capitulo 10

"Jefe, por favor contente que mi vida depende de ello." La bella secretaria se encuentra muy nerviosa intentado comunicarse con Luther, sus hombros tiembla al igual que sus pequeños labios.

No podía tomarse un respiro o relajarse cuando Dean, camina de aquí para allá frente a su escritorio, esperado poder comunicarse con el dueño de la galería. Sin embargo, eso no iba hacer tan fácil, Luther había silenciando su celular y dejado en el bolsillo de su pantalón.

No tenía la intención de responder el llamado de nadie mientras disfrutaba de un grandioso almuerzo y un rico café de vainilla, la estába pasando bien charlado con su nuevo amigo.

—Vamonos, jefe.—Susurra mirando discretamente la sensual espalda de Dean.

Me estoy arrepintiendo de haber aceptado este trabajo, lo hice porqué la paga es buena y no tenía que hacer tanto esfuerzo más que cuidar todas las pinturas y supervisar lo implacable del lugar, que los de la limpieza tuvieron cuidado al momento de hacer los labores.

Rara vez suele venir mi jefe y si viene solo se queda en su estudio por largas horas sin señales de salir, con órdenes específicas de que nadie lo moleste o terminaría mal por interrumpir.

Bien dicen que un trabajo tan bueno nunca va existir si no trabajas lo suficientemente duro, hoy me di cuenta de ese hecho. Tendré que dejar esa grandiosa comodidad y dar lo mejor de mí, que valga la pena ganar mi sueldo.

Llevo trabajado en este lugar por más de año y medio, aunque el joven maestro Luther Astier, es una persona silenciosa y fría también es alguien que trata bien a sus empleados. Eso me sorprendió al principio, puesto que los rumores a su alrededor no son del todo buenos.

En nigún momento me a visto de menos por ser una Omega recesiva, nada de eso. Solo le basto ver una tan sola vez mi fecha de cumpleaños para recordarlo y felicitarme por ello.

Hasta se sabe los cumpleaños del personal de la limpieza, se puede decir que es un alfa dominate frío, pero solo en el exterior, en el interior es una persona que anhela algo, sin embargo no sé exactamente qué. ¿Tal vez ser correspondido por el joven maestro Cooper? No lo sé.

No obstante, en esta galería no hay ni un solo retrato de esa persona. Para nadie es un secreto que hizo muchas cosas por la atención del Omega, pese a eso no hay pinturas dedicadas a Lander Cooper. ¿No debería ser su musa?

—Ceo Bennett...—Cuelga el teléfono.

Elza suspiró unas cuantas veces antes de poder decirle lo siguente al intimidate Ceo Bennett, quién sigue ahí de pie frente a ella esperado una respuesta favorable.

—Lo siento, Ceo.—Baja su cabeza—No puedo comunicarme con mi jefe, por más que llamé me envía al buzón.—Dios, su presencia es tan aterradora así no esté haciendo nada.—Debe de estar ocupado en su trabajo—"Váyase, por favor." Suplicaba en su mente con mucha desesperación.

—¿Trabajo?—Levanto su ceja con curiosidad.—¿Trabaja en otro lugar aparte de aquí?

Me gustaría investigar todo de ese tentador Sucubo, me sería demasiado fácil saber que lugares frecuenta, no obstante eso no sería tan emocionante como lo está haciendo ahora, descubrir sus secretos de apoco es muy divertido.

—Sí.—¿Es correcto darle tanta información sobre mi jefe y sus cosas?—Sin embargo, no sé a dónde trabaja.

Si lo sabía, de igual manera no se lo dirá a Dean. Porqué ella es a la única persona que Luther le confío esa información.

—¿Es así?—Mira a su asistente.

Después de un largo y agotador entrenamiento, Fausto logró descifrar varias de las demandas de su jefe. Solo bastaba verlo una vez y lograría entender lo que quería que hiciera.

—Mientras esperamos que él, vea las llamadas con la esperanza de que las regrese.—Desliza sus lentes hacia arriba.—¿Puede ofrecerme algo de tomar? ¿Agua? Tengo sed—No me pagan lo suficiente para hacer esto.—Por favor, señorita.

Bueno, si me pagan muy bien. No obstante, me sigue parecido e insuficiente. ¿Quién dijo que ser asistente era fácil? ¿Quién? Qué venga y le daré un puñetazo.

—Sí.

Elza suspiro aliviada al ver que Dean, dio la medía vuelta con toda la intención de salir de la galería. Caminando agrandes zancadas sin perder su elegancia en cada paso que daba.

—Espere un momento, iré por la bebida.—Baja la pantalla de su computadora.

—No se apresure y tomarse su tiempo.—Sonrío amablemente.

—Bien.—Sin sospechar las intenciones del asistente, la ingenua y muy hermosa secretaria fue por la bebida de Fausto.

Ojalá mi jefe se digne a regresar la llamada luego de ver más de 10 perdidas de mi parte, quién pensaría que alguien como Dean Bennet, vendría a una galería nada famosa como está. Nadie se lo esperaba.

No negaré que mi jefe tiene talento, es muy bueno en haciendo arte. Sin embargo, lo está desperdiciando solo por no querer opacar a su más grande amor, Lander Cooper.

Su amor podría parecer obsesivo a los ojos de las demás personas, no obstante a mí ojos, ese amor es una enorme carga pesada que en su momento mi jefe quiso soltar, pero no logró tal azaña y no es porqué no quiera, algo se lo está impidiendo.

—Aquí está.—Le entrega dos botella de agua.—Puede entregarle una a su jefe.

—Gracias.—Mira la hora en su reloj.—Lamentable no podré seguir esperando la llamada de su jefe.—Se pone de pie.

Mi celular no a dejado de vibrar desde hace más de un minuto, estoy seguro que es mi impaciente jefe el causante de eso.

—Tampoco es necesario que le diga sobre nuestra inesperada visita.—Sonrío a penado.

En verdad se sentía mal por hacerle pasar un mal rato a Elza. Fausto sabía la presión que ejercer Dean, sin necesidad de hacer nada.

—Mi jefe es complicado, me escribió que ya no está interesado en comprarlas.—Ya olvidé en que momento empecé a mentir.—Lamento quitarle su tiempo.

—Nada de eso.—Mueve sus manos con nerviosismo.—Lo puedo entender, mi jefe también es un tanto bipolar aveces, se podría decir.—Espero y no me descubra que estuve hablado mal de él.

—La tenemos difícil con nuestros jefes—Ambos suspiraron profundamente, se comprendía tan bien.

—¡Sin embargo, la paga es buena!—Hablaron al unísono.

Se miran unos segundos antes de dejar salir una carcajada, al parecer tenía algo en común. Ambos eran esclavos del dinero.

—Bueno, me despido.

—Que le vaya bien.—Sonrío.

Es agradable encontrar a una persona agradable con la cual puedes hablar normalmente, sin perjuicios. Cuando eres un omega normal o recesivo las demás castas te miran de menos. Es lamentable y molesto que solo los omegas dominantes sean lo suficientemente buenos.

—Feliz tarde, señorita—Salió de la oficina del segundo piso.

Fausto tomo el ascensor en vez de las escaleras, tenía que llegar lo más rápido posible al estacionamiento, allí lo estaba esperando un impaciente Dean.

—Cinco minutes tarde.—Proclamó molesto.

—Me disculpó por la demora.—Subió al asiento del copiloto.

Para empezar, ¿por qué demonios tenía que hacer algo como eso? Me sentí mal por alguna razón cuando la verdad, nunca me a importado los métodos de mi jefe. Sin embargo, hoy sí me sentí como un misero ladrón a punto de ser atrapado con las manos en la masa.

—Deja de hablar y entregármelo.—Frunce su entrecejo, aún molesto se veía sexy.

—Aquí está.—Le pasa un papel con cierto número.

Vladi mira a Fausto, pidiendole información sobre lo que está pasando. El Omega le pide paciencia, que le contará en un momento.

—¿Seguro qué lo apuntaste bien?

Agrega minuciosamente el número a sus contactos, poniéndolo en el número uno, registrado con el nombre de "Sucubo"

Fausto escupió el agua que tenía en su boca al ver esos emojis extraños que no van para nada con la personalidad de su escrupuloso jefe.

—¡Quieres morir!—Vladi apretó la boca de Fausto.—Es asqueroso lo que acabas de hacer.

—Soltarme antes de que te deje sin mano.—Solto un fuerte manotazo en el brazo de Vladi.

Fausto.

Tanto el Omega como el alfa guardaespaldas se tensaron al escuchar esa voz escalofriante. Sintieron como sus cuerpos se volvieron fríos en cuestión de segundos.

—Eso creo...—Fue lo único que logró decir.

—¿Eso crees?—Preguntó con frialdad, odiaba que no le dieran una afirmación a su pregunta.

—Lo apunté número por número.—Dios.

Fausto suspiro más que solo aliviado al sentir que esa sofocante presión se había esfumado del interior del auto. De esa manera podía respirar tanto él como Vladi.

—¿Ya tienes todos los preparativos listos para ese día?—Preguntá sin dejar de ver la pantalla de su celular.

Las comisuras de sus labios subieron ligeramente al ver esa foto de perfil. Al no tener en privado su foto en esa app de mensajería, cualquier persona que agregara su número personal, podría ver dicha foto.

Eso era justo lo que está viendo Dean, se encuentra absorto mirado el perfil izquierdo del rostro de Luther. Con esa mirada radiante mientras miraba el basto mar azul frente a sus ojos.

Dean presionó esos tres puntitos en la esquina de la pantalla, aguardado dicha foto en una carpeta completamente diferente de las demás.

—Si, los preparativos están yendo bien.—Responde, con su mirada fija en la tablet.—Todo estará terminando no más tardar mañana por la mañana.—Le pasa la tablet.—Asi está quedado todo.

—¿El chef Cam aceptó el pedido?

—Fue el primero en confirmar su asistencia.

Invito a ese chef solo porqué escucho al segundo joven Erin, decirle al tercer joven maestro Astier, si no quería ir al campo de golf Links, a comer cosas deliciosas. Si no fuera así, estoy seguro que ni siquiera les daría de comer a esas personas.

—Comentó si quería que cocinará algo en especial.

Dean se puso muy pensativo más de lo normal y eso alarmó a su asistente y guardaespaldas. Su jefe no le pone tanta importancia a la comida, es rara la comida que pueda complacer a su quisquilloso paladar.

—Algo que sea fácil de digerir ya que sera para la cena.

—Bien.

Después de todo es una persona con excelentes habilidades, su comida es buena y nadie sea quejado de ello. Por lo tanto creó que podrá complacer el paladar de todos ellos.

—¿Tengo algún otro pendiente?

—Sus pendientes por hoy están por terminar con una última reunión con el director del hospital "S" Y Mañana por la noche tiene una invitación a una fiestas de vinos.

—¿Es necesario ir a esa fiesta?

Con su mirada le indica a Vladi que se ponga en marcha. El guardaespaldas así lo hizo, en poco tiempo ya estaban en la carretera.

—No, para usted eso sería algo insignificante. Es la fiesta de un pequeño impresario. Sin embargo, me enteré de que la familia Astier estará presente.

Solo tuve que mencionar a la familia Astier, para que mi jefe dejara esa expresión aburrida y así mostrar interés a lo que estoy diciendo.

—Solo asistirán el señor y los dos jóvenes mayores de los Astier.

—Confirma qué estaré allí.

—Así lo haré.

Ese señor Ravi debe de estar agradecido de haber invitado a la familia Astier, gracias a ellos tendrá la oportunidad de tener el honor de decir; "a mi fiesta asistió el gran Ceo Bennett." La mayoría de sus conocidos le tendrán mucha envidia.

—¿No es hoy el día en que el joven maestro Adal, empieza las prácticas?—Preguntó Vladi.

—Sí, tienes razón. Pero, no dijo en que lugar sería sus prácticas.—Comentó Fausto.

—Dejarlo, él dijo que no quería nuestra ayuda. Respetamos su decisión, eso le ayudará a crecer.—Cruza sus piernas.

No podemos seguir sobreprotegido de todo, es momento que emprenda su vuelo en la dirección que él quiera tomar. Lo hemos sobreprotegido ya que es el único hijo de nuestra difunta prima.

—¿Creé que el segundo maestro Tyr, se quedara con los brazos cruzados?—Pregunta Fausto.

Él es quién más protege a ese niño, lo quiere como si fuera su hijo. Tanto Tyr como mi jefe son los que prácticamente lo han criado, protegiéndolo de todas las personas que han querido aprovecharse de su bondad.

Esa bondad fue en parte la culpable de esa tragedia, lo que la llevo a la muerte. Se aprovecharon de su radiante y muy dulce amabilidad. De suerte sobrevivió Adal, él no recuerda mucho de sus padres, tiene bloqueado esos recuerdos.

De toda la familia Bennet, ella era la única que no encajaba por su gentileza. No tenía el valor de dañar a nadie y fue así como fue deshechada por sus avariciosos padres.

Fue mi jefe y el segundo maestro Tyr, quienes la acogieron, protegieron hasta que cumpliera su mayoría de edad y quisiera hacer lo que gustase. Es por eso que Adal es más como su sobrino que primo.

—Le costará un poco, pero tendrá que controlarse si no quiere que Adal lo vea con reclamos por no responder su decisión.—Comentó, con su mirada fija en la pantalla de su celular.

Dean quería revisar los estados de Luther, sin embargo si lo hacía su número aparecería en las vistas y por el momento no quería que lo cacharan espiado.

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