Capítulo 33
"Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal". —Madre Teresa de Calcuta.
***
Tengo una cierta culpabilidad en mi interior al sentir como la señora Antonella ha tomado un papel de madre conmigo luego de que llegará a contarle sobre la tristeza que he tenido en los últimos días, donde en sí, no fue porque quiera andar divulgando sobre la situación dolorosa que estoy pasando por Phillipe, sino más bien, mis humores, comportamientos y gestos faciales son los que revelan aquello que quiero ocultar.
Fuese fácil decir que ya he comenzado a olvidar lo sucedido en el evento social de Maurizio, pero no es así de sencillo, más cuando Phillipe, se arrepiente de haber dicho aquellas palabras que aún me erizan la piel, en donde a pesar que ambos le dimos diferente interpretación, en fin, no fue suficiente para que dejáramos todo en el pasado para continuar con aquel sentimiento que empiezo a creer que solo existe de mi parte.
No obstante, volviendo a lo de mi culpabilidad, se supone que debería de haberle contado mi situación amorosa primero a mi madre, antes que a la señora Antonella quien hace poco la conozco, pero en sí, he creado un vínculo muy apegado y afectivo con ella de la que inesperadamente le revele un asunto del que ni siquiera he podido superar aún. En sí, creo que eso es lo que me hacía falta, sentir que alguien me escucha, me aconseja y me orienta a no seguir tomando estúpidas decisiones que puedan ocasionarme a cometer más errores, no es que Misty no lo haga todo el tiempo conmigo, más bien, a veces las palabras de un adulto con más experiencia suelen ser reconfortadoras porque saben mejor que decir y desde luego, como ayudarte con estos problemas que a veces ni uno mismo puede lidiar con ellos.
—Me fue difícil decirle esas palabras pero, sentí que por una vez me debía respeto y desde luego, no dejar que pisotearan mi dignidad. —Dije con un nudo en la garganta.
Solté un suspiro para levantar mi cabeza de su regazo y darle una mirada para ver que más opinaba de la situación, algo extraño porque nunca he esperado darle importancia a las palabras sean buenas o malas de otra persona, pero en está ocasión, siento que he sido tan realista como natural que no he podido obviar mis emociones, ni mucho menos los pensamientos que han surgido más de mi corazón que de mi cabeza.
Y tienes razón, una mujer se debe de valorar primero —acaricia mi rostro.
Me trago el nudo de emociones que empiezan a provocar que mis ojos se enjuaguen de lágrimas, realmente estoy sorprendida como una relación que nunca llego a ser nada, ha ocasionado un gran impacto emocional en mí; hasta por un momento de mi vida, he deseado que una parte de la Destiny de antes vuelva, porque esa le era fácil controlar sus sentimientos, no lloraba por nadie y sabía sobreponerse con facilidad ante las situaciones que le hacían sentir débil; sin embargo, he dejado la mayor parte de mi pasado atrás para darle un nuevo inicio, lo cual implica que me este acostumbrando a está nueva forma de ser.
— ¿Por qué no puedo dejar de sentir este dolor? —Digo con tono depresivo.
—Es parte de nuestra naturaleza sentir —gruñí con desprecio.
—Lo sé, pero, ¿por qué nosotras somos las que más debemos de sufrir por un hombre? —Digo despechada. —Ellos deberían ser quienes también tendrían que sufrir de está manera. —Refunfuño.
Escucho como suelta una risita prudente antes de volver a acariciar mi cabeza, lo cual provoca que deje de estar inquieta para tranquilizarme ante aquel enojo que ha empezado a acumular mi cuerpo. Empiezo a creer que estoy teniendo sentimientos ambivalentes que terminan por convertirme en una persona bipolar, porque primero puedo estar triste y ya a los segundos ya empiezo a ponerme enojada, espero que esto sea normal porque no me quiero ver en la situación de tener que enfrentarme a un problema psicológico gracias a una ruptura amorosa que ni lo era para tanto.
— ¿Cuántas veces te has enamorado? —Me pregunta ella.
Ni siquiera debo de contarlo con los dedos porque específicamente la respuesta pronto ya la tengo en la punta de mi lengua al conocerme muy bien y saber que está ha sido la primera vez que he llorado por un hombre, por una tonta relación amorosa y por un sentimiento que jamás creí tener a punto que se volviera real.
—Una. —Mencioné.
—Es decir, ¿qué es tu primer novio? —Hago una mueca.
—Ni siquiera fuimos novios, creo que me invente muchas cosas en la cabeza que en verdad no estaban sucediendo —digo desilusionada.
—A veces pasa. —Masculla. —Me sucedió lo mismo con un hombre que creí que me amaba cuando solo buscaba una esclava en su casa —dice con tristeza.
—Y, ¿qué sucedió? —Me levante para sentarme bien en la silla.
—Me deje engañar muchas veces, pienso que habrá sido porque era joven, inocente e ilusa por lo que él se aprovecho de eso y me envolvió en sus redes hasta que mi vida cambio y deje de ser esa chica alegre, dulce y apasionada —suspiro.
No sé si deba de seguir indagando en su vida cuando pueda que sea un asunto muy privado y personal que no lo compartirá con cualquier persona; además, por su tono de voz que fue decayendo de poco a poco, entendí de que el tema le suele ser muy difícil no sólo de contarlo, sino que también, pensarlo y recordarlo. La comprendo porque a veces las relaciones amorosas no suelen ser como uno las espera o peor aún, no sabes de qué forman pueden llegar a terminar ocasionándote un gran impacto como dolor.
—Del amor aprendes muchas cosas, pero principalmente a amarte primero antes que a alguien más —menciona —, también aprendes de los errores y a levantarte de las caídas, lo que sientes es normal, nadie está preparado para saber lo que pasará en una relación, ni siquiera como reaccionaremos a eso. —Su pecho se llena de aire.
Comprendo cada una de sus palabras, eso sin decir que, empatice demasiado con su dolor de que mi estado de ánimo otra vez bajo haciendo que me preguntará porque realmente tenemos que sentir dolor por alguien que no lo merece, aunque de por sí, me pongo a pensar si varias veces Phillipe estuvo en la misma posición que estoy ahora debido a que, mis tratos, mi indiferencia y mis palabras pudieron hacerlo sentir de menos hasta desvalorizado cuando nuestra última noche, en vez de haberlo mencionado a él cuando llegue al orgasmo, termine por nombrar a Reece; algo que sé, que le cayó como un balde lleno de agua fría y no es de menos que se haya ido de nuestra casa como alma que lleva el diablo.
—Me gusta hablar con usted. —Agarra mi mano con fuerza al escuchar esas palabras sinceras de mi padre.
—A mí también, hasta me alegra que siempre venga a visitarme, me hace sentir menos sola en los tiempos que no viene mi familia. —Acaricie su mano.
Antes de poder continuar con nuestra conversación, veo como recibo un mensaje de un número del que desconozco pero pronto recibo otro del que me hace reír al ver una disculpa de parte de Maurizio al no haberse presentado antes.
«¿Tienes tiempo para que te invite a cenar?»
«Lo siento, te escribe Maurizio»
Pienso antes de responder el mensaje de Mauro si es conveniente que salga hoy con él cuando mayormente mis ánimos han estado variando durante el día; sin embargo, prefiero tomar un momento de distracción para dejar de pensar lo que últimamente ronda por mi cabeza, además, él es un amigo, una persona encantadora y amigable que hemos coincidido en varios aspectos de nuestra vida como intereses, así que es bueno de que salgamos un momento.
«Estuve a punto de bloquear el número, pero retiré la marcha al saber que eras tú»
«Es bueno saberlo, ¿te ánimas?»
«¡Me ánimo!»
«¿Paso por ti a tu apartamento? ¿A las seis en punto?»
«Claro, nos vemos a esa hora»
Antes de que pueda seguirme quedando un poco más de tiempo con la señora Antonella, veo como Romina aparece con unos medicamentos para ella, como a su vez, me hace la típica señal de tocar el cristal de su reloj para hacerme saber que la hora de visita ha acabado; así que soltando un suspiro, le doy una mirada a la señora Antonella, quien pronto me muestra una linda sonrisa antes de que me levante.
—Con cuidado. —Me dice antes que me marche.
—Gracias, vendré a verla mañana. —Le anuncio.
— ¿No le dijo? —Enarqué mi ceja al escuchar las palabras de la enfermera.
— ¿No me dijo qué? —Miro a la señora Romina y a ella.
—Mañana le dan de alta. —Engrandezco los ojos.
— ¡Eso es una buena noticia! —Le digo alegre. —Aunque, ya no podré verla.
—No se anime, es momentáneo, puede que tenga otra recaída y vuelva acá —niego.
—No diga eso, estará mejor que nunca. Además, debe ponerse feliz porque estará otra vez con su familia, ¿no? —Ella sonríe.
—Sí, tiene razón.
Me acerco a ella para poder darle un abrazo, estoy muy feliz porque regresará a su casa, el lugar en donde ha querido estar todo esté tiempo en que ha permanecido en el hospital; además estará con su familia otra vez, por lo que es una noticia que debe de disfrutar porque sé que es muy apegada a sus seres queridos.
—Le enviaré la dirección de mi hogar pronto, quiero que nos sigamos viendo. —Me da una alegría escuchar eso.
— ¡La estaré esperando! —Le dije emocionada.
Se levanta un poco de la cama para tomarme de las mejillas y sentir como deja un beso en mi frente; aquel tierno gesto me hizo entender que en serio, no quiero perder la conexión con ella, porque sin importar que, la quiero como si fuera una segunda madre.
—Arrivederci, Destiny.
—Arrivederci, signora Antonella.
(...)
Me bajo del vehículo de Mauro luego de que nuestra entretenida noche ha acabado luego de que me llevará a cenar a un lindo restaurante fuera de Florencia, realmente no me esperaba de su parte tal gesto, pero ante la impaciencia que vi al querer que saliéramos juntos, realmente tomé la alternativa de olvidarme de todo lo que me ha estado pasando últimamente, para disfrutar de la compañía de una persona que me hace sentir bien.
—Adiós Des. —Se despide luego de acompañarme a la puerta de mi apartamento.
—Adiós Mauro, gracias por la noche. Fue entretenida. —Le digo luego de que me invitará a bailar salsa luego de que el restaurante empezará a poner música con mucho movimiento.
—Ojalá se repita pronto. —Dice con timidez.
—Veremos. —Le digo con una sonrisa.
Dejo un beso en su mejilla para así entrar al apartamento, realmente fue una noche muy productiva y divertida de la que sin dudarlo, me la pase muy bien; pero como todo cuento de hadas, la noche ha llegado a su fin y está Cenicienta debe de volver a su vida real. Antes de cerrar la puerta veo como Mauro me hace un nuevo gesto de despedida que va acompañado con una encantadora como dulce sonrisa que me ocasiona ternura de su parte luego de ser un caballero conmigo esta noche.
Dejo las llaves en un recipiente para escuchar como Kala viene corriendo hacia mí para saludarla, agarro la cachorra en mis brazos para darle un fuerte abrazo que anima más mi noche, realmente esta pequeña bola de pelos con hermosos ojos azules, me cautiva cada vez mi alma, por ello, es que no me arrepiento de haberla adoptado porque de alguna u otra forma ha sido una razón para alegrar mis días.
Por la hora que es, supongo que Misty ya debe de estar dormida, así que es mejor no hacer mucho ruido para no llegarla a despertar ya que supongo que también ha tenido un día largo sabiendo que además de tener que descargar sus energías en el trabajo, ahora también, lo hace con Alonzo cada vez que él la invita a salir algún lado a fin de hacerla sonreír, circunstancia que me pone feliz al saber que por fin mi mejor amiga no sólo se enfoca en sus futuros éxitos y metas, sino que se está dejando abrir su corazón a otra persona.
Me quito los zapatos para pronto ir a mi habitación, saco una pijama y pronto la dejo sobre la cama para irme a dar un baño, del cual me tomo mi tiempo para poder recordar como Phillipe ha seguido insistiendo en que hablemos, añadiendo de los mensajes que me ha enviado y no he querido leerlos porque siento que me ocasionarán nostalgia al saber que lo nuestro no funcionó como creí.
Luego de darme una ducha, me pongo mi ropa y bajo al primer piso para ir a la cocina, en donde voy por un vaso de agua antes de dirigirme al jardín para tener un momento a solas, aunque no muy sola ya que pronto Kala me acompaña mientras lleva un juguete en forma de hueso para morderlo mientras que sonrío y veo hacia el cielo oscuro del cual tiene pocas estrellas. La verdad, es que ha sido una linda noche, no me había dado cuenta de lo mucho que se puede apreciar la naturaleza del día si por un momento te tomas el tiempo de observarla, realmente me impresiona que este silencio sea acogedor para mí, eso sin añadir de que la noche no suele ser tan fría aunque eso tiene una explicación cuando apenas nos encontramos a mitad del año y desde luego, el clima apenas es de verano.
Una brisa agita mi cabello ocasionando que varios mechones se me peguen en mi rostro, inhalo profundamente aire para así, cerrar los ojos y dejarme llevar por aquel momento sereno y reconfortado que me hace sentir segura; si todas las noches me tomara el tiempo de compartir estos minutos para mí, creo que mi mente dejaría de estar pensando en tantos problemas para poder liberarse un poco del cansancio del día, pero para mi buena suerte, soy muy buena siguiendo rutinas, así que, ¿por qué no involucrar algo así al final del día?
—Des.
Abro de repente los ojos y suelto un grito que termina por ocasionar un eco entre toda la vecindad, me cubro la boca para no soltar otro más que pueda provocar que los vecinos se terminen por despertar o peor aún, ir a ver que ha sucedido por si no llaman antes a la policía; pongo mi mano sobre mi pecho para calmar los latidos de mi corazón, eso sin añadir que, Kala ha sido la siguiente en asustarse a punto de que sus ladridos sean los siguiente en hacer un eco, aunque eso es poco para decir que a los dos minutos aproximadamente, Misty ya se encuentra soñolienta pero asustada en el jardín o también, de cómo la señora Caruso con sus rulos en el cabello, ha salido a la calle a ver que ha pasado.
— ¿Qué fue ese grito? —Pregunta Misty atolondrada.
Sin molestarme en responder, se da cuenta que detrás de mí, se encuentra Phillipe subido en una escalera que termina por alcanzar el balcón del jardín del apartamento; avergonzado saluda a mi mejor amiga pero ella achica los ojos y lo asesina con la mirada al saber que solo ha provocado un conflicto al haber despertado a todos por mi grito gracias a que él apareció como si fuese un fantasma.
— ¿Se encuentra bien señorita Destiny? —Escucho que pregunta la señora Caruso.
—Sí, estoy bien... Solo que, no me esperaba esta sorpresa. —Dije lo último entre dientes mientras miraba a Phillipe.
Él baja la cabeza como si acabará de recibir un regaño, al parecer aún ha quedado un poco del Phillipe que conocí antes, porque aún recuerdo como hacía ese gesto cada vez que lo reprendía por algo que me molestaba o simplemente para alejarlo de mí antes de que cayera en sus encantos.
— ¿Sabes qué horas son? —Le dice molesta Misty.
—No era mi intención molestar... —Empieza a justificarse.
— ¡Pero lo has hecho! —Le reclama ella. —Si quieres disculparte con Des, hazlo en la mañana pero no a la hora en que medio mundo ya está dormido. —Lo regaña.
—Lo sé, pero no he podido esperar. Te he estado llamando y no respondes a mis llamadas ni mucho menos a mis mensajes. —Me da una mirada de la que prefiero no verlo.
No imagine que su insistencia llegaría a esto, pero sé que si no lo dejo hablar no se irá de acá, hasta es probable que duerma en el auto, a fin de que llegue la madrugada y así, podamos retomar la conversación pendiente de la cual ya le había dado un fin.
—Ya solucionen esto... —Dice ella cansada. — ¿Estarás bien? —Afirmó moviendo la cabeza para que ella se pueda retirar junto con Kala en sus brazos.
—Buenas noches, Misty. —Le dice Phillipe a ella al ver que se retira.
—Ya no lo son gracias a ti. —Se despide ella mientras que Kala no se pone impaciente al ver que se va dejándome sola.
—Lamento el grito, señora Caruso —me disculpo con ella.
—No te preocupes hermosa —le da una mirada a Phillipe.
—Él es Phillipe, señora Caruso. —Se lo presento.
—Así que él es el famoso Phillipe —ella le da una mirada de pies a cabeza por la altura en que él se encuentra.
—Mucho gusto, señora Caruso. Lamento haber ocasionado esto. —Se disculpa también con ella.
—Por favor que no vuelva a pasar. —Le dice. —Los dejaré a solas, pero si te vuelve a hacer daño, me avisas querida. —Reí ante aquel comentario.
—Claro que lo haré, que tenga una buena noche, señora Caruso. —Me despido de ella luego de ver que se marcha a su casa.
Y ha llegado ese momento emblemático en que nos debemos de quedar a solas para poder hablar acerca del tema que sigue sin dejarlo en paz; de por sí, debería empujar la escalera para que se vaya, pero no sería una buena idea sabiendo que lo puedo mandar al hospital con un brazo o pierna lesionada, en donde le ocasione disgustos y preocupaciones a su familia.
—Te he traído esto. —Dice nervioso.
Ni siquiera vi en qué momento saco un ramo de tulipanes rojos de los cuales están frescos y hermosos, a pesar de ello, se los tome por educación no porque también los pude haber tirado pero no sería bonito tener que desperdiciar un hermoso arreglo floral del que no tiene la culpa de nada sobre nuestros problemas como extraños antes que de pareja.
—No quiero nada de ti —musite.
—Des, dame una oportunidad por favor. —Me suplica cambiando el tema. —Sé que no quiere escucharme pero necesito que lo hagas aunque sea un par de minutos.
— ¿Por qué debería hacerlo? —Lo miro. —Cada vez que te veo recuerdo tus palabras... Y se me hace difícil tener que escucharte cuando eres capaz de darme miles de excusas. —Él niega.
—No... No pretendo darte excusas... —Aprieta su boca. —Quiero aclarar todo.
Pronto puso las manos por la orilla del balcón para poder tomar fuerza y así, cruzar el límite que nos dividía; al estar pisando el jardín, di unos pasos hacia atrás al ver que se fue acercando, en donde justamente entendió que no deseo que haya una cercanía de nosotros por ahora, sabiendo que, hablaremos y quiero estar cuerda en este instante.
—Has dejado en claro que solo estabas conmigo por sexo ya que la otra no podía complacerte como querías —murmure.
—Estas equivocada en eso. Y no te culpo que mis palabras te hayan hecho creer en ello, pero no es lo que pensaste —empezó a defenderse.
— ¿Y qué se suponía que debía de haber pensado? —Lo confronto. —Fuiste a mí por sexo, no porque quisieras arreglar nuestros problemas —se me revuelve el estómago al solo nombrarlo.
—Fui a ti porque quería verte —niego.
—Fuiste solo para declarar tu machismo de ser tuya, algo que me asquea también al pensar que solo piensas que seré tuya en cuerpo porque ya hemos tenido sexo. —Gruñe.
—Eso es lo que crees —dice por lo bajo.
—Y, ¿por qué no creerlo? —Le repetí. —Cuando estuve a punto de irme me prohibiste estar con Maurizio, no querías que le hablará, le sonriera y ni siquiera que me acercara porque dijiste que solo era tuya... ¿estaré mal? —Le hice recordar sus palabras.
Veo como se queda un rato en silencio mientras lo hago analizar sus propias palabras, de por sí, no sé qué tipo de conclusiones sacará, pero estoy segura de que él mismo no puede justificar aquello que ya ha dicho sin haberlo pensarlo.
—Tienes razón, sé que dije eso y no lo negaré. —Dice avergonzado. —No es justificación o excusa pero me sentí un idiota al saber que te había dejado ir por una estupidez; pero cuando te vi con Mauro, sentí celos porque sabía que era mi culpa que no estuvieras a mi lado —mis ojos empiezan a llenarse de lágrimas de nuevo —, hubiera deseado que tu fueras mi pareja.
—Pero fue Caeli, y tú decidiste eso. —Asiente.
—Lo sé, me comporte como un idiota esa noche y sé que mis disculpas no serán suficiente para hacerte olvidar lo que paso —da unos pasos hacia mí.
Aprieto el ramo de tulipanes porque empiezo a sentirme vulnerable ante la situación, desearía ser fuerte pero últimamente siento como me siento sensible ante las palabras y recuerdos que ni siquiera tengo el gusto de poder hacer más comentarios porque también, se me ha hecho un nudo en la garganta que si seguimos así, no creo poder seguir resistiendo a no liberar estas lágrimas.
—La razón por la que te dije que no quería tener sexo con Caeli... —Lo interrumpí.
—No quiero escuchar eso... —me negué a provocarme más daño.
El ramo de tulipanes cayó de mis brazos al suelo para empezar a trotar de regreso al apartamento, pero sentí como me sostuvo mi mano, impidiéndome que siguiera con mi camino; intenté soltarme de su agarre pero él no lo hizo hasta que me atrajo a su cuerpo en donde pude sentir su fragancia, su aliento a alcohol y desde luego, su corazón latir rápido.
—Estas ebrio. —Dije cabizbaja.
—No lo estoy, he tomado pero no lo suficiente para ser inconsciente de mis palabras. —Musito.
Sus brazos rodearon mi cuerpo haciéndome prisionera de su agarre, quería liberarme pero no hacía nada por hacerlo, en vez de eso, me quedé quieta en mi lugar mientras que esperaba que él me soltará y tuviera piedad de mí, para no escuchar sus explicaciones.
—Lo de Caeli... —Intento proseguir pero no se lo permití.
—Vete, por favor —solloce.
—Solo escúchame y luego si quieres, córreme de acá y olvídate de mí —dice con un tono adolorido.
Aprieto mis ojos los cuales liberan unas lágrimas de las que siento como él con su pulgar las termina por limpiar, aquel gesto, me ocasiona también cierto dolor porque me hace temer aquello que perdí una vez que pedí el deseo a la estrella, en donde si en verdad ya no hay solución para arreglar esto, no quiero seguirme enamorando de él con sus dulces gestos.
—No quise tener sexo con Caeli por ser virgen, en verdad... Te mentí. —Lo veo a los ojos para darme cuenta que otra vez esta avergonzado. —En verdad, ella no es virgen.
Abro la boca y lo empujo para darme cuenta que mi tristeza ha pasado a ser enojo, estoy a punto de recoger el ramo de tulipanes para golpearlo con ellos cuando me detiene al tomar mis manos y hacer que lo escuche de nuevo.
— ¡Maldito mentiroso! —Quise alejarme de él pero no me lo permitió.
— ¡Des solo escúchame por una vez en tu vida! —Está vez si deje de moverme para que me soltará para escucharlo antes de mandarlo a la tumba. —Caeli no es virgen.
— ¡Ya lo sé! ¡Ya me lo dijiste! ¡No me lo tienes que repetir que no estoy sorda! —Intente no gritar para montar otro escándalo en la madrugada.
Y ahí está ese momento bipolar que he estado comentado y aparece de repente, aunque en esta ocasión lo pasó cuando me ha revelado algo de lo que yo me pasé dándole tantas vueltas esta semana para llegar a una sola conclusión de que también, Caeli no es virgen como yo.
— ¿Por qué la mentira? —Le pregunte llena de rabia.
—Porque solo buscaba la forma en que no te enamoraras de mí... Pero lo hice en un mal momento sabiendo que a los minutos me revelarías que yo te gusto —mis dientes empiezan a golpearse de los nervios.
—Quizás ya haya cambiado de opinión —dije de forma testaruda.
—Des... —Intento ocultar mis lágrimas. —Lo lamento, no sabes lo arrepentido que estoy.
—Eso no cambia nada, me dolió Phillipe, me dolió —le revele mis sentimientos —, no sabes cómo me sentí, me hiciste sentir de menos, sucia y como su hubieras jugado conmigo todo este tiempo a través de tus lindos gestos y comportamientos. —Trago hondo.
—Yo no quería eso —encogí los hombros.
—Pero lo hiciste —murmure.
—Des. —Agarra mis mejillas con sus manos. —Caeli no me interesa, eres tú a quien deseo tener. No tendré sexo con otra mujer solo para quitarme el placer de no tenerte, yo no soy así, créeme. —No respondí a eso. —Ella solo es una amiga. Para mí, tú eres especial.
—Especial en tu cama. —Niega.
—No... Pero me merezco que hallas creado esa imagen de mí. —Dice musitando.
Absorbo mi nariz deseando en mi interior que mis lágrimas se puedan detener, pero estas siguen desobedeciendo a punto que sienta como su pulgar empieza a quitarlas.
—Discúlpame... Sé que después de esto, no todo volverá a ser igual. —Sus manos empiezan a temblar. —Pero, quiero que las cosas sean mejores desde hoy. —Abro la boca pero de ella no sale nada.
Ni siquiera supe que decir ante aquella promesa de la que me traía inseguridades al no saber si se llegaría a cumplir, como también, si todo se puede llegar a dejar en el pasado para que nuevamente se inicie desde cero. Le doy una mirada porque sé que dentro de esa mascara que mostro desde aquel día en que Vicenzo se presentó en la casa que sus abuelos le heredaron, su comportamiento solo fue una falsedad a fin de alejarme para no ocasionarle problemas a su familia; a pesar de ello, las cosas se descontrolaron y se le fueron de sus manos, sé que su intención no era herirme y no es que lo esté defendiendo, más bien, conozco al hombre que tengo en frente de mí en donde sé que él no es esa persona que aquel día me dijo esas palabras.
— ¿Me disculpas? —Dice entrecortado.
—Estarás a prueba —saca una pequeña sonrisa.
—Con eso me basta. —Inesperadamente me abraza. —Te extrañe.
Esas palabras fueron música para mis oídos, pero para mi mala suerte, no le quise responder de la misma forma sabiendo que lo tendré a prueba, ya que está vez no quiero que haya más peleas o errores, en donde si las hay, ojalá que se puedan resolver.
—Te voy a recompensar mi mala actitud —se separa de mí.
— ¿Cómo? —Le pregunte.
—Con unas vacaciones, mañana arregla una maleta, nos vamos pasado mañana. —Sonríe.
No sé qué planes tenga en mente, pero sé que algo bueno se le ha ocurrido para que me lo haya dicho, ya que conociéndolo, siempre tiene un az bajo la manga para que sus planes puedan llegar a cumplirse como lo desea.
—Bien, pero quédate. No es bueno que manejes en ese estado. —Suelta una leve risa.
—No estoy ebrio. —Encogí los hombros.
—Lo sé, pero te quiero vivo. No me quiero perder de ese viaje. —Le guiñé el ojo. —Ni de lo que nos espera. —Su sonrisa se engrandece al escuchar eso.
—Bien, lo haré.
Ahora que nos esperará... Espero que todo sea bueno porque el tiempo se me está agotando y de por sí, quien está cayendo en la trampa del amor soy yo, antes que él.
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Continuará...
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