Capítulo 28
"El colmo de la infelicidad es temer algo, cuando ya nada se espera." —Séneca.
***
—Realmente ustedes dos debían de haber salido sin mí —me pongo en el asiento de en medio para ponerme entre ambos.
—Des, guarda silencio —masculla Misty.
—Quizás sea a la próxima, ¿no Misty? —Le pregunta Alonzo a ella apenas quitando un par de segundos su mirada del camino.
Veo como mi mejor amiga se pone nerviosa, tensa y sonrojada; aunque ella no quiera decirlo sé muy bien que no puede ver a Alonzo como un amigo, sino que ya ha empezado a enamorarse de él no sólo por la manera humilde y cariñosa que se comporta con nosotras y el mundo entero, sino que también, es ese tipo de hombre sexy que no puedes dejar ir de tus manos ahora que empiezan a ser muy cercanos.
Además, Alonzo me gusta para Misty, ya que además de tener un gran amor e interés por el arte, me he dado cuenta como ambos tienen otras similitudes de las que no he podido dejar desapercibido. De todas formas, sé que sería un buen pretendiente para mi mejor amiga y no dudo que hasta sus padres estuvieran de acuerdo con su relación porque se le puede ver con perfección como Alonzo respeta a Misty, como a su vez, la hace reír, la entretiene con temas que a ella le son de su importancia y por supuesto, es todo un caballero con ella.
Por lo menos puedo decir que ese cariño suele ser sincero, a pesar de ello, Misty no quiere caer rápido en los brazos de él, sigue resignándose en pensar que no puede tener nada con Alonzo a no ser que sea una amistad y eso sin decir que se pone recia con sólo imaginar que pronto tendrá que volver a Estados Unidos para continuar con su vida. Una parte de ello me parece un poco ilógico que Misty tenga que sacar conclusiones prontas cuando podría pasarla bien con un hombre del que la hace sentir bien y feliz, añadiendo que, ella por el momento tiene un trabajo estable y una gran oportunidad de quedarse a vivir en Florencia cuando se ve que está es la cuna del arte; sin embargo, conociéndola a ella, no se puede prometer grandes ilusiones cuando el viaje solo sería por tres meses, nada más quería obtener una experiencia de un trabajo y lo importante, es que extrañaría a sus padres.
Quisiera ayudarla más en ello, pero simplemente, ella siempre pone un escudo o una barrera para que no le permita hacerse cuentos de los que no se sabe si podrán convertirse en realidad. Por tanto, no queda de otra que por veces tener que hacer estos comentarios para que Alonzo pueda acercarse más a Misty o, aunque sea, ella pueda darse la oportunidad de disfrutar de un romance de verano del que recordará con mucho placer.
Antes de poder decir otra palabra, veo un letrero que nos indica que hemos entrado al pueblo de Chianti, quisiera recordar este bello lugar con sus grandes hectáreas de viñedos, sus casas medievales y las calles estrechas como empedraras, no obstante, la última vez que estuve acá me lleve uno de los disgustos inolvidables de mi vida, del que todavía hoy sigo recordando porque tan solo unos días atrás lo viví y supuse que algo no iba a terminar bien.
— ¿Qué es lo que dijiste que habría en Montefiorale? —Le pregunto a Alonzo.
—Un amigo hará una fiesta para celebrar su nuevo trabajo. —Comenta.
— ¿Dónde? —Veo como dejamos de estar de Greve in Chianti para acercarnos a Montefiorale.
—En una pequeña casa que tiene cerca de las colinas de Montefiorale —responde —, les va a encantar tiene una hermosa vista y sus alrededores están llenos de árboles y flores silvestres. Además, está cerca de un viñedo donde una parte de su casa, está siendo alquilada como bodega para mantener la conserva de vino en las barricas. —Menciona con entusiasmo.
Y vaya que Alonzo tenía razón en nombrar una breve descripción del lugar en donde vamos, porque en el instante en que cruzamos una gran línea de enormes árboles verdes fue el comienzo de nuestra travesía. Me senté al lado derecho del asiento de atrás para observar cómo atrás de aquellos árboles se podía ver varios viñedos y casas situadas cerca de estos. Baje la ventana y saque la mano para sentir el aire fresco rozar mi piel, fue una sensación tan increíble que pude darme cuenta que Montefiorale es más que hermoso.
Alonzo subió una colina en la que detrás de ella apareció una casa rustica moderna, desde los ventanales de cristal se podía ver que ya varios invitados han llegado y parecen estar celebrando uno de los triunfos de su anfitrión; parece que la fiesta no suele ser más que una reunión social porque no hay nada juvenil en ella, es decir, música ruidosa, comida chatarra y exclusivamente, actitudes de adolescentes que pueden provocar pronto algún que otro problema; es extraño decirlo, pero eso me hace sentir más tranquila, tanto que, hasta el mismo lugar te trae una inmensa paz con sólo saber que las personas que están a los alrededores se están comportando de una forma civilizada y madura que se sabe muy bien que no quisieran provocar un escándalo para arruinar la reunión y su reputación.
Después de bajarnos del vehículo, me doy cuenta como Alonzo le abre la puerta a Misty con caballerosidad, esperando que ella sea quien tome su mano y no la suelte para que ambos entren juntos; aquel gesto me hace tener que hacer una mueca para no mostrar mi sonrisa de felicidad al ver que en serio ese par se gusta pero no quieren dar el siguiente paso; así que mientras me bajo del auto, los sigo como si fuera su guardaespaldas, dándome cuenta que pronto llamamos la atención de varios invitados.
— ¡Alonzo! ¡Che gioia vederti![1]
Alonzo suelta la mano de Misty para darle un abrazo al hombre de traje azul y camisa celeste que se cruza en su camino; ambos se dan unos golpecitos en la espalda para comenzar una pequeña conversación de la que Misty y yo no estamos ajenas a entender; sin dudarlo, aquel hombre elegante que se hace llamar Maurizio no es más que el propio anfitrión de la fiesta quien no deja de hablar sobre lo orgulloso que se siente al representar una empresa de vinos y licores extranjera.
—Mauro, te presento a dos amigas. —Alonzo se hace a un lado para que Misty y yo nos acerquemos. —Misty, mi compañera de trabajo y una estupenda como hermosa amiga —presenta primero a mi mejor amiga —y Destiny, una amiga de la que no te aburrirás —abro la boca admirada de cómo me apoda.
—Que concepto tienes de mí, Alonzo —digo con voz de ofendida, aunque no me encuentre así.
—Tiene razón —dice Mauro —, ¿qué concepto se asignaría? —Veo interés en su mirada.
—No sé... —hago un gesto de estar pensando en una idea.
—Yo diría que una joyita difícil de encontrar. —Misty hace un gesto de asombro.
—Gracias. —Digo un tanto tímida.
—Al ver como presumes de Misty, supongo que es tu novia, ¿no? —Ambos "amigos" abren sus ojos enormemente ante la desvelación de las palabras de Mauro.
Giro mi rostro para reprimir una risa ante el rostro que ambos han revelado en ese instante, no es de ciegos o ignorantes darse cuenta de la cercanía que ambos tienen y eso sin decir, del comportamiento que demuestran sin imaginar que habla por sí mismo. Sin embargo, ellos siguen negándose a que no está sucediendo nada entre ellos, pero para mí, algún momento uno de los dos caerá primero y será quien le revele los sentimientos de uno hacia el otro, aunque espero que de todo ello salga algo bueno para que ninguno de los dos salga lastimado.
—No, solo somos amigos —declara Misty.
—Bueno, es que venían agarrados de las manos y supuse que eran novios —apreté los labios al ver que Misty empieza a ponerse cada vez más nerviosa.
—Eh... Bueno... —Empieza a tartamudear.
—Felicidades por su nuevo trabajo —evado el rumbo de la conversación para que Misty pueda respirar.
—Muchas gracias. —Dice con una enorme sonrisa. —Espero que todos puedan disfrutar de la fiesta —dice con amabilidad —, y es un placer conocer a estas hermosas signorinas. —Veo como toma mi mano y deja un beso en el dorso de ella. —Siéntanse en casa.
A pesar de que Maurizio se haya marchado ni por un instante quito su mirada en mí, mayormente siguió caminando como si no le hubiera preocupado chocar con alguna mesa o un invitado, pero cuando tuvo que saludar a otros huéspedes que acaban de llegar, tuvo que dejar de verme para concentrarse en las otras dos personas con las que comenzó una conversación.
—Creo que le gustaste —insinúa Alonzo.
—No digas eso —lo golpeo en su pecho con mi pequeña cartera.
—No es broma —levanta sus manos en rendición.
—Exacto, ni siquiera despega el ojo en ti —Misty apoya el comentario de Alonzo.
—Solo debe ser la inusual atracción —intento ignorar sus palabras —y...
Me quedo ojiplática en el instante en que veo como alguien aparece en frente de mí, tanto que al darse cuenta de mi presencia es el siguiente en asombrarse a punto de que se queda petrificado y no puede dar un paso más. Misty y Alonzo se dan cuenta de ello provocando que se giren para ver a Phillipe en frente de nosotros, pero no solo, sino que con una mujer que se ha enganchado de su brazo y ha empezado a nombrarlo para saber qué le ha sucedido; sin embargo, la mujer pelinegra con enormes labios rojos, unos delineados pómulos y unos espectaculares ojos marrones, termina por verme haciendo que se imagine que algo no está yendo bien con aquel encuentro.
— ¿Alessandro? —Lo llama ella de nuevo.
Doy un enorme trago para sentirme extrañamente mal, tanto que Misty pone sus manos en mis hombros como sujetándome para que no termine por caerme. Creería que no es momento para sacar conclusiones precipitadas, pero con sólo ver que aquella mujer deja de agarrar su brazo para entrecruzar su mano con la de él, la impresión que tenía al principio suele cambiar como la llegada rápida de un relámpago. Además, como si no fuese suficiente, ella pone su mano en la mejilla izquierda de Phillipe a fin de que gire su rostro para luego dejarle un beso próximo en sus labios, donde apenas pudo alcanzar a tocar las comisuras de estos.
El estómago se me revuelve por completo y mi cuerpo empieza a perder el control sobre sí mismo a punto de sentir como mis piernas flaquean. Abro la boca para tomar un gran respiro que me hace parpadear para llegar nuevamente a la realidad, el terror invade mi cuerpo y eso sin decir que, tengo la tentación de preguntarle de inmediato a Misty o Alonzo si el efecto de la estrella fugaz ha comenzado a dar curso con Phillipe.
—Ciao Alesso —lo saluda Alonzo para evitar la tensión.
—Ciao Alonzo. —Responde con una corta sonrisa que termino siendo más una mueca.
Hubiera esperado cualquier cosa menos está sorpresa, algo que no debería impresionarme cuando Alonzo me lo advirtió sobre que el destino intentará siempre unirnos de alguna forma debido a que nuestro lazo no está completamente roto. Sin embargo, me hubiera gustado que esté día estuviera lleno de paz, pero en vez de eso he descubierto que él ya me ha reemplazado por otra, algo que no imagine que llegaría a suceder demasiado rápido.
— ¿Qué haces acá? —Escuche que Phillipe le pregunto a Alonzo.
—Eso mismo iba a preguntarte. —Dijo Alonzo desconcertado. —Pero, por lo que veo ambos debemos de conocer al anfitrión de la fiesta para que estemos aquí, ¿no?
—Que pequeño es el mundo, no pensé que conocieras a Maurizio —ruedo los ojos.
¿Esto es en serio? ¿cómo es posible que ambos conozcan a la misma persona? Añadiendo que, fueran invitados a la misma fiesta y que justamente ahora nos encontráramos reunidos a propósito. Quisiera decir que esto es extraño, pero no me debe de impresionar, cuando hace tres días me lo encontré en el supermercado y ahora acá, así que no sería una sorpresa que posteriormente volviéramos a vernos en otro lugar.
—Sí, ha comprado varias de mis pinturas —comenta Alonzo.
—Eso es increíble.
Misty me da una mirada para saber cómo me encuentro, pero nada más, encojo los hombros ya que a pesar que me haya llevado una buena impresión, al menos debo de actuar como si la situación no me afectará en lo absoluto porque tampoco quiero dejarle ver a él que su ausencia en mi vida ha provocado un daño; lo peor de ello, es que esto debía de haber sucedido en una de las miles de veces que lo hice enojar cuando nos encontrábamos casados pero ahora, que necesito que coopere, me está poniendo las cosas demasiado difícil que de por sí, me cuesta tener que dar mi brazo a torcer cuando no me quiero ver de esas chicas que no pueden vivir sin su mejor amante.
—Sí, decidí que Misty y Destiny me acompañaran para que conocieran Chianti —siguió contándole Alonzo a Phillipe.
— ¿Ah sí? Y, ¿qué les ha parecido? —Pronto supe que se dirigió a nosotras.
—Excelente, ha sido un lugar hermoso y... —comenzó a decir Misty pero fue interrumpida por mi comentario.
—He conocido lugares mejores, además, hace unos días un guía turístico me llevo a conocer Chianti y fue de las peores experiencias que tuve. —Contuve mis emociones para no decir algo más desagradable.
— ¿Por qué? —Habla la mujer que acompaña a Phillipe.
—Un mal servicio, créame. —Hice un gesto de desprecio. —Y lo peor es que el guía turístico se comportó muy mal conmigo, creo que no fue su día, pero a veces las personas no parecen importarle eso y ya saben, se desquitan con uno como si fuese su saco de boxeo. —Observé como Phillipe achicó sus ojos.
— ¡Que mal! Deberías haber demandado a la compañía para la que trabaja, es imposible que se comporte de esa forma con alguien como usted. —Asiento a las palabras de la desconocida.
—Lo sé, pero no quise causar problemas. Es probable que el karma le llegué por sí solo y clame justicia —encojo los hombros.
—Esperemos que sí. —Dice amable. —Me llamó Caeli. —Se presenta.
—Destiny. —Agarro su mano la cual ya se encuentra extendida al frente de mí.
—Hermoso nombre, ¿de dónde eres? —Pronto reconoce que no soy italiana.
—Soy estadounidense. —Alzo la voz con orgullo para que cierta persona me escuche.
—Wow, eso es fantástico. ¿De qué estado? —Pareció interesarle.
—California. —Dije.
—Dios, ¡California es una maravilla! —Se exalta de la alegría. —Sus playas, su clima, los chicos guapos... —Phillipe enarca la ceja. —Vives en un hermoso estado.
—Me alegro que alguien valore eso, otros... Simplemente se rehúsan a ver lo increíble que es Estados Unidos y se dejan influenciar por otras personas creyendo que los estadounidenses somos una amenaza para su vida. —Caeli parpadea al no comprenderme.
— ¿Quién pensaría eso? No puedes juzgar de esa forma a todas las personas. —Asiento aprobando sus palabras.
— ¡Exacto! —Digo casi gritando. —Y recordando, la persona que me lo dijo fue el guía turístico, quizás por eso me trato mal al final. —Ella vuelve a asombrarse.
Sin dudarlo, me estoy buscando un gran problema con Phillipe pero a estas alturas ya me da igual lo que piense de mí, porque recuerdo que lo último que me dijo fue que me señalo como una mujer que puede buscar una aventura con otro hombre; lo cual como lo vemos hoy, quien se ha buscado pronto un cambio de pareja ha sido él antes que yo, así que quien debería de haberse tragado esas palabras es Phillipe.
— ¡Alessandro! ¡Arrivi in tempo![2] —Llega Maurizio. —Necesito que todos entren a la casa, tengo que dar mi sermón el cual espero que a nadie le aburra —dice nervioso.
—In bocca al lupo. Sorprendili tutti[3]. —Le digo a lo que él saca una sonrisa.
—Grazie signorina. —Dice antes de marcharse.
Alonzo nos hace una señal para que Misty y yo seamos las primeras en entrar a la casa, para ver como dentro del lugar se reúnen un número pequeño de personas que al parecer el anfitrión ha invitado debido a que deben de ser sus amigos y conocidos más allegados, así que, al estar dentro de aquel lugar, Maurizio hace que todos tomemos una copa de champaña para brindar por él, logrando que empiece con un discurso del que empieza por el esfuerzo obtenido en su trabajo y que ahora se ha convertido en uno de sus mayores logros al formar parte de una empresa extranjera que le brindará un gran apoyo para mantener firme la cultura del vino en Montefiorale.
La curiosidad es tan grande que me es imposible no observar lo que está haciendo cierta persona, así que en un intento de girar mi rostro para buscarlo, pronto me percato que alguien llega para ponerse a su lado en donde sin preguntármelo mentalmente, identificó a la persona que le ha dado un abrazo y saludo amistoso; simplemente ver de nuevo a Patrick es algo nuevo, ya que en las últimas semanas no supe nada de él cuando es el mejor amigo de Phillipe, aunque para ser realista no iba a llegar a saber mucho de Pat debido a que pensaba que él vivía en Estados Unidos, como también, no se me cruzó por la mente preguntarle a Phillipe sobre su mejor amigo de la infancia, por lo que hasta en su momento, creo que ha sido bueno porque mi ex marido se podía impresionar de que preguntara por Patrick suponiendo que no lo conozco.
—Patrick está acá —le susurré a Misty.
— ¿Dónde? —Gira su rostro para buscarlo.
—Cerca de la puerta principal, está junto a Phillipe. —Sigo hablando por lo bajo.
El rostro de Misty cambia por uno de asombro al ver que Patrick se encuentra también en Italia, algo inesperado porque se suponía que él había conseguido un trabajo en Estados Unidos por lo que no debería estar aquí. Sin embargo, he de recordarme que una vez que pedí el deseo, altere una parte del futuro de muchas personas y eso incluye cualquier persona que se encuentre en esta fiesta, como la que podría estar en China o entre los otros cinco continentes del mundo.
Quisiera quitar la mirada de ellos pero me es difícil, tanto que dejo de escuchar el discurso para imaginarme sobre lo que podrían estar hablando, a pesar de ello, no debería ni de sentirme ansiosa o preocupada porque hemos vuelto al pasado donde ni siquiera Patrick se recuerda de mi rostro para revelarle alguna verdad a Phillipe sobre la mala relación que teníamos y que siempre, él fue quien intervenía en nuestras peleas siendo ese punto medio del que lograba detenernos para no ocasionar más revuelo en la casa con mis pésimas actitudes que le mostraba al pobre de mi ex marido.
No obstante, recuerdo muy bien lo que dijo Alonzo y Misty sobre si una persona tenía un amuleto colgado consigo mismo; eso provoca ponerme tensa y nerviosa esperando que Patrick no tenga ninguno, ya que con eso puede recordar la mala persona y esposa que fui con Phillipe, ocasionando que en algún momento pueda proteger a su amigo, así como Vicenzo lo hizo, a punto de que se construya una nueva barrera entre nosotros.
El discurso terminó sin haberlo imaginado, todos alzaron sus copas e hicieron el brindis, tuve que imitar a todos después de haberme perdido de la mayor parte del tiempo en solo ver aquel par de amigos que no dejaban de cotillear; tome una enorme bocanada de aire para relajar mi cuerpo, no quiero sacar conclusiones rápidas, además cuando varios invitados empezaron a salir y fui de las pocas que se quedaron en su lugar con la copa de champán en la mano, percibí que en sí, Patrick no me recuerda, ya que al primer momento en que dirigió su mirada en mí, todo fue absolutamente ordinario, como si acaba de conocer a otras chica más de la fiesta de la cual no fue de su interés seguirle poniendo atención.
Camino en dirección al jardín de la casa para sentarme entre uno de los sofás blancos, no sé cuánto tiempo más tendré que demostrar mi orgullo de chica herida cuando los días siguen pasando y mi objetivo de enamorar a Phillipe se ha estancado con una simple pelea. Quisiera que todo fuese más fácil pero no lo estoy obteniendo y más en estos instantes en los que él ha llevado como su invitada a una mujer de la que además de ser hermosa parece ser encantadora, algo que me desafía demasiado al estar en la cuerda floja con solo saber que, si no hago algo pronto, Phillipe puede terminarse enamorando de ella.
— ¿Se ha quedado sola? —Elevo el rostro para encontrarme con Maurizio.
—En realidad, quise quitarme de en medio —le señaló a Misty y Alonzo quienes ahora se encuentran hablando —, es mejor darles su espacio íntimo a tener que meter mi nariz en donde no me llaman. —Él se ríe con mi comentario.
—No creo que sea así —discute mi forma de pensar.
—Para mí lo es. Por eso es que me he quitado del camino para que puedan aprovechar en estar juntos —reveló mi plan.
—Bueno, al menos al hacer eso me conllevó a hablar con usted. —Opinó a lo que intente no admirarme por lo directo que empieza a ser. —Hacen una linda pareja. —Comenta a lo que apruebo sus palabras.
—Verdad que sí. —Afirmo. —Aunque, se lo están tomando muy despacio y eso agota mi paciencia para verlos juntos —digo con desdén.
—Parece que a usted le gusta que ciertas cosas se den rápido, ¿no? —Pone su mano en su mentón como gesto de interés.
—Mmm, sí —se ríe al verme que no oculto la verdad.
— ¿Puedo sentarme? —Señala el sofá de al lado.
—Son sus sofás, no debería preguntarme —encoje los hombros y se sienta.
— ¿Por qué no me habla más de usted? —Se acomoda en el asiento como si estuviera a punto de escuchar una larga historia entretenida.
Realmente no sé qué tiene esa frase que logra que tome la iniciativa para contar sobre mi vida, al menos en cosas buenas y no respectivamente de las malas, porque es más fácil omitir ciertos eventos de los cuales no estoy orgullosa, como a su vez, que no me agradan pero una vez que comencé hablar parece que ni él pudo detenerme, aunque dudo que lo haya hecho porque la mayor parte del tiempo simplemente se mantuvo observándome y escuchándome, haciéndome un par de preguntas más para conocerme y por supuesto, haciendo un par de bromas de las que terminamos por dejar ir varias carcajadas.
Una vez que acabe de hablar de mí, ahora empezó él a relatarme de su vida, nada más y menos que es hijo de unos viticultores humildes que le enseñaron el trabajo sobre el viñedo; en donde la mayor parte de su vida, los jefes de sus padres fueron quienes le brindaron una educación pagando sus estudios desde la infancia hasta graduarse de la universidad de ingeniero agrónomo en la Universidad de California en Davis. Una carrera universitaria que hasta en su momento le ha beneficiado demasiado a punto de que su nuevo trabajo le esté propiciando la oportunidad de no sólo trabajar acá en Italia, sino que también en el extranjero.
—Dios mío, así que estuvo viviendo en California durante cinco años —dije sorprendida.
—Sí, fue una experiencia súbita porque no pensé que llegaría a entrar a esa universidad y más al tener que irme a vivir lejos de mi hogar por un largo tiempo —explicó.
— ¿Cómo fue el cambio? —Le pregunte. —Es decir, se separó de sus padres, se fue del país, tuvo que acoplarse a un nuevo país del que desconocía...
—Difícil, creo que los primeros seis meses extrañe mucho a mi familia, pero mis compañeros de la universidad me hicieron sentir como en casa —acarició la base de la copa como una forma de distraer sus sentimientos —, la verdad es que soy muy apegado a mi familia, es todo lo que tengo además de mis amigos, mi cultura y el poco éxito que he tenido. —Encoje los hombros.
—Yo no diría poco éxito, ha logrado obtener un trabajo muy importante, tiene un hogar, vive con comodidades de las que ahora puede ofrecerle a su familia porque antes no la tenía y tiene a muchas personas que lo aprecian. —Nombro cada uno de los aspectos por los cuales debe sentirse honrado.
—Tiene razón, y ¿usted? ¿No extraña a su familia? —Relamo mis labios y los aprieto al ver que no tengo forma de cómo contestar la misma pregunta.
Una pregunta demasiado caótica para poder responderla con afecto y sinceridad, realmente la única persona que puedo decir que hasta su momento he extrañado mucho ha sido mi hermano, porque últimamente es con quien mantengo más comunicación y es quien se mantiene pendiente de mí; no es que diga que mis padres no sé preocupen por mi ausencia pero más bien, ellos lo hacen con otros intereses de los que puedo decir que no son nada agradables, como por ejemplo, mi madre quien solo me llama o me envía mensajes para saber si he estado comiendo de forma saludable, sigo cuidando mi piel o al menos he utilizo una mascarilla de rostro que elimine cualquier imperfección, mientras tanto mi padre, me pregunta si seguiré quedándome fuera del extranjero cuando no debo de gastar mucho dinero sabiendo que no estamos en una buena posición económica para desequilibrar más nuestros estados de cuenta bancaria.
Creo que estar en Italia me ha hecho olvidar varias actividades que antes hacía y que por supuesto, eran innecesarias que las retomara de forma diaria cuando podría hacerlas por semanas o meses; hasta creo que me he vuelto un tanto ahorrativa con mi dinero ahora que sé lo difícil que es conseguir un trabajo particular debido a que, mi profesión de modelo se ha llegado a ver estancada. Por ello, a pesar de que me preocupe por toda mi familia, de la única persona de la que pienso muchas veces para saber cómo está y está lidiando con su matrimonio es con mi hermano, porque de todos, es el único más sensato que ha apartado todo lo material para seguir teniendo ese lado humano.
—Parece que hice una pregunta incómoda —escucho que dice Maurizio sacándome de mis pensamientos.
—No, claro que no. Los extraño y más a mi hermano mayor. —Intento relajar el momento. —Sólo es que, es primera vez que siento que tengo un poco más de libertad que antes y, aunque me comunique con mi familia... No sé... Aún no ha llegado el momento para decir que quiero volver a casa —veo como en su rostro aparece una pequeña pero sincera sonrisa.
—En vez de Destiny deberían haberle llamado Liberty —volvemos a reír.
—No... —digo cortando la risa. —Me gusta mi nombre y no lo cambiaría por nada.
—Tiene razón, Destiny es mucho más hermoso y quien dice, que usted haya sido mi destino. —Enarqué la ceja con lo último que dice.
Pronto escuchamos como la música rítmica que antes habían puesto cambia por una más lenta haciendo que además de darme cuenta que ya es de noche, se empiecen a encender varios focos tipo navideños que se encuentran en el jardín, logrando ambientar más el momento y llevándome la impresión de que Maurizio, se ha levantado del sofá para extenderme su mano.
— ¿Baila? —Dice sin previo aviso.
Antes de poder darle una respuesta, veo como en la pequeña pista de baile que se encuentran alrededor de unos pequeños pinos, ya se encuentra Phillipe bailando con Caeli; así que intentando olvidar como la tiene sujeta de la espalda mientras que ambos se encuentran rozando sus cuerpos, termino por entregarle mi mano a Maurizio, quien me lleva pronto al centro de la pista de baile para acercarse más a mí y poner su mano en mi espalda mientras que nos empezamos a mover de forma lenta.
A pesar de haberme querido distraer con la música y los pasos de baile, no pude dejar de ver a Phillipe, quien parece no tener ni la mínima curiosidad de verme a los ojos; mientras que él baila con Caeli puedo ver cómo se sonríen, bromean y muchas veces sus labios rozan cerca de sus mejillas teniendo que reprimir el miedo que me ocasionan por si terminan por besarse; siento un enorme peso en mis hombros y más cuando ya a la tercera canción suena It Must Have Been Love de Roxette haciendo que mi piel se erice y tenga que retener las lágrimas para no llorar cuando la mismísima letra de la canción ya ha tocado mi corazón y más con la frase del coro de:
It must have been love
But it's over now
It was all that I wanted
Now, I'm living without
It must have been love
But it's over now
— ¿Puedes decirme dónde están los baños? —Me aparto de Maurizio.
La típica forma de huir ha llegado y aunque no le preste atención a las indicaciones que Maurizio me está dando para que me dirigía al baño de visitantes de su casa, al final solo intento verme como que capto sus indicaciones para después, empezar a caminar hacia dentro de la casa, pero en vez de ir directamente al lugar, termino por desviarme para ir a tomar un poco de aire que es lo que necesito.
Simplemente camino entre un paraje para ver como la música y las voces de los invitados cada vez disminuyen más hasta que ya al estar un poco lejos, termino por llegar a una pequeña bodega, la cual supongo que es aquella de la que me hablaba Maurizio; así que acercándome a ella pronto me doy cuenta como se encuentra con las luces encendidas y por supuesto, que uno de los empleados quienes está sirviendo vino dentro de la casa es quien sale con una botella; se supone que al irse debía de dejar la puerta cerrada pero al parecer está se encuentra dañada de su cerradura ya que se abrió por si sola, ocasionando que, mi curiosidad me llamará y fuese hasta ese lugar donde termine por entrar y ver varias barricas de vino.
Observo cada una de ellas mientras que toco la madera, el olor a vino es demasiado influyente que se ha convertido en un aroma sumamente apacible que es difícil no sentirse cada vez más atraído. Veo varias pipetas, vasos y barricas vacías que me da entender que esté lugar debe ser el más sagrado para Maurizio; ya que no son ni diez ni veinte barricas de vino que hay, sino que casi llegan a las cincuenta o setenta cuando todas están en ordenadas en forma de pirámide.
— ¿Te perdiste?
Al haber escuchado una voz masculina detrás de mí, me hizo dar un salto del que casi también se me sale el corazón, pero al ponerme mi mano encima de mi pecho, intente normalizarlos latidos para después darme la vuelta y verlo en frente de mí. No me esperaba que terminara por perseguirme y más al tener que estar en este lugar a solas.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
[1] Que alegría verte.
[2] Llegas a tiempo.
[3] Buena suerte, sorpréndelos a todos.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Continuará...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top