Le recomiendo no admirar ni expresar en voz alta lo que piensa de la belleza de nuestro joven jefe.—Aconseja.—A cierta persona no le gustará si lo escucha, como ya comentó hace un instante, hay alguien muy loco y muy posesivo allá fuera perdidamente idiotizado por mi joven maestro.

‹Y cierta persona también me las pagará por ver tomado mi celular en ese instante e ingeniárselas para hacerme creer que tal vez lo había dejado caer en algún lado. Creyó que sería lo suficientemente habilidoso para no darme cuenta de lo que hizo con mi celular.› Su mirada paso de calmada a una despiadada.

Diell descubrió el “accidente” que había fingido Vladi, solo para caer encima de Diell en interior trasero del auto cuando el el mencionado estaba tratando de tomar las bolsas con los comprados del supermercado.

—Me las pagará.—Susurró.

No obstante, Diell no podía negar que Vladi logró hacerlo bajar la guardia y no era para menos si también estuvo en la marina, tenía tantas habilidades como las que tenía Diell.

—¿Dijo algo?

—No, nada.—Respondió.

—bien, hablemos en otro momento ya tengo que seguir observando que todo esté en perfecta armonía.—Elza quería que todo perfecto.—Si me disculpa.—Se retira.

—Yo también tengo que ir al área de cámaras de seguridad.

Mientras cada uno de ellos realiza diferentes actividades; ya sea para mantener la seguridad o que la compra sea un éxito, Luther se encontraba para nada nervioso dando el último retoque al cuadro que acaba de dar por terminado sin poder creerlo del todo.

—¡Me quedé absorto con la llegada de la inspiración que me desconecte de mi alrededor!—Se exalta al ver la hora en su celular tras desbloquearlo, quedando a la vista un fondo de pantalla bastante caliente.

La foto era de nada menos que un Dean llevando una muy ajustada bata abierta del area del pecho, y al estar sentado con las piernas cruzadas la abertura se abría bastante por lo que sus largas piernas derrochan una espléndida sensualidad.

Con su cabello azabache aun húmedo cayendo en ondas sobre su frente y algunos mechones por poco se unían con sus pestañas, pero esos anteojos no lo permitían haciendo que su mirada sea muy misteriosa y verdaderamente seductora tras esos aros.

Esa foto fue tomada cuando Dean estaba posando para la cámara y seduciendo descaradamente a un Luther eufórico, con una mirada pervertida y respirando fuertemente como un toro. Ya la de bloqueó si es más dulce por decirlo asi.

Solo es una foto de sus manos entrelazadas sobre la “personalidad” de Dean. En esa foto no hay ropa nada de obscenidad ni exponiendo piel porque en dado momento, ya sea la familia de Luther o alguien mas podría tomar su celular, y él no iba a permitir que vean lo adorable o coqueto que puede llegar hacer el gran Dean Bennet.

—Ya es hora de que aparezca el comprador de las pinturas.—Suspira.—Luther, solo quiero decirte que por fin alguien valorará tu increíble trabajo.—Le habla a la nada.—Tal vez no querías ser reconocido ni mucho menos opacar a tu mejor amigo, lo siento ya que estoy haciendo todo lo contrario. Sin embargo, no puedo permitir que tu trabajo y todo lo que querías decirle al mundo se quede en la oscuridad.—Dejo salir otro suspiro.

‹Despues de terminar con la venta iré directamente a la casa, con mi familia. Nos sentaremos todos juntos en la sala, terminar esa conversación que tenemos pendiente. Entender del porque al Luther anterior le gritaban a cada rato sobre el nulo parentesco entre él y su familia.

Tengo mis sospechas pero sé que soy familia de los Astier, lo soy. Yo siento esa profunda conexión con ellos y aunque no lo fueran la sangre no es lo único que te vuelve familia de alguien.›

Sus pensamientos se dispersa al llevar su mirada a lo que tiene enfrente. Ver ese retrato en especial eso ojos grisáceo parecía darle vitalidad al joven de deslumbrante mirada celeste, sonriendo tontamente mientras las yemas de sus dedos acaricia el rostro bien retratado en esa pintura.

Cuando Luther se encuentra con esa mirada grisáceo retractada tan vividamente, tenía el presentimiento que en cualquier momento esos rojos y carnosos labios se abrirán lentamente para decirle "mi Súcubo" lo que lo ponía especialmente feliz, orgulloso de su trabajo.

—Me quedó bien pero no se puede comparar a mi Doberman desvergonzado, y ni el mejor pintor tampoco podría captar toda la belleza de mi alfa.—Sigue observando el retrato.—Sin embargo estoy satisfecho con mi trabajo.

Él sigue  incrédulo y rebosando de felicidad al ver que logró una pintura mucho mas magnífica de lo que hubiese imaginado, en nigún momento tuvo altas espectativas. Luther solo quería pintar el rostro y mitad del cuerpo de Dean. Principalmente su gran "personalidad" eso estaba tan impregnado en su mente y tacto que recreó ese pecho perfectamente como los que posee Dean, ni mas ni menos.

—Espero que le guste a mi Doberman desvergonzado.—Escribe elegantemente su firma pero también agregó algo más.—Este será uno de mis regalos para su cumpleaños, ya quiero que llegue ese día para poder complacerlo en todo lo que pida. Ese día lo mimare mucho, mucho.—Sonríe.

‹No por nada estaré ejercitando mi cuerpo y comiendo muy bien para resistir mucho mas de lo que ya lo hago. Ese día, cuando unamos nuestros cuerpos no quiero terminar e inconciente luego de ser embestido y llegado al climax un par de veces.›

Por lo tanto en esa ocasión especial Luther no quiere quedar inconciente luego de dos veces, no. Él quiere hacerlo con Dean unas diez veces y quedar consiente sin derrumbarse acusa del cansancio. Ambos son dos bestias insaciables que si fuera por ellos estarían siendo uno la mayor parte del día de todos los dias.

—Joven maestro.—Toco la puerta entres veces.—¿Sigue ocupando?

—No.—Alzo la voz para ser escuchado, cubriendo cuidadosamente su primera pintura pintada por él.—¿Ya llegó el comprador?—Camina hacia la puerta.—Si ya está en la sala de exposición atenderlo mientras me quitó está ropa.

—Mi Súcubo.—"Adorable" pensó al mismo tiempo que dejó a la vista una sonrisa que únicamente era así para Luther, porque los demás se tensaron al ver esa risa que a sus ojos era un tanto malvada.

—...¡¿Dean?!—Sus ojos brillaron al encontrarse con esa mirada tan brillante como la suya.

—¿Estabas pitando o jugando?

Dean quedó embobado al ver la aparecía tierna de Luther, como un pequeño que estuvo jugando con pintura y termino con las mejillas un tanto manchadas.

—¿Que haces aquí?—Corrió hacia esos brazos extendidos.

Los presentes retienen un jadeo al ver que a Dean no le importó ensuciar su traje de tres piezas, altamente costoso. Y esa pintura en la ropa de Luther que acaba de manchar la Dean, no podrá salir con nada.

—¿No tenías un asunto urgente que hablar con mi hermano mayor?—Frota su cara en la "personalidad" de Dean. Para los presentes es como si se estuviera limpiando pero estaba lejos de ser así.

Lo extrañe tanto y eso que nos vimos hace ratos pero, se siente como si no nos hubiéramos visto en días y poder abrazarnos de está manera me hace sentir tan bien. Ambos nos sentimos completos, su olor y sus brazos abrazándome de está manera dice mas que mil palabras.

—Ya terminamos de hablar sobre ello desde hace un rato.

‹Si como no, “hablar” hicieron de todo menos hablar como era debido.› Pensó un Fausto mirándo con extrañes a Diell, este tenía una mirada de estar juzgando duramente mientras veía a Vladi.

—No te preocupes no es nada grave.—Sostiene en sus manos el rostro de Luther.—Hablaremos de eso cuando estemos a solas.

—Bien.—Frota su rostro tiernamente en las palmas de las manos del contrario.—¿No te miró feo?—Su mirada se volvió sería.

Fausto instintivamente volteo a ver a su jefe, adelantándose a lo que está por venir porque de Dean, se podía esperar cualquier cosa.

—La verdad.—Sus ojos muestran tristeza lo que provoca preocupación en Luther.

—Dime.—Acaricia los ojos de su alfa con expresión de perrito abandonado.

—Una de las razones por las que fuí llamado fue por nuestra relación.

—¿Que te dijo?—Ese celeste se tiño oscuro.

Los presentes tragan grueso al ver el cambio de actitud en Luther, de dulce paso a exudar una presión fría, dominante que te hacía tensar los huesos y eso que no había soltado sus feromonas.

—Es de esperarse que no le caiga bien si para él y toda tu familia soy lo más vil que puede existir.—Baja su abatida mirada.

—¿Quién es vil?—Abraza la cintura de Dean.—Eres el ser mas adorable del mundo, un doberman desvergonzado pero sumamente adorable...

—Joven maestro Astier, ¿si gusta puedo prestarle mis anteojos?—Siguiere.—Porque yo no puedo ver lo adorable en mi...

Termina de hablar y verás lo que pasa como por ejemplo, recortar tres ceros—Reta a su asistente el seguir hablando.

—¡Por supuesto que mi jefe es el hombre más “adorable”!

—Es repugnante si eso sale de tu boca y solo provoca unas ganas de romperte los dientes.—Declaro Dean, lo que llevó a su asistente el hacer una seña de cierre en sus labios.—Hablemos después de la conversación que tuve con el cuñado, ¿si?—Levanta en sus brazos a Luther, fulminando a los demás para que se larguen y no les dijeron dos veces.

—Bien.—Besa los labios de Dean.—Espera...¡¿Cómo es que llegaste aquí?!—Solo hasta ahora se percató que en nigún momento le dijo a Dean sobre la dirección de la galería.

—¿Tengo que responder?

—Sí, ¿verdad? Es una pregunta tonta cuando eres tan desvergonzado y acosador desde antes que tuviéramos una relación.—Ambos solo sonríen.—Hablaremos detenidamente luego ahora tengo que irme a reunir con un comprador que está interesado en las pinturas.

—¿Es así?—Besa el cuello del contrario escondiendo así, su sonrisa traviesa.

—Sí, la primera vez lo rechacé porque eso fue sorpresivo para mí el que a alguien le interesa mis pinturas de la nada, y también porque estaba indeciso de...espera.—Sostiene en sus manos el rostro de Dean.

Si analizo bien las cosas esa repentina compra surgió luego de conocer a Dean, justamente él también en ese entonces andaba en busca de comprar arte... todo tiene sentido, ya decía yo que esa insistencia en querer comprar mis pinturas no era algo normal.

—¡¿No me digas que esa persona desde un principio eras tú?

—Me declaró culpable.— Sonríe pícaro.—¿Esposarme si gustas?—Sugiere coquetamente.

—Ya ni debería de sorprenderme.—Enreda sus piernas en la cintura de Dean.—Pero ni creas que te las venderé a bajo precio solo por ser tú.

——No pediría algo como eso mi Súcubo, tu arte tiene que ser comprando a un precio elevado.—Embiste a Luther.

—¡Nmgh~!—Aun con la ropa puesta sus embestida se sienten bien.

—Tengo pensando en pagar de dos maneras, con dinero esa esa la segunda manera de pagar, la primera es con mi cuerpo, ¿que dices mi Súcubo?

—Eres un Doberman desvergonzado que aprovecha cualquier oportunidad para estar encima mío.—Se aferra y muerde el cuello de Dean—Pero me encanta la idea, quiero sentirte en mi interior.—Jadeo cerca del oído de su alfa.—Hazme el amor arriba del escritorio de mi estudio.—Susurra lascivo.

—Yo feliz de cumplir sus órdenes, mi hermoso y sensual Súcubo.—Besa apasionamiente los labios de Luther.

En menos de un segundo Dean abrió y cerro la puerta sin olvidarse de ponerle seguro, aunque nadie con sus cinco sentidos se atrevería a ir a tocar la puerta sabiendo que eso significaría morir.

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