Capítulo 6

"Nada duele más que estar decepcionado por la persona que pensaste que nunca te lastimaría." —Anónimo

***

La mayor parte del día me la había tomado en Vanity Studios teniendo que enseñarles a las nuevas candidatas las posturas que deben tomarse en frente de las cámaras, añadiendo del vestuario que mejor marca su cuerpo y del maquillaje que deben ocupar en ciertas ocasiones; en aquel momento ante quince jóvenes de edades de dieciséis a dieciocho años les fui dando mis consejos, tanto así, que me sentí como si fuera una asesora en belleza, moda y modelaje.

Podría decir que me divertí a gran medida viendo rostros nuevos porque sin dudarlo, así me encontraba hace un par de años atrás cuando estuve haciendo el casting para entrar a esta agencia de modelaje, sin embargo, no fue así como lo esperaba, ya que mi sexto sentido me envió un presentimiento sobre que este lugar parecía no agradarme a pesar que siempre me gustaba estar acá; pero supongo que a veces nuestros propios presentimientos pueden equivocarse, ¿no?

Sam me informó que Tory se había llevado a varias de mis compañeras a San Diego para hacer algunas sesiones fotográficas para una revista la cual saldría en las próximas semanas, así que en está ocasión su reemplazo fue Bruno, quien le dejaron de tarea de registrar y evaluar escénicamente a las nuevas chicas.

Escuchar todos aquellos nombres, compartir habitaciones de modelaje con otras modelos y por supuesto, recordar todo el trabajo que he hecho para llegar hasta donde estoy, tuvo un gran impacto en mí, porque me di cuenta que en serio añore con toda mi alma pertenecer a esto, no sólo porque es lo que sé hacer sino porque también lo he disfrutado toda mi vida qué sería imposible tener que alejarme de ello. No puedo creer que con tan sólo unas horas haya sido suficiente para darme cuenta que fui estúpida y no haber luchado por mi propio trabajo, aunque también eso se debe a que tenía un contrato y matrimonio por encima que no permitiría que al menos una parte de mi vida se normalizará, pero siendo aún de esa forma creo que tanto mi padre como Phillipe no tenían el derecho de quitarme esto.

A eso de las cuatro de la tarde, tuve que regresar nuevamente a mi hogar para prepararme a la cita que tengo con Reece, Así que mientras pase a Starbucks a comprar un frappuccino y en mi auto ponía fuerte la música mientras cantaba a todo pulmón la letra de todas las canciones que sonaban emergentemente de la radio, me puse a pensar que nunca en toda mi vida me había llegado a sentir tan viva y libre; esa nueva yo parecía estar irradiando alegría y sin dudarlo tiene esa aura tan juvenil que cualquiera que se detenía al lado de mi auto, me miraba con curiosidad y quizás llegando a la conclusión que estoy totalmente loca.

Con sólo llegar a mi casa, fui a darme un baño para luego ponerme un corto vestido marrón con cuello de tortuga, nuevamente me puse medias y unos zapatos de tacón negro para después hacerme una cola de caballo alta para dejar dos mechones largos de mi cabello suelto a los lados; con esto de haber vuelto unos años atrás para tener que vestirme como una chica de veintidós años, al parecer todavía se me hace bien tener que mostrar esa faceta inocente pero a la vez rebelde que tengo, la cual me gusta, no mejor dicho me encanta porque me hace verme más enérgica a pesar del largo día que tuve.

Recibo un mensaje de Reece para hacerme saber que ya ha llegado por mí, así que despidiéndome de mis padres quienes pronto pasarán al comedor a cenar, me marcho de mi casa para subirme al auto deportivo de mi novio; apenas sentándome en el asiento lo veo con una enorme sonrisa que no quita de su rostro al verme, añadiendo que se ve muy bien por lo que estoy a punto de elogiarlo cuando se acerca rápido a mí para robarme un beso del que lo siento demasiado extraño pero intentó olvidar esa sensación hasta que un fuerte mordisco en mi labio, me hace gritar y empujarlo.

— ¿Qué sucede? —Pregunta atónito por mi reacción.

— ¡Es que me has mordido! —Reclamo mientras me toco el labio.

—Pero si es lo que te gusta que haga. —Comenta sin comprender mi reacción.

Sacó un pequeño espejo de mi bolso para registrar si su cavernícola mordida no desangró mi labio, pero al no ver nada además de una pequeña hinchazón, solo suspiro para después guardar el objeto nuevamente en su lugar; no recuerdo que me gustaran los mordiscos salvajes, lo cual me hace preguntarme si esto no es más que una broma de Reece o en serio es que he perdido la memoria sobre lo que más me gusta que él me hiciera.

— ¿Dónde me llevarás? —Intento desviar lo sucedido.

—Reserve en C.D.P. —Abro los ojos en grande.

— ¡Genial! —Dije entusiasmada.

Nos mantenemos en silencio mientras considero observar las calles de Oakland, California a través de la ventada del auto; quisiera poder tomar la iniciativa de hablar sobre cualquier cosa que se me pudiera venir a la mente, pero con Reece, todo suele ser diferente, ya que no recuerdo muy bien nuestra última conversación o al menos que sería apropiado hablar con él en este momento luego de tener que empezar a recordar que cosas o intereses tiene ahora.

En otra ocasión, podría haberle preguntado acerca del por qué eligió a Bethany como su nueva novia o cuánto tiempo llevaban juntos sin haberlo llegado a sospechar; pero dada la situación que no estamos en esa época en la que me entere su nuevo romance y relación con ella, no es debido o mejor dicho, no es bueno hacerle ese tipo de pregunta cuando se quedará extrañado de que mencione algo así cuando no sé ha dado, así que no me queda de otra que tener que hacer preguntas sobre el presente que es lo que facilitara que este silencio acabe, a pesar que todavía sigo sin creer que todo esto sea real.

Sin embargo, antes que pueda pensar en alguna pregunta lógica para poder mantener una conversación, siento algo en mi pierna, pero termino por dar un salto cuando la mano de Reece termina por entrar bajo mi vestido a punto de acariciar la cara interna de mis muslos; tomo su mano para que la saque para después apartarla, ese repentino ataque sin esperarlo me sobresalto, añadiendo que me puso incómoda y con una sensación totalmente diferente a la que en otro tiempo quizás no me la hubiera tomado tan a pecho si no fuera porque siento que acabo de despertar de un coma y tengo que aceptar muchas cosas que ya habían formado con anterioridad a mi vida.

— ¿Pasa algo? —Me da una corta mirada cuando dejo su mano en su pierna.

—No... Solo estoy ansiosa por llegar. —Finjo sonreír.

Dios mío, no recordaba que ser la novia de él requería de ciertas cosas de las que también ya me había comenzado a no proporcionar luego de que Phillipe me diera mi espacio y en cuestión de tiempo, respetara mi privacidad como cuerpo. Así que sentir estos toqueteos y besos, me hacen sentir perdida, demasiado que no se me están siendo fácil aceptarlos a pesar que la idea de ser novia de Reece lo tenga pegado en la mente.

Antes de llegar al restaurante/bar, Reece agarró mi mano para dejar un beso en el dorso de ella, por lo menos con eso puedo llegar a conformarme, esperando que no haya más acciones de las que pueda volver a exaltarme como si fuera una adolescente virgen que nunca había sido tocada por un chico hasta que sus primeras experiencias en ello, la hicieron sentir totalmente inexperta y cobarde.

Cuando llegamos al C.D.P., sentí como Reece rodeo su mano en mi cintura para atraerme a su cuerpo; habló con uno de los maîtres para darle a conocer que había llegado a reservar una mesa, así que mientras que el joven nos lleva hasta nuestro lugar, observe como el lugar sigue manteniendo los controles de higiene por la situación que nos hizo pasar la pandemia, como también, el número de personas suelen ser menos a lo que antes esté lugar se terminaba llenando.

Apenas nos sentamos en nuestros lugares cuando el maître nos dejó un par de menús para valorar lo que llegaríamos a pedir de cenar; así que inspeccionando cada uno de los platos, como también, los vinos, pronto escucho como Reece empieza a pedir... Pero para ambos.

—Estaría bien un plato de filete de chuletón anejado en seco y salsa Diane con coñac Camus. —Empieza a pedir. —Para ella, una ensalada de remolacha asada y fresa con vinagreta de jerez y mostaza, de entrada, un cóctel de camarones del Golfo y Crudite con salsa de cóctel Shirodashi y un vino borgoña. —Reece le entrega la carta al maître.

—Quiero hacer un cambio —le digo al maître antes que se marche —, en vez de la ensalada sería un solomillo de res con puré de papa trufada, calabaza de nuez y mantequilla a la parrilla, mejorana y pistou de col rizada con nueces —le entrego al maître mi carta del menú con una sonrisa.

—A su orden señorita. —Dice el joven antes de marcharse.

— ¿Vuelves a comer carne? —Pregunta Reece.

—Claro, ¿por qué? —Lo veo con extrañez.

—Apenas ayer dijiste que te volverías vegana —menciona.

¿En serio en algún momento habré mencionado eso? No tiene mucha lógica que haya querido convertirme en vegana ahora, a no ser que me haya puesto en una dieta severa, aunque para el peso que debo de tener tampoco le veo como ese interés de querer haber rebajado un poco más.

—Recuérdame porque dije que sería vegana —observo como hace un rostro de recordar quizás mis palabras.

—Bueno, mencionaste que habías observado un documental de cómo matan a los cerdos, por lo que te dio asco y así comenzó esa decisión —dijo mientras se recompone de la silla.

Eso si tiene una explicación, aunque tengo dos problemas con ello, el primero es que ya pedí la comida para fingir que empiezo mi vida de vegana y el segundo, es que he olvidado ese video por lo que estaría fuera de serie que le pidiera que me enseñara o me dijera cual es el nombre de ese video de cómo matan a los pobres cerditos.

— ¿Cómo estuvo tu día? —Intente cambiar el tema de la conversación.

—Bien, nena. Mañana invertiré en un nuevo negocio así que, espero que me vaya excelente —dice con entusiasmo.

— ¿De qué será tu nuevo negocio? —Le pregunto mientras observo como deja su brazo alzado en la mesa para esperar que le dé mi mano.

—Pronto lo sabrás —susurra.

— ¿Por qué no puedes decirme ahora? —Lo veo con misterio.

Al entregarle mi mano, sus dedos empiezan a acariciar el dorso de ella dejando breves círculos de los cuales parece estarle bridando un masaje; sus ojos marrones no dejan de verme hasta que, al acercarse un poco más a la mesa, me doy cuenta cómo se inclina un poco para hablarme en voz baja.

—He pensado que un negocio en el extranjero, no me vendría mal —arqueo la ceja.

— ¿De qué tipo de negocio hablas? —Digo teniendo una sospecha de algo que me pueda desagradar porque alguien me lo advirtió y sería un dolor en el pecho saber que es verdad.

—He pensado exportar autos de buena marca al extranjero, dicen que trae dinero, ya sabes que tengo un buen ojo en ello —hace un ademán de satisfacción.

No me quedo muy satisfecha al escuchar su respuesta a pesar que debería de sentir un alivio porque no es lo primero que tenía en la mente, porque aunque quiera descartarlo, no me quiero ver como una de esas novias que exageran en ciertos asuntos de los cuales sus propios novios no les comentan nada por pensar que no será mucho de su interés, añadiendo que, siendo Reece un emprendedor que a cada cierto tiempo, busca como crecer sus propios negocios, no creo que él se esté integrado seriamente con el tráfico de personas cuando uno de sus mayores miedos es ir a la cárcel. Será mejor que borre esa idea de mi mente antes que pueda arruinar la cena.

—Me parece excelente, es un buen negocio —intento sonar como si me alegrara la noticia —, pero no crees que es muy pronto, ya sabes, me refiero a que apenas el país se está abriendo y recuperando por los desastres que trajo la pandemia y no sé si habrá personas que deseen comprar autos ahora —le explico mi punto de vista.

—Por ello no debes de que preocuparte, tengo contactos y sé que ellos me ayudaran con el negocio. —Sonrió como el gato del cuento de Alicia en el país de las maravillas.

—Bien. —Digo poco convencida.

Cruzo mis piernas mientras me arreglo el vestido, sigo pensando que el negocio no sobresaldrá mucho ahora, pero sí el confía en sus contactos y en su capacidad para manejarlo, pues, bienvenido sea.

El maître llega con unas copas y una botella de vino borgoña para dejarlas en la mesa; antes de tomar las copas, veo como abre la tapa de madera para después dejar a la mitad de la copa, la bebida y así, devolver la botella en un balde lleno de hielo para que el vino pueda seguirse concentrando en un ambiente frío.

Antes de que nos lleguen a traer la comida, me quedo observando por un momento el bar restaurante, en donde escucho como abren la puerta para ver entrar a dos nuevos clientes que se han presentado de forma elegante que sin dudarlo deben de haber llegado hasta acá después del trabajo; intento concentrarme en algo más entretenido pero termino por tararear la canción Blinding Lights de The Weeknd.

Aparto un instante mis manos del centro de la mesa cuando el cóctel de camarones de Reece llega, el maître le da una cuchara con unas servilletas para después marcharse; nuevamente focalizo mi mirada en aquel restaurante/bar hasta que noto como la cabeza de mi novio baja como si estuviera a punto de sujetarse las cuerdas de sus zapatos, así que antes de preguntarle sobre lo que le ha ocurrido para que no se levante rápido, termino por dar un salto como un leve grito que ocasiona que Reece se golpee la cabeza con la mesa en el instante en que otra vez se le ocurre pasar su mano por mi muslo izquierdo.

Los clientes que se encuentran en el local se sorprenden con mi reacción que no me queda de otra que fingir que vi algo desagradable para haberme asustado haciendo que a los minutos, todos vuelvan de nuevo a comer, beber o charlar debido a que no ocurrió algo muy entretenido para seguir enfocando su interés en mí; Reece se recompone para acariciarse la cabeza del golpe que ha obtenido debajo de la mesa, realmente considero que está vez se lo mereció porque no estamos en un lugar privado en donde puede hacer lo que se le antoje, aquí además de que puedan estarnos grabando las cámaras, nos puede correr del restaurante/bar por exhibicionistas.

— ¿Por qué gritaste? —Dice murmurando para que nadie nos escuche.

—No será porque metiste tu mano debajo de mi vestido y empezaste a tocarme —dije con desdén.

—No era necesario que te exaltaras —ruedo los ojos.

—Reece compórtate, este es un lugar público y no quiero que nos saquen a patadas por no controlar tus impulsos —lo reprendo.

—Me sorprende que estés tomando esa actitud cuando antes no te importaba —suspiro.

—Bueno, como lo dijiste, "antes". —Utilice mis dedos índice y corazón para recrear las comillas. —Ahora si me importa. —Con molestia me recompuse mi vestido.

Me doy cuenta como su mirada empieza a fulminarme a punto de creer que sus ojos intentarían matarme, aunque eso fuese imposible; intenta comer su cóctel con tranquilidad, pero al ver que mi actitud en vez de mejorar empezó a ponerse más gris por la forma en que ha actuado está noche, ocasiono que entre ambos se creará esa tensión que no la había llegado a sentir con tanta fuerza en el tiempo que ya no estábamos juntos.

— ¿Cuánto tiempo te han dado de vacaciones? —Pregunta intentando romper el silencio.

—Dos meses. —Respondo mientras observo la copa llena del borgoña.

— ¿Renovarás contrato? —Pestañeo ante esa pregunta.

— ¿A qué se debe ese interés? —Golpeo la copa con mi dedo antes de dar otro trago.

—Porque estás muy apegada a Vanity Studios que dudo que quieras irte de esa agencia de modelaje o ¿tienes otros planes? —Me cuestiona como si en serio deseará saberlo.

Realmente no recordaba que nuevamente puedo renovar mi contrato con Vanity Studios para seguir trabajando con ellos y así ver si en un futuro cercano puedan proponerme ante alguna otra agencia o casa de moda para que pueda empezar a participar en pasarelas, sesiones fotográficas, entrevistas o comerciales más grandes de los que estoy recibiendo por el momento; sé que suena demasiado fantasioso pero he comenzado a aburrirme en ver como otras chicas menores o con menos experiencia en este trabajo han empezado a conseguir más rápido elevar su participación en las ligas mayores y más cuando estás se encuentran en Londres, Francia, Italia o Nueva York.

No tengo idea como es que todavía no me han electo para trabajar aunque sea para hacer una promoción o ser la cara de un comercial de perfume, ya que esto solo hace que piense que mi carrera pueda estarse estancando en vez de seguir progresando y la verdad, es que con la edad que tengo tuviera que tener muchas oportunidades, aunque sea para competir entre los nuevos ángeles que eligen para Victoria's Secret. Pero ni siquiera eso me ha llegado a suceder y es lo que más me desanima, pero también me molesta porque no sé si es que estoy haciendo algo mal para que nadie me elija o al menos me vea como una pretendiente a participar.

—Por ahora no tengo otros planes, simplemente quiero llegar al siguiente nivel de mi carrera, pero en vez de eso, veo que sigo en el mismo plano —suspiro con desilusión.

—Dolly me ha comentado que habrá un nuevo proyecto que será algo así como unas sesiones fotográficas con lencería, poca ropa o desnudas para ponerlos en calendarios... —Enarco la ceja sin creer lo que dice.

— ¿Quién se le habrá ocurrido esa tontería? —Digo con formalidad, no porque pude haber dicho degenerado o morboso.

—Yo lo veo una buena idea —engrandezco los ojos al escucharlo.

— ¿Qué? —Agito mi cabeza. — ¿Cómo puedes pensar eso? —Dije desconcertada. —Esta no es una agencia que hace trabajos como el de las revistas PlayBoy —digo abrumada con esa idea.

—Solo piensa que se venderán... —Intento no reírme molesta.

— ¿En serio estás escuchando lo que dices? —Le pregunto por si está bromeando.

— ¡Claro! Ustedes son modelos... —lo detengo.

—Cálmate un poco... —Me acaricio la frente —Existen modelos que les gusta hacer eso porque se sienten con confianza de mostrar su cuerpo desnudo a otros espectadores, pero también están aquellas que no quieren participar en eso —le explico.

— ¿Me estás diciendo que no tienes confianza con tu propio cuerpo? —Siento un peso en mis hombros al tener que explicarle que Vanity Studios no incorpora esas ideas exorbitantes.

—Tengo confianza con mi cuerpo, otra cosa es que no me gustaría incluirme en esas campañas publicitarias muy peculiares —le aclaro.

—Deberías hacerlo, es algo nuevo y quizás te pueda llevar al otro nivel que hablas. —Insiste. —Además, me enorgullecería saber que esa mujer que sale en ese calendario es mía. —Parpadeo constantemente con eso que dijo.

Acabo de sentirme asqueada al saber que Reece sigue compitiendo con su hombría como su orgullo y ego de macho alfa. No quisiera decepcionarme pronto con el deseo que pedí, pero con las actitudes, como también, las palabras que cada vez salen de la boca de mi novio han empezado no sólo a fastidiarme, sino que a ponerme incómoda al creer que él preferiría que saliera desnuda en un calendario en donde sin dudarlo muchos hombres llegarían a comprarlo pero que no quiero ni imaginarme todas las suciedades que se les pasaran en la cabeza cuando me vean sin ropa.

No creo que Vanity Studios empiece a tener este tipo de ideas cuando su finalidad no es que las ventas de sus artículos o productos se sigan vendiendo, sino que siempre he creído que es una agencia que intenta mantener cómodas e integras a las modelas a fin de que todas ellas puedan crecer en la industria del modelaje para que un día también puedan participar en casas de moda.

De todas formas, creo que, aunque me propusieran estar dentro de ese calendario, me llegaría a negar. No estoy preparada para realizar algo tan inmenso como eso, aunque creo que jamás lo llegaría a hacer luego de saber que la única dirección en donde pueda terminar con una fotografía al desnudo sería para la agencia de las conejitas PlayBoy.

—No lo haré Reece, y te pediré de favor que no te refieras a mí como un objeto para incrementar tu hombría. —Su rostro se endurece. —Soy tu novia, por lo tanto, te pido que me respetes. —Suelta una risa.

—No entiendo porque no deseas hacerlo, hasta la misma Marilyn Monroe lo hizo... —Le puse un dedo en frente para interrumpirlo.

—Reece... —suspiro —Estamos hablando de una diosa, ella era Marilyn Monroe una mujer sin igual que tenía personalidad ante la cámara y le gustaba demostrar su verdadera pasión ante los medios de comunicación. —Empecé a decirle. —Aquella época en que se dejaba tomar fotografías sensuales con poca ropa la hacían ver bellísima y deslumbrante, añadiendo que resaltaba la femineidad que durante mucho tiempo las mujeres ocultaron —le explique.

—Entonces, ¿por qué tu no haces lo mismo? —Dijo con atrevimiento.

—¡Porque no quiero! Y también porque no me siento cómoda, ¿querías escuchar eso? Bueno, ya lo hiciste. —Dije cruzando los brazos.

—Pensé que querías ser como ella. —Inquirió.

—Sí, pero eso fue a los dieciséis, además, tampoco hablaba en tomar los mismos caminos de ella. —Tome un enorme respiro. —Marilyn era Marilyn. Yo soy yo, así que no quiero volver a escuchar que quieres que participe en algo como eso, porque me veré a creer que no respetas mis decisiones. —Rueda los ojos y cierra el tema.

No puedo creer que siga creyendo que participar en algo así, podría darme nuevas oportunidades laborales cuando siempre he buscado otros medios más sensatos y proactivos para ganarme mi lugar en la industria del modelaje. En mi caso, esperaba a que me apoyara y al menos, me pidiera perdón por haber insistido, pero prefirió quedarse callado y con un gesto amargado que, sin dudarlo, sé que mi decisión no le ha gustado para nada.

Observe como el maître llegaba con nuestra comida, sin embargo, cuando la dejo en frente de mí, me di cuenta que ya había perdido el apetito y con ello mi buen humor... Solo espero que el resto de la noche termine bien y Reece no vaya a empeorarlo, sino empezare a creer que todos los hombres con los que estoy, han llegado a mi vida para amargármela y no respetar mis propias decisiones.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Continuará...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top