Capítulo 45
"A la gente no se la conoce bien hasta que no se ha tenido una verdadera pelea con ella. Solo entonces puede uno juzgar el carácter que tienen." —Anna Frank
***
Le doy una mirada a ambos para que puedan decirme que hacer en esta ocasión ahora que me siento segura de que mi relación con Phillipe ha estado yendo mejor de lo esperado en los últimos días; realmente lo que estoy viviendo ahora con él parece irreal que se siente como si estuviera viviendo bajo un cuento de hadas, sin embargo, no quiero que acabe, es más, quiero que perdure todo el tiempo que sea necesario, pero si no me convenzo del que el deseo ya ha desaparecido, no podré estar tranquila y mucho menos poder disfrutar de esta relación imaginándome día tras día que pronto acabará.
—Por lo que veo, él ya está enamorado de ti, simplemente, no te ha dicho lo que quieres escuchar, ¿no es así? —Me cuestiona Alonzo.
—Exacto, ya le revele mis sentimientos, pero él no ha correspondido de la misma manera al decírmelo con sus propias palabras —digo un poco frustrada.
—Si no más recuerdo, tu deseo fue que Phillipe nunca se enamorará de ti, ¿no? —Asiento.
Hace un gesto como si hubiera una sencilla probabilidad de que en los siguientes días pudiera revertir el deseo sin complicarme más la existencia; por lo que dejando de pensar, termina por voltearse y verme a los ojos al tener la respuesta que necesito escuchar para que está angustia que siento por dentro acabe.
—Entonces, solo debes hacer que diga la palabra mágica —dice con simplicidad.
Le hice un gesto de no haber llegado a entender cuál era la palabra mágica que Phillipe debía de decir para que esto termine pronto, así que bufando, Alonzo llego a decirla para que comprendiera que en sí, es lo contrario que llegue a pedir con el deseo.
—Phillipe tiene que decirte que está enamorado de ti, eso bastara para romper el deseo y hacer que su lazo vuelva a unirse —menciona.
—Obviamente te lo tiene que decir con sinceridad y amor, porque si no incluye eso es probable que no funcione —respalda Misty.
No sé en qué momento exacto podré lograr que Phillipe diga esa corta frase, es cierto que luego del evento de la galería ambos tuvimos un momento demasiado íntimo en el que además de hacer el amor, nos dijimos unas cuantas palabras que estaban cargadas de emociones sinceras, aunque lo único diferente de ello fue que él no correspondió el "te amo" que dije, lo cual a veces me hace dudar que tanto se encuentra enamorado de mí hasta el momento, porque no tengo duda de que el deseo le impide de vez en cuando reprimir sus sentimientos por mí.
—El problema de ello, es que solo tienes dos semanas y debes lograr que te lo diga. —Hice una mueca cuando Misty dijo eso.
—Lo sé, y hacer que me lo diga, creo que tampoco funcionará cuando será una manera insistente que me lo revele, ¿no? —Ambos asienten.
—Lo importante es que sepa decírtelo a su manera o en un momento indicado, y lo digo porque sabes que durante el sexo se puede decir cualquier cosa que cuando vuelven a la realidad del mundo, ya no tiene el mismo efecto. —Comprendo lo que dice Alonzo.
—Ya se me ocurrirá algo, solo espero que funcione. —Dije esperanzada.
De por sí, no tengo un plan que me ayude a que él diga esas palabras sin que se escuchen forzadas, de por sí, de él deben salir, algo que será muy difícil cuando últimamente lo he empezado a conocer muy bien y sé que por un lado intenta protegerse así mismo para no salir lastimado, como también, que el deseo hace de las suyas para no darme un camino libre del que ya terminé este propósito que al final se convirtió en algo más.
Antes de seguir desayunando, se me ocurre una idea de cómo nuevamente poder irme acercando cada vez más a él con la posibilidad de que termine por escaparse esa frase que mis oídos necesitan escuchar; así que dejando el contorno de la taza de té en mis labios, suelto una sonrisa sabiendo que no sólo es un buen plan para cumplir mi cometido, sino que también, una forma para que su familia me vaya conociendo y de por sí, ir de poco a poco involucrándome en su vida.
Quizás llegue a ser tedioso tener que ver nuevamente a Vince, pero desde mi perspectiva, prefiero dejar ya los malos entendidos con él para llevarnos bien y llevar la paz, tanto por ambos porque no nos conviene seguir peleando, como a su vez, por Phillipe quien no entenderá la razón por la que su primo y yo, nos comportamos como perros y gatos al vernos.
—Me debo de ir. —Me levanto de la silla para ir a dejar los platos sucios al lavaplatos.
— ¿Dónde vas? —Pregunta extrañada Misty al ver mi cambio de actitud.
—Tengo un plan y veremos si funciona. —Guiñé el ojo.
—Esperemos que sí. —Me despido de ella con un beso en la mejilla.
—Nos vemos, Alonzo. Gracias por tu ayuda. —Le di un beso en la mejilla. —Pórtense bien, ¿sí? —Los señale.
— ¡Des! —Aparece un rubor en las mejillas de Misty.
Suelto una risa mientras que llamo a Kala para que me acompañe, así que yendo las dos a la casa de la señora Caruso, termino por tocar su puerta para ver como ella se alegra de mi sorpresiva llegada; me deja pasar a su casa y al descubrir que se encuentra sola, me da un buen motivo para hacerle unas preguntas y recomendaciones acerca de lo que tratará mi grandioso plan.
—Que alegría verte por acá. —Dice ella con amabilidad.
—Yo me alegro de verla bien, y que bonita se ve hoy. —La veo preparada como si estuviera a punto de salir.
—Gracias, Des. Me reuniré con unas amigas para almorzar juntas y luego tomar café. —Me anuncia sobre su salida.
—Es bueno que se tome un respiro y no pase todo el día en casa —le comenté.
—Sí, por fin conciliamos una reunión, a veces nos es difícil coincidir con horarios que me siento entusiasmada de verlas de nuevo —me alegro por ella —, ¿necesitas algo querida? —Pregunta.
—Si no es mucho problema, ¿puede prestarme su recetario? —Veo como muestra una sonrisa.
— ¿Planeas algún almuerzo o cena en especial? —Relamo mis labios e intento no demostrar mi entusiasmo.
—Sí, para la familia de Phillipe... —Le confieso. —Conozco varios platillos que les gustan, pero no sé cómo prepararlos, por eso quería saber si solo por hoy puede prestarme el recetario para hacer un almuerzo digno y tradicional. —Le explico.
Me hace una señal para que la siga, por lo que mientras caminamos en dirección a la cocina, empiezo a contar con mis dedos aquellos platillos que debo de hacer para cada miembro de la familia de Phillipe, aunque, los que serán difíciles de descubrir será el de su madre y sin dudarlo, el de Vicenzo.
—Aquí lo tienes. —Me entrega el libro luego de sacarlo de un mueble. —Sé que te será de mucha ayuda, si no comprendes algo o no encuentras algún otro ingrediente, me puedes llamar para ver con que lo respaldas. —Asiento a sus indicaciones.
—Muchas gracias, señora Caruso. —Le doy un abrazo.
—No es nada querida, tienes que impresionar a la familia de tu galán, así que te deseo la mejor de las suertes. —Pone una mano en mi mejilla.
—Gracias. —Musito.
Luego de pedirle el recetario a la señora Caruso, lo siguiente que debo de ir a hacer es visitar a Phillipe para hacerle el comentario sobre los planes que tengo para esta noche con su familia; así que dejando el libro y a Kala en el apartamento, me dispongo a ir a la empresa de él para darle esa visita inesperada, sin embargo, le pedí al Uber que me llevará primero a un lugar antes de terminar exactamente en mi destino. Me tome casi una hora de viaje, a pesar que fue largo el recorrido, sentí que valió la pena más cuando le llevo un regalo a Phillipe que sé que le llegará a encantar, por lo que apenas llegando a la calle en donde se encuentra su compañía de seguros, le pago al conductor y me bajo del automóvil para así entrar al lugar, donde primero me recibió una recepcionista que pensaba que venía más por algún tipo de seguro de vida, antes que llegar a visitar a su jefe.
—El señor Rizzo, la espera señorita Haller. —Me indica la recepcionista.
—Muchas gracias, puede decirme, ¿qué piso es? —Le señalo al ver el ascensor.
—Es el último. —Me comenta.
—Gracias. —Le agradezco de nuevo antes de dirigirme a la máquina.
Es extraño decir que en estas ocasiones los nervios suelen ser mis nuevos amigos para estás ocasiones cuando con anterioridad sabía controlarlos, pero ahora que dada la casualidad tengo una nueva experiencia de noviazgo de la cual he descubierto muchas cosas de las que me gustan disfrutar, es donde empiezo a entender que varias veces reprimía mis propias emociones para no sentir la verdadera forma de sentirme cautivada por ellas, por lo que estarlas experimentando constantemente, es una nueva forma que se ha ido integrando a mi vida.
Apenas llegué al último piso de la compañía para buscar la puerta de la oficina de Phillipe en donde al encontrarla, di un largo respiro antes de soltarlo en un silencioso suspiro del que me ayudo a recomponerme y tocar la puerta; fue entonces como en ese momento tuve que esperar un par de minutos antes de que escuchará un pequeño crujido que hizo que levantara el rostro para encontrarme con él, quien al mostrarme una enorme sonrisa, me hizo una señal para que entrará y por primera vez, pudiera ver el sitio en donde trabajaba.
—Fue una sorpresa haber escuchado como la recepcionista me comunicó tu llegada, pensaba que había sido una broma de mal gusto. —Dijo mientras camino en dirección a su silla.
—No creo que alguien se hiciera pasar por mí para poder verte. A no ser que tengas por ahí a una admiradora secreta de la que desconozca. —Me mofo un poco de él.
—No, no la tengo. —Dice riendo.
Antes que comente otra palabra, le pongo en frente un té de burbujas con sabor a mango y tres sándwiches con crema de taro; apenas se da cuenta que la comida proviene de "Shake It Up", suelta una pequeña risa de la que pronto se recompone en su asiento para agarrar la bolsa en donde vienen los sándwiches.
—Vaya, que recuerdos trae esto. —Dice mientras me da una mirada. —Y al parecer recordaste bien lo que pedí. —Aprieto mis labios.
No es de menos que el día que nos encontramos en ese pequeño local empezó a surgir la conexión que tenemos uno del otro, añadiendo que, fue la partida en la que me enseñó a ser más auténtica con mis fotografías sin perder el brillo divertido, sensual y transparente de mi personalidad. Quizás al principio me seguía comportando un poco molesta con él, sin embargo, para aquel entonces no pensaba hasta donde llegaría al estar a su lado y de todo lo que iba a venir para cambiar una gran parte de mi vida.
—Quiero pedirte un favor —pone su atención en mí.
— ¿Qué tipo de favor deseas? —Veo como empieza a quitarle la servilleta a los sándwiches.
—He pensado en hacer un almuerzo el día de hoy para tu familia, sé que te lo he dicho muy pronto sin saber si todos tienen algún asunto que realizar, pero quisiera saber si puedes lograr que todos lleguen. —Parece pensarlo.
—Sí, puedo hacer que todos lleguen —responde —, ¿dónde será? —Pienso pronto en el lugar más conveniente.
—En mi apartamento, realmente he pensado en hacer algunas cosas y espero que puedan sentirse cómodos en el lugar —asiente.
—Sí, de todas formas tu vecindario es tranquilo, es como la Villa Rizzo —encoge los hombros.
—Bien, entonces, te pido que sean puntuales, será a la una. —Suelta una carcajada.
—Respóndeme mejor, ¿cuándo no he sido puntual? —Parece ofenderse.
—Sé que eres puntual, pero solo quería recordártelo. —Me levanto del asiento para ir en dirección a él. —Me debo de ir, disfruta de tu refrigerio y nos vemos al medio día. —Empiezo a despedirme de él.
Antes que llegue a decir otra palabra, empiezo a darle un beso del que simplemente me deja deseando más, pero sabiendo que tengo que ir a hacer las compras y arreglar el apartamento, me separo de él para comenzar con todos los preparativos que tengo que organizar en casa.
—Nos vemos más tarde. —Murmura con una pequeña sonrisa.
—Claro que sí. —Le guiñé el ojo.
(...)
Durante el resto de la mañana me dispuse a realizar las compras para preparar la comida, como también, organizar el almuerzo que llegaría a hacer, apenas me quedo tiempo de poder cocinar al menos los cinco platillos que le presentaría a la familia de Phillipe, entre ellos: la lasaña, los grissinis, el carpaccio, la sopa minestrone y fainá con carne y berenjena; ni siquiera supe en qué momento el tiempo se me fue volando, cuando estaba terminando por hacer unos perfectos grissinis de los cuales intente una y otra vez para que la masa quedará perfecta, sin embargo, eso no llego a suceder del todo, más con eso de que intentaba que la comida quedará deliciosa al fin de que esté almuerzo no se volviera un completo desastre.
Al menos las enseñanzas de la señora Caruso me han ayudado a preparar con más facilidad algunos platillos de los cuales ya no son complicados para mí, pero exactamente cuatro de ellos, son los que no tenía mucho conocimiento, más porque estos dos meses y medio en sí, lo que más he preparado han sido pastas y por obvias razones, para los Rizzo no son exactamente sus platillos favoritos, por eso, tuve que cambiar de plan para que vieran que no me fui por lo sencillo, pero si por lo común.
Lo peor de todo es que la cocina había quedado completamente sucia, platos sucios por aquí, sobras de verduras por allá y harina de la que había quedado en el suelo donde por mala suerte, Kala había llegado ocasionando que cuando dejará la cocina, sus pequeñas huellas dejaran un camino hacia donde se había marchado; realmente no sólo me tocaría hacer la comida, sino que también, hacer la limpieza antes que todos descubrieran el desastre que he dejado. Estoy segura que esté día terminaré cansada, aunque de por sí, todavía debo de irme a Milán está tarde, ya que esta semana es el Milán Fashion Week, por lo que en esta etapa ya nos encontramos en el fitting.
Me seco las pequeñas gotas de sudor de la frente para darme cuenta que la comida ya se encuentra preparada, por lo que el tiempo del reloj me señala que solo tengo media hora para terminar de dejar el apartamento limpio, así que empiezo a moverme más rápido tomando la escoba, el trapeador y un trapo para limpiar la superficie de las encimeras; arreglo la mesa y gracias a Dios que antes que Misty como Alonzo se fueran, les pedí que dejaran la mesa del comedor en el jardín, así que solo moviendo las sillas, poniendo un bonito mantel y decorándola con flores; dejo preparada lo siguiente que tenía en la lista; ya con quince minutos, no me quedo de otra que ir corriendo a mi habitación para irme a dar un baño, ponerme un vestido con diseño de flores y hombros caídos, y por último unos tacones negros sencillos que vi hoy cuando fui a la ciudad.
Apenas termine de ponerme el labial cuando sonó el timbre del apartamento, por lo que dejando un desorden en mi cama por el maquillaje regado, termino por verme en el espejo hasta que sin esperar que el tiempo siga pasando, voy directamente a la puerta de la casa donde recibo a mis invitados con una enorme sonrisa; la primera en abrazarme es Bianca, quien en sus manos trae un postre del que sorpresivamente, no esperaba que trajeran, por lo que agarrándolo y saludando al resto de la familia Rizzo con dos besos en ambas mejillas, los dejo pasar a mi apartamento.
—Me gusta tu apartamento, está localizado en una buena vecindad y es cálido —comenta Bianca en el instante en que entra.
Le agradezco por la opinión sobre mi apartamento mientras voy a guardar rápido el postre, pero antes de hacer énfasis a sus palabras, siento como alguien pone una mano en mi espalda baja haciendo que me giré para poder ver a la persona que me ha llamado la atención, donde en un segundo de haber girado el rostro, mis labios terminan por chocar pronto con los de Phillipe, ocasionando que pronto saque una sonrisa de la que deslumbra mi emoción porque haya cumplido la parte de mi plan.
—Estás hermosa. —Declaro.
—Gracias, pero necesitaré que te comportes. —Entrelazo mis dedos con los suyos.
—Seré un buen bambino para esta ocasión. —Me guiñó el ojo.
—Me alegra escuchar eso. —Le di un corto beso como agradecimiento.
Caminamos en dirección a la sala en donde me puse en frente de todos para poder invitarlos al jardín en donde se llegaría a dar el almuerzo, por lo que antes de dar un paso más escuchamos unos pequeños ladridos que hacen que todos miren hacia atrás y vean a Kala, quien saca su lengua y mueve su rabo de un lado a otro para tener la atención de los invitados.
—Que hermoso, es un siberian husky —se acercó Antonio a Kala —, oh perdón me confundí, eres una chica. —Él le acaricio la cabeza a la cachorra.
—Les presento a Kala, es mi cachorra. —Se la presento a la familia Rizzo.
—Parece estar adiestrada. —Comenta sorprendido el señor Esmond.
—Sí, Kala es una buena cachorra. —Digo orgullosa. —Acompáñenme.
Me separe de Phillipe para poder ponerle la mano a la señora Antonella a fin de ayudarla a llegar hasta la mesa, ella con una sonrisa de oreja a oreja se deja apoyar de mí, en donde me da unas palmaditas en mi mano hasta que jalando la silla, espero que ella se siente para luego empujar de está suavemente hacia adelante con el propósito de acomodarla en su lugar.
Al verlos a todos en sus respectivos lugares, pronto voy en dirección a la cocina donde empiezo a recoger todos los platillos de comida para llevarlos a la mesa, así que haciendo mi primer deber al estar entusiasmada pero nerviosa, empiezo a destapar todas las tapaderas de las bandejas para mostrar los cinco platos que he hecho, ocasionando no sólo un asombró de cada uno de ellos, sino que también, el olor que desprende la comida haga que ellos suelten sonidos de satisfacción.
—Este olor es magnífico —manifiesta la señora Graziella.
—Dios mío, hay grissinis —dice Antonio con fervor.
—El carpaccio se ve delicioso —Bianca no le quita los ojos a su platillo preferido.
—Me asombra que la comida que hayas hecho, sea la que nos gusta —declara el señor Esmond —, ¿le dijiste tu hijo? —Le da una mirada a Phillipe.
—No, yo también estoy sorprendido. No sabía que es lo que haría Des para nosotros —dice cautivado.
—Mmm, a mí no me sorprende —mascullo Vicenzo.
Achique los ojos ante su comentario esperando que no se le ocurra decir otras tonterías que puedan arruinar el almuerzo especial que he hecho para todos ellos; lo malo de que Vince este acá es que sabe la mala relación que tenía con Phillipe durante todo nuestro matrimonio, eso sin añadir que, estuvo presente en varias de nuestras peleas y escuchaba las formas en como lo trataba por lo que se convencía cada vez más de no querer que estuviera con su primo. A todo ello, peligra lo que Phillipe y yo tenemos, y no puedo convencerlo fácilmente que mantenga su boca cerrada sabiendo que él tiene el poder de hacer que Phillipe crea en sus palabras al ser su familiar más cercano, aunque todavía me respaldo de la desventaja de que no le llegará a creer fácilmente todo lo que le dirá.
— ¿Por qué dices eso? —Antonio le dio una mirada a su hermano.
—Tengo el presentimiento de que Des nos conoce muy bien, ¿no es así? —Su mirada empieza a incomodarme.
—Eso es imposible, apenas hemos comenzado a conocernos y pueda que sea una pura casualidad —me respalda Bianca.
—Sí, la verdad, no quería hacer algo muy tradicional como suelen ser las pastas... Solo elegí la comida al azar. —Intenté que mis palabras fuesen creíbles.
Empiezo a creer que tener a Vicenzo acá será un clavo en el zapato sabiendo que él no se detendrá a que arruinar mi almuerzo a fin de que su familia siga sin aceptarme; creo que este pequeño evento que organicé no lo pasaré nada tranquila cuando cualquier cosa puede llegar a suceder de forma inesperada.
Me siento al lado de Phillipe para poder tener un almuerzo con todos ellos, apenas empezaron a agarrar su comida preferida cuando los comentarios acerca de lo deliciosa que está llegaron como una lluvia, haciendo que intentará concentrarme en sus opiniones y dejará a un lado los planes que pueda tener Vince para esté momento.
—Porque no nos hablas un poco más de ti, Des. —Comenta el señor Esmond.
—Claro, ¿qué desearía saber de mí? —Prefiero que ellos elijan un tema del cual conversar.
— ¿Qué hace tú familia? —Se interesa él.
—Bueno... Toda mi familia vive en Estados Unidos, mis padres están casados y tengo un hermano mayor llamado Cole... —me interrumpe Bianca.
— ¿Esta soltero? —Suelto una leve risa al ver su reacción.
Vince hace un gruñido de desagrado al escuchar como su pequeña hermana ha llegado a tener una mera atención con respecto a mi hermano mayor, sin embargo, creo que Vicenzo no deberá de preocuparse por ello cuando Cole está casado y desde luego, pronto será padre.
—No, está casado y en unos meses será papá. —Le comenté.
—Oh que lastima —ella hizo un puchero triste.
— ¡Felicidades! Pronto serás tía —exaltó Antonio.
—Muchas gracias —aprecie su gesto.
— ¿De qué trabajan tus padres? —Continuo en conocer la señora Graziella.
La verdad es que hablar de la situación que está pasando ahorita mi familia no es de mi placer, pero creo que no es adecuado que mienta cuando se supone que todas estas personas serán algún momento mi familia, añadiendo que, ellos han sido muy buenos conmigo y me han abierto las puertas de su casa para hacerme sentir parte de su familia, algo que debería reconocer y no arruinar esa relación de confianza que empiezo a obtener de cada uno de ellos, bueno, excepto de Vince.
—Mi papá es jefe de una empresa de artículos de hogar y mi madre, es ama de casa. —Respondí.
—Deben de extrañarte al estar acá —enfatiza la señora Antonella.
Hago una mueca porque en sí, mis padres no han demostrado algún interés de su parte desde que supieron que me fui de casa para irme de viaje, apenas a veces mi madre es quien me pregunta acerca si estoy siguiendo con mis tratamientos faciales o corporales para evitar imperfecciones, eso sin añadir a mi papá, quien a veces me preguntaba sobre si he conseguido algún novio que este a un nivel élite para que pueda mantenerme y de ser posible ayudarlo en su situación luego de que Cole se negará a invertir en su empresa sabiendo que las deudas que tiene no lograrán que la compañía vuelva a sus viejos tiempos.
—Siendo sincera, creo que no. —Veo como ella enarca su ceja. —Tienen otras preocupaciones de las que centrarse que estar pensando que no estoy presente con ellos. —Comenté sin saber que mis palabras terminarían por revelar la situación.
—Es de menos, a veces tengo el presentimiento que actúas igual —Vince vuelve a atacarme de forma desprevenida.
— ¡Vince! —Bianca le da un golpecito en el brazo para que no diga esas cosas.
—Pueda que sea así, aunque deben de seguir en contacto contigo —la señora Antonella sigue buscando una probabilidad de que mis padres sean amorosos.
—Sí, pero no me preguntan acerca de cómo estoy o cuándo volveré... Más bien, solo piensan si he estado trabajando para llevar obsequios o dinero a casa —mencioné la realidad de la vida que tengo con mi familia.
—La verdad, ¿qué tu no eras así? —Abro la boca al ver que Vince no cierra la suya.
— ¿A qué te refieres? —Phillipe le da una mirada de desconcierto.
—Yo solo digo que Destiny pudo haber adquirido las mismas conductas de sus padres —encogió los hombros —, ya que si vez, vive en comodidad, la mayor parte de su vida se la han presentado en bandeja de plata y de por sí, solo ha necesitado de su rostro y cuerpo para conseguir trabajo. —Aprieto las manos debajo de la mesa al ver cómo me describe.
— ¿No crees que estas juzgándola mal? Se supone que tú no la conoces y estás diciendo cosas que no van al caso. —Phillipe termina por defenderme.
Todos se me quedan viendo con la esperanza de que niegue las palabras de Vicenzo, sin embargo, él conoce una gran parte de mi historial de vida que de por sí, le ha servido muy bien para recalcarla en frente de sus padres, hermanos, tía y primo; fuera suficiente decir que esa Destiny quedó en el pasado, pero de por sí, esas actitudes a pesar que ya han cambiado formaron parte de mi vida en algún momento y por más que quiera decir que jamás actúe de esa forma, él tiene razón suficiente para decir eso.
—Es cierto lo que dices —intenté no negar la verdad —, fui mal criada desde pequeña que siempre esperaba que todo funcionará a mi manera y que todo girará a mi alrededor, quizás no estaba acostumbrada hacer por mi cuenta mi trabajo, porque me empeñaba que otros estuvieran ahí para hacérmelo. —Mire un instante la comida. —La mayor parte de mi vida actúe como una princesa sin educación, trataba a las personas por desigual y las manipulaba a mi parecer hasta que estás estuvieran bajo mis pies. —Solté un suspiro. —No estoy orgullosa de ello.
Quizás para darme cuenta de esas actitudes que antes tenía tuve que recibir un buen golpe de la realidad en el instante en que supe que no todo siempre estará en la palma de mi mano una vez que chasqueé los dedos, como también, que no todo el mundo me respetará sin importar que yo actuará de la peor forma con ellos creyendo que se los mereciera. En estos dos meses he aprendido muchas cosas de cómo mejorar mi forma de ser, también de ser independiente y ser una persona de carne y hueso que demuestra sus sentimientos como emociones sin tener vergüenza de ellos; hasta estoy muy segura que trabajar duro es lo que me ha vuelto una persona más humilde, sincera y amable. Tres cosas que antes yo no tenía y mucho menos demostraba y si lo hacía, en vez de ser real, era pura hipocresía.
—Ya vez, estuve en lo correcto. —Dijo con una enorme sonrisa llena de victoria.
—Quizás un poco. —Aclaré. —Es cierto que dicen que una persona no puede cambiar de un día para otro y más en un corto tiempo. —Le doy una mirada a Phillipe. —Toda mi vida estuve llena de lujos y riquezas que nunca las supe apreciar —empecé a decir —, mis padres eran muy complacientes y permisivos conmigo, no quiero culparlos por la forma en cómo nos educaron a mi hermano y a mí, pero puedo resaltar que por esas actitudes yo misma diseñe una faceta tan egocéntrica, arrogante y narcisista. —Suelto un suspiro. —Siempre me empeñaba a ser directa e hiriente con los demás sin importarme sus sentimientos y desde luego, actuaba como una víbora con las demás personas. —Dije avergonzada.
Ahora mismo Vicenzo debe de estar gritando internamente de alegría al ver que estoy soltando una diversidad de verdades sobre mí que pueden ocasionar una ruptura y barrera con la familia Rizzo, quizás no sea necesario decirles todo aquello, pero para mí es importante que Phillipe lo sepa para que acepte en su totalidad a la Destiny que tiene a su lado.
—A pesar de ello, un día me di cuenta que estaba haciendo lo incorrecto, tuve que aprender de varios errores para verme al espejo y decir que tenía que cambiar. —Les di una mirada cautelosa a todos. —Aprendí de cómo ganarse el dinero con el sudor y el esfuerzo de mis manos, comprendí que mostrar tus emocione no te hace débil y entendí que... —mire a Phillipe —cada día puedes ser una mejor persona si permites que otros con buenas energías y actitudes entren a tu vida —soltó una leve sonrisa —, en estas semanas acá aprendí muchas lecciones que me han hecho ser una mujer más auténtica, alegre y honesta, quizás no pueda cambiar muchas cosas que hice en el pasado, pero pueda ser que el día de mañana ayude a otros a no seguir el mismo camino. —Trague hondo.
No sé qué opinión tendrán los demás sobre esto, pero lo que acabo de decir no tiene nada que ver acerca de haber dicho alguna mentira o intentar quedar bien con ellos para que se den cuenta que soy alguien que puede dejar de ser malo para ser bueno, más bien, he hecho ese relato resumido de mi vida porque sé que soy lo que soy, hay cosas malas de mí que en estos días de poco a poco he ido cambiado, además, me he ido descubriendo realmente quién soy y la clase de persona que quiero ser un futuro. Quizás ha sido muy tarde para darme cuenta de muchas cosas malas que hice en una parte de mi vida, pero como dije, esta puede ser una oportunidad para cambiar y ser una imagen que representa el cambio que a veces podemos lograr ser si nos proponemos a ser mejores personas.
— ¿Deberíamos creerte? Como tú misma dijiste, nadie puede cambiar de un día para otro, ¿qué nos haría creer que no serás una descarada y manipuladora con nosotros? —Hago una mueca.
—Vince, debes tener más respeto. —Lo reprendió su padre.
— ¿Por qué deberíamos tenerle respeto? Está confesando en nuestras caras lo hipócrita y malagradecida que ha sido... —Respiro profundo antes que sea yo quien resalte y pronto termine por dejarlo en el suelo.
—Vicenzo, guarda silencio. —Resalto la señora Graziella.
—Pues no, no me callaré. —Dijo malhumorado. —No dejaré que esa víbora, entre en nuestra familia. —Me señalo.
Escuchamos un chirrido que ocasionó que todos observáramos en dirección a Phillipe, puedo ver como se levantó sorpresivamente de la silla para darle una mirada dura y fría a Vicenzo, sus manos las mantiene cerradas haciendo que sus puños dejen de tener ese color bronceado para convertido en uno blanco; no dice ni una palabra, pero tampoco mueve tan solo un dedo, su reacción me preocupa tanto que tengo el temor de que el momento termine por empeorarse.
—Te pediré de buena forma que no le hables así a mi novia. —La voz de Phillipe se vuelve ronca del enojo. —Discúlpate con ella por lo que le has dicho.
Vicenzo quien nunca se imaginó tener que estar en esa postura, se queda impresionado que toda su familia se ponga de mi lado antes que el suyo, eso sin decir, que tampoco pensó que Phillipe tuviera que pedirle que se disculpará luego de las palabras fuertes y duras que me ha llegado a decir. Desde luego, no culpo a Vince de que tenga dudas sobre mí cuando en tres años vio el tipo de arpía que fui con su primo, sin embargo, ahora estoy dispuesta al cien por ciento para cambiar y no estoy jugando con la relación que estoy manteniendo con Phillipe, más bien, esto va muy en serio que por primera vez, no quiero que acabe.
—Lo dices en broma, ¿no? —Dijo con ironía.
Phillipe no afirmó pero tampoco negó, simplemente se quedó observándolo dándole a entender que iba en serio, donde demostró con esa faceta en su rostro que no se encontraba para hacer bromas pesadas cuando lo único que necesitaba es que todo vaya por un buen camino.
—Ella te va a herir, te va a pisotear y luego, te darás cuenta que nunca debiste de enamorarte de ella... —Le dijo mascullando. —¿Es que no aprendiste sobre lo que le hicieron a mi tía? —Otro chirrido se escuchó.
—Vicenzo, no permitiré que saques ese tema acá. —Dijo la señora Antonella. —No todas las personas son cómo tú piensas, deberías entender que Destiny ha sido honesta y transparente. —Él suelta una risa socarrona. —Por tanto, merece una nueva oportunidad.
Vicenzo no está muy convencido en ello, simplemente me da una mirada para susurrar unas palabras que son poco entendibles pero que comprendo que no debe de ser otra maldición de mi parte al ver que su familia se ha puesto de mi lado; sin decir nada, se da media vuelta para caminar dentro del apartamento, en donde Phillipe estuvo a punto de perseguirlo, pero lo detengo mencionándole en voz baja que trataré que vuelva, algo que dudo que sea convincente sabiendo como es Vince.
Termino por correr dentro de la casa para alcanzarlo, pero antes de que salga por la puerta principal, lo tomó del brazo e intento que no ponga un pie fuera del apartamento; apenas se da cuenta de quien es la persona que lo ha detenido, tira de su brazo para que dejé de sujetarlo, para luego darme una mirada que además de arder en llamas parece querer asesinarme.
—Quien hubiera dicho que lograrías tu propósito de nuevo —dice murmurando.
—Vince, por favor. —Intento que se calme. —Sé que te es difícil creer que he cambiado, pero he sido sincera, lo he hecho, por eso te pido que me des la oportunidad de demostrártelo.
Suelta una risa fría de la que ocasiona que haga una mueca y pronto se pase la mano por todo su rostro, con ese simple gesto, me hace saber que no estará dispuesto a darme una oportunidad para que esté con su primo.
—No te lo mereces. —Refunfuña. — ¿Sabes cuánto tiempo Alessandro sufrió contigo? —Me quedo callada por sé muy bien el daño que ocasione. —No, no tienes ni idea. Y ese el problema Destiny, el día de mañana no quiero que le suceda lo mismo, yo vi como él te entregó su corazón y tú lo pisaste como si fuera basura. —Su mandíbula se aprieta al recordarlo. —Ni siquiera eres capaz de decirle porque estás aquí en verdad y porque te has tomado en serio su relación. —Niego.
—Es cierto que mis intenciones fueron venirlo a buscar y conquistarlo... —empiezo a decirle —Pero, me he enamorado de él y sé que él me quiere, así que no lo perderé está vez porque quiero que esto funcione. —Le digo decidida.
—Suelta una carcajada. —No me creo esa tontería. Si no te enamoraste la primera vez de él, no creo que lo que sientas ahora sea amor, lo único que hace que estés a su lado, es porque sabes que no encontraras a otro que muy bien puedas manipular y sacarle provecho así como tus padres lo hicieron con él. —Me saca en cara mis errores y los de mi familia.
—Me da igual lo que pienses de mí, estoy siendo sincera contigo, pero veo que no estás intentando razonar y darte cuenta en serio de la situación. —Rueda los ojos. —Sé que eres muy importante para Phillipe, por eso estoy aquí, dando mi brazo a torcer para que ambos podamos llevarnos bien. —Le mencioné. —Así como tú quieres lo mejor para Phillipe, yo también lo deseo para él; pero si estamos así, dudo que podamos llevar la paz en esta familia. —Sus ojos se achican.
— ¿Está familia? —Dice irónico. —No, te equivocas. Es mi familia, no tuya. Y no me retractaré en pensar y decir... —se acerca a mí para decírmelo muy de cerca. —Que tú, nunca formaras parte de ella. ¿Entiendes? —Prefiero no seguir discutiendo ese asunto con él. —Ahora, vete de nuevo con ellos, y finge ser una santa, que se te da muy bien actuar como una. —Empieza a salir. —Y diles a todos, que cuando terminen de comer tu basura, que me llamen, para pasar a recogerlos. —Entra a su auto y se marcha.
Suelto un suspiro y me apoyo en la puerta, para darme cuenta que no será nada sencillo tener que convencer a Vicenzo sobre que he cambiado, pero de todas formas, si él no lo quiere ver, no puedo hacer más. Algún momento se dará cuenta que no estoy fingiendo y lo que en verdad siento por su primo, es real; por tanto, solo espero que no se siga entrometiendo en nuestra relación, sino tendré que sacar mis garras para dejarle claro que está vez, no estoy jugando, y más con el corazón de Phillipe.
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Continuará...
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