capitulo 17
En medio de esa majestuosa playa frente a las olas que se elevan suavemente para luego caer ruidosamente, se encuentra un joven de belleza vivaz, con su cabello blanco siendo iluminado por la luz tenue de esa espléndida luna.
No tenía que hacer absolutamente nada para verse tan bien, solo tenía que estar ahí sentado en la arena como un ser majestuoso admirado la maravillosa vista. Volviéndose uno con esos radiantes colores.
A él le encantaba escuchar la melodía creadas por las inquietas olas, las cuales por poco llegan a sus zapatos. La marea había subido en menos de diez minutos que es el tiempo que ha estado Luther, sentado sobre la arena.
Por su cabeza estaban pasado muchas cosas, un completo caos y una de esas cosas era el descaro y uso de poder de Dean.
—No hay nada mejor que escuchar el mar.—Cierra sus ojos, levantado ligeramente su rostro para sentir mejor la frialdad de la noche.—Aunque debí tráemer mi abrigo, me estoy empezando a congelar.
Luther a duras penas logró escapar de esa atmósfera bulliciosa, después de comer esos aperitivos que no disfrutó por el coqueteo desvergonzado de Dean. Luther y los demás salieron de esa sala privada, comenzaría jugar golf. En ese instante las personas comenzaron a llegar y rodearlos.
Fue entonces que, el joven alfa miro a sus hermanos y con la mirada les expresó que estaría en la playa, ni siquiera esperó el permiso o la autorización de sus hermanos, cuando él ya había salido huyendo de todo.
No tenía la intención de jugar algún tipo de juego, ni mucho menos intentar lamerle lo pies a esos tipos ricos solo para obtener algo de ellos. Tampoco sabía del por qué él no armó un escándalo y de esa manera hubiera sido desterrado mucho antes, quizás inconcientemente no quería ver a la familia Astier pasar por dificultades.
—Si no hubiera sido por ese alfa desvergonzado, yo no estaría aquí sin mi abrigo.—Abraza sus rodillas.—¿Qué demonios le sucede a Dean? ¿Por qué se aferró a mi mano de esa forma? ¿Esta loco?
Luther ve detenidamente su mano recordando la sensación del toque de sus dedos, todavía podía sentir esa frialdad de esos dedos que poco a poco se fue volviendo cálida entré más unidos se encontraban con los suyos. Sin embargo, pronto recordó algo más. Esa sensación dura pera la vez suave de ese formidable pecho.
—¡Maldición, en qué demonios estoy pensando!—Estrello su mano en la arena e imaginado que es la cara descarada de Dean.
En verdad me sorprendió ver a ese hombre allí. No creí volver a verlo otra vez, por eso le dejé ir un golpe en ese entonces. Mis hermanos no estarán en problemas, ¿verdad? ¿No le dieras que me atreví tocar su "cuerpo"? Apuesto que les daría una embolia del enojo.
Si les daría un embolia, pero no porque Luther golpeó a Dean. Estarían furiosos de saber que alguien se atrevió a tocar de tal manera descarada a su hermanito.
Sacaría su demonio interior para destruir al culpable que le puso las manos encima a Luther, sin importar que esa persona fuera Dean.
—Joder tendría que ser un pecado el ser tan guapo.—Suspiro profundamente.—Tener ese maldito y muy sensual cuerpo...
Luther estaba tan concentrado maldiciendo el atractivo y descaro de Dean, que no percibió la mirada y sonrisa extrañamente perversa, pero hermosa en los labios de ese hombre de ojos grisáceos.
Lo ha estado observando desde hace un rato, le parecía curioso, tiernas, la rabieta de Luther. Sobre todo, los cambios espontáneos del joven ojos celeste.
Esa filosa mirada grisáceo se tensó al ver y escuchar los repentinos estornudos de Luther, si seguía así terminaría resfriado. Por lo que no le quedó de otra que salir e ir a dónde estaba Luther.
—Creo que es mejor irme—Frota su nariz.—No quería volver, pero tengo mucho frío...
Fue tan rápido que no logré notar su presencia y cuando lo hice, él ya estaba arrodillado frente a mí. ¿Por qué hacer eso? ¿Por qué se arrodilló sin importar cuan dañado quedaría su traje de alta gama? No lo sé.
Tampoco podía encontrar una respuesta a sus acciones cuando ese aroma a cítricos de su costosa colonia invadió mi nariz. Agradable aroma. Me gusta ese tipo de olor en perfumes... reacciona Luther, no es el momento de pensar en esas cosas.
—¿Qué hace aquí?—Fue lo único que logré preguntar sin tartamudear, estaba demasiado cerca que podía escuchar y sentir tan claramente su respiración.—¿No debería estar en el campo de golf?
Su rostro se encuentra tan cerca del mío que esa cálida respiración respinga sobre mi piel, calentado mis frías y rojas mejillas. Provocando un extraño hormigueo en mi piel o alma no lo sé.
¿Por qué se sigue acercado? ¿Qué está tratando de hacer? Logré entender sus acciones cuándo se quitó el abrigo, segundos después sus brazos me acorralaron. Causado una extraña fricción al momento de hacer contacto con ellos.
—Solo pasaba por aquí.
Mintió sin morderse la lengua en el proceso. Abrigado gentilmente con su abrigo el cuerpo del más joven, sin dejar de mirarlo.
—Deslumbrante—Susurró inconciente, no podía dejar de mirar ese hermoso color celeste dónde se puede ver el reflejo de la radiante luna.
Esos espléndidos ojos celeste se contrae al sentir el roce de los pulgares de Dean, deslizarse con gentileza desde sus ojos hasta sus pómulos, fue tan inesperado, sorpresivo que no sabe que hacer o como reaccionar.
—Súcubo, ¿qué me estás haciendo?—Esa pregunta fue tan suave que ni siquiera se podría considerar un susurró.
Cuando lo veo se crea una rara sensación en mí, al mismo instante en que logró escuchar ese extraño sonido provenir de mi pecho, o ese hormigueo penetrado de a poco mi piel capa por capa. ¿El Súcubo terminó hechizadome? ¿A mí?
—¿Súcub...qué?—No logré escuchar y eso que lo tengo tan cerca de mí.—¿De qué está hablando?
Trató no ver sus ojos para no quedar absorto en ellos, pero siempre terminó siendo arrastrado hacía su dirección.
—¿Me haz hechizado?—Sonrío ampliamente dejado ver su blanca dentadura, sus colmillos resaltan haciéndolo ver todavía más pícaro.
Cómo si la naturaleza se pusiera de acuerdo y quisieran resaltar su belleza, la luz de la luna deslumbró el sonriente rostro de Dean. Causado que cierto corazón de ese alfa ojos celeste se estremeciera. Sintiendo ese aleteo en su estómago y corazón.
—¿Te harás responsable?—Preguntó seriamente.
—No sé de qué está hablando y tampoco quiero resolver sus acertijos.—Tengo que salir de aquí, no puedo permitir caer en la tentación de este demonio.—Quitarse o no respondo.—Advierte.
—¿Qué harás?—Acerco más su rostro.—Estamos solo aquí, nadie vendrán.—Delclaró.—Por más que grite será en vano.—Trata de asustar al más joven.
Luther retrocedió hacia atrás por el repentino movimiento de Dean, eso solo permitir que el mayor se incliné hacía adelante poniendo su mano en la espalda del joven alfa, con la excusa de “evitar que terminé cubierto de arena.”
—¿Q-Qué piensa hacerme?—Mi voz temblaba, pero no por miedo, era porque él estaba demasiado cerca. Y mi corazón no dejaba de latir al momento en que mi mirada cayó en sus labios.
Cada vez que habla daba la impresión que sus carnosos y muy finos labios terminaría rozandose con los míos, eso era lo que provocaba nerviosismo hasta el punto de causar temblor en mi voz. ¿Qué se supone que haga? ¿Está bien si me acerco un poco más?
—Nada, no pienso hacer nada.—No por ahora.
Luther sin darse cuenta se sintió algo decepcionado, no se sentiría ofendido si un hombre como Dean, fuera quien tomara su primer beso. Dean era completamente su tipo, solo que no lo diría en voz alta, no iba a quedar como alguien fácil o desesperado.
—Me retractó.—Sostiene el rostro de Luther.—No puedo solo irme así cuando te tengo tan cerca.
—No se acerque más.—Pongamos un poco de resistencia, No voy a dejar al descubierto mis claras intenciones.—Lo voy a golpear y no me culpe después.—Advierte.
Dean hizo oídos sordos y siguió acortando la distancia entre nosotros dos, ¿qué hago? ¿Dejó que siga y se salga con la suya o lo empujó? Puedo hacerlo. Entonces, ¿que estoy esperando?
—Esta bien.
—¿Qué está bien?—Comenzo a forcejear con Dean, sin embargo el mencionado con su brazo rodeó la cintura de Luther.
Acorralado e acercado más cerca de su cuerpo, el hermoso cuerpo del joven alfa, sin la mínima intención de dejarlo ir. Con su otra mano libre cubrió el cuello del Luther, escondido sus dedos en las bellas hebras blancas de ese radiante cabello. Estremeciendo al contrario.
Se encuentra tan cerca que sus frentes están tan juntas al igual que sus respiraciones, así como sus miradas viéndose fijamente uno al otro. Esa tensión a su alrededor no era una broma.
—...Puedes golpearme tanto como quieras después.—Termino por cortar los centímetros entre sus labios y los de Luther.
Luther ni enterado en qué momento sus ojos se cerraron suavemente, así como sus manos terminaron en el pecho de Dean.
‹No creí que lo haría, ¿por qué Dean besaría a alguien como yo? ¿Está borracho? Sin embargo, no percibo mi una pizca de alguna bebida alcohólicas en él. Entonces, ¿por qué es dulce? Dulce como un caramelo de chocolate al desahcerse en tu boca e invadiendo tu paladar.›
Por unos segundos Luther se quedó perplejo y no sabía si seguir con ese acto peligroso o salir corriendo cuándo tiene la oportunidad. Pese a eso, consiente o inconcientemente movió con torpeza e inexpertos labios, no sabía que hacer.
Él nunca ensayó para un momento como este, mucho menos vio algún tutorial de como besar porque jamás creyó que un día tocaría los labios de un hombre, uno que llenará sus estándares o que por lo menos se interesará en él, hasta el punto en querer besarlo.
‹Torpes, suaves y dulce néctar. No me gustan los dulces pero, sus labios son la única excepción, un delicioso pastel con el cual quiero deleitarme siempre. No me importaría empalagar mi paladar o contraer diabetes con su dulzura.› Pensó Dean.
Aferrándose tanto de la cintura de Luther como del cuello. A Dean le está fascinado la sensación de perder sus dedos en ese cuero cabelludo del más joven. Sobre todo esa manera en la que la piel del contrario se estremece en sus brazos acausa de sus caricias.
En esa playa solitaria dónde solo se encuentra ellos dos, siendo ocultos por la luna cómplice de sus muestras de afecto, se terminaron por perder en esa sensación de raras emociones y sabores. Algo nuevo para ambos alfas.
Ambos sintieron que el tiempo se detuvo a su alrededor, no podía escuchar nada ni las olas golpeado la orilla, nada. Todo era tan silencioso, pero de alguna manera agradable.
No pude entender sus acertijos, no podía concentrarme en su voz en ese instante y tampoco se en qué momento su voz desapareció, o de cuando se terminó apoderado de mis labios. Pese a eso, miren aquí siendo preso de su dulzura.
Ya no sé que es lo correcto y que no lo es, deje de pensar en ello desde el instante en que sus labios abrazaron gentilmente los míos.
¿Estoy tan desperado por darle mi primer beso a alguien como él? Un completo desconocido, no sé absolutamente nada de Dean, aparte de que es alguien importante. Tal vez sea mejor así, será una experiencia que se olvidará el día de mañana cuando esté despierto.
Luther decidió dejarse llevar solo por este instante, creyendo que al marcharse y despierte el día de mañana todo terminaría como si nunca hubiera pasó.
Este momento solo quedaría en su memoria como un recuerdo impulsivo de un joven influenciado por una cálida primavera que está por empezar a florecer.
‹¿Alguien se está acercando? Alguien también recibirá menos dinero el próximo mes. ¿Por qué tenían que venir a molestar?› pensó molesto Dean, su oído si que es mejor que el de un perro.
—Mmgh~—¡¿Su lengua?!
Luther se asustó al sentir la lengua intrusa y sobre todo escuchar ese débil gemido salir de sus labios, empujado con todas sus fuerzas a Dean. Eso había sido vergonzoso.
—¡Luther!
Ese llamado perteneciente a sus hermanos mayores, dejaron a Luther con su puño en el aire, si. Estába preparado para darle un buen golpe a Dean. Quién tenía una sonrisa pícara en su rostro, puesto que sus manos seguía en la cintura de Luther.
—Si ellos nos encuentran así, ¿no crees que lo malinterpretara?
—¿Qué hay de malinterpretar?—Descarado hasta el final.
Si mis hermanos me encuentra tan cerca con este tipo, se moriría del coraje. Por mi falta el respeto a una gran figura como el Ceo Bennet. Cuando al único que le han faltado al respeto es mí.
—¿Esto?—Acaricia la cintura del joven.
Luther se encuentra sentado en el regazo de Dean, el joven a darse cuenta de ello, una idea brillo en su mente. No podía ser el único a quien lo toman desprevenido.
—¿Es así?—Mueve un poco su trasero, deslizando sus manos por debajo de la camisa de Dean. Bajado hacia abajo por la pelvis.—¿Esto es lo que van malinterpretar?
Luther sonrió triunfante al sentir el estremecimiento de Dean. Sobre todo ver esos ojos grisáceos todos sorprendidos, eso fue lo mejor. Sin embargo, esa alegría no duró mucho al sentir la entrepierna emocionada de Dean, presionado su trasero.
—¡Desvergonzado!—Al final terminó por soltar un puñetazo. Sin embargo, Dean capturó dicho puño.—Soltarme, ¿qué más piensas hacer?—Como pudo se bajó del regazo del mayor.
—Abre la mano.—Pidio.
Tenía que hacer entrega de eso antes de que los gemelos, los encuentren. Dean sigue poniendo atención a los pasos de los jóvenes Astier que cada vez están más cerca.
—¿Qué?
¿Qué demonios está situación? ¿Qué pasa por la cabeza de este hombre? Es tan extraño, ¿qué quiere? ¿Qué gana con esto? El muy desgraciado esta tratando de cambiar de tema para no terminar golpeado por desvergonzado...
—Solo házlo.
Tras pensarlo por unos minutos, Luther terminó por abrir su mano que anteriormente era un puño. Sorprendido al ver un bonito colgante para celular, era una estrella de mar negra adornada con pequeñas piedras al rededor.
No eran cualquier piedras, con una sola podías comprar una mansión de ensueño. Sin embargo, Luther se daría cuenta de eso más adelante.
—¿Qué te parece?—Mira detenidamente las expresiones de Luther.—¿Te gusta?
—¡Me encanta!—Sonríe levemente.
Mis manos empezaron a picar de repente, ¿acaso se debe a la adorable expresión del Súcubo? Sus mejillas como dos duraznos con hoyuelos se ven tan apetitosos...quiero morderlo.
—El diseño, la textura al tocarlo se siente suavecito...—Mierda, le mostré un lado como este a sujeto como Dean.—¿Por qué me pregunta eso?—Volvio a su semblante serio.
—Puedes tenerlo.
—¿Por qué?—Está persona es difícil de comprender.—¿Es una clase de recompensa por robarme un beso?——Cuestiona.
—No siempre tiene que haber un porque.—Inclina su rostro hacia adelante.—Un regalo así no podría compensar un beso de tus labios, sería muy barato.
Las orejas del más joven se enrojecieron, mirado a otro lado que no fuera el rostro de Dean. Verlo ya era lo suficientemente peligroso como para poner su corazón tan agitado, y ahora escuchar esa clase de palabras lo volvía todavía más peligroso.
—¡Nhg!
Dean se consterno al escuchar ese raro ruido salir de sus labios, pero no tuvo tiempo de prestarle atención a eso cuando se dió cuenta que acaba de ser mordido. Luther había mordido la parte izquierda de pecho. Agitado, envolviendo e hirviendo en un calor desenfrenado a su corazón
—Se lo merece.—Sonríe ampliamente, como no estar feliz cuando acaba de morder una "personalidad" como esa de exquisita.—Ahora estamos a manos.
Esos ojos grisáceos nunca se había visto tan dilatados, oscuros, cómo se encuentra en este instante. Si sus dos empleados fieles lo vieran así en este momento, pensarían que Dean está a punto de matar a alguien.
—¿Con que le gusta morder?—Muestra sus colmillos.—Da la casualidad que a mí también.
—¡Mnhg!—Sin previo aviso la pálida y suave clavícula de Luther, fue mordida por Dean.—¡Esté perro..Ah!—Sus mejillas también fueron presa de los labios del mayor, solo que ahí no dejó marca.
—Ya no estamos a manos.—Lame sus labios coqueto.— Estaré esperando con ansias su contraataque.—Asi como llego desapareció, cual viento impactado con el mar.
—¡¡Maldito bastador!!—Exclamó furioso.—¡No me dejes verte la próxima vez porqué juro que te voy a matar, perro rabioso!—Ya no le importa sí el proyecto de su hermano mayor, termina anulado.
—¡¿Luther?!
Los gemelos corrieron al escuchar la voz enojada de su hermanito, pensado lo peor. Luther al verlos venir hacia él, no le quedó de otra que cubrir la mordía o sus hermanos se transformaría en animales salvajes.
—¿Qué pasó?—Maldita playa, ¿por que es tan grande y con lugares ocultos?
—¿Alguien te hizo algo?—Preguntó Eren.
—Dilo e iremos a romperle los dientes.—Declaró Erin.
Si se los dijera ni siquiera podrían creerme o tal vez si, sin embargo no podría hacer nada. Solo les quería enojarse por lo sucedido.
—No pasa nada.—¿Si Diell, mi guardaespaldas hubiese venido conmigo nada de esto sucedería?—Solo estába discutiendo con las olas.—Vamos a quedar como loco, de por sí mi reputación ya es mala.
—¿Seguro?—No estaba convencidos más cuando llevá un abrigo distinto.
—¿De quien es ese...?
—¿Lo lograste?—Cambie de tema, no podía decirle que este abrigo pertenece a ese doberman entre gran danés.—¿Lo conseguiste?
—Bueno...
—¿Falló?—Si no lo golpeó por verme besado, lo haré por esto.
—¡Lo tenemos!—Sonríen.
—Eren ganó.—Vocifera.—Sus esfuerzos dieron y darán grandes frutos.
Luther suspiró aliviado dándose cuenta que está feliz por los logros de su hermano mayor. Comprendido que fue por ese motivo por el cual no intento sabotear dicha oportunidad, aún cuando tenía la oportunidad de ser desterrado antes de tiempo.
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