capitulo 56

Todo se encontraba en silencio y ni porque Fausto movía sus dedos con rapidez en la computadora, no creaba ningún sonido al impactar sus dedos contras las teclas, que habilidad la que tiene o de tanto trabajo desarrollo tal agilidad. Él es el que tiene hacer la mayor parte del trabajo cuando su jefe se ausenta.

—¿Uh?—Sus dedos dejaron de moverse y su mirada dejo de estar en la computadora.—¿Qué es ese olor?—Se preguntan los tres.

Mueven su naríz como perritos al olor algo sabroso, mirándose entré ellos para después sentirse un poco a penados por reaccionar de tal manera sin embargo, no se iban a quedar con las dudas y tenían que averiguar de donde proviene ese olor antes de que Dean, baje a la sala y los vea haciendo nada.

—Creo que ese aroma viene de la cocina.—Comento Diell.

‹Esto es algo de lo que no sabía, ¿desde cuándo mi joven maestro puede cocinar? Estoy consciente que es alguien que aprendé rápido si se lo propone, pero en nigún momento lo he visto cocinando o algo por el estilo.

Cuando dijo que iba cocinar tuve miedo que encendiera la cocina del presidente Bennet, tanto Vladi como yo nos ofrecimos ayudarle pero el dijo; "sin ofender pero si están aquí conmigo solo me complicaran el paso." Fueron sus palabras.›

Sin percatarse de ello las tres únicas personas en la sala, se dirigieron a la cocina como pequeñas ratitas hipnotizadas por sonido de una flauta solo que en está ocasión; era por el delicioso olor proveniente de la cocina, olía tan bien que sus estomagos silenciosos empezaron a rugir queriendo un poco de lo que que se estaba cocinando en la estufa.

Al llegar ahí los tres se quedaron inmóvil y asombrados por la agilidad en las manos de Luther, tragando grueso ante el movimiento de ese cuchillo al instante en que retira las espinas del salmón, fue tan rápido que los ojos de los dos guardaespaldas a penas y lograron verlo.

‹¡No era mentira cuando dijo que solo le íbamos a obstaculizar sus movimientos!› Exclamaron pero no verbalizaron ambos guardaespaldas, absortos. El joven alfa se movía de aquí allá realizando diferentes cosas con una rapidez increíble.

Y es que cuando Luther empieza a realizar algo, él se queda inmenso solamente en ese mundo sin prestarle atención a su alrededor, ni siquiera se había percatado de la llegada de esos tres.

Toda su atención está únicamente en lo que está haciendo justo ahora, cortando la cebolla como si fuera todo un chefs profesional, y ni siquiera lo está haciendo llorar como lo hace la cebolla con la mayoría de las personas. Eso sí, se apuesto una mascarilla porque en realidad a Luther no le agrada el olor y mucho menos comerla pero, era necesaria para la ensalada de pescado.

—Espero y esto sea del agrado de Dean.—Ve la cebolla con desagradó.

‹Fue bueno que Diell y Vladi hayan ido al supermercado porque sino, no tendría que cocinar ya que la nevera estába completamente vacía, ni siquiera una botella de agua había. ¿Qué come Dean cuando viene aquí? ¿aire?

Al principio estába sorprendió por este lugar porque no es la misma cocina de la última vez, es mucho más grande que aquella donde solo le dejé a Dean, preparados unos sandwiches. Era lo único que podía realizar porque también estaba algo pobre de comida.

Y está estaba completamente vacía, mi Doberman desvergonzado tiene tanto dinero pero no llena de comida la nevera, es un milagro que tenga utensilios y vaya que son tan hermosos.... ¿Cuantas casas, departamentos, penthouse tiene?

Si no estoy equivocado creo que esta es su tercera recidencial privada. Donde nos entregamos por primera vez el interior de la habitación era muy diferente a la de esta, y en la que estuve cuando desperté después también era diferente...mi hombre si lo quisiera construiría una cama de dinero al parecer.› Luther sonrió tontamente y eso fue visto por los tres que aun sigue sin notar su presencia.

Tampoco tenía intención de hablarle porque temían asustarlo y que eso provoque algún accidente, sabían que si Luther llegase a perder una hebra de cabello, Dean lanzaría sus cuerpos a la gran pecera para que los dos pequeños tiburones, “jueguen” con sus cuerpos como si fueran alguna pelota anti-estres.

‹Ahora que tengo un momento para pensar con tranquilidad, ¿qué eran esos recuerdos donde Charles reconfortaba al Luther original? Ese Charles no se veía que fuera alguien insoportable como el de ahora, fue breve pero en su mirada solo podías ver sinceridad y una profunda preocupación por Luther.

Luther original también parecía que quería llevarse bien con Charles, pero entonces aparecía esa voz y Luther tenía que fingir un profundo odio por ese adolescente que tenía buenas intenciones hacía él.

¿Qué estába pasando con ellos dos? ¿Por qué Charles se preocupaba por su rival? ¿Qué cambio después de graduarse del colegio?...¿Por qué demonios esos chicos molestaban a Luther por su apariencia y cero parecido a la familia Astier? Alguien debió de esparcir esos rumores, no hay humo sin fuego. Alguien debió encender una pequeña fogata que terminó por convertirse en un feroz incendio.›

Luther soltó un suspiro antes de apagar la estufa, la comida ya estaba lista era momento de servirla en la mesa y degustar de ella mientras tres personas yacía limpiando su saliva que amenaza con gotear de su boca.

—Vladi...

—¿Qué están haciendo?—Esa voz interrumpió a Luther al querer llamar a Vladi.

—¡Aaahg!

Él que terminó gritando mas fuerte fue Fausto mientras sostenía su corazón, inhalando y exhalando para tranquilizar los agitados palpitos de su asustado corazón.

Luther también por poco y pega un salto al escuchar tanto escalando, estaba por decirles algo pero guardo silencio cuando vió un rostro nunca visto. Preguntándose; "¿quién es ese joven con aspecto demacrado?"

—¡Joven maestro Anderson!—¿Cuando regreso? No dijo nada de regresar hoy, ¿ya terminó su trabajo?—No haga algo como eso.—Sugiere.—Llegar de sorpresa y hablar de la nada puede crear un accidente.

—Sigues siendo el mismo asustadizo de siempre.—Comentó.—Trabajas para alguien como Dean, ya deberías de estar acostumbrado a ver y escuchar cosas peores.—Su voz se escuchaba tan vacía, sin emoción alguna.

Su semblante era igual o peor de vacío que su voz, no había vida en esos ojos dorados y esas grandes ojeras bajos sus ojos eran preocupantes de ver. Como sin en cualquier momento podría caer inconciente por la falta de sueño. Pese a eso su atractivo no podía ser opacado por unas ojeras, él guíe viéndose misterio pero atractivo.

—¿Por qué llama de manera casual a su jefe?—Cuestiono, al mismo tiempo que ensartó el cuchillo en la tabla de cortar carne.

El celeste se encontró con el color dorado, mirándose fijamente, una leve tensión se creó entre ellos dos. Analizandosé uno al otro. Fausto y Vladi al ver tal situación quisieron explicar las cosas, no podían permitir que Luther malentienda la relación de Dean con Ian que es solo de amistad y trabajo. Sin embargo Ian hablo antes que ellos.

—Dean no es mi jefe.—Aclara.—Somos socios y por desgracia amigos.—Explicó.

¿Cómo es posible que un joven como él este con alguien como Dean? Será que Dean lo tiene amenazado de alguna manera y todo lo que me contó, alardea solo es parte de su esquizofrenia queriendo creer que este chico también gusta de él.

—Ah, debes de ser ese médico del que me comentó—Dejo de estar a la defensiva.—Un gusto conocerlo al fin, ¿no sabía que era actor?—Sonríe dulcemente cuando anteriormente estaba viendo a Ian como si lo quisiera eliminar.—Soy Luther Astier.—Se quita el guante para poder estrechar su mano con la Ian.

—No soy actor.—Respondió sin entender.

—¿Entonces no anda maquillado?—Apunta sus ojos.—Creí que ataría actuando como un zombie en alguna película.—¡En serio se ve así de mal y no es maquillaje!

¿En qué trabaja tanto para que se vea así de mal? Mi familia trabajan demasiado pero no al punto de verse así, ni Fausto que explotado por Dean, tampoco se ve así.

—¿No le dijo Dean que soy médico?—Ya decía yo que no diría nada bueno.

—Solo dijo que era un melancólico pero buen amigo.—Crei que lo de melancólico era solo por molestar.

—Ya veo.—Es Dean que esperaba, pero por lo menos no dijo cosas de mi vida privada.—Como sea, es un gustó también conocerle al fin.—Ya estaba casando de escuchar a Dean alardear tanto de ello.

Cada vez que le llamaba para informarle como iba el trabajo, él se ponía hablar de su relación con este joven. Su voz de colegiala enamorada me provocaba jaquecas y era espeluznante también de escuchar.

—Soy Ian Anderson.—Estiro su mano en dirección a Luther, con la intención de estrechar sus manos pero la mano que terminó sosteniéndo fue otra y no la del joven.

—¿Cuando llegaste?—Esa mano era nada menos que la de un Dean con la mirada oscura, abrazando territorialmente a Luther.

—Llegue hace unos minutos.—Tras soltar la mano de Dean y sentir repudio, Ian se limpio con desinfectante y era lo mismo para Dean. A ninguno de los dos les gustó eso.

‹¿En serio son amigos?› Se cuestiona Luther. ‹En este momento solo veo a dos personas que se ven con desagradó, limpiado sus manos como si hubieran tocado caca de pollo.›

—No era necesario que estreches tu mano con ese tipo.—Comento, mordiendo con sus labios la mejilla izquierda de Luther.—Te pasará su melancolía.—Masajea la cintura de Luther.—¿Por qué estás de pie? ¿No estás incómodo?

Ian estuvo a punto de dejar caer su boca al ver al gran Dean Bennet, mordiendo cariñosamente la mejilla de Luther. Ian se frotó sus ojos queriendo quitarse alguna lagaña que le este haciendo mirando mal.

—¿Desde cuándo la tristeza se pasa? Y estoy bien solo estába cocinando.

—¡¿Cocinando?!—Sus ojos brillaron con entusiasmo.—Degustare de tus habilidades culinarias.—La curvatura de sus labios se levanto un poco.

Dean estaba pensando en alardear con la familia Astier, de que es el primero en comer comida preparada por las mágicas manos de Luther. El solo imaginarse sus caras es un deleite para Dean, era como decirles que es el número de Luther.

—Sí, he cocinado especialmente para ti. No soy tan bueno como tus chefs pero...

—Eres mucho mejor que esos tipos que solo cocinan comidas insípidas.

‹Si ellos lo escuchan llorarían.› Pensó Fausto, sintiendo mucha lastima por todo los cocineros, ellos no tenían la culpa que las papilas gustativas de Dean sean tan exigentes.

—No hables de esa manera.—Aleja la cara de Dean de la suya.—Me estás babeando el rostro, si tienes hambre ve a sentarte voy a servir la comida...y no.—Mira ferozmente a Dean.—No quiero comer nada que no sea comida.

—¿Yo que dije?—Sonríe ampliamente.

—Que no pensantes mejor dicho.

Solo basto esa sonrisa para que el resto se diera la medía vuelta, no podían seguir viendo eso como si Dean en cualquier momento lanzaría alguna maldicion sobre ellos, eso es lo que veían en la sonrisa “dulce” de Dean.

—¿Qué les pasa?—Mira los presentes.

—Tal vez están estreñidos.—Besa la frente de Luther.—No les hagas caso.—Mueve su nariz.—¿Qué es ese olor?

Con solo olerlo mi estómago se pone muy inquieto queriendo probar ese manjar, ¿fue mi Súcubo el que cocino? Tendré la dicha de probar sus habilidades culinarias una vez más.

—Ve asentar voy a servir la comida en la mesa.

—De acuerdo.—Antes ir a tomar asiento volvió a besar a Luther.—¿Qué estarán esperando para irse?

Dean no tenía pensado compartir la comida de su Súcubo con nadie más, es por eso que les está dando un mirada de; "que esperan para largarse, no voy a compartir nada con ustedes."

—Cocine para todos.—Les hace saber.—No le hagan caso a Dean y tomen asiento.

—Ya que insiste.—No iban a perder la oportunidad de probar esa comida así tenga que enfrentarse a la irá de Dean.

—¿Ya se va?

—Gracias por la invitación pero tengo cosas que hacer, espero y no piense mal.—No quiero mostrar mi envidia al mirar a Dean tan feliz con su pareja mientras yo...yo solo puedo ver a mi amado en mis sueños.

Pero ni siquiera puedo dormir porque en vez de tener buenos sueños, son pesadillas que me recuerdan que no lo puede salvar. Verlo morir en mis brazos una y otra vez es doloroso.

—No lo haré.

Luther se vió reflejado en Ian, recordado aquel tiempo cuando despertó y sus padres ya no estaban. Lo único que quería es seguir durmiendo porque solo ahí podía ver a sus padres.

—No te preocupes por él.—Dean sostiene la mano de Luther.—Él es así, silencio y sin ganas de vivir.—Expreso

—Y todavía dices que no hay que preocuparse.—Entrecierra sus ojos mientras lo mira.—Solo come.—Le metió en la boca un pedazo de brócoli.

Es mejor no indagar en la vida de otra persona que ni siquiera es cercana a mí, ya tengo suficiente con mis problemas como para querer ayudarle a otra persona.

—Esto está delicioso.—Comenta Fausto.

Ahora entiendo porque mi jefe no quiso que probará esos sándwich la última vez, y es que la textura del salmón es tan suave pero a la vez crujiente con los condimentos bien equilibrado.

—No hablen mientras comen y si lo hacen váyanse a otro lado.

‹Por su culpa tendré menos comida la cual disfrutar, todo debió ser solo mío. Si hubiera sabido que mi súcubo sería quién cocinará entonces, hubiese mando a todos hacer cualquier cosa para que no estuvieran presente.›

Luther solo sonrió ligeramente al ver a Dean, era como si supiera lo que está pensando. Solo el joven alfa podía descifrar las expresiones de Dean por mas serio que se encuentre.

Nadie mas hablo y solo se dignaron a saborear la comida, Luther solo negaba con la cabeza al ver como todos parecían unos muertos de hambre pelando por la última porción. No les importó luchar con Dean por le último pedazo de carne, en ese comedor se había creado una guerrera.

—A ustedes les toca lavar los platos.—Comenta Luther.—Diell, encárgate de empacar lo suficientemente para cuatro personas.—Pensaba llevarles un poco a su familia.

—Bien, como ordene.—Hace una reverencia antes de ir a la cocina.

—No me mires.—Sube a la espalda de Dean.—Hice bastante para que cuando tengas hambre solo lo calientes en el microondas.

—Todo debería de ser mío.—Pasa Luther hacia adelante, el ya mencionado enreda sus piernas en la cintura de Dean.

—Deja de ser celoso.—Frota su nariz sobre la de Dean.—Vamos a conocer a esos dos seres importante para ti.—Masajea la "personalidad" del contrario.

—Bien.—Besa los labios de Luther.

‹De igual manera fuí el primero en probar la comida de mi Súcubo, en dos ocasiones ya. Compartir un poco de mis sobras con mis subordinados y los Astier no está mal ni debería de ponerme celoso.› Sonrió perverso al recordar que les envío foto de lo que comería, también les hizo saber que era lo más sabroso que había comido, y sí. Dean ya había entrado al grupo donde se habla solo de Luther.

—¡Que lugar mas enorme!—Nunca hubiese imaginado que existe un lugar así, parece un gran salón pero al mismo tiempo no.

Al principio me sorprendió que el ascensor siguiera bajando cuando ya habíamos llegado al primer piso, pero luego me di cuenta que había un piso cero, piso que se encuentra bajo tierra.

—Estos dos seres son los quería presentarte.—Señal hacia al frente.—Son mis pequeños bebés, ahora nuestros bebés.

—¡D-Dean...esos son!—Bajo de los brazos de Dean, salió corriendo con una enorme sonrisa incrédula.—¡Tiburones bebé!—Puso sus manos en la pecera mientras que su brillante mirada se encontraba con la de los tiburones.

Ellos mostraron sus dientes queriendo ver la cara de miedo en Luther, pero ellos fueron los sorprendidos a ver la tierna expresión en Luther, era como un pequeño niño viendo dos seres extraordinarios que también le estaban sonriendo.

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