Capítulo 29 🔞
"El hombre y la mujer han nacido para amarse, pero no para vivir juntos. Los amantes célebres de la historia vivieron siempre separados." -Noel Clarasó.
***
Ruedo los ojos e intento ignorarlo dándole la espalda mientras camino alejándome de él; quisiera saber por qué está acá y eso sin decir que tengo la tentativa de preguntarle si termino por seguirme, porque en esta ocasión comparándola con otras veces, no se ha dado como una casualidad, más bien tuvo que haber ocurrido ya que él vio el momento preciso para acercarse a mí cuando no estuviera su noviecita cerca de nosotros.
- ¿Qué quieres? -Le digo sin poner mis ojos en él.
- ¿No deberías estar en la fiesta? -De reojo veo como se mueve.
-Eso mismo debería preguntarte -masculle.
-Es una sorpresa nuevamente que nos encontremos -lo dice con tono irónico.
-Lo mismo debería decir -cruzo los brazos.
- ¿No tuviste algo que ver? -Enarqué la ceja.
- ¿Es en serio? -Muevo la cabeza en negación. -Alonzo invitó a Misty a esta fiesta, pero luego él tuvo la idea de que también me presentará, además ninguno de los tres sabíamos que estarías en esta fiesta. -Su rostro me dice que no me cree.
Quizás este encuentro no haya sido una casualidad, pero tener que presentarnos en la misma fiesta, eso sí puedo decir que fue obra del destino, porque como me lo fue explicando Alonzo en el camino; aunque intente evadir a Phillipe de alguna forma, nos terminaremos encontrando de nuevo, así como también, él quiso alejarse de mí hasta en su momento no podrá porque aún existe un lazo que todavía nos une a pesar que comience a romperse por el deseo.
- ¿Qué tal Maurizio? -Su pregunta logra que lo vea a la cara. -Los dos parecían estarse divirtiendo mucho. -Tome un gran respiro para tolerar su entrometimiento.
- ¿Por qué negarlo? -Digo con una sonrisa. -Lo estamos pasando muy bien, es un hombre encantador y a la altura de un caballero. -Su rostro cambia haciendo que haga una mueca.
- ¿Parece que lo tienes en la mira? ¿Ya escogiste a tu próxima víctima? -Suelto una risa molesta.
- ¿Lo dices en serio? -Dejo de reír para ponerme seria. -Porque quien creo que escogió rápido su próxima víctima fuiste tú, quien se le veía muy encariñado -eleva su ceja.
- ¿Así que has estado pendiente de mí mientras estabas con otro hombre? -Abro los ojos con su estúpida pregunta.
-No seas cínico, Phillipe. -Intento quedarme donde estoy para no irlo a golpear. -Mejor vete y ve a atender a tu invitada. -Me marcho del lugar.
A pesar del intento de conseguir paz con él, veo que siempre en alguna circunstancia me hace perder los estribos y por supuesto, la paciencia o tolerancia que le puedo llegar a tener, porque ahora mismo se está pasando por ser un patán idiota que parece gustarle enorgullecer su ego como si eso ayudará en algo; en vez de eso, terminará por escabullir a cualquiera.
- ¿Por qué te fuiste? -Me agarra del brazo.
No puedo creer que no me deje en paz, no le basta con tener que hacerme sentir mal llevando a otra mujer para ahora ocasionar un malestar al solo imaginarme que ha querido reemplazarme rápido para olvidar el poco tiempo que estuvimos juntos y lo que empezaba a darse se sentía tan bonito y real hasta que Vicenzo apareció para arruinar todo, ocasionando que cada quien tomará su camino. Lo peor es que ni siquiera cada quien puede alejarse del otro porque estamos sujetos a tener un mismo destino.
-A ti no te importa. -Tiro de mi brazo para que me deje.
Si nuestra mirada fuera un tipo de arma, creo que entre ambos ya nos hubiéramos asesinado porque mientras que lo veo con una gran rabia, puedo ver como él, ha creado tantas dudas en su cabeza que, al no tener una respuesta, empieza a molestarse por no obtenerlas.
-No quiero que estés con Maurizio. -Pongo los ojos en blanco.
- ¿Me prohibirás acercarme a alguien? ¿Quién te crees que eres? -Veo como se acerca más a mí.
-Solo no lo hagas. -Achique los ojos.
-Y, ¿qué si lo hago? -Lo reto.
El mismo enojo me tienta a seguirlo provocando, sin embargo, empiezo a creer que no es momento para pelear ni mucho menos que deba inventarme cosas solo para hacerlo sentir celoso o más molesto de lo que ya se encuentra, porque la última vez que recuerdo que cuando Phillipe combino ambas emociones, no hizo más que salir de la casa y conducir su auto a un paso que los únicos que podían detenerlo era la policía; mientras tanto, había pasado un mal rato con el corazón en la boca al imaginar lo que podía sucederle hasta que Patrick fue el único en calmarlo.
-No me provoques, Des. -Dice entre dientes.
-No te estoy provocando... Ni siquiera sé porque intentas alejarme de alguien que me ha estado tratando bien -le digo más calmada -, recuerda que tú me alejaste.
Veo como quita la mirada por unos segundos hasta que la vuelve a poner en mí, se acerca de poco a poco hasta que entre más quiero alejarme de él, termino por sentir la pared chocar contra mi espalda; su cuerpo ya se encuentra a centímetros del mío haciendo que empiece a temblar porque al solo pasar su dedo en mis labios, ha ocasionado que comience a perder la cordura y sensatez, y lo digo porque conozco el efecto que tiene en mí y cuando una vez ya me ha tocado, es para que todo mi cuerpo se descontrole.
-Phillipe -apenas puedo susurrar su nombre.
Cierro los ojos dejando que el mismo destino sea el único que pueda darme la virtud de saber lo que terminara por suceder, porque aunque no me guste la forma en como se ha dado este encuentro, existe algo en mi interior que me impide empujarlo y salir corriendo de este lugar; pero debo de reconocer que por más que odie la forma en cómo me trato y ha llevado a una desconocida a una reunión social como si fuese su pareja, al final de todo, una parte de mí me dice que él solo está ocultándose bajo una manta llena de mentiras para no caer pronto en el amor.
Su cuerpo termina por chocar con el mío haciendo que mi corazón no deje de latir rápido al ver como sus ojos vagan por todo mi cuerpo; su mano se pone en mi clavícula para irla deslizando hasta abajo acariciando uno de mis pechos, mi abdomen y mi vientre por encima del vestido; trago hondo en el instante en que su mano entra y empieza a acariciar el muslo de mi pierna izquierda, su tacto se vuelve muy caliente que cuando abro la boca, agarra mi labio inferior para darle un mordisco provocando que me estremezca.
-Solo yo puedo hacerte temblar -deja un beso en mi barbilla hasta bajar a mi cuello -, puedo ver cómo me deseas... -lo interrumpo.
-Tú también me deseas, si no fuese así, no estuvieras atacando vorazmente mi cuerpo -digo con la voz entrecortada.
-Es cierto -arqueo mi cuerpo al sentir como por encima de mis bragas ha empezado a tocarme -y me muero de celos al ver como regalas tus sonrisas, tus miradas y te entregas en los brazos de otro hombre que no sea yo. -De mi boca sale un gemido cuando aprieta mi vagina contra mis bragas.
-Phillipe... -Empieza a acariciar la zona de mi bikini con su dedo índice.
-Me encantas... Oh cielos... Me encantas stella mía -susurra muy bajo.
Sin poder aguantar a la tentación, agarro las solapas de su traje para atraerlo a mí y empezar a besarlo; en comparación a la primera vez, en esta ocasión se deja besar, tanto que el beso sube de nivel al encontrarnos muy necesitados de demostrar hábilmente lo que nuestras bocas pueden lograr al estar juntas; me sostengo de él pero es inevitable percibir como otra vez toma el dominio del momento al girarme y darle la espalda.
-Mierda, te quiero ahora, no sabes la falta que me has hecho...
Escucho como se quita el cinturón y se abre la bragueta del pantalón, sube mi vestido hasta dejarlo por mis caderas provocando que una pequeña ráfaga de aire roce mi piel y la erice. Pongo mis manos entre la pared de madera y de igual forma mi cabeza, siento como con cuidado me baja las bragas terminando por verlas caer al suelo; acaricia uno de los cachetes de mi trasero donde pronto siento como pasa algo entre mi trasero, algo suave y tibio que logra que empiece a empaparme más entre mis piernas.
Muerdo mi labio para reprimir los fuertes gemidos que estarán a punto de liberarse de mi boca cuando su miembro sin condón, ha empezado a pasar entre medio de mis piernas, me inclino un poco para sentir como él hace que separe más mis piernas para pasar su pene por toda mi vagina, haciendo que este la acaricie con la punta hasta que Phillipe termina por resbalarla una y otra y otra vez encima de mi clítoris provocando que me retuerza y gima al sentir como ese roce empieza a ser la viva llama de fuego que me permite caer en la perdición.
- ¿Qué es lo que deseas, stella mia?
Me es difícil responder no sólo porque mis sentidos se han desconectado al sentir el roce de ambos sexos sino porque también, la sensación ha provocado que me pierda entre el mar del deseo.
-Te lo volveré a repetir una vez más... ¿Qué es lo que deseas que te haga? -Susurró cerca de mi oreja.
-Yo... -jadeo al sentir como empieza a golpear su pene contra mi clítoris mientras uno de sus dedos entra y sale de mí. -Follame... Fuerte... Duro.
Se aleja un segundo para escuchar como rompe un preservativo, me intento recomponer, pero me tardo un poco hasta que, acomodándose, termina por penetrarme fuerte haciendo que otra vez arqueé mi cuerpo y no pueda evitar sacar un grito; apenas soy capaz de poder sostenerme de la pared cuando bombea rápido y duro dentro de mí, las piernas me tiemblan, el corazón se me acelera y mis sentidos parecen avivarse repentinamente ante el momento. Puedo sentir su aroma combinarse con el vino, de cómo escucho el eco de nuestros cuerpos chocar como también de intentar reprimir sus gruñidos y yo mis jadeos; y sin hablar que mis ojos se cristalizan, pero raramente terminan por ver hasta el más pequeño detalle de la madera.
- ¡Oh! ¡Sí! ¡Por favor, Phillipe! -Menciono su nombre entre gemidos.
- ¿Quieres más? -Sus palabras me tientan cada vez más.
- ¡Sí! -Digo entre lloriqueos.
- ¿Así?
- ¡Ah! ¡Sí! ¡Mierda! ¡Así!
Dejo que mi espalda choque contra su pecho mientras que mis brazos se sujetan de su cuerpo; las arremetidas se vuelven cortas y duras que muchas veces saltó al sentir como dentro de mí, toca un punto sensible del que me provoca escalofríos y placer; sin embargo, otra vez vuelve a penetrarme rápido haciendo que chille de la sensación magnifica que estoy sintiendo hasta que a los minutos, me es imposible seguir reteniendo la llegada del orgasmo cuando me apoyo otra vez en la pared para liberar mi clímax mientras muerdo con fuerza mis labios para no sacar un grito que se puede escuchar de aquí a la luna; al estar más lubricada, Phillipe termina por penetrarme más rápido hasta que es el siguiente en llegar escuchando como maldice y dentro de mí, su pene empieza a palpitar fuerte.
Nos quedamos así durante unos minutos hasta que apenas al recomponernos, se separa para quitarse el condón mientras que yo, me subo las bragas y me ingenió para irme pronto de acá para buscar un baño donde pueda limpiarme al sentirme resbaladiza; tomo un enorme respiro y un sentimiento de culpa aparece como si me tratara de decir que acabo de cometer un error, eso, oprime tanto mi pecho que siento las estúpidas ganas de huir antes que pase algo malo porque presiento que vendrá pronto unas palabras que harán que después de lo sucedido, todo empeore.
-Carajo, esto no debería haber sucedido -escucho como musita esas palabras.
- ¿Por qué? -Lo encaró. -Si tú lo deseabas.
-No debería estar contigo... Esta mal lo que hicimos... Yo debería estar con... -No pudo terminar porque mis palabras llegaron más rápido.
- ¿Con Caeli? -Nombro esa persona de la que no pensé que se entrometería. - ¿En serio Phillipe? -Digo adolorida. - ¿Cómo puedes pensar en ella luego de lo que acabamos de hacer? -Intento no derrumbarme.
-Porque ella me importa y no debería estarle haciendo esto. -Abro la boca.
- ¿Qué? -Trago hondo.
Algo en mi interior empieza a quitarme la paz y tranquilidad que antes poseía, sin embargo, al escucharlo, siento como si estuviera viendo a las propias Torres Gemelas derrumbarse porque nada de lo que está diciendo me es lógico y más cuando a su propia voluntad ha venido hacia mí y ahora, se arrepiente en pensar en una mujer que apenas acaba de conocer cuando no se da cuenta que a mí es quien está hiriendo.
- ¿A qué has venido hasta acá? -Le pregunto.
Se queda callado sin decir ni una palabra, algo en mi mente se cruza y es la primera como única idea que logra hacerme entrar a una sola conclusión, pero temó que al nombrarla, sea esa y no otro motivo por el que al menos debería aliviarme.
- ¡Contesta! -Le grité angustiada al no tener respuestas. -Ha sido por sexo, ¿no? -Sigue sin decir nada. -Maldita sea. -Intento retener mis lágrimas. -Eres un idiota.
- ¡No! ¡Tú no me puedes hablar así! -Dice molesto. - ¡Tú también lo deseabas! ¡Querías tener sexo conmigo! -Se defiende. -Así que hoy no vengas de hipócrita a reclamarme algo que ambos sabíamos que queríamos uno del otro. -Respiro agitado.
Niego y comienzo a caminar de un lado hacia otro sintiendo como empiezo a marearme, las lágrimas vuelven a pugnar mis ojos y empiezo a creer que ya no puedo detenerlas; me refugio con mis brazos e intento no pensar que solo me ha utilizado para satisfacerse porque sé que el Phillipe que conozco no haría eso con ninguna mujer ni siquiera yo quien pudo hacerle tanto daño.
-Dios mío... no me buscaste para eso, ¿verdad? -Empiezo a temblar del miedo.
- ¿Qué pasa si digo que sí? -Cierro los ojos.
-No puedo creerlo -me cubro los ojos con una de mis manos -, ¡¿por qué yo?! Podrías habérselo pedido a ella también -le reclamo.
-No, no puedo. -Enarqué la ceja.
- ¿Por qué no? No hay diferencia -le digo con el nudo en la garganta.
-Si la hay. -Su gesto se pone serio.
- ¿Cuál es esa estúpida diferencia? -Empiezo a molestarme y el enojo incrementará si sale con el tema de nacionalidad. - ¡Habla!
- ¡Porque ella es virgen! -Resalta. -Y tú... no.
Eso crea un enorme impacto en mí, tanto que ni siquiera soy consciente en el momento en que me dirigí a él y le di una tremenda y fuerte bofetada en su rostro haciendo que se quedará admirado por mi inesperada acción; las lágrimas resbalan por mis mejillas y me hace separarme rápido de él para después comenzar a caminar en dirección a la salida; no sólo mi dignidad acaba de ser destruida, sino que también, el cariño que empezaba a tenerle.
Cierro los ojos, pero estos terminan por liberar más lágrimas que antes, intento tragarme mis propios sollozos para que nadie los escuche y eso sin decir que, quiero desaparecer por primera vez para que nadie pueda encontrarme nunca después de lo sucedido. Me siento sucia y desvalorizada, tanto como si me hubieran dado una buena golpiza para caer en la realidad; es cierto que me merezco que el karma llegue hacia mí por los tres años de sufrimiento que le di a Phillipe, pero eso no significa que yo tenga que vivir una cruel realidad de la que ni siquiera yo fui capaz de decirle algo así en algún momento.
Antes de aproximarme más a la casa de Maurizio siento como él me detiene al tomar mi brazo, pero tiro de su mano y pronto lo empujó para que se aleje de mí; lo que acaba de decirme no tiene perdón alguno porque, aunque yo no sea virgen, no le da el derecho de buscar sexo en mí solo por no poder conseguirlo en otra a quien no la quiere corromper.
-Des...
- ¡No digas nada! -Lo señale. -¿Quién te crees que eres Phillipe Rizzo? ¡Maldita sea! ¿Quién te crees que eres para decirme algo así? -La voz se me entrecorta a punto de no poder seguir hablando.
Veo como también es el siguiente sin poder explicar lo que acaba de decir, pero es demasiado tarde porque debió de haberse tragado sus palabras antes de haberlas mencionado en frente de mí; no creí que en algún momento tuviera que vivir algo tan doloroso, ha sido suficiente tener que estar entregando mi cariño y mi tiempo con una persona que sinceramente no parece estarlo valorando. Es cierto que el deseo se está cumpliendo y es la razón por la que él no ha creado un sentimiento por mí, pero eso no es justificación para tratarme como una cualquiera a quien cree que tendrá sexo cuando se le plazca para luego tirarla como si fuese una basura.
-Malinterpretaste las cosas, Des... -Intenta aliviar su error.
-No... No las malinterprete. -Aprieto mis labios para decir lo siguiente. -Por no ser virgen no te da el derecho de tratarme como si fuera una prostituta que estará disponible para tus servicios. -Se asombra ante mis palabras. -Podía haberlo esperado de cualquiera, pero de ti... -Las palabras empiezan a atorarse en mi garganta.
-No pienses así... -Ruedo los ojos.
- ¡¿Y cómo quieres que piense?! -Me exalto.
- ¡Tú sabías que ambos queríamos que sucediera eso! -Puntualizó.
- ¡Pero no así! -Le grité.
- ¿Qué quieres decir? -Dice consternado.
- ¡Maldición! Trato de decirte que gustas Phillipe, ¡me gustas! ¿Es que no te has dado cuenta? -No muestra impacto con mi respuesta.
Desvía la mirada por unos segundos como si tratara de analizar mis palabras, pero al ver que no recibo una respuesta sensata de su parte o al menos un gesto de vergüenza por haberme dicho aquello, simplemente me doy por vencida y empiezo a creer que el deseo no tendrá remedio alguno de cómo romperlo.
Camino sin decirle nada dejándolo ahí pensando en su propio mundo luego de lo sucedido, escucho como vuelve a llamarme, pero lo ignoro hasta que, adentrándonos a la fiesta, busco a Alonzo y Misty, donde gracias a Dios no se han movido de su lugar desde que me retiré por un instante de la reunión social; al acercarme a ellos están a punto de decirme algo cuando me ven con lágrimas en los ojos, Misty se sorprende a punto de abrazarme y llevarme fuera de la fiesta. Con palabras entrecortadas apenas soy capaz de decirle que regresemos a casa, así que Alonzo no tarda en cumplir mi deseo antes que los demás invitados se enteren que estoy llorando como una niña que acaba de tener un accidente y le ha dejado una enorme herida.
-Des, por favor... Hablemos -Phillipe se cruza en mi camino.
-Déjame en paz... -Ya ni siquiera tengo fuerzas para pelear.
-Por favor... -me acorraló entre el cuerpo de Misty.
-Vete Phillipe, déjala -ella se pone entremedio.
-Des...
- ¡Vete! -Insiste Misty.
Ella me toma de los hombros para abrazarme y acompañarme hasta el auto de Alonzo, por el gesto que acaba de hacer mi amiga, creo que sin dudarlo, sabe que algo ha sucedido entre ambos que me ha causado mucho dolor; así que apenas al subirme al auto y limpiar un par de lágrimas, veo como Phillipe llega y sigue insistiendo a que hablemos, pero en esta ocasión, llega Alonzo a ser mi intermediario, ya que aparta a su amigo del vehículo para después hacerle comprender que no es el momento adecuado para hablar.
Por lo que, mirándolo a través de la ventana del auto, puedo ver como Phillipe se detiene, pero no se tranquiliza, tiene esa mirada de arrepentimiento, pero para mí ya es demasiado tarde para que la demuestre; así que, girando mi rostro para no seguirlo mirando, solo escucho como Alonzo entra al vehículo para encenderlo y después empezar a manejar marchándonos de aquel sitio que antes me parecía agradable. Hubiera querido ver el aspecto de Phillipe antes de irnos, pero no moví tan solo un dedo y más cuando preferí descansar entre el asiento de los pasajeros.
No sé qué es lo que sucederá ahora, pero he comenzado a creer que el deseo no podrá ser roto y eso significa, que he cambiado el destino de todo el mundo.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Continuará...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top