Capítulo 35 🔞

"El corazón que está lleno de miedo, ha de estar vacío de esperanza". —Fray Antonio de Guevara

***

El sonido de cómo unos nudillos chocan tres veces seguidas contra la puerta es una forma de anunciar que alguien está buscándome, y ese alguien puede de que se trate de Phillipe, ya que sería el único junto con el arrendatario del apartamento quien puede tocar la puerta a plena mañana donde lo único que necesito es poder dormir un poco más; mis protestas son de sobra cuando las únicas que las escucha suele ser la almohada, por lo que levantándome y pasándome las manos por la cara y mi cabello, me doy cuenta que el sol ya ha salido y no tengo duda que me haya perdido del desayuno luego de que la noche anterior me dejara totalmente exhausta no sólo física sino que emocionalmente con todo lo que sucedió.

—Ya voy. —Murmure molesta.

Pongo los pies en el suelo e intento que mis ojos se puedan acoplar con la luz de los rayos del sol que entran por la puerta de vidrio que va hacia el balcón de mi habitación; realmente debí de haberla cerrado anoche pero lo olvidé luego de que al quedarnos cenando y hablando con Phillipe, no tuviera más energías para seguir moviendo otros objetos luego de que solo con desmaquillarme e irme a dar un baño, pronto terminará en la cama con un cansancio que ni mis propios ojos aguantaron más una sola vez que mi cuerpo se dejó caer entre las finas y suaves sábanas.

Abro la puerta y veo que en frente de mí, tengo exactamente a Phillipe, con unos vaqueros de cintura baja y una camiseta negra de la que resalta no sólo el color de su piel sino que también el de sus ojos; lleva puesto sus lentes haciendo que se vea sexy con ellos, eso sin decir que, ya empieza a crecerle su barba logrando que con ella se vea más maduro; cierro mi mano izquierda y la oculto en mi espalda porque estoy tentada a tocarlo, lo cual no sé si sea una buena idea cuando veo que él ya se encuentra preparado para salir a algún lado.

—Buongiorno, bella stella. —Me saludo.

—Buongiorno bambino. —Su sonrisa se agranda al escuchar como lo llamó.

— ¿Descansaste bien? —Pregunta al verme aún adormilada.

—Claro que sí, y ¿tú? ¿Qué haces tan temprano levantado? —Le pregunto curiosa.

—Mmm, haciendo unos preparativos —eleve la ceja.

— ¿Preparativos? ¿De qué? —Intente saber sus intenciones del día.

—Vedrai[1], bella stella. —Responde con su hermoso acento lleno de misterioso.

Puedo ver como su mirada se dirige a un punto en especial el cual no deja de ver, donde es probable que se haya dado cuenta de ello luego de que mis pezones se hayan resaltado bajo la fina tela de mi vestido de dormir en el instante en que lo vi.

— ¿Quieres pasar? —Lo invito a mi habitación.

— ¿Insinúas algo, cara? —Muestra una sonrisa traviesa.

—No. —Digo despertando su interés.

Entra a mi habitación por lo que, empujando la puerta, pronto le hago una señal que me espere uno momento, siendo así que vaya al cuarto de baño para cepillar mis dientes, lavarme la cara y peinar mi cabello; apenas salgo cuando lo veo en el balcón mirando la ciudad de Cerdeña, la cual a estas horas ya empieza a tener más movimiento que por las noches y sin dudarlo, con un poco más de ruido. Lo abrazo por la espalda mientras que siento como acaricia unos segundos mis manos para luego darse la vuelta a fin de que podamos vernos a la cara; con su dedo índice empieza a trazar líneas por el contorno de mi rostro haciendo que tenga algunos cosquilleos, pero, ante todo, en el instante en que su dedo pasa por mis labios siento que empiezo a quemarme por dentro, más cuando sus ojos no quitan su mirada de mí.

—Tenía otros planes, pero veo que los retrasaremos unos minutos por tu culpa —dice llevándome dentro de la habitación.

— ¿Ah sí? —Parpadeo constantemente con inocencia.

—Claramente que sí.

Sus labios terminan por chocar con los míos provocando que mi piel se erice ante el deseado gesto que me gusta recibirlo por la mañana, sus besos apasionados e intensos me llevan a otra dimensión permitiendo que gima al sentir como su mano aprieta una de mis nalgas y roce mi cuerpo con el suyo. Sube el vestido y me lo quita mientras que termino por quedarme solo con mi tanga, a él parece gustarle lo que ve porque me admira por varios segundos hasta que, con un brillo en sus ojos, desliza mi última prenda cayendo al suelo y dejándome completamente desnuda.

—Squisito[2]. —Dice con la voz ronca.

Se acerca a mí para empezar a dejar besos alrededor de todo mi cuello, como también, en mi clavícula, su mano me acaricia haciendo que tenga que sostenerme de él para no caer en la cama, su dedo corazón empieza a tocar mis labios provocando que mi respiración se entrecorte y tenga que dejar una mordida en su hombro en el instante en que roza mi clítoris, brindándole caricias que no son más que una forma de excitarme.

—Ti farò mia[3] —susurro en mi oreja.

Mi respiración entrecortada y mi boca seca, no permitían que dijera alguna palabra a no ser que terminase siendo un balbuceo; mis piernas empezaron a temblar añadiendo mi corazón que cada vez latía más como si estuviera corriendo una maratón. Cogió uno de mis pechos y también empezó a estimularlos solo con su otra mano hasta que su lengua fue la que tocó mi areola haciendo que jadeará y no pudiese contenerme más a la insistencia que mi cuerpo pedía para que fuera complacido como lo deseaba.

—Per favore...[4] —Dije suplicando. —ho bisogno di te[5] —dije cerca de sus labios.

Su dedo termino por penetrarme haciendo que mi cabeza cayera en su pecho, estoy demasiado ansiosa que eso no libera todo mi placer, es más, solo es una forma de torturarme para que pueda seguir resistiendo.

—Oh mierda...

Mi piel se eriza y por un momento, me puse en puntillas cuando toco mi punto G, calló uno de mis gritos teniendo que besarme, pero además de ello, yo ya empezaba a acercarme cada vez más a su cuerpo para rozarme contra él como si fuera un gato, mis pechos se pusieron más erectos al sentir la tela de su camisa, eso sin decir que las arremetidas que me daba con un solo dedo, empezaron a ser fuertes y ligeras que varias veces me sacaron varios gemidos de mi boca.

Puse mis manos en el cinturón de su pantalón para irlo desabrochando junto con su bragueta, por lo que con necesidad, lo baje junto con su calzoncillo revelándome ya su pene grande y erecto, le di una mirada para darle una sonrisa de la que tomé su miembro con una de mis manos para acariciarlo, soltó un gemido repentino en el instante en que lo toque y despacio fui moviéndolo de adelante hacia atrás mientras sentía como crecía más y empezaba a brillar con el líquido preseminal que aparecía de la punta.

Mordí mi labio e inesperadamente baje hasta ponerme de rodillas en donde él me observo sin decir ni una palabra, saque mi lengua y lamí la cabeza en donde soltó un carrasposo suspiro del que hasta apretó su mandíbula para no soltar una maldición. Abrí mi boca y lo entré en ella sorprendiéndome al saber que no iba a caberme, así que apretando mis labios y jugando con mi lengua, le fui sacando entre gemidos y jadeos un placer del que fui proporcionándole con mucha paciencia.

—Alzarsi[6] —escuché que dijo con la voz seca.

En un segundo, volvimos a quedar en frente hasta que me dándome la vuelta, me dio un leve empujón a la cama, haciendo que quedara de espaldas, abrió mis piernas y primero se aseguró de que me encontrara lubricada antes de comenzar con lo que necesitábamos; escuche como si estuviera rompiendo un sobre pero supe que se trataba nada más y menos que del preservativo por lo que al ponérselo, primero jugo con mi entrada hasta que nuevamente se acercó a mí para decirme algunas palabras antes de penetrarme por completo.

—Mi godrò il tuo corpo fino allo sfinimento[7]. —Jadeo al escuchar esa frase.

—Il mio corpo é tutto tuo[8]. —Respondí.

Una estocada basto para que mis manos agarraran la sábana y la hiciera puño cuando me penetro, un fuerte movimiento que pronto fue cambiando y se formó como un vaivén lleno de sensualidad como si estuviera bailando; sus manos no se soltaron de mis caderas haciendo que las penetraciones fueran constantes, ligeras y cortas cada vez más; se movía con tanta agilidad como si el preservativo lo ayudará a deslizarse más en mí, eso sin decir que, de cierta forma parecía moverse como si estuviera buscando algo.

—Phillipe... Oh... Bambino... ¡Sí! —Arqueé mi espalda.

—Abbi pietà di me, cara[9]. —Gruñó sin detenerse.

Sentía como mi espalda, liberaba unas gotas de sudor cada vez que el orgasmo se acercaba, por lo que, él tuvo que agilizar más los movimientos en el instante en que tomó una de mis piernas y la alzó un poco para quedar a la altura de sus costillas, fue así, que con aquella postura, di un grito al saber que había encontrado aquello que con ansias parecía buscar, y fue sentir como la punta de su pene había localizado mi punto G. Dejé que mi cabeza se apretará contra las sábanas hasta que callé mi propio grito en el instante en que llegaba al clímax.

Phillipe se siguió moviendo más fuerte y rápido ocasionando que a los segundos fuera el siguiente en llegar al orgasmo, el grito gutural que su boca libero me hizo sentir poderosa al saber que mi pequeño y delicado cuerpo, le había proporcionado una placer enorme del que lo dejó satisfecho; bajo mi pierna e intento no caer sobre mí luego de haber terminado; me di la vuelta y pude observar cómo se sentaba en la orilla de la cama, extrañamente no se quitó al instante el preservativo, pero me di cuenta la razón cuando su miembro seguía expulsando semen del que él dejaba ir un par de gruñidos más hasta haber terminado.

Es extraño, pero por un instante mi cabeza vago en la idea de que, si no usáramos protección, es probable que pronto quedará embarazada, más con eso, de que muchas veces hemos sido muy activos en el sexo donde parece ser que no nos detenemos. La verdad, es que hasta sentí la necesidad de que dejara de usar condones para tener una mejor experiencia, pero sinceramente, eso implicaría a que deba de empezar a usar algún anticonceptivo para poder evitar un embarazo pronto del que pueda ocasionarnos más que una sorpresa.

— ¡Cielos! —Se dejo caer en la cama luego de quitarse el condón y guardar su paquete entre el calzoncillo y el pantalón.

— ¿Qué pasa? —Dije dándole una mirada.

Gira su rostro para mostrar una sincera sonrisa de la que no interfiere en el instante en que su mano acaricia mi mejilla y pronto medio se levanta para poder dejar un beso en mis labios.

—Tú cuerpo es extraordinario —dice admirado.

Sonreí al tomarme bien ese halago del que no suele aparecer siempre, además en comparación de otras veces, ahora suele estar más risueño y alegre de lo que antes no podía obtener de él luego de que tuviéramos intimidad. Me acerco a él para poder abrazarlo mientras que descanso mi cabeza en su hombro, sus dedos peinan mi cabello mientras que el viento que entra por la ventana nos hace el favor de refrescarnos, suelto un suspiro y por un instante deseo que podamos quedarnos así por más tiempo.

—No te duermas —se ríe en el momento en que respondo con un bufido.

—Me dejaste exhausta —musite mientras lo abrazaba.

—Ese era mi propósito —menciona a la vez que su dedo índice se mueve de un lado hacia el otro por mi espalda como si estuviera dibujando.

—Entonces, no te quejes —lo reprendí.

—Tenemos que irnos, he organizado algo para ti —eso hace que me levante en un segundo.

— ¿En serio? —Digo como una pequeña niña.

—Claro que sí, cara. —Sonríe. —Así que ve a bañarte antes de que se me antoje tenerte en mis brazos de nuevo. —Me ordena.

—Mmm, se escucha tentador. —Doy un salto al sentir como me da un azote.

—No Des, vamos, ve a bañarte. —Se pone en modo serio.

— ¡Ash! ¡Bien! ¡Voy! Solo lo dije por bromear. —Me levanto de su regazo para ir directo al cuarto de baño, que gruñón se pone cuando no se hace lo que él quiere.

(...)

Antes de poder bajar del auto siento como Phillipe se ha adelantado para abrirme la puerta, sinceramente la caballerosidad que ha demostrado esté día ha sido sorprendente cuando en las veces que hemos salido no lo hace de forma regular, más bien, siempre se limita a ser cortes y respetuoso conmigo pero no con ese toque que empieza a encantarme; apenas me abre la puerta para alzarme su mano para que pueda tomarla, así que, con una sonrisa que no desaparece de mis labios, termino por dársela para salir de su vehículo y pronto darme cuenta de que hemos llegado a una humilde casa colonial.

Observo como le pone la correa a Kala para luego tomarla de sus brazos y bajarla del auto, en donde la cachorra alza su cabeza hacia arriba mientras parece estar olfateando, pero deja de hacerlo en el instante en que enfoca sus ojos en algo y sus orejas se mueven al escuchar un ruido que proviene de la casa.

— ¡Ciao Alesso! —Un hombre sale de la casa para acercarse a nosotros. —Che gioia vederti[10]. —Dice emocionado.

—¡Benito! ¡Mio amico![11] —Ambos se dan un abrazo y unas palmadas en la espalda.

—Hai portato una donna con te[12] —dice impresionado al verme —, ed è anche bellisima[13].

Phillipe me da una mirada en donde pronto toma mi mano para darle una mirada a su amigo, nos acercamos hacia él y puedo ver como estará a punto de presentarme, por lo que, con impaciencia y ansias, tengo la posibilidad de que me presente como algo más que su amiga.

—Benito, lei è mia amica, Destiny[14] —intento no hacer un gesto de sorpresa al ver cómo me presenta —, Destiny, lui è Benito un amico d'infanzia[15]. —Su amigo alza su mano para saludarme.

—Piacere di conoscerti, signorina Destiny[16] —le doy mi mano para terminar con la presentación.

—Il piacere è mio[17] —le digo una sonrisa.

—E lei è Kala[18]. —En el instante en que Phillipe saluda a Kala, ella deja ir un ladrido como si estuviera presentándose también.

Veo como Benito se agacha para acariciar la cabeza de mi cachorra quien es amigable y no gruñona, por lo que cuando empieza a rascarle a un lado de sus orejas, ella mueve una de sus patas traseras simbolizando que le agrada aquel mimo que le están haciendo.

Es así, como escucho que Phillipe le da una breve introducción de mí a su amigo Benito, quien se impresiona que no sea italiana, pero hable muy bien el idioma, además de ello, que sea una modelo; desde luego me entero que en sí la casa de Benito no se trata más que un pequeño restaurante familiar que surgió cuando el padre de él decidió emprender cuando la pandemia del coronavirus invadió fuertemente al país y su trabajo tuvo que cerrar por varios contagios que por suerte, el señor Benedetti no se llegó a enfermar; por tanto, para poder salir adelante y tuvo que ingeniárselas para que la familia tuviera un sustento económico durante la época.

De esta forma, es como Benito primero me dio un recorrido por el terreno de su hogar, el cual es más grande de lo que se puede ver al frente; a nuestro alrededor se encuentran una diversidad de flores que, por la época del año, ya han florecido y sus colores relucen ante el brillo del sol, es así, como se puede ver varias mesas blancas alrededor de un campo verde, y a la vez, un par de asientos de madera con cojines y pequeñas mesas a su centro como si fueran para tomar el té o el café. Es así como el amigo de Phillipe nos explica que luego de que su padre se dedicara a montar su propio negocio de comida, empezó a expandirlo un poco más luego de empezar a ver ganancias, por lo que ahora de haber sido comida a domicilio se transformara en un restaurante por completo, ya que al inicio luego de que los casos del COVID-19 fueron disminuyendo y los negocios fueron abriendo, la segunda casa de piedra que tenían fue la que se convirtió en un restaurante, en donde ahora, están dándole un toque más tradicional para que más comensales lleguen al local.

—Bien, y está es su mesa. —Enfatizo Benito.

Quedo asombrada en el instante en que observo como en frente de nosotros se encuentra un kiosko de jardín de madera, el cual por dentro tiene una dos sillas que a pesar que estén separadas por una mesa a juego, ambas están una frente de la otra; le doy una mirada a Phillipe dándome cuenta que deja le muestra una sonrisa a su amigo seguido de ello, le lanza un guiño como si el plan hubiera llegado a funcionar, por lo que cuando devuelve su mirada a mí, está vez rodea mi cintura con su brazo para poder irnos acercando al kiosko donde a penas llegamos, desabrocho la correa de Kala para que ella se sienta con más libertad de andar por el lugar, a pesar que ella, de forma obediente no se alejó de nosotros, simplemente, se terminó por quedar en el césped mientras le entregaba uno de sus juguetes favoritos mientras lo mordía y jugaba con él.

Phillipe hizo para atrás la silla esperando que me sentara para luego empujarla hacia adelante con delicadeza, luego fue él quien se sentó para darnos cuenta como Benito ya no se encontraba con nosotros, sino más bien, una mujer que se parecía a él y por lo que recuerdo, creo que es su hermana Rachele.

—Bienvenidos a nuestro restaurante familiar, espero que estén disfrutando su estancia en el lugar y que puedan tener una excelente experiencia con nosotros, no sé si tienen de preferencia algún plato de comida o desean que les entregue la carta del menú para que esté a su elección los platillos que les ofrecemos. —Su forma de expresarse fue estupenda que ni siquiera quitaba la sonrisa que tenía en su rostro.

—Lo dejo a su elección, ya que sé que traerán lo mejor de lo mejor. —Dice Phillipe con confianza. —También le dejo el vino a su elección.

—Con mucho gusto. —Dijo ella de forma cortés.

Cuando se marchó le di una mirada a él quien mantenía esa sonrisita como si tuviera más sorpresas en la palma de su mano, sus ojos permanecieron un largo tiempo enfocados en los míos hasta que dejo de apoyar su barbilla en el puño de su mano para bajarla y extenderla en la mesa, haciendo que, pusiera la mía encima de ella. Su dedo pulgar empezó a acariciar mis cuatro dedos mientras que fui yo quien ahora con mi otra mano me sostenía, pude sentir un cosquilleo al darme cuenta como con tanto ímpetu me brindaba miradas, caricias y gestos de los que en forma silencio estaban cubiertos de afecto; sin esperarlo, nuestras manos dejaron de estar en la mesa para él dejar un beso en el dorso de la mía, provocando que tuviera un escalofrío del que hizo revolotear mi corazón y sentir como si tuviera varias mariposas en mi estómago.

—Te ves hermosa con ese vestido amarillo. —Mencionó a lo que extrañamente sentí como mis mejillas empezaban a arder por el sonrojo.

—Esto es hermoso —musite al tener los sentimientos a flor de piel.

—Sé que no te he dado la oportunidad de conocerme perfectamente —enarqué la ceja —, desde que nos conocimos, has sido una mujer muy abierta y expresiva conmigo, y agradezco demasiado que, a pesar de mis idioteces y mis palabras, estés aquí. —Se sincera.

—Sé que tus intenciones nunca han sido herirme —veo una sorpresa en sus ojos.

— ¿En serio? ¿Por qué crees que es así? —Intente no reír al ver su cara de desconcierto.

En verdad, si no lo conociera bien, en estos momentos estuviera dudando en cada una de sus palabras, añadiendo que, no me atrevería a estar aquí, en este kiosko, en Portixeddu y con él; sin embargo, sé que por mí deseo sus sentimientos pueden confundirlo cada vez que estamos juntos, y más, porque estoy intentando deshacer aquello que pedí sin medir las consecuencias, pero desde luego, no puedo decir que todo ha sido malo porque el mismo deseo de la estrella fugaz me ha hecho abrir los ojos y darme cuenta que por mi inmadurez, no me daba cuenta que en verdad el hombre de mi vida es ese quien inesperadamente se enamoró de mí, quien sin importar que me conociera o no, salvo mi vida pagando una gran cantidad de dinero para que no estuviera en ese negocio de tráfico humano, y desde luego, quien acepto a tener una vida conmigo sin saber lo que traería en manos para arruinarlo todo.

—Claro, sé que no tenemos mucho tiempo de conocernos... —intento no revelar detalles que puedan confundirlo —Pero he podido conocerte poco a poco, eres una persona maravillosa que no tengo idea cómo es que puedes estar aquí conmigo, también... No sé qué viste de mí y lo peor es que yo no tengo mucho que ofrecerte además de sexo y compañía... —Siento como aprieta suave mis dedos.

— ¿Por qué dices eso? —Parece no comprender mi cambio de comportamiento.

—Mira esto... Todo lo que haces por mí, es tan único que... —Se me entrecorta la voz.

— ¿Qué? —Intenta que prosiga.

—... Que nunca nadie había hecho cosas así por mí. —Revelé. —Lo único que conseguía de los hombres eran halagos que solo empoderaban mi ego al creerme la diosa del universo —reí avergonzaba al reconocer eso —, eso sin decir, que muchos de ellos siempre intentaban sobrepasarse conmigo y mayormente no era porque les gustara, sino porque, solo miraban una cara bonita y un cuerpo deseable que deseaban apropiarse de él... —Suspiré resignada al saber que así había sido casi toda mi vida.

—No lo creas sencillo, Des. —Eleve la mirada. —Yo también entre en ese juego, la primera vez que te vi no negaré que me sentí atraído por ti y que solo pensaba en cómo sería poseer tu cuerpo hasta el cansancio —bajo su cabeza apenado de confesar aquello —, por eso es que primero me comporte como un cínico contigo, atrayéndote como si yo fuera el cazador y tú la presa. —Parecía estar viendo nuestras manos. —Sin embargo, muchas cosas cambiaron.

— ¿En qué? —Intente conocer sus motivos.

—Con el paso del tiempo, entendí que lo de nosotros no sería pasajero ni de una noche, no sé porque contigo siento una extraña conexión que hace que te quiera tener a mi lado y aunque el sexo que tenemos, admito que ha sido extraordinario, en realidad, ese no es el motivo principal por el que te admiro y aprecio —dentro de mí no podía creer lo que estoy escuchando.

—Entonces, ¿cuál es? —Me intereso en saber.

Veo como sonríe al ver mi impaciencia, en sí, no esperaba que estuviéramos confesándonos todas aquellas cosas que no estaban preparadas; sin embargo, me agradaba saber que estamos siendo sinceros uno con el otro cuando es una de las cosas que nuestra relación pasada no tenía, y lo digo porque a pesar que al principio Phillipe era muy abierto conmigo ante cualquier situación que le sucediera, con el tiempo, se las empezó a reservar para sí mismo luego de darse cuenta que no eran de mi absoluto interés. Algo que no debí de haber hecho porque la sinceridad es otra cualidad que debe de haber dentro de un matrimonio y sin dudarlo, fui yo quien la rompí cada día que pasaba y lo limitaba a que no me dijera lo que pasaba en su vida o lo que sentía en ese momento.

—Bueno... En verdad tengo más de uno, pero, a lo que quiero llegar es que tienes una variedad de cualidades que te hacen una persona increíble, quizás por tu cuenta no lo veas, pero las tienes y son esos detalles que han ocasionado que me dé cuenta que a pesar de nuestras diferencias, son razones por las que quiero seguir a tu lado... —Inhalo aire.

— ¿Para siempre? —Digo con miedo.

—Bueno, no sé, dijiste que solo tienes tres meses para estar acá antes que vuelvas a Estados Unidos y nuestra vida vuelva a ser la misma que antes —me recuerda —, lo malo de ello es que sabemos que ni uno ni el otro estaría dispuesto a abandonar lo que tiene —empiezo a desilusionarme —y por eso, en el mes y medio que nos queda, intentaré que te lleves los mejores recuerdos, no sólo de todas estas experiencias que estamos viviendo, sino que también, de mí. —Siento como levanta mi barbilla con un dedo para que lo vea a los ojos.

A estas alturas temo que cualquier cosa pueda suceder a punto de que la dañada sea yo, porque él estará a salvo mientras que no se enamore de mí, pero lo malo de ello, es que, en mi caso, seguiré cayendo enamorada de él donde es probable que termine yéndome con el corazón roto, algo que no deseo.

Por primera vez, empiezo a sentir el temor de perder a esa persona que quiero, porque con anterioridad, me daba igual que mis relaciones amorosas llegaran y se fueran como si en verdad no hubieran sido nada para mí, hasta en ello, incluyo a Reece quien a pesar que se suponía que tenía interés por mí, me daba igual si en algún momento rompiera con él, aunque lo chistoso era que por ser demasiado vanidosa no me gustaba que los hombres fueran quienes cortaran conmigo, por lo que siempre, era yo la primera en hacerlo. Sin embargo, esta vez, todo ha cambiado y me he dado cuenta que el temor es tan vivo como todos aquellos sentimientos que empiezan a brotar cada vez que estoy con Phillipe, algo que no sé si debería permitir que sigan dándose antes de que acaben conmigo si algo no resulta bien.

—Te has quedado callada. —Vuelvo a la realidad al escuchar su voz.

—Es que... No sé qué decir... —Digo asustada.

De verás que ya no sé qué hacer, quisiera saber cuáles son las probabilidades en que él termine por enamorarse de mí, eso sin decir, de cuánto es lo que debo de esperar para seguirle entregando mi corazón a ciegas cuando no se sabe si él terminará por corresponderme; comienzo a darme cuenta que esté juego que programe al principio en sí, yo misma estoy cayendo primero antes que él y debí de haberlo supuesto al conocerlo y saber que además de tener a su mano sus grandiosos encantos, es alguien que sabe valorar cada detalle de una persona que lo recibe con los brazos abiertos.

Gracias a Dios, la comida apareció en ese instante haciendo que no tuviéramos que seguir discutiendo más el asunto, en estos momentos quisiera ocultar mis sentimientos, pero siendo sincera, no sé por cuánto tiempo más podré reservármelos al tener que estar a su lado y recibir estas gratas sorpresas.

Ojalá Dios pueda ayudarme con esto.

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[1] Ya verás.

[2] Esquicito.

[3] Te haré mía.

[4] Por favor.

[5] Te necesito.

[6] Levántate.

[7] Voy a disfrutar de tu cuerpo hasta caer rendido.

[8] Mi cuerpo es todo tuyo.

[9] Ten piedad de mí, querida.

[10] Que alegría verte.

[11] Amigo mío.

[12] Trajiste una mujer contigo.

[13] Y también es bellísima.

[14] Ella es mi amiga, Destiny.

[15] Él es Benito, un amigo de la infancia.

[16] Encantado de conocerla, señorita Destiny.

[17] El placer es mío.

[18] Y ella es Kala.

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Continuará...

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