capitulo 33

Sus largas y tupidas pestañas dieron inicio a un baile inquieto, causado por la luz del sol entrando por la ventanilla, rayos que bañaron con su resplandor ese hermoso rostro apoyado en el asiento trasero del auto.

Quería seguir durmiendo pero eso ya no podría ser posible, el movimiento del auto también lo estaba incomodando.

‹¿Por qué siento un clima tan caliente como el del verano? Ni hemos llegado a la primavera para que este tan caliente. ¿Que está pasando exactamente...?› Sus ojos azul celeste dejaron de estar adormilados al mirar su alrededor, quedándose en shock.

No tardó mucho para que su mirada se inundará de agua cristalina y su cuerpo se volvía frío, su piel mas pálida de lo que ya es. Él no podía creer lo que tenía frente a sus ojos, no podía, porqué si aceptaba que era verdadero se estaría engañando horriblemente.

—¿Despertaste, tesoro?—Se giro para poder ver mejor a su pequeño hijo.

Ese niño sentando en el asiento de atrás parecía tener unos 8 años, muy hermoso y adorable como un lobito recién nacido.

Su boca se abría y se cerraba sin poder decir absolutamente nada, las palabras no querían salir tras ver esa hermosa mujer de cabellera ondulada cobriza, despampanante belleza y unos hermosos ojos dorados.

—¡¿Ma...má?!—Su voz por fin salió, pero se quebró en el proceso al igual que en un desesperado llanto.—¡¡¿En serio...estás aquí?!!—Preguntó esperanzado.

‹Mi mamá y papá están aquí, vivos...se ven tan guapos, jovenes cómo la última vez. No han envejeciendo y en cambio yo, yo ya tengo...¡¿Manos de niño› Luther se desconcertó al ver su reflejo en la ventanilla, tenía el aspecto de un niño.

Eso confundió un poco mas a Luther, tenía tanto en mente pero lo mas importante para él; era lo que tenía enfrente. Esas dos pequeños que tanto había extrañado como querer ver.

—Pequeño Lut, ¡¿por qué lloras?!—Se preocupó al verlo en ese estado.—No llores, si lloras mamá también lo hará.—Extiende su mano para poder limpiar las mejillas de Luther.—Solo mira, tus hermosos ojos se están e hinchado.

—¡Mamá!

Solo bastó eso para que Luther llorará todavía mas, al sentir la calidez de las manos de ella. Él había extrañado tanto la voz y el tacto cariñoso de su madre.

—Sí, mi pequeño.

—¡Mamá!—La sigue llamando con miedo a que desaparezca sin dejar rastro como la última vez.

¡¿En serio es mi mamá?! Dígame qué sí lo es, tantos años suplicando para poder verla a ella y a papá pero nunca me dieron tal oportunidad. Entonces, ¿por qué lo hacen ahora?

—¡Papá!

—¿Tuvistes una pesadilla?—Preguntó un hombre atractivo de ojos azules celeste, idénticos a los del niño.

‹¿Una pesadilla? ¿Se puede considerar una pesadilla? En serio lo que he vivido estos últimos años ha sido solo una pesadilla, ¿cabe esa posibilidad? Esto se siente demasiado real para ser un sueño.›

Luther corre un gran riesgo el seguir interactuado con sus padres, entre mas se vaya adaptando a esta atmósfera, así es el peligro que corre de quedarse y no regresar.

—Dime qué viste para ir a darle un puñetazo?—Levanta su puño.—Nadie molesta a mi adorable hijo y mucho menos puedo tolerar que lo hagan llorar.—Expusó con frialdad.—¿Oh no quiere ir al campamento?—Hizo contacto visual con su hijo, atraves del retrovisor delantero.

‹¿Campamento? Fuí alguna vez a un campamento, no recuerdo algo como eso y eso que siempre e mantenido guardados todos los recuerdos convividos con mis padres. Son mi tesoro...›

—¡Papá, da la vuelta!—Había recordado.—¡No vayamos, no quiero!—Vociferó, sus ojos muestran tanto terror.—¡Por favor, por favor...volvamos!—Suplicó.—No quiero ir.

Este es el día que ocurrió ese accidente que terminó por llevarse a mis padres, ¿Por qué? ¡¿Por qué demonios me traen nuevamente aquí?! Eso es demasiado cruel, ¿acaso mi subconsciente quiere volverme hacer ver algo como eso? Es mi manera de castigarme e inconcientemente.

—¿Por qué te pones así?—Él estacionó el auto.—Si duele algo o sientes alguna incomodidad, solo dilo.—Extiende sus manos, le pide que se pase para adelante, con ellos dos.

—¿Me creerán si se los digo?—Se esconde en los brazos de sus padres, en un cálido abrazo familiar.

Sus abrazos siguen sintiéndose tan agradables, se siente igual que en ese entonces cuando éramos los tres contra el mundo.

—Claro, nunca dudaremos de ti.—Aseguran al unísono.

—Eres nuestro mas grande regaló que llegó a nuestra vida cuando menos lo esperamos, pero si lo deseamos.—Ella beso la coronilla de Luther.—Te amamos, Lut. Te amamos desde el primer que supimos de tu existencia.

—Estoy dudando si esto es real y lo que he vivido años atrás, es solo una mentira o el futuro que tendré que vivir.—Levanta su rostro todo lloroso y adolorido.—Un futuro dónde ya no están, un futuro que tendré que afrontar tan duramente sin nadie que me dé las buenas noches, días...sin nadie que me pregunte cómo estoy.

Esos fueron días espinosos, cada día era pinchando con la dura realidad. Mis ojos y boca sangraban mientras gritaba sus nombres esperando que me respondieran y como todas las noches me dijeran "Buenas noches mi regalo mas preciado, descansa. Nos vemos mañana."

Sin embargo el día siguiente llegaba, pero había un pequeño pero muy doloroso detalle tan asfixiante. Mis amados padres no venían a despertarme, ya no tenía mi beso de buenos días de mamá o la vuelta giratoria en los brazos de papá. Todo eso se había terminado y no podía aceptarlo.

"Seré buen niño, ya no podre objeción para comerme los pimientos. Voy a costarme temprano...haré lo que quieran pero hablarme una vez más, por favor...por favor díganme algo, mamá, papá." Esas eran mis suplicas cada día durante diez años, pero nunca nadie me escucho y tampoco escuché a mamá y papá.

—Tesoro.—Sus padres besan su coronilla al mismo tiempo.

—Somos reales, no lo dudes.—Ella pellizca las mejillas de Luther.—¿Si no fuéramos reales podríamos hacer esto?

—Mamá...cosquillas no.—Sonríe mientras se mueve en los brazos de sus padres.—¡Papá...tú también!—Lo ve con reproche por no estar de su lado.—Ya...ya...no más...

Sea un sueño o no, no quiero irme de aquí. Quiero estar con mis amados padres, esto es lo que siempre he querido, ¿verdad? Volver a estar junto los tres como la gran familia que somos.

Sin embargo no se esperaba que esa voz endemoniada y tan preocupada, ansiosa, invadiera, lo acosara hasta en sus sueños.

—Mi Súcubo.

—¿Que fue eso?—Dejo de sonreír así sus padres le estuvieran haciendo cosquillas.

Alguien me está llamando de una manera extraña, están extraño pero puedo sentir su temblorosa mano sosteniendo la mía.

—¡¿Cómo es posible que aun no despierte?!—Preguntó con su voz tan fría como el invierno.

—¿Eh?—Mira a todos lados.

—¡Te pregunté si estaba bien y muy seguro de ti mismos dijistes que sí! Entonces, ¿por qué no despierta?

—¿Doberman desvergonzado?—Fue entonces que recordó a quien pertenecía esa voz, si hubiera estado mas tiempo inmenso en su reunión familiar, él habría olvidó todo lo que vivió anteriormente.

Esa voz [autor o Dios del mundo de la novela] al no tener autoridad para tomar el control de Luther, hizo tal movimiento como este. Si logra atraparlo en este mundo de su subconsciente, cabía la posibilidad de poder usarlo una vez mas como el villano que corresponde en la novela.

—Si querías morir solo tenías que haberlo pedido en ese momento...

—¿Luther?—Sus padres lo ven con extrañes.

Sus padres llamándole volvieron a cubrir la voz de Dean, quién se encuentra a segundos de mandar con su creador al pobre doctor. Sin embargo, Luther volvió a lograr escuchar unas nuevas voces.

—Hermanito, sí no despierta iré a vender tu preciosa motocicleta. Eren ya medió permiso, ¿verdad?

—Sí, también iremos a presentar tu renuncia a la reserva.

—Esos malditos, ¡como se atreven...!

—¿Qué te he dicho sobre maldecir, pequeño?—Cubre los oídos de Luther.—No escuches, solo poner toda tu atención en nosotros.—Pidió su padre.—Solo quédate con nosotros.

‹Tenia que serlo, tenía que ser un hermoso sueño. Era demasiado real para ser cierto, pero como duele maldición.› El nudo en la garganta dio inicio a la agonía de Luther, el dolor de tener que decir "adiós" una vez más.

—¿Por qué te volviste tan pálido?—Ella acaricia el rostro de su pequeño hijo.—¿Fueron muchas cosquillas?—Limpia las lágrimas de ese hermoso rostro.

—Esto no es real, tengo que aceptar que no volverán.—Murmuró con un nudo en su garganta.—Perdón por haber sobrevivido solo yo.—Miro con una sonrisa y lágrimas en sus ojos a sus padres.—En verdad lamento mucho no haber podido ir con ustedes...mamá, papá, perdonarme.

‹Ya no pudo seguir viviendo en el pasado, no puedo dejar de vivir mi vida como quiero por culpa o por miedo al presente, futuro, ya no puedo hacer eso. Amo a mis padres pero ellos ya no están.

Dejé de ser su hijo cuando morí, ahora tengo una nueva familia. Esa es mi nueva vida y por lo tanto tengo que aceptar que los señores Astier son mis padres y los gemelos mis hermanos mayores.

No digo que he dejado de querer a estos padres, que se encuentran abrazándome, no. Siempre los voy amar pero no por eso tengo que seguir rechazando a mi nueva familia, ellos me aman y espero que lo sigan haciendo cuando se lleguen a enterar que no soy el Luther que conocían.

Y así no lo llegan hacer no los voy a culpar, no podría. Sin embargo he decidido darme una oportunidad para querer a alguien mas, de confiar ciegamente.

En ese lugar se encuentra alguien que se quedará a mi lado pese a todo, dijo que así yo este loco él iba a enloquecer conmigo. Voy a creer en sus palabras. Y claro, debo de aclarar que no es porque tenga esa grandiosa "personalidad"› Una muy tierna y sincera sonrisa apareció en sus labios, húmedos por las lágrimas cayendo sin sesar.

—¿De que estás hablando?—Pregunta su padre.

—¿Quién está muerto?—Esta vez la que pregunta es su madre.

—Los amo mucho y siempre lo haré.—Tomare está oportunidad para despedirme adecuadamente de ellos, pedir disculpas.

—También te amamos.

—Lo sé, tenerlo por seguro que lo sé.—Sonríe—Fui afortunado de nacer y ser su hijo, gracias por salvarme ese día, aunque yo solo solía lamentarme y culparme. Pero hoy comprendí porque lo hicieron, me amaban tanto que vivir sin mi presencia sería igual a morir.

Justamente como me sentí yo, en ese entonces. Sí hubiesen sido los únicos en sobrevivir no hubieran podio vivir con esa culpa, y su relación se terminaría deteriorando por las culpas y los reclamos. Sí es que eso mismo no los llevará a cometer una locura, ellos dos pensaron que yo sería más fuerte, que si sobrevivía era como sobrevivir los tres.

Fue cruel pero fue su única manera de decir "te amo, sigue viviendo por ti, por nosotros." Era su forma de seguirme manteniendo con vida y así no cometería ninguna locura.

—Pero tengo que dejarlos ir.—Sostiene las manos de su padres.—No puedo quedarme aquí, con ustedes. ¿Lo pueden entender?—Aprieta sus labios.——Ahora tengo a alguien que me espera, a quien he decidido seguir conociendo pese a su desvergüenza. Una familia, dos hermanos mayores, un amigo que le gusta el mar y no que se esconden en el interior como exterior.

—¿Eres feliz?—Preguntan sus padres.—¿Serás feliz si vas con ellos? ¿No sería mejor quedarte aquí, con nosotros?

—No sé si soy feliz o si lo seré según pase el tiempo, pero hay alguien que me hace sentir alegré, voy a comenzar a partir de ahí. Poco a poco iré encontrado esa felicidad que me será permanente, no tengo porque ir de prisa, sé que él y mi familia irán a mi ritmo.

—Entonces ve.—Sonríen sus padres.

Con ello vino un sonido horrible que llegaba a erizar los vellos de los brazos, había alguien con irá al ver que su plan no iba como quería.

—Ve por ello, lucha por lo que creas que vale la pena.—Expresó su padre.—Estoy orgullo de ti, lo hiciste bien. Eres un gran hombre y muy guapo como yo—Sonrío entre lágrimas.

Luther notó que sus manos era grande ya no era un niño, ya era un adulto y su apariencia cambio por la de su segunda vida.

—Sin importa tu aparecía te sigues viendo hermoso.—Ella besa una última vez la frente de Luther.—Ama sin culpa a tu nueva familia, no estamos enojado por eso. Vive y no te rindas nunca.

—¡Vete Luther!—Exclamó su padre.—Despierta, hijo.

—Papá...

—Esa voz querrá atraparte, no la dejes hacerlo.—Ambos ponen sus manos sobre el pecho de su hijo.—Poder verte y saber que estás sigues con vida nos hizo feliz.—Sonrien con lágrimas en sus ojos, pero al mismo tiempo feliz.—No sedas ante nadie, se egoísta, arrogante, un maldito si es necesario. Pero no dejes de vivir.

—Solo vive para ti no para complacer ni caerle bien a nadie, convierte las desgracias en oportunidades para seguir creciendo...y nunca olvides...no olvides que te amamos, hijo—Empujaron a Luther antes de que esa voz se hiciera presente.

Luther había despertado con sus ojos celestes cristalizados, enfocado su mirada en los rostros de su familia. Ellos cuatro se veían muy demacrados.

—¡Hijo!

Los señores Astier son un mar de lágrimas al verlo despierto, besando una y otra vez las manos de su querido hijo.

—¡Hermanito!

Los gemelos soltaron un suspiro, aliviados de poder ver despierto a su pequeño hermano, a tiempo porque estaban a punto de enloquecer.

—Demonios, Luther. estuviste inconciente por casi tres día.—Erin abraza a su hermanito.—No vuelvas a preocuparnos así, por favor.—Suplica.

Lo que para Luther fue solo un momento para ellos fue una larga tortura, faltan unas cuantas horas para que cumplirá tres días sin poder despertar. Ya era de noche.

—Mamá, papá. Hermano Eren, hermano Erin—Sonríe débilmente pero alegré de poder verlos una vez.

La familia Astier llevo sus manos a su pecho, sintiendo una emoción e indescriptible. Era como sí fuera la primera vez que son llamados de esa manera.

Recordando los primeros pasos de Luther de cuando era un niño, así como cuando dijo por primera vez "Papá, mamá. Hermano mayor Eren, segundo hermano Erin." Han vuelto a recordar esa inmensa felicidad.

—Lamento haberlos preocupado.—Busca esos ojos grisáceos pero no los encontró por nigún lado.

¿Se fue? Pero si claramente lo escuché voz en ese momento. Le voy a dar su merecido cuando lo vea, ¿cómo pudo irse sin despedirse?

—No te disculpes, hijo.—Expresan sus padres.

—No hay nada por lo cual pedir tales disculpas.—Comentó Eren.

—Por favor, podrían salir.—Pidio amablemente el doctor.

La mirada de Luther se encontró con la del otro doctor, junto al anciano. Ese grisáceo mostraba tantas emociones agobiantes cómo alegres mientras seguía hipnotizado mirado el hermoso color celeste.

Dean pellizco sus piernas para controlar sus ganas de lanzarse encima de Luther, besar esa sonrisa que le está obsequiando solamente a él.

—Tengo que revisar la condición del paciente.—¿A qué está jugando el Ceo Dean Bennet?

—Sí, seguro.—Cada uno le dio un beso en la frente a Luther.

—Volveremos luego de que hayan verificado tu estado.—Luther solo asintió tras escuchar a Eren.

Sentándose en al camilla mientras sigue viendo fijamente a Dean, preguntándose si su familia estaba demasiado felices por verlo despierto que no se dieron cuenta de que ese poste luz no era precisamente un doctor.

—¿Qué clase de fetiche es este?—Jala del brazo a Dean.

El alfa mayor evito car encima de Luther, sosteniéndose de lado a lado de la camilla y el menor enmedio de sus brazos.

Acto seguido se arrodilló en piso para poder abrazar la cintura del alfa menor, teniendo el máximo cuidado para no lastimarlo. En ese mismo instante vio con ferocidad al viejo medico, ordenándole que fuera a la terraza a cualquiera lado pero lejos de ellos dos. El médico así lo hizo.

—Tienes pasatiempos extraños, Doberman desvergonzado.—Retire la mascarilla del rostro de Dean.

Luther se quedó atónito al ver el rostro demacrado de Dean, esas ojeras y bolsas en sus bonitos ojos eran los de una persona que no había dormido en días.

—Mi Súcubo.—Su voz se percibe temblorosa.—¿Cómo me reconociste?—Cierra sus ojos, disfrutando de las caricias dadas por las suaves manos del alfa menor.—No es fetiche, solo así podía entrar sin tener que perder mi tiempo dándole explicación a tu familia.

Solo salí un momento a descargar mi irá en cualquier objeto, no quería perturbador o que mi Súcubo escuchará todo lo que podría llegar hacer cuando no control mi impotencia. Impotencia por temor a que no despertara.

—Tus ojos.—Posa su frente sobre la de Dean.—No hay otros iguales en el mundo.

—¿Sabes lo preocupado que estaba?—Preguntó con temblor en sus ojos.—Tuve miedo, ¿no es gracioso? Un hombre como yo tenía mucho miedo.

Fueron casi tres días pero para mí se sintió tan largo y cada segundo que pasaba era un explosión perforando todas mis extremidades desde adentro.

He perdido por completo ante mi Súcubo, no puedo vivir en un lugar donde no pueda encontrarme con sus hipnoticos ojos celestes. Sí algún día no logró encontrar su mirada por más que la busque, ese día este mundo perecerá conmigo. Sí el mundo o la vida me lo quita, yo acabaré con la vida mismas.

—Solo tú puedes hacerme sentir tanto miedo, llevarme al cielo y dejarme caer al infierno en un mismo instante.—Deja de estar arrodillado, levanta en sus brazos a Luther y luego lo sienta sobre su regazo.

—Escuche tu voz, tu voz enfurecida me hizo ver la realidad.—Sostiene en sus manos el rostro de Dean.—Fue tu voz la que me despertó de ese sueño.—Acerca sus labios a centímetros de los de Dean.—¿Se mi alfa?—Sus miradas están entrelazada.—Se solamente mío.

—Soy solamente tuyo desdé el momento en que te conocí, mi Súcubo.—Confesó.—solo tómame y haz conmigo todo lo que quieras.—Suve una de sus manos hasta el cabello de Luther, escondiendo sus dedos en esas hebras blancas.—Seguire sonriendo así me lances a las llamas del mismo infierno.

—Seguramente caeremos juntos y arderemos juntos.—Rompe la distancias.—Porque apartir de este instante no tengo pensado soltar tu mano.—Sus labios se frotan con los de Dean, cada vez que habla.

—Voy sostenerte fuerte y todo aquel que quiera evitar que tome tu mano, tendrá que morir.—Besando los labios de Luther.

Ambos tienen una mano aferrada a los cabellos del otro, mientras la otra mano se entrelazan, como sus labios en ese apasionado beso.

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