Capítulo 25

"El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional." —Buda

***

Suelto un gruñido en el instante en que escucho mi alarma sonar, disgustada porque deseo seguir durmiendo, busco en la mesita de noche el artefacto a fin de apagarlo, pero como no lo llego a encontrar rápido, no me queda de otra que abrir los ojos y darme cuenta que primeramente no estoy en mi habitación, siendo así, que recuerde que me termine por quedar en la casa que comparte Phillipe con sus primos. A estas alturas debería salir corriendo para darme un baño e ir a desayunar sabiendo que tengo trabajo, pero apenas ver el reloj del celular me doy cuenta que tengo suficiente tiempo para realizar de poco a poco, ciertas cosas.

Siento un poco cansado mi cuerpo que me cuesta levantarme de la cama, el amanecer desde los ventanales de la habitación es absolutamente maravilloso, más porque el colorido verde de los campos llenos de viñedos lo hace ver espectacular y atractivo, pero a pesar que quisiera quedarme un buen rato admirando aquel hermoso panorama de la mañana, no me queda de otra que tener que levantarme y recoger mi ropa, pero cuando empiezo a buscarla me doy cuenta que no la encuentro, lo cual hace que me preocupe por si no la deje en otro lugar, sin embargo, escucho el sonido de una puerta abrirse dándome cuenta que Phillipe ha entrado.

—Buenos días. —Saluda él.

—Buen día. —Respondí con una media sonrisa.

Veo como en su mano trae la mochila que llevaba conmigo el día de ayer, me doy cuenta como la deja a un lado de la cama y también, termina por dejar doblada la ropa que me quite en su auto y a su vez, el vestido que termine por ocupar. A pesar de haberme quedado observando sus pasos, me di cuenta de algo importante y es que desde que entro a la habitación, seguía desnuda, así que agarrando la sábana color crema, termino por ponérmela encima para no seguir demostrando mi cuerpo, es cierto que no me avergüenzo de mi desnudez, pero sigo sin acoplarme a la idea de que él esté presente y me vea de está forma cuando ni siquiera casados lo hacía.

— ¿Dormiste bien? —Pregunta con interés.

Gracias a Dios no fue necesario que dijera un elogio o un piropo acerca de como me veo sin ropa, creo que eso fue un buen motivo de tranquilidad para que mi día no empiece mal, porque a pesar que sé que últimamente lo que hemos sentido ha sido más química que amor, por lo menos prefiero que sea respetuoso en ciertos momentos en los que no es necesario decir lo bonito que es mi cuerpo cuando eso ya lo tengo en mente.

—Sí, en verdad, quería seguir durmiendo —dije apenada.

—No me sorprende, las mañanas de acá suelen ser frescas y hermosas que ni siquiera deseas moverte —concuerdo con su opinión.

—Sí, de verás que quisiera quedarme, pero debo de ir a trabajar —hago un gesto triste.

—No te preocupes, de hecho, también tengo que ir a mi trabajo. —Puntualiza.

—Bien, ¿puedo usar tu baño? Y... ¿no sé si tienes un cepillo de dientes extra o enjuague bucal? —Asiente y me hace un gesto con la cabeza para que lo siga.

Sigo a Phillipe hacia el baño para que pueda entregarme el cepillo de dientes o el enjuague bucal, así que viendo como de un neceser sacar un nuevo cepillo, me lo entrega para que pueda usarlo, además me indica también donde se encuentra el enjuague para que pueda ocuparlo si también lo deseo; al menos sé que me iré con una buena higiene de acá sino es probable que tendría que haberme regresado a mi apartamento para asearme y sentirme cómoda durante todo el día.

—Luego de bañarte puedes bajar a desayunar. —Dice antes de marcharse.

—Esta bien, muchas gracias. —Me regala una sonrisa para luego irse.

Me quito la sábana de encima para poder lavar mis dientes y luego entrar a la ducha, me doy un baño considerado la idea de estirarme un poco al sentir unos músculos encogidos en mi espalda, en otra ocasión, rápido hubiera hecho una cita en el spa para poder tener un masaje terapéutico, pero sabiendo que ahora no tengo el suficiente tiempo para enfocarme solo en mi belleza, no queda de otra que simplemente hacer unos ejercicios para poder sentirme mejor.

Luego del baño, regrese a la habitación para poder cambiarme, siendo así que, de la mochila saque una falda negra con una blusa que muestra mis hombros, me puse unas medias negras, un cinturón de la marca Gucci y saque otros tacones que traía por el cambio de ropa; intente no tomarme mucho tiempo en maquillarme y a su vez, de arreglar mi cabello mojado, por lo que, al verme en un espejo largo que ya me encuentro preparada, termino por empacar mis cosas y así, salir de la habitación para poder ir al comedor donde sé que ya debe de encontrarse Phillipe.

Apenas me asome al portal para ver como deja unos platos sobre unos manteles decorativos, él ya se encuentra con su ropa de trabajo, solo que la chaqueta la ha dejado encima de una silla para que está no se le llegue a arrugar; por lo que llegando al comedor, muestra una bonita sonrisa de la que jala una silla para invitarme a que me sentará, además, veo como ha logrado hacer un desayuno nutritivo como si conociera lo que en verdad me alimento por las mañanas.

—Tuve que usar la creatividad, no sabía qué te podía gustar, así que pensé en algo saludable. —Le agradezco ese detalle.

La verdad, ya es una costumbre que desayune de una forma saludable cuando fue la manera que mi madre nos acostumbraba a comer diariamente con mi hermano, así que al ver unas tostadas de aguacate, con un smottie de açai y yogurt griego con frutos rojos realmente mi ánimo incremento y no tarde mucho tiempo en seguir esperando para comenzar a desayunar, de por sí, no esperaba que él se tomará la delicadeza de pensar en mí, es más, creí ver un desayuno tradicional del país del que probablemente no me iba a quejar de ello, pero no iba a ser como sentirme en casa y comer de lo que ya estoy acostumbrada.

El desayuno fue totalmente silencioso, pero fue demasiado reconfortador sabiendo que la noche anterior la pasamos muy bien juntos, como también, descubrí algunos pequeños detalles de su vida personal que aunque la mayoría de ellos ya los conocía, fue una buena manera de tomarle importancia e interés cuando nos estamos conociendo, por lo que fue una buena velada de la que no me arrepentí de nada.

Sin embargo, para no obtener ningún retraso en nuestro trabajo, tuvimos que aligerar el desayuno y además de ello, lavar los platos antes de marcharnos; por lo que apenas empezamos a entrar a la sala principal para tomar el camino más corto para salir y marcharnos de la casa, veo como una persona entra y de repente se nos cruza interrumpiendo nuestro paso, así que la impresión es grande en el momento en que veo como Vicenzo se queda con la boca abierta y con el ceño fruncido, pasa sus ojos verdes de mí hacia su primo como si buscará encontrar una explicación de lo que está observando aunque claramente no hemos cometido ni un delito ya que acaba de llegar por lo que se ve y es poco probable que se haya dado cuenta de la buena mañana que Phillipe y yo tuvimos.

—Buenos días —saluda Vicenzo de forma irónica.

Le doy una mirada curiosa a Phillipe para conocer su reacción, pero simplemente su boca forma una línea para mantenerse en una postura dominante como si la llegada de su primo no fuera ni siquiera para hacerlo temblar.

—Buenos días. —Contesto de inmediato antes que diga que soy maleducada.

Vicenzo vuelve a poner sus ojos en mí centrando su atención en la mujer desconocida que parece que su primo ha llevado a la casa familiar de forma inesperada. Conociéndolo, una vez que sepa que me quede en esté lugar y exactamente no sólo para cenar, todo empeorara, porque, aunque Vicenzo no sea un santo, sé muy bien que él no le agrada nada cuando una extraña pisa tierra sagrada, es decir, aquellos lugares que son considerados como los territorios de su familia.

—Des, te presento a Vicenzo, mi primo —empieza a decir Phillipe —Vince, ella es Destiny, una amiga.

Demonios, quién de los dos dará el primer paso, ¿él? O ¿yo? Porque no veo que ninguno considere al menos darse la mano en frente de Phillipe, en vez de eso, parece que ya hemos creado esa barrera de poca tolerancia que tenemos uno del otro sin apenas terminar de conocernos. Esto me da a entender que ni regresando otra vez hacia el pasado, seguiremos teniendo una buena convivencia y es de menos cuando la principal razón por la que es probable que no me permitirá que siga acercándome a su primo será porque soy estadounidense. Lo cual es estúpido.

—Destiny Haller. —Alzo mi mano.

—Vicenzo Rizzo. —Estrecha mi mano con la suya.

Apenas el apretón de manos duro menos de cinco segundos porque ni él ni yo nos sentimos cómodos ante aquel saludo que solo lo hemos hecho porque cierta persona que ambos queremos y nos interesa al estar entre nosotros.

Dios mío, hasta el aire se siente demasiado pesado con esta bienvenida que no me la esperaba, podía haber usado mis encantos para agradarle a Vicenzo, ya que a pesar que no lo conozco muy profundo, pero si una parte para decir que todo lo que haga para que ambos nos llevemos bien, será en vano porque no quitará de su cabeza que una norteamericana será capaz de destrozar la vida y el corazón de su único primo más querido.

Gracias a Dios, el sonido de un celular interrumpe el momento haciendo que vea como Phillipe saca el dispositivo de su bolsillo para hacernos una señal de la que volverá pronto para continuar con la conversación que ni siquiera iniciamos. Mi cuerpo se pone rígido al saber que Vicenzo y yo nos hemos quedado a solas en un mal momento, me acaricio la cabeza para después mirar a mi alrededor teniendo que evitar una posible discusión de la que no quiero ni tocar porque sé que con él, no se puede hablar de una forma pasiva.

— ¿Eres de familia italiana?

Me mordí la lengua y evite hacer un gesto peyorativo por su insultante comentario que sé hacia donde intenta llegar a pesar que no formuló muy bien la pregunta real que deseaba hacerme; veo que el odio hacia los norteamericanos no se le ha quitado, eso solo hace que me pregunte sobre quien de su familia hizo que él creará ese rencor.

—No, soy estadounidense. —No importo decir mi nacionalidad.

No hubo necesidad que lo dijera con palabras con solo el gesto disgustante que disimulo por medio de una sonrisa irónica fue lo que logro comprender que este desagradado hacia mí apenas comienza, y peor de ello, como familia y persona más cercana a Phillipe tengo que tolerarlo, aunque no me guste, añadiendo que él también tendrá que dar su brazo a torcer de vez en cuando porque con frecuencia me verá al lado de su primo.

— ¿Llevan mucho tiempo de conocerse? —Me pregunta por Phillipe.

—Hace un mes. —Declaro.

Algo lo relaja y no sé si es porque mi respuesta para él fue sorprendentemente sencilla al saber que una amistad de un mes bien se puede deshacer porque la confianza no está cien por ciento construida; añadiendo que Vicenzo no se quedará con los brazos cruzados hasta ver que entre Phillipe y yo, no vaya más lejos que simplemente ser unos conocidos porque ni la amistad de un norteamericano vale para él.

—Phillipe me ha hablado muy bien de ti —intento relajar el ambiente.

— ¿Phillipe? —Dice desconcertado.

Ups, olvide que lo llaman Alessandro. Bueno, es la costumbre que he adquirido en llamarlo siempre con su primer nombre que sería extraño tener que tratarlo con el segundo cuando me suena como si estuviera hablando de alguien más.

—Sí, así le digo —por su rostro, veo que no comprende ese cambio.

—A él le desagrada que le llamen así —menciona un tanto molesto.

¿Y? Su propio primo me ha dado el consentimiento de llamarlo de esa forma, así que mientras que él no me diga lo contrario, pues seguiremos entendiéndonos con el nombre Phillipe antes que Alessandro.

—Realmente no comprendo porque la ha traído a este lugar. —Suspiré.

Bendito resentimiento que me tiene y eso que me está comenzando a conocer, porque en dado caso si no hubiera perdido la memoria, no dudo que él fuera la primera persona en celebrar que su primo y yo no estemos juntos y que por un deseo, nos hemos condenado a que nuestro destino cambiará; pero para su mala suerte, por segunda vez estoy aquí para alterar su paciencia aunque para su mala suerte con esta segunda ronda, no vengo para alejar a mi ex esposo de mí, sino más bien, para enamorarlo a punto de que vuelva a mí.

—Lo siento por la espera... —regresa él guardando su celular en uno de los bolsillos internos de su blazer.

— ¿Puedo hablar contigo, Alesso? —Vicenzo me da una mirada de reojo. —A solas. —Dice mascullando para que entienda la referencia.

Bien, me acaba de decir de una forma muy fantasma que me vaya porque no tengo nada que hacer aquí entre la próxima conversación que ellos mantendrán. Por tanto, lo único que me queda es ser cortes y educada antes que mi relación con Phillipe pueda fallar si termino por hacer algo que provoque el desagrado total de su primo hacia mí.

—Fue un gusto poder conocerte. —Le digo con dulzura fingida a Vicenzo.

—Lo mismo digo. —Muestra una sonrisa falsa.

Me despido de él para salir de la casa, al menos ya fuera de ella puedo tomar aire con mucha más tranquilidad porque estando ahí dentro, sentía como si me estuvieran ahorcando; no sé qué es lo que tiene Vince que por veces me puede hacer sentir incómoda pero naturalmente reconozco que su odio hacia los norteamericanos sigue en pie y eso provoca que la buena convivencia que deberíamos tener solo por Phillipe al final se convierta más bien una rivalidad como si pretendiéramos saber quién de los dos es más importante en la vida de Phillipe, en otra ocasión, él me hubiera elegido a mí pero con este nuevo presente en el que estamos, sin pensarlo, elegiría a su primo antes que cualquier extraña que por el momento sólo comparten ciertos intereses y el buen sexo.

Me apoyo en la capota del auto esperando que Phillipe salga para llevarme a mi trabajo, pero entre más pasan los minutos empiezo a ponerme impaciente con la idea de que Vicenzo puede estarle llenando la cabeza de veneno a él, no sólo con prohibirle salir con una norteamericana, sino que, a mantener en pie la tradición de su familia. No debería de estar pensando de esta forma en el pariente más cercano de mi ex marido, pero no creo que después de las detestables miradas, las preguntas sin sentido y las palabras denigrantes puedan hacer que opine de forma diferente.

Los minutos siguieron transcurriendo hasta que estos se convirtieron en quince, menos mal que nos habíamos dedicado a levantarnos temprano sino a estas horas ya estuviera mordiéndome las uñas de la angustia por llegar tarde a mi trabajo; sin embargo, antes de volver a caminar hacia la casa para avisarle a él que en otro momento puede continuar con la conversación de su primo, veo como él sale de su hogar con un humor de aquellos de los que ni te atreverías a ponerle una mano encima a esa persona sabiendo que puede llegar a asesinarte debido a que necesitan su espacio para relajarse.

Hace unos minutos se encontraba totalmente calmado, pero ahora su cuerpo se mantiene lo demasiado rígido que apenas me hace una señal para que entre a su auto antes de decirme una palabra; quisiera imaginarme los miles de temas de conversación que pudo haber tenido con Vicenzo, pero por la tensión con la que aprieta su mandíbula y lo fuerte que está agarrando él timón de su vehículo me doy cuenta como nuevamente llego la influencia de su querido primo a intervenir en lo mejor de su futuro. No considero que yo sea la mejor opción para el resto de su vida, pero si el destino logro de alguna forma unirnos y volver a hacerlo con un deseo, es porque ni siquiera Vicenzo sería capaz de separarnos... Bueno, supongo.

Maneja sin quitar la mirada de las calles, ni un momento ni cuando tuvo oportunidad en los semáforos rojos, fue capaz de darme una mirada, siempre la desviaba al lado de su ventana o simplemente no la quitaba del parabrisas; la situación me estaba poniendo incómoda, tanto que estoy a punto de aniquilar mi propia lengua al morderla para no reclamarle aquello que aún como conocida, amiga o lo que seamos me corresponder decirle.

Intento distraerme de cualquier forma pero nada parece relajar la ansiedad que me está provocando seguirme manteniendo callada, no soy de las personas que prefieren guardarse lo que tienen por decir, mayormente, a mí me gusta aclarar las cosas para un bien o mal, pero está situación me pone entre la espada y la pared, porque primero, no puedo pedirle que me defienda ante su propios primo cuando solo hemos compartido una minúscula parte de tiempo cuando Vicenzo lo ha estado durante toda su vida; lo segundo, es que no puedo revelar detalles de los que sé que no entendería y por obvias razones, si supiera la razón por la que estoy aquí, se quedaría consternado; y lo tercero, como poder pelear con alguien de su familia si Vince ahora tiene la ventaja de todo.

Quizás pueda tocar el tema sin tener que llegar a hacerlo un conflicto, de todas formas, algún día se tendrá que hablar de ello porque si estoy decidida a recuperarlo eso significa a tener que empezar a no sólo ser más abierta de mente y sentimiento con él, sino que, a tener que comprender parte de su vida a pesar que dentro de ella me involucre agradar a toda su familia.

Sin embargo, sin darme cuenta pronto llegamos a Santa Cruz, dejando estacionado su auto en el mismo lugar en que me espero el día de ayer para recogerme y llevarme a su casa familiar. Antes de bajarme, pienso muy bien que decirle, porque además de tener la necesidad de saber qué fue lo que su primo dijo de mí, también tengo esa voluntad absoluta de querer resolver ese problema ahora sin tener que evadirlo.

—Phillipe...

—Está será la última vez que nos veamos. —Dice sin darme tiempo de hablar con él.

Abro la boca llena de sorpresa al ver la conclusión inmediata a la que ha llegado luego de mantenerse pensativo durante todo el viaje. Así que esa era la razón por la que no había dicho ni una palabra y tan siquiera darme la cara para afrontar bien el problema. Quisiera comportarme como una mujer consternada, herida y molesta pero no puedo hacerlo cuando lo esencial ahora es reprimir cualquier pensamiento negativo de mi cabeza y controlar todo impulso agresivo que ya ha comenzado a propagarse por mi cuerpo al saber que Vicenzo pudo manipular su cabeza.

— ¿Por qué? ¿He hecho algo malo? —Obviamente sé la respuesta, pero prefiero hacerme primero la desentendida.

—No. Simplemente no quiero que empecemos a crear una dependencia del uno hacia el otro —suelto una risa socarrona —. Es mejor dejarlo hasta acá antes de que creamos que esto puede ir más lejos.

Trago hondo porque veo que no lo está diciendo en broma, parece estar decidido en alejarse de mí que, sin haberlo previsto, ya lo ha hecho. Y como primer paso, mostrando su indiferencia conmigo durante todo el camino.

— ¿Todo por ser norteamericana? —Gira su rostro de forma inmediata para verme a la cara.

— ¿Qué? —Dice confundido. — ¿A qué viene eso? —Ruedo los ojos.

—Dímelo tú. —Digo furiosa. —En la mañana estabas muy bien conmigo que ni siquiera pretendías tener esta estúpida idea en la cabeza de terminar con algo que ni hemos empezado y ahora, después de hablar con Vicenzo, has cambiado o ¿crees que soy ciega para no darme cuenta de tu nueva actitud conmigo? —Se acaricia la frente con sus dedos.

—No deberías entrometer a mi primo en esto —dice de forma prudente.

— ¿Ah no? —Que Dios me perdone si me estoy equivocando en dudar de Vince, pero si no es así, que buen sexto sentido tengo aún —Ojalá este equivocada, pero como primera impresión, sé que no le agrade. Y cuando supo que era norteamericana le cambio la cara y eso sin decir, de lo recio que se mostró conmigo. —Su pecho se infla de aire para después suspirar.

—Destiny, no compliques más las cosas. —Se mantiene tranquilo. —Esto no tiene nada que ver con Vicenzo o que eres norteamericana. —Quiso dejarme en claro. —Fue divertido lo que tuvimos juntos y me gusto conocerte, pero esto no puede ir más allá. —Muerdo mi labio.

—Sea lo que te haya dicho, no le creas —eleva su ceja.

— ¿Quién te crees tú para decirme eso? Además, es mi primo y tú solo eres otra más de esas que llegan y se van. —Abro la boca ante ese comentario.

Mierda... Sus palabras duelen y a un grado que me ha hecho sentir no sólo herida, sino que ofendida porque me ha tomado como una mujer que puede ir y venir con cualquier hombre que se le cruce en el camino. Le puedo pasar lo de tener que haber entrometido a su primo en esto porque sin dudarlo, lo terminaría defendiendo pero que me tomé a mí como una mujer cualquiera, eso ni sé lo perdono; porque si él supiera que ha sido el único hombre que le he permitido poseer mi cuerpo quizás su pensamiento cambiaría. Pero si soy sincera, no sé si resultaría explicárselo porque primeramente, se dio cuenta que no era virgen y lo otro es que, no me recuerda, por lo que sus memorias de haber sido el hombre que me quito la virginidad en nuestra noche de bodas sería algo muy fantasioso de decírselo.

—Eres un idiota. —Musite mientras me tragaba el nudo de emociones.

—Es mejor que te bajes ya. —Dice con neutralidad. —Esto ya ha terminado y ahora, puedes buscarte a alguien mejor que pueda complacerte. —Cerré los ojos.

Pestañeo repetidas veces para guardar todas las lágrimas que están a punto de salirse de mis ojos; quisiera atacarlo, ofenderlo y hacerlo sentir tan diminuto que no le alcance ni el tiempo para defenderse, pero estoy en una posición totalmente difícil en la que me tienen sujeta de manos y pies, como también con la boca tapada para que no diga nada porque sé que sí digo algo infortunado, es probable que ya pierda todo lo que he logrado...

¡A la mierda! ¡Me dolió y no me puedo quedar callada!

—Imbécil, eso es lo que eres —me quito el cinturón —, si piensas que estuve contigo por el sexo estas equivocado, pero sabes qué, no te necesito y tampoco necesito de otro hombre que complazca mis necesidades. —Agarro mis cosas. —Arruinaste todo en unas pequeñas e insignificantes palabras, pero sabes que, te las tragaras luego de darte cuenta de lo que has perdido —abro la puerta para salir.

No dice ni una palabra, solo se queda ahí viendo a la nada como si se estuviera haciendo el sordo y el ciego; eso solo logra que me enfurezca más y quiera hacerle sentir el hombre más miserable del mundo, pero creo que ya no tengo las suficientes ganas de querer hacerlo al ver que no está motivado a pelear ni mucho menos a querer retractarse para detenerme y no perderme.

—No sé qué es lo que haya pasado para que te volvieras frío conmigo, pero... —me detiene.

— ¡Entiéndelo! ¡Solo fue sexo! Me agradó tu compañía y tu cuerpo, pero no me gustas, tampoco eres mi tipo y no soy de las personas que romantizo esta serie de cosas que tuvimos. Tienes que adaptarte a la realidad, solo fue una aventura en la que nos la pasamos bien, pero, así como la comida tiene fecha de caducidad, esto también ya ha llegado a su fin. —Argumenta. —Me aburrí de ti, además ni siquiera eres buena en la cama como me lo imaginé.

Demonios, benditas hormonas que ya me están provocando ganas de llorar y espero que sean porque ya me vendrá el período y no porque me duele todo lo que me está diciendo.

Hastiada de seguirlo escuchando y no saber cómo poder reaccionar porque ahora tendré que inventarme un nuevo plan para acercarme a él, bajo de su vehículo para tirarle la puerta muy fuerte y así caminar en dirección a la floristería. Sin embargo, antes de seguir con mi camino, me doy cuenta que llevo el brazalete que me compró en nuestra salida al Ponte Vecchio, así que, arrancándomela con fuerza, nuevamente me dirijo hacia él donde golpeó el vidrio de su ventana para que la abra.

— ¿Qué quieres ahora...?

Le tiro en el pecho el brazalete para continuar otra vez con mi camino, pero en esta ocasión al darle la espalda sabiendo que ya no puede verme, suelto un sollozo que logra que derrame un par de lágrimas. Las quito de inmediato de mi mejilla para intentar recomponerme, porque sé que está vez toco una parte muy débil de mí a punto de haberlo destruido y hacerme sentir impotente al no poderme defender como lo desearía por la estupidez de tener que seguir con el plan a marcha para revertir el deseo. Solo espero, que al final de esto, no sea yo la que deba buscarlo, porque si no, me veré en la vergüenza de tener que perder mi dignidad y orgullo para verme en serio como una mujer que lo necesita a él y que no puede seguir con su vida ya que es el único al que sabe amar sin importar que la dañe psicológicamente.

Que trágico se está volviendo esto...

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Continuará...

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