Capítulo 20:A tu lado

Era de noche en la ciudad de Melen, precisamente la cuarta noche desde que nuestros protagonistas empezaron sus vacaciones en esa ciudad marítima.

Y actualmente todos ellos estaban en el hotel descansando de otro día de diversión en la playa o exploración en la ciudad, unos días cargados de diversión para todos.

Era media noche y cada uno estaba en su habitación durmiendo y recuperar sus energías y en el cuarto de cierta pareja cierta chica de cabello plateado se movía de un lado a otro.

Buscaba abrazar algo pero por más que se movía no lo encontraba abriendo sus ojos un poco adormilada.

—¿Bell? —susurro medio dormida y confundida al no ver a su novio en la cama.

Aun con ese rostro de sueño Airmid se sentó en la cama buscando con la mirada a su novio en el cuarto oscuro.

—¿Donde estás? —pensó confundida.

Aunque en eso vio como la luz del baño estaba encendida.

Al ver eso se relajo y decidió acostarse otra vez en su cama y esperar tranquilamente al albino para abrazarlo y dormir tranquila.

Pero los minutos pasaban y Bell no aparecía siendo más de diez minutos empezando a confundirse otra vez.

—¿Bell? —aun confundida se levantó de la cama y empezó a caminar hacia el baño.

Mientras más se acercaba escucho el sonido de una tos preocupándose.

—Bell —llamo Airmid al estar frente a la puerta y tocarla suavemente.

—A-Airmid —la voz nerviosa de su novio se escucho al otro lado de la puerta.

—¿Estás bien? —pregunto Airmid preocupada.

—es-estoy bien, n-no te preocupes —hablo Bell con dificultad ya que intentaba retener su tos.

—¿Seguro? ¿Porque hablas así? —pregunto no creyéndose esas palabras.

—c-creo que la brisa m-marina de la noche me afectó un poco —mintió mientras intentaba limpiar con rapidez la sangre que había en el lavamanos, sangre que había salido de su boca al toser.

—está bien pero no tardes —dijo Airmid no muy convencida dando pasos hacia atras.

Pero el sonido de alguien cayendo en el baño la alarmó.

Rápidamente y sin pensarlo abrió la puerta para ayudar a su novio.

Al entrar vio al albino tirado en el suelo con un chichón en la cabeza y cerca de él un jabón.

—¡Bell! —dijo alarmada yendo a ayudarlo rápidamente.

—jejeje perdón, me resbale con el jabón —se disculpo con una sonrisa nerviosa sentándose en el suelo mientras Airmid se arrodillaba para ver si estaba bien.

—eres un tonto muy descuidado, te golpeaste la cabeza —regaño la chica tocando suavemente el chichón—. Ven, vamos a la cama para que descanses.

Y ayudándolo a ponerse de pie Airmid lo llevo de la mano mientras Bell observaba con una expresión aliviada el lavamanos el cual había quedado limpio sin ningún rastro de sangre.

Al llegar a la cama Airmid lo acostó suavemente.

—y no te vuelvas a levantar, mañana haremos algo con esa tos que te ganaste por caminar en la noche sin camisa con el clima frío —regaño la chica rodeando la cama y acostándose a la par de Bell e inmediatamente lo abrazo.

—¿Estás enojada? —pregunto Bell con una sonrisa nerviosa.

—obviamente tonto, pensaba que te habías desmayado —susurro abrazándolo con un poco más de fuerza—. Estos últimos días has estado actuando raro, pensaba que quizás estabas enfermo y no querías decirme para no arruinar las vacaciones.

—no te preocupes Airmid, solo fue una pequeña tos por la brisa —tranquilizó acariciando suavemente el cabello de Airmid—. Así que duerme tranquila que no me iré.

—si te sientes mal o te empieza a doler la cabeza por el golpe dímelo, inmediatamente buscaré algo para ayudarte.

—claro y buenas noches.

El albino le deposito un suave beso a Airmid mientras esta se acomodo más en el pecho de su novio y dormir tranquilamente

Mientras Bell acariciaba suavemente su cabello teniendo la mirada perdida pensando en lo sucedido recién.

—últimamente estoy tosiendo más seguido —pensó Bell preocupado—. Kami-sama dijo que no tendría ningún síntoma gracias a la habilidad pero parece que la tos es la única que se ha quedado a mi lado.

Bell lo sabía, con cada día que pasaba su enfermedad se estaba propagando más sin poder sentir nada, más que toser de vez en cuando.

Quería hablar con Airmid sobre ello pero tenía miedo. Era tan cobarde que no tenía el valor de decirle a su novia que se estaba muriendo poco a poco sin poder hacer nada.

Quizás porque en el fondo aun creía que podría sobrevivir a esa enfermedad y vivir feliz con Airmid pero sabía que no era así, no todos tenían un final feliz y desgraciadamente el no podría tenerlo.

Lentamente una lágrima bajo por su ojo hasta caer en la almohada.

—¿Bell? —susurro Airmid confundida al estar aun despierta sintiendo como Bell la abrazaba mucho más.

Intento levantar la mirada para ver el rostro de su novio pero éste no lo permitió.

—te amo Airmid —susurro pudiendo tranquilizarse un poco gracias a la compañía de su novia.

—yo también —dijo acariciando suavemente la espalda de Bell.

No sabia que le sucedía pero por lo visto las caricias en su espalda lo relajaron hasta quedar dormido.

La santa al ver eso levantó su mirada y le deposito un suave beso.

—¿Que te sucede Bell? —pensó preocupada secando la pequeña lágrima que escapaba del ojo del albino.

Sabía que Bell algo le escondía, incluso desde antes de que fueran novios sospechaba de ello y por lo visto el no tenía intenciones de contarle nada.

Así que no tendría otra opción que preguntarle a alguien más sobre ello y cuando se enterara ayudaría a Bell en todo lo que pudiera.

Y con esos pensamientos Airmid también quedo dormida sin separarse de Bell durmiendo muy comodos juntos.

Al día siguiente.

—¡Solo nos quedan dos días de vacaciones así que hay que disfrutarlas al máximo!.

—¡SIIIII!.

Actualmente todos se encontraban en la entrada del hotel listos para comenzar su día aunque hoy todos harían cosas por separado.

—¿Cuales son sus planes? —pregunto Hestia con emoción.

—yo iré a la playa, he estado yendo a una escuela de Surf y hoy haremos una competencia —dijo Mikoto emocionada.

—yo iré a hacerme una depilación con láser —dijo el herrero.

—¿Eh? ¿Y eso porque? —pregunto Hestia confundida.

—para quitarme los bellos momentos a su lado —susurro con un aura deprimida a su alrededor.

—¿Está bien? —dijo extrañada para después voltear a ver a la pareja de novios—. ¿Y ustedes?.

—Bell y yo planeamos tener una cita juntos por la ciudad —dijo Airmid con una sonrisa avergonzada.

—si, aun hay muchos lugares que no hemos explorado —dijo el albino con emoción—. ¿Y usted Kami-sama?.

—planeo ir a todos los restaurantes de la ciudad, quiero probar cada platillo —dijo decidida a lograrlo—. Espero que este día todos ustedes lo disfruten al máximo ¿Entendido?.

—¡SI!.

Y con ese grito el grupo se separo listos para disfrutar ese día y crear buenos recuerdos.

La pareja de novios ya había iniciado su recorrido por la ciudad tomados de la mano aunque mejor dicho, Airmid iba abrazando el brazo de Bell.

—¿No te duele la cabeza? —pregunto Airmid viendo al albino.

—no, parece que no fue muy fuerte el golpe —respondio tranquilamente.

—¿Y la tos? ¿Ya no la tienes? —pregunto aun preocupada.

—no te preocupes Airmid, estoy bien —dijo con una gran sonrisa—. Lo importante aquí es que aun no has desayunado, no quiero caminar por toda la ciudad y que tengas el estómago vacío.

—fácilmente pudimos comer en el hotel —dijo avergonzada.

—lo se pero quiero ver que clase de puestos de comida hay en la ciudad —dijo ansioso—. Después de desayunar iremos a explorar la ciudad.

—me parece bien —acepto aferrándose más al brazo de Bell y continuar su caminata.

Después de unos minutos ambos encontraron un restaurante el cual preparaban desayunos entrando sin dudar.

El menú no era muy variado pero tenía platillos los cuales a los dos le gustaban pidiendo lo que más era de su agrado y empezar a disfrutarlo mientras platicában animadamente.

—entonces te uniste a la familia Dian cuando tenias nueve años —dijo Bell con sorpresa al escuchar esa información.

—si, en ese entonces no era para nada talentosa así que Dian-sama no me explotaba —dijo soltando una pequeña risa—. Pero en vez de ocupar ese tiempo y pasarla con algún amigo decidía pasar tiempo en la biblioteca estudiando y ser una gran curandera.

—aun no te he preguntado por esto pero ¿Que fue lo que te inspiró a ser una curandera? —pregunto con curiosidad disfrutando de su desayuno.

—mi antigua capitana —respondió con una sonrisa nostálgica—. Siempre me contaba sobre sus hazañas y más haciendo que empezará a admirarla.

—vaya, debió de ser una mujer increíble —dijo con sorpresa.

—lo era aunque desgraciadamente había cierto detalle que nunca la dejó tranquila —dijo desanimada—. Resulta que hubo un tiempo en que se sentía una inútil.

—¿Porque? —pregunto extrañado.

—hace años, incluso antes de que yo fuera parte de la familia ella tenía dos pacientes —dijo desanimada—. Ambas eran hermanas y tenían la misma enfermedad, una enfermedad que por lo visto era incurable. Ella intento de todo para curar a ambas pero nunca logró nada sintiendo qué era una inútil por no poder ayudar a sus pacientes —explico recordando los tiempos en que su capitana hablaba desanimada sobre esos tiempos—. No supe que pacientes eran, solo me dijo que ambas eran miembros de la familia Hera así que es obvio que ya están muertas, ya pasaron muchos años de ello.

Bell abrió los ojos con sorpresa al escuchar eso, era más que obvio a quienes se estaba refiriendo.

A su mamá y su tía que nunca conoció.

Jamás pensó que la antigua capitana de la familia Dian Cecht intento curar la enfermedad de su madre y su tía.

—debió ser una enfermedad terrible —dijo Bell bajando la mirada y darle un sorbo a su café.

—lo es aunque según Dian-sama yo ya supere a mi antigua capitana en habilidades pero no creo poder ser capaz de curar esa enfermedad, después de todo es muy rara —dijo Airmid desanimada—. Por suerte hasta la fecha no ha aparecido ningún paciente con esa enfermedad, no quisiera terminar deprimida como mi capitana.

Una sonrisa nerviosa apareció en Bell al escuchar eso empezando a comer su comida con más rapidez.

—¿Y que paso con tu capitana?.

—dejo la familia y abandono Orario, lo último que supe de ella es que se fue a vivir a un pueblo muy lejano, probablemente este viviendo una vida pacífica, me alegro por ella —dijo sonriendo levemente—. Lo último que me dijo antes de irse fue que me convirtiera en una gran curandera y que completara el trabajo que ella nunca pudo lograr aunque si soy honesta dudo hacer algo. Aunque sea considerada la mejor de Orario sigo siendo una novata.

—novata o no has salvado muchas vidas, eso te convierte en alguien maravillosa y en la mejor a mis ojos —elogio Bell con una pequeña sonrisa.

Mientras Airmid se sonrojo y se sintió feliz por esas palabras, se lo decían todos los días distintas personas pero que lo dijera Bell la hacía feliz de verdad.

—gracias, me esforzaré mucho para seguir mejorando —agradeció con una pequeña sonrisa tímida comiendo tranquilamente con esa sensación de felicidad.

Mientras Bell solo la observo con una pequeña sonrisa en su rostro, una sonrisa cargada de cariño.

—una enfermedad imposible de curar —pensó observando a la sonriente Airmid—. No es como si no lo supiera pero guardaba una pequeña esperanza.

Y soltando un pequeño suspiro Bell siguió disfrutando de su desayuno junto con Airmid mientras pensaba en las palabras que dijo la santa sobre su capitana.

Unas horas más tarde.

Después de desayunar ambos decidieron empezar a explorar la ciudad y ver si encontraban algo interesante para matar el tiempo.

—escuche que en el mercado de Melen venden cosas muy curiosas —comento Airmid viendo los alrededores.

—deberíamos echar un vistazo —propuso Bell al ver la emoción de la santa.

—¡Si! —acepto sonriente.

Ahora ya con su nuevo destino decidido emprendieron su camino donde en su viaje vieron a Hestia en un restaurante devorando comida sin parar, algo que les saco una sonrisa nerviosa.

Después de caminar unos minutos llegaron a su destino donde Airmid observaba con emoción la cantidad de cosas que vendían.

—mira, venden peces de distintos colores —dijo la chica con emoción viendo los peces en las peceras—. Me gustaría tener uno pero trabajo mucho así que no lo podré cuidar bien así que espero que consigan un buen dueño.

—jeje a mi también me gustaría tener uno pero no tengo mucha suerte con los animales que digamos —dijo con una sonrisa nerviosa.

—¿Uh? ¿Porque? —pregunto curiosa.

—digamos que cuando era niño tenía una que otra mascota pero no me duraban mucho —explico avergonzado—. Mi mamá me prohibió tener mascotas ya que ella les tomaba cariño pero iba mentalizada que durarían poco en la familia.

—¿Que les pasaba? —pregunto viendo con lástima a Bell.

—los cuidaba bien pero por alguna razón huían de casa como por ejemplo los pájaros cuando quería darles de comer o mi pollito que accidentalmente tropecé y caí encima de él o mi gato que se perdió en el bosque y nunca volvió, incluso tuve un pez que se ahogó en la pecera.

—creo que ya entendí, ya no necesito más ejemplos —dijo con una sonrisa nerviosa—. Lo mejor será que ya no tengas mascotas.

—si, creo que es lo mejor —acepto avergonzado.

Después de esa extraña conversación siguieron su caminata por ese mercado pasando frente a un puesto de joyas o accesorios muy creativos.

Pero no se detuvieron a ver y siguieron de largo aunque Bell se detuvo al ver cierto objeto en esa joyería.

—¿Bell?.

—espérame aquí, ya vuelvo.

Confundida vio como su novio corrió hacia el puesto de joyas donde hablo con el dueño el cual le entrego un objeto y Bell le dio una bolsa con valis.

Ya con su objetivo cumplido Bell regreso donde Airmid con una sonrisa.

—¿Que fue lo que compraste? —pregunto curiosa viendo como Bell se acercaba.

—cierra los ojos Airmid —pidió al llegar frente a la santa.

—¿Esta bien? —acepto confundida pero confiando en su novio.

Al cerrar los ojos sintió como algo era colocado alrededor de su cuello para al final recibir un beso en la mejilla.

—ya puedes abrirlos —dijo Bell con una voz suave.

Al recibir la aprobación Airmid abrió sus ojos y dirigió su mirada a su pecho viendo un hermoso collar de una gota de agua que colgaba sobre su cuello.

—cuando lo vi en la tienda supe que te quedaría perfecto así que decidí comprarlo —explico con una sonrisa avergonzada—. ¿Te gusta?.

Lo que recibió como respuesta fue un suave beso de Airmid el cual gustosamente acepto.

—me gusta mucho, gracias Bell —agradeció con una voz cálida después de separarse del beso—. Aunque me molesta que yo aún no te he dado nada.

—¿De que hablas? Tú compañía ya es el mejor regalo para mi y eso no se compara ni con el regalo más caro del mundo.

—tonto —susurro con una bella sonrisa abrazando a Bell—. Entonces lo mismo aplica para mí, tú compañía es el mejor regalo que tengo.

Y Bell sin dudar le devolvió el abrazo disfrutando de su calidez.

Ver a su novia así de feliz le daba una gran felicidad a él también pero no podía evitar sentirse mal por ese asunto el cual por su cobardía no podía hablarle.

Le aterraba el solo pensarlo.

—Airmid.

—¿Si?.

—quiero que me prometas algo.

—claro —acepto un poco confundida.

—pase lo que pase quiero que seas feliz y mantengas esa bella sonrisas que tanto me gusta —fueron sus palabras en un susurro sin dejar de abrazarla.

Airmid se confundió por esas palabras pero decidió no darle tantas vueltas y sonreír con cariño mientras lo abrazaba más fuerte.

—obviamente tonto, si tú estás a mi lado seré feliz así que no te preocupes —respondio con una voz suave.

Una pequeña mueca apareció en él al escuchar esas palabras. Se sentía feliz pero a la vez triste.

—ese es el problema Airmid —fue lo que pensó con amargura.

—¡Ven! Sigamos explorando la ciudad —dijo Airmid con una bella sonrisa tomando la mano del albino y continuar su caminata por la ciudad.

—yo no podré estar por mucho tiempo a tú lado —pensó mientras miraba la bella sonrisa de la santa—. Lo siento Airmid.....

===Fin del capítulo===

Bueno aquí termina el capítulo de hoy espero que les haya gustado si es así voten y comenten que les pareció ya que eso me motiva a seguir escribiendo.

Lo que estoy a punto de preguntar no va a influenciar en nada en la historia pero aun así quiero saber su opinión.

¿Que prefieren?.

Que Bell viva.

O

Que Bell muera.

Sin más que decir me despido adiós cuídense y no tomen drogas.

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