Capítulo 52

"Quien no haya sufrido lo que yo, que no me de consejos." —Sófocles.

***

Intento mantenerme de pie luego que la noche anterior no pude conciliar para nada mi sueño, es probable que me haya quedado dormida entre las cinco o seis de la mañana, sin embargo, ya era demasiado tarde para poder dormir o al menos, para descansar un momento antes de que me preparara para ir a trabajar; ya que apenas había cerrado los ojos cuando a los cinco minutos sentí como la alarma llego a sonar, y al suceder eso, pronto llego un dolor de cabeza increíble del que ni con pastillas se me ha podido quitar y la razón había sido absurda pero no tanta para alguien que pueda comprender lo que se siente tener el corazón roto.

Ese dolor inherente aparece un instante pero misteriosamente no desaparece de repente así como llega, fuese fácil arrancarlo del pecho y simplemente tirarlo en un bote de basura, sin embargo, es un sentimiento, algo que no se puede tocar ni ver, algo inexistente que solo está en el cerebro y que está manejado por neurotransmisores que te indican cuando estarás cayendo de amor por esa persona o por lo contrario, cuando empezaras a odiarla o caer en depresión por una ruptura amorosa que comienzas a considerarla fallida a pesar de que antes no se veía alguna posibilidad o ya habías creado expectativas con esa persona.

Pero es algo realista, quizás no todas las parejas siempre trabajan en conjunto para un futuro juntos, ya que puede crear la idea de que todo es reciente y no se sabe en qué momento todo puede llegar a terminar, haciendo que todos aquellos sueños deban de ser desechados y tengan que olvidarse en un parpadeo; por eso quizás hoy muchas parejas prefieren tener sus propias metas sin tener que involucrar mucho a un segundo o hasta un tercero porque un día esa persona puede estar contigo y al día siguiente ya no. Sin embargo, para mi mala suerte, esa no fue mi situación, he construido varias metas, pero la mayor parte de ellas, me recuerda a una sola persona que no creí que se involucraría fuertemente en mi vida.

Un día todo puede estar bien y al otro, todo puede llegar a destrozarse en un parpadeo o en un simple chasquido de dedos; quizás es algo de lo que aprendí del deseo de la estrella fugaz, una sola noche todo estaba mal y un deseo lo cambio todo para estarlo bien, añadiendo también que, unas semanas lo pasaba de maravilla y ahora, me toca que pasar ese estúpido duelo amoroso del que muchas mujeres pasan al menos una vez en su vida.

Lo que era imprevisto entre todo esto, era que nunca imagine el dolor que se pasaría estando por esta etapa; ni en mi juventud ni en algún momento de casada, llegué a sentirme igual, solo recuerdo bien la angustiosa noche en que vi de la misma manera salir a Phillipe de nuestra casa y dejarme sola en ella; la preocupación creció en un par de minutos imaginando lo que podría sucederle estando enojado por mí, tanto que tuve que llamarle a Patrick para que se asegurará que no fuera a otro lugar que no sea su casa sabiendo que ahí, estaría seguro.

Luego de tres años de casados, no me había llegado a preocupar por él de esa forma, hasta me extraño mi propia reacción sabiendo que lo odiaba, pero a pesar de ello he entendido ahora que, en sí, no odiaba a Phillipe, más bien, odiaba una parte de mí misma, porque sabía que había arruinado la vida de ambos por aceptar una sola decisión de mi padre de la que aquel entonces me sentí obligada a tomarla no porque Phillipe me haya salvado la vida de Reece y debía de habérselo recompensado de alguna forma, sino que, la obligación había sido porque en nuestro hogar ya nada generaba dinero para seguir sobreviviendo y eso significaba que todo acabaría en algún momento, por lo que mi padre se aprovechó de Phillipe ocasionando que la única forma de poder ayudarles sabiendo que mi trabajo ya no generaba dinero, era complaciéndolos como quería, porque es algo de lo que siempre hice por ellos.

Desde un principio pude haberme negado, pude haber pedido mejores explicaciones para entender que no todo era malo y desde luego, pude haber hecho las cosas mejor; pero quise hacer las cosas a mi forma que solo las empeore, pedí un deseo de que desaproveche por completo y como siempre, deje una vida al azar del que ahora, quisiera poder olvidar todo e intentar continuar con mi vida, pero no es nada sencillo y ahora solo me toca tener que sobrellevar esto a mi forma.

— ¿Te encuentras bien?

Una típica pregunta que no debería hacerse cuando en sí, un gesto corporal o facial puede mostrar una respuesta; sin embargo, sé que a veces suele ser una pregunta que no tiene una mala intención, a sabiendas que es difícil poder comenzar con algún tipo de conversación.

—Solo tuve una mala noche —le dije a Priscilla mientras intentaba sonreírle.

—Puedes tomarte el día —negué rápido ante esa opción.

Si me quedo en casa será para que pueda revivir todo de nuevo, lo que más quiero ahora, es poder tener la mente ocupada, porque es lo que necesito y deseo hacer antes de que yo misma me perjudique.

—Seguiré trabajando. —Le digo yendo hacia el otro extremo de la tienda.

Doy un profundo respiro del que minutos después exhalo poco a poco el aire hasta que Rachele me entrega un nuevo pedido del que empiezo a leer para darme cuenta que no es más que un arreglo floral para una graduación; así que leyendo el tipo de flores que el cliente quiere, las busco y voy tomándolas una a una hasta que dejándolas en la mesa en donde se prepara el pedido, empiezo a construir el arreglo, en donde no hago más que concentrarme y tener que obviar muchos asuntos de los que prefiero que no surjan en mi cabeza.

Pero a pesar que intente hacer eso, en la floristería entran una pareja que se queda observando el lugar, parece estar haciendo comentarios positivos hasta que se dirigen al catálogo en donde los clientes pueden recrear su propio arreglo floral personalizado, apenas se quedan viendo el pequeño libro delgado, cuando me doy dando cuenta de la complicidad que ambos tienen, de lo felices que están juntos y que desde luego, existe ese amor del uno hacia el otro... Otra vez los recuerdos se aproximan, y siento como el aire me falta, los ojos me pican y mi nariz ya empieza a tener un cosquilleo; inhalo con demasiada profundidad de que soy inconsciente de lo que sucede a mi alrededor hasta que de repente algo termina por volverme a la realidad.

Antes de seguirle quitando las espinas a las rosas, escucho un sonido como si algo se hubiera roto, así que dejando a un lado mis pensamientos y a la vez, el no estar muy consciente de lo que estoy haciendo en mi trabajo, pronto veo como un hombre corre hasta un pequeño niño que acaba de romper un jarrón de barro, el infante no deja de ver como su padre se ha preocupado no sólo por la travesura que ha hecho, sino que también, busca si no ha llegado a herirse u obtener un golpe; pero en vez de eso, su rostro muestra un alivio hasta que al acercarme para recoger los restos rotos del jarrón, escucho unas disculpas de parte del cliente.

—Lo lamento, señorita. —Dice mientras agarra la mano del niño. —Le pagaré por el jarrón que mi hijo ha roto. —Menciona.

Saca una cartera de los bolsillos de su pantalón en busca del dinero para pagar el jarrón, pero apenas veo como intenta agarrar una tarjeta cuando al haberle soltado la mano en tan solo unos segundos a su hijo, de nuevo el pequeño empieza a escapársele, haciendo que suelte una risa de la que se percata al darse cuenta que nuevamente el pequeño ha empezado a irse.

— ¡Hades! —Va nuevamente hasta el pequeño para tomarlo en sus brazos. — ¿Qué haré contigo? Me descuido un momento de ti y eres capaz de destrozar toda la floristería. —El niño suelta una carcajada.

— ¡Jugal papá! —Le dice emocionado el pequeño a él.

—No ahora, pórtate bien y te daré galletas al llegar, ¿sí? —Veo como con eso lo convence.

— ¿Galletas? —Le pregunta.

—Sí, galletas. —Le repite.

Me gusta ver la complicidad que tiene padre e hijo, realmente es poco decir eso cuando ambos suelen ser igualitos, desde el cabello hasta esos increíbles ojos; desde luego identifique que no son italianos al escucharlo hablar en otro idioma que se me dificulto entender más porque no tenía nada que ver con cualquiera de los que he aprendido; así que supuse que debe ser uno de esos complicados que a veces las personas no mucho aprenden a hablarlo.

— ¿Puedo ayudarlo en algún pedido, señor? —Lo empiezo a atender.

—Sí, aunque lamento lo del jarrón, mi hijo suele ser un torbellino cuando lo pierdo de vista —me indica antes de que volvamos a ver el jarrón roto.

—No se preocupe, es un niño y estos accidentes suelen suceder. —Le digo comprendiendo la situación. —Es un nombre muy peculiar, ¿Hades, no? —El pequeño me da una mirada.

—Saluda a la señorita, hijo. —El padre alienta que me salude.

El pequeño me entrega su pequeña mano a fin de que pueda tomarla para saludarlo, así que mientras la tome, el pequeño con una pequeña oración que me ocasiona ternura, me da un saludo del que pronto se lo devuelvo al llamarlo por un nombre que no suele ser muy común y por supuesto, me recuerda a uno de los dioses griegos.

—Eres muy lindo, Hades. —Lo acaricio debajo del ovalo de su rostro haciendo que le dé cosquillas.

—Gacias. —Dice riendo.

— ¿En qué puedo ayudarlo? ¿Algún arreglo en especial? O, ¿lo desearía personalizado? —No tarda en darme una respuesta.

—Desearía un arreglo con narcisos, pero sé muy bien que son difíciles de conseguir —menciona.

—Por suerte, hoy en la mañana me llegaron unos narcisos muy hermosos —puedo ver como se alegra al escuchar eso —, ¿desearía solo los narcisos o quisiera que se le agregará alguna otra flor? —Le pregunto por si desea más detalles.

—Si puede sorprenderme con un hermoso arreglo que resalte los narcisos, estaría complacido. —Me asegura. —Aunque, puede usar cualquier tipo de flor menos las rosas, cualquiera de su especie por favor no las utilice junto con los narcisos. —Asiento al entender su indicación.

Le hago una señal para que me espere un momento para ir pronto a la bodega y sacar del refrigerador los narcisos que el señor Moretti me envió hoy en la mañana en conjunto con las otras flores que estaban dentro del pedido que debían de haber sido entregados el día de ayer; por ser unas flores muy delicadas y poco durables en su época, termino por llevármelas con cuidado mientras en el camino pienso que otras flores agregarle para que puedan resaltar su hermoso color amarrillo, así que obteniendo una idea, paso recogiendo también unos tulipanes rojos que siguen siendo unos capullos y aparte de ello, unos jacintos blancos. Así que terminando por llegar a la mesa en donde preparare el arreglo floral, me doy cuenta como el cliente parece entretenerse en observar cómo empiezo a crear el diseño utilizando todas las flores que he llevado en conjunto con una canasta y hojas de aspidistra y dracena.

— ¿Es para su esposa? —Le digo mientras recorto los tallos de los tulipanes.

—Sí, ella ama los narcisos y estuve buscando en varias floristerías si los tenían —declara.

—Llego al lugar indicador —digo sonriendo.

—Sí, es una hermosa floristería. —Opina.

—Gracias, hace poco acaba de ser inaugurada. —Parece sorprendido.

—No parece, más porque veo que tiene muchos clientes fieles —asiento.

—Hemos intentado que los clientes sigan teniéndonos como preferencia, es una de nuestras prioridades. —Comprende. — ¿Es turista? —Le pregunto.

— ¿Es muy notorio? —Menciona.

Además de su acento, el idioma que antes escuche y porque tengo un sexto sentido que me dice que estoy en lo correcto, pronto muevo la cabeza de arriba hacia abajo afirmando que es demasiado notorio, ya que aunque he estado poco en Italia, he podido distinguir aquellas personas que han nacido acá, como también, algunos que son residentes. Además, desde que él llego, de una sola vez empezó a hablarme en inglés, en donde fue fácil entenderle ya que es mi idioma natal.

— ¿De vacaciones? —Niega.

—Segunda luna de miel. —Dice alegre.

— ¡Felicidades! —Le digo a lo que agradece. —Dejaré muy hermoso esté arreglo para que a su esposa le encante. —Le prometo.

Realmente me doy cuenta como ahora a todo el mundo le está yendo bien en el amor, en donde desafortunadamente no estoy en la lista, que por desgracia debía de seguir pero el problema es que apenas el día de ayer comprendí que mi relación con Phillipe se destruyó en un solo instante y todo porque seguimos sin tener confianza uno del otro.

— ¿Se encuentra bien? —Escucho que me pregunta.

—Fingir que estoy bien no está funcionado, ¿verdad? —Hace una mueca mientras niega.

Por más que quiera poner una buena sonrisa o intentar concentrarme en mi propio trabajo, al final siempre termino por recordar el mismo suceso del día de ayer, y no es que sea intencional con la finalidad de repetirme miles de veces que podría haber cambiado muchas cosas si no hubiera dejado pasar lo de Reece, sino más bien, los pensamientos simplemente son inconsciente que con un mínimo detalle el recuerdo aparece por sí solo aunque no deseará que eso sucediera.

— ¿Ruptura amorosa? —Eleve una ceja.

— ¿Es muy notorio? —Repito su pregunta.

Veo como hace un pequeño gesto con su rostro haciéndome entender que si puede ser la razón de mi decaimiento y ese poco animo que tengo a pesar que busque la forma de obviar mi situación amorosa, como también, permitirme seguir con mi vida como si nada hubiera sucedido en verdad.

— ¿Quisiera hablarlo? —Inhalo suficiente aire al no saber si estoy preparada para hablar de ello.

—No sé si comprendería lo que siento... —Aprieto los labios.

—No soy consejero o psicólogo, pero mi esposa dice que soy muy bueno dando reflexiones —encoge los hombros.

Es extraño que deba confiarle a un extraño mi situación amorosa, realmente hablarlo con Misty no fue suficiente y de por sí, no tengo a otra persona que pueda comprender muy bien mi circunstancia cuando decirle a mi hermano, pueda que al principio se moleste al haberlo ilusionado que Phillipe era el hombre correcto de mi vida y de por sí, comentárselo a mis progenitores, no creo que sea ni una buena idea y a su vez, dudo que obtenga, una respuesta sana de su parte.

— ¿Piensa que todas las personas estamos destinadas a estar con esa persona que hemos escogido para compartir nuestras vidas? —Lo cuestione.

Veo como antes de dar una respuesta, deja de sostener a Hades, para ponerlo en el borde de la mesa, el pequeño que está ausente de lo que sucede a su alrededor, parece entretenerse en unas papalotas que giran con el viento que proviene de unas de las ventanas de la floristería.

—No siempre sucede eso, realmente solo con el tiempo puede darse cuenta si en verdad quiere compartir toda su vida con esa persona —aclara —, eso es parte de una relación amorosa, de conocerse y atravesar muchas cosas que a veces tendrán sus dificultades sean pequeñas o grandes —menciona —, pero solo usted y su pareja deben ser conciente si son capaces de poder sobrellevarlas, de la forma madura de resolverlas y de la confianza que se tengan uno al otro para llegar a un mismo acuerdo a través de una buena comunicación. —Empieza a decirme.

—No se escucha nada sencillo —muestra una pequeña sonrisa ante mi comentario.

—No lo es, con el tiempo deben ir aprendiendo uno del otro... Quizás, nunca lleguen a conocerse en su totalidad, pero lo importante, es que puedan conocer sus fortalezas y sus debilidades, su forma de ser, sus intereses, sus sueños, y todo aquello que involucra que ustedes sepan que les será útil de saber para que no sientan que son un par de desconocidos en algún momento. —Comenta.

Doy un largo respiro porque sé que lo poco que Phillipe y yo hemos descubierto del uno hacia el otro, es apenas la punta del iceberg que tenemos que seguir explorando para llegar al menos a lo más profundo; es cierto lo que dice, que una pareja jamás llega a conocer todo del otro, pero eso no implica que debamos de ocultarnos cosas o que todo pequeño problema nos terminemos por enojar hasta querer terminar la relación cuando eso no es una parte madura de nosotros; tenemos que ser los suficiente maduros y honestos si deseamos que al menos no todo termine mal.

— ¿Cuántos años tiene? —Me pregunta.

—Veinticuatro. —Le mencioné.

— ¡Uf! No se desanime, es joven y hermosa, si esa persona no sabe apreciarla, encontrará a alguien que si sepa hacerlo. —Eso me anima un poco. —Pero si vuelve a aceptarlo en su vida, aprendan a conocerse, valorarse y mantener una firme como adecuada relación.

Asiento porque es una realidad de la que se debe tomar en cuenta para aprenderla, además quien mejor para decirlo que una persona que pudo haber tenido sus propias experiencias amorosas fallidas y que de ello, al final pudo llegar a comprometerse con la mujer de su vida; quizás no lo conozca bien, pero sé que sus palabras son sinceras y solo está buscando una forma de ayudarme.

—Su esposa debe de sentirse afortunada de tenerlo —sonríe.

—Más bien, yo me siento afortunado de tenerla. —Suspira. —Me cambio mi vida, me hizo entender tantas cosas de las que siempre le estaré agradecido y de por sí, me ha dado una familia de la que nunca espere tener. Quizás mi vida sea muy agitada y de vez en cuando, complicada, pero con ella, todo se vuelve sencillo. —Acaricia el cabello de Hades.

Seria tonto no ver lo enamorado que él está de su mujer, es más, se puede notar como está convencido que su vida ha tenido un cambio radical positivo desde que ella entro a su vida; realmente es muy lindo que un hombre pueda compartir de esa forma su vida con una mujer, de estar seguro lo que quiere compartir con ella cada minuto y de no necesitar muchas cosas con sólo saber que cada día que está a su lado, su vida está completa.

— ¿Alguna vez ha tenido miedo en perderla? —Asiente.

—Cuando tenemos miedo de perder a alguien importante de nuestras vidas, es porque tenemos un vínculo de amor sincero con él o ella. —Menciona.

Creo que a veces suele ser también parte de la naturaleza propia, así como tememos perder a un familiar, por obvias razones, sentirás la misma angustia por esa persona que se ha involucrado en tu vida.

—No sé si podamos volver a estar juntos —suspiré.

—A veces la respuesta no sólo está en haberlo pensado, sino que también, en actuarlo. Y lo digo por experiencia. —Dice burlándose de sí mismo.

—Y, ¿si no sale como lo planeé? —Le pregunte.

—Al menos debe de sentirse orgullosa de que lo intento, si no se da como lo pensó, siga con su vida, tendrá más oportunidades adelante y además, el amor nunca se acaba, siempre habrá una persona que estará ahí para entregárselo. —Declara.

Quien hubiera dicho que durante mi trabajo iba a recibir buenos consejos, y de esos que sabes que necesitas todos los días. Realmente no sé qué pueda suceder con mi relación con Phillipe, quizás todo termine o pueda que sigamos juntos, pero lo que me tenga preparada el destino, lo estaré recibiendo con los brazos abiertos.

Ni siquiera me di cuenta en qué momento durante la conversación, arme todo el arreglo floral, simplemente otra vez mi mente trabajo por si sola mientras que escuchaba al cliente darme consejos de pareja como si supiera aquello que quería escuchar, lo cual fue agradable tener respuestas sencillas y realistas de su parte, porque eso me llevo a aclarar mi mente y por supuesto, a sentirme mucho mejor.

—Ya está. —Le digo mostrándole el arreglo terminado.

—Esta increíblemente hermoso. —Dice asombrado. —Hades, ¿crees que le guste a mami? —El pequeño asiente.

—No se preocupe por el jarrón. —Le señalo el lugar donde antes estaba el jarrón ya que Rachele se encargó de recoger los trozos.

—Oh no, lo pagaré sin problemas. —Dice sin preocupación. —Vamos campeón, debemos de ir a ver a mamá y tu hermanita. —Enarqué la ceja.

— ¿No es hijo único? —Negó.

—Hace poco mi esposa me dio la noticia que está embarazada —eso sí es una buena sorpresa.

— ¡Felicidades nuevamente! —Le digo.

—Muchas gracias. Perdón que no nos hayamos presentado antes, ¿cuál es su nombre? —Me pregunta mientras nos dirigimos al cajero.

—Destiny Haller. —Le alzo mi mano.

—Demian Thalassinos. —Estrecha mi mano.

—Mucho gusto, señor Thalassinos. Fue un gusto atenderle y gracias por el consejo. —Asiente.

—Fue un gusto y deseo que pueda ser feliz con quien usted considere quedarse y compartir su vida como su amor. —Sonreí.

—Muchas gracias.

Apenas pago por el arreglo floral y el jarrón roto, cuando observe como tomó nuevamente la mano de su hijo y ambos salían de la floristería mientras se dirigían al lugar donde está su esposa. A veces quizás uno se puede sentir perdido pero es probable que el destino pueda enviarte a una persona que pueda ayudarte con tu problema o simplemente, a darte esas palabras de aliento que deseas escuchar.

(...)

Un día largo del que solo deseo cenar y pronto ir a la cama, apenas puedo seguir de pie cuando el sueño acaba de aparecer de repente luego que me la pase con la mente ocupada y gracias a Dios, no tuve ninguna interferencia más en recordar todos aquellos momentos que estuve con Phillipe; ahora que sé lo que debo de hacer, simplemente otra vez se lo dejaré en la obra del tiempo y el destino, no quiero que todo tenga que llegar a una pronta solución, al menos quiero tomarme el suficiente tiempo como delicadeza para comprender si mi relación con Phillipe debe de seguir o ya tendría que seguir con mi vida sabiendo que en algún otro momento llegará alguien más a ocupar mi mente y corazón.

Abro la puerta del apartamento para quitarme los zapatos y así encender las luces del lugar, pensé que Misty ya estaría acá cuando he visto su auto pero quizás solo lo haya dejado para irse con Alonzo a algún lugar; dejo las llaves en la mesa de la sala y me doy un pequeño estiramiento esperando que Kala pronto llegue a mí para llenar mi vida un poco de alegría pero antes de poder esperar que llegue, recibo un mensaje de parte de mi hermano mencionándome que ya está a bordo del avión donde en unas próximas horas llegará a Italia para visitarme; con un poco de alegría en mi corazón, le contesto feliz porque pronto lo veré, sin embargo, luego de esos par de minutos que estuve respondiendo sus mensajes, me di cuenta de que en sí, Kala no ha llegado, tampoco he escuchado un ladrido de su parte o al menos un movimiento en el apartamento...

No creo que Misty se la haya llevado y tampoco recuerdo haberla dejado con la señora Caruso, enarque la ceja y me puse a pensar en las posibilidades de que se haya quedado encerrada en mi habitación o la de Misty, como también, podría darse la casualidad de que esté en alguna habitación porque es dudable que se haya salido del apartamento cuando la puerta se encontraba cerrada.

Subo las escaleras para ir pronto a mi habitación en donde me percato que no está ahí, ya que busco debajo de la cama, en el cuarto de baño y estúpidamente en el ropero; así que dejando aquel lugar, pronto prosigo a la de Misty, pero en el instante en que enciendo las luces para poder buscar a la cachorra, doy un salto y un pequeño grito cuando veo a Misty amarrada de pies, manos y boca sobre su cama, a su lado, se encuentra Reece quien tiene un arma que ya está apuntándome en la sien; mi corazón empieza a agitarse y siento como alguien cierra la puerta detrás de mí, para tomar mis brazos, ponerlos detrás de mi espalda y sentir como algo pinchaba a un lado de mi hombro a punto que al hacerlo cubrió mi boca para que no llegará a gritar.

— ¿Pensabas que te saldrías con la tuya? —Empieza a decir Reece. —Que estúpida fuiste, Des. —Se rió cerca de mi cara luego de que camino hacia mí. —Pero de está no saldrás viva, ahora me perteneces de nuevo y creo que pronto tendré a un cliente indicado para ti que me hará nuevamente adinerado.

Intenté liberarme pero fue imposible cuando mi cuerpo comenzaba a flaquear a punto de no poder sentir mis extremidades, mi vista se volvió nublosa y de repente me sentí mareada; sabía que aquella inyección que me habían puesto podía haber sido algún tipo de calmante para adormecer todo mi cuerpo como también, mis sentidos. Así que sintiéndome por dentro impotente al no poder hacer nada, solo sentí un fuerte golpe que Reece me dio cerca de mi rostro al buscar una forma de librarme del que me seguía sosteniendo, solo así, fue que termine por dejar de sentir y ser consciente de lo que pronto vendría.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Continuará...

Últimos Capítulos

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top