Capítulo 2
"El odio es una tendencia a aprovechar todas las ocasiones para perjudicar a los demás". —Plutarco
***
Veo como Phillipe le entrega las llaves a un joven del valet parking para que pueda estacionar el vehículo en el parqueo principal del restaurante; espero a que mi esposo llegue para que ambos hagamos esa entrada dramática en la que fingimos ser una pareja sutil y enamorada en frente de todos para que se crean el cuento de que vivimos felizmente casados cuando no es así, sin embargo, eso solo se lo dejamos ver a aquellas personas que están a nuestro alrededor y no quitan su mirada de nosotros, ya que sin dudarlo, mi familia sabe muy bien que desde la fecha de mi boda hasta actualmente, Phillipe y yo no hemos congeniado en nada, a punto de que vivimos peor que entre perros y gatos.
Caminamos hacia las mesas que están afuera del restaurante Geoffrey's para darme cuenta como el elegante lugar está completamente lleno, tiene varias mesas dentro y fuera que están siendo ocupadas por familia, amigos, socios, etc. Que apenas queda algún lugar que se mantiene reservado; giro mi rostro a varios lados y veo como algunos hombres no dejan de poner su mirada en mí, tanto que, no tengo duda que lo que más les ha llamado la atención son mis piernas y mi considerado trasero que se ve bien sujeto en el vestido blanco que llevo.
Cuando salimos hacia la terraza pude ver la vista de la playa de Malibú, en donde me doy cuenta como mi familia ya se encuentra en el restaurante, lo cual no me impacta su puntualidad cuando es una de las reglas que siempre se han establecido en nuestro hogar. Realmente no es de mi placer o alegría ver a mis progenitores acá, ya que la única persona que puede animarme es mi hermano mayor Cole quien parece también haber traído a su esposa quien no deja de tocarle el rostro con tanta dulzura que casi hace que vomite al ver aquel momento demasiado empalagoso para mis ojos.
—Buenas tardes. —Saluda Phillipe.
— ¡Phillipe, querido! —Se levanta mi madre. — ¡Que gusto poder verte de nuevo! ¡Oh, hija! ¡Ven acá y abraza a tu madre!
Hago una mueca para acercarme a mi madre quien termina por darme un fuerte abrazo como si no nos hubiera llegado a ver por más de cinco años, lo cual es absurdo porque la última vez que hablamos por videollamada fue hace una semana en donde no dejaba de hablar bien de mi esposo a punto de creer que casi lo pone en un pedestal al decir que me saque la lotería en no sólo llegar a tener a un billonario como marido, sino que a alguien que sabe consentirme y mantenerme a la altura.
— ¡Hija mía! —Mi padre abre sus brazos.
—Hola papá. —Lo saludo.
En otra ocasión me hubiera dado gusto correr a los brazos de mi padre cuando siempre he llegado a saber que he sido su niña y la princesa de sus ojos, sin embargo, el día que me entrego en manos de Phillipe, esa buena imagen de él se rompió para darme cuenta que prefirió salvar antes a su empresa que hacer a su hija feliz.
—Hermanita —Cole y yo nos dimos un beso en cada mejilla.
Y por último mi hermano, quien a pesar que no estaba muy convencido en el matrimonio fue quien me alentó y me dio todas las opciones positivas del mundo para que aceptara el compromiso a fin de no arruinar nuestro apellido como también el futuro de nuestros padres, quienes no podrían vivir sin tener dinero en sus manos porque reconocemos que aunque le hubiéramos propuesto en vivir en una zona de California menos lujosa que pudiéramos costear, en fin, sé que se hubiera creado un enorme problema porque con todos los privilegios que tiene nuestra madre y con la desfachatez que mi padre tiene en no querer renunciar a su empresa —la cual ya perdió —... Bueno, en totalidad solo me quedo la opción de casarme con un empresario billonario del que me ofreció ayuda económica para mis padres y obviamente se comprometió a darme una vida de reina del cual no necesito pero sabían que mis padres sí.
—Jennifer. —Salude a la esposa de mi hermano.
—Hola Destiny. —Nos dimos un abrazo y un beso en la mejilla.
La esposa de mi hermano al menos no estaba al tanto con todo lo que mi familia planeó para mi futuro, podría decir que es la única que está excepta de esto, por lo que no tengo que arrastrarla hacia mi infelicidad y culpabilidad por tener esta vida. Lo único que no me parece es que mi hermano haya tenido que casarse con ella por dinero y no por amor, aunque hoy en día por lo que veo, Cole termino por enamorarse de esa chica tímida, callada y educada que nuestros padres le presentaron hace seis años con el propósito de que él la enamorara para después pedirle matrimonio —el cual también terminaría siendo por conveniencia—, para que al menos pudiera salvarse de la pobreza que algún día podríamos caer si las cosas no mejoraban, aunque aún sigue siendo así pero solo para mis padres.
— ¿Cómo están? Tiempo sin verlos —todos rieron excepto yo al comentario de mi padre.
—Todo bien, nada nuevo —respondió Phillipe — ¿Cómo va el negocio?
—Muy bien, mejorando cada día —mi padre reprimió un gesto de angustia ante su mentira.
Es una pena de que la situación de la empresa de mi padre no haya mejorado luego de lo que dejó la pandemia del Coronavirus, sinceramente, hubiera sido mejor que él desistiera en seguirla manteniendo en pie cuando varios de sus colaboradores ya le habían explicado que con la situación que dejó el virus, la empresa de electrodomésticos no volvería a levantarse cuando las personas se encontraban más pendientes de comprar alimentos y medicina que llevar un microondas o una refrigeradora a su hogar; en sí, la ayuda monetaria de Phillipe solo apoyo para el sueldo de los trabajadores y ciertas deudas que mi padre tuvo que pagar, pero actualmente, lo que fue de la compañía de mi padre, ya no volverá a ser la misma.
—Me alegro —parece que Phillipe tampoco se creyó las palabras de mi padre.
—Y a ti, ¿cómo te ha ido? —mi padre le devolvió la pregunta a mi marido.
—Vamos muy bien, realmente luego de la pandemia, se establecieron más seguros de vida para todo tipo de personas, desde niños hasta adultos de tercera edad, por lo que puedo decir que el negocio mejoró —mi padre hizo una mueca.
No tengo idea para que mi padre tuvo que hablar con Phillipe sobre negocios cuando él siempre ha sido muy celoso con aquellas personas que les va mejor en su trabajo que a él; a estas alturas podría decir que mi marido superó la meta a punto de tener un respaldo por si algún día su empresa puede recaer, añadiendo que, colaboro en entregar varios respiradores a hospitales de California para aquellas personas que los necesitaban con la situación del Coronavirus, ayudando en sí, no sólo a esas personas sino que a mi padre quien le compró esos aparatos. Y lo peor de ello, es que ni aun así, mi padre no mejoró su condición en la empresa.
—Eres un buen empresario, Phill —lo felicito mi hermano.
—Gracias, aunque no todo es felicidad, me da mucha tristeza saber que todas las personas que han ido por un seguro médico son porque el país se encontraba tan infestado del virus que sus probabilidades de vivir eran nulas más cuando la inyección aún no había entrado a Estados Unidos. —Empezó a dar su punto de vista.
—Sí, murieron muchas personas, hubiera querido que esta problemática de salud nunca se hubiera dado —dijo con tono melancólico mi hermano.
—Dejemos de hablar cosas tristes, porque no mejor hablamos sobre ustedes —enarque mi ceja al ver como mi madre empieza a querer entrometerse en nuestro matrimonio.
No me agrada nada la idea de tener que hablar sobre mi vida privada o de mi matrimonio con mis padres como también, en frente de mi hermano y su esposa. Al menos los problemas que tengo con Phillipe prefiero que se mantengan en secreto ya que sin dudarlo mis padres serían una cajita de sorpresas al intentar convencerme en llevar la paz con mi marido a fin de que este no se canse de mí para pedirme el divorcio; lo bueno de ello es que Phillipe no es de los que se andan quejando de la mala convivencia que tenemos o de los disgustos y discusiones que le doy anualmente, por lo menos, eso también él se lo reserva para que no tengamos otra disputa por el mismo tema.
— ¿Qué quieres saber mamá? —Digo poniendo mis lentes de sol en la corona de mi cabeza.
—Sobre cómo va su matrimonio, si tienen planes de mudarse, viajar, tener hijos... —la silla de mimbre rechina cuando me hago hacia atrás por el disparate que ella dijo.
— ¿Hijos? —Digo exaltada.
—Sí, ¿cuándo piensan tener hijos? —Abro la boca admirada.
—Si más lo recuerdo tú no querías ser abuela todavía porque odias cuidar a bebés y que estos mismos al crecer te llamen "abuela" cuando dices que aún te sientes joven para que te digan así —menciono abrumada.
—Des... —Phillipe masculla mi nombre.
Tener hijos ahora no está en mi lista de planes, más cuando las cosas en casa están tensas y horribles; no me quiero imaginar tener que estar criando de un bebé mientras me la vivo peleando con Phillipe por cualquier cosa. En mi cabeza se hace un escenario de imágenes en las que me veo desesperada o cansada cuidando de un bebé que no deja de llorar, para luego ver a su padre intentar calmar la situación, empeorando mi paciencia a punto de llegar a explotar y reprocharle que fue un mal momento para haberme dejado embarazada porque eso solo empeoro la situación de nuestro matrimonio. No, no quiero eso y más arruinar el bienestar de un niño o niña que no tendrá la culpa de ello.
Sé que Phillipe quiere una familia porque me lo dejo saber en nuestra noche de bodas, en donde mientras teníamos sexo me susurraba con palabras entrecortadas y roncas que quería hijos, en donde esperaba que pronto los tuviéramos. Un motivo más por lo que me asusté y a la mañana siguiente tuve que ir a comprar la pastilla del día siguiente para evitar un pronto embarazo, añadiendo del tiempo de castidad que hemos tenido por lo que me he liberado de ser ese prototipo de esposas que en menos de un año, ya se encuentran embarazadas de su marido de forma inesperada.
—Destiny, será quien decida en qué momento empezaremos con ese trabajo —le di una mirada a Phillipe.
—Bueno, la vida es corta y cada día deben de aprovechar de su juventud —agrega mi padre.
El tema me pone tan incómoda que estoy a punto de querer huir de este lugar para terminar cualquier tipo de conversación que mis padres quieran agregar, sin embargo, pronto un mesero aparece entregándonos la carta del menú para saber que almorzaremos en donde todos coincidimos en pedir un tartar de atún con aleta amarilla y de beber, un vino de la casa.
— ¿Has pensado volver al modelaje, hija?
La pregunta que mi madre realiza parece poner en alerta a todos los hombres que se encuentran en la familia, no sé cuál de todos los rostros es el que más compite por ser el angustiado, asustado o preocupado, porque al parecer mi padre no le cayó nada bien escuchar que mi mamá sacara el dichoso tema por el que me apartó para casarme con Phillipe, ya que en una de las cláusulas del contrato que hizo aseguro que mientras estuviera casada, no llegaría a pisar una pasarela, añadiendo de no volver con la compañía con la que trabajaba.
—Lo he estado tomando en cuenta —Phillipe enarcó su ceja —, pero todavía no he tomado una decisión. —Dije mientras desenrollaba una servilleta que tenía los cubiertos por dentro.
—Deberías volver a Vanity Studios, están reclutando a nuevas pasantes luego que enviará a once jóvenes nuevas a Francia —no me imaginé que mi madre estaría pendiente de la compañía a la que estuve trabajando por un largo tiempo.
—Creo que Destiny, no necesita volver a ese lugar. —Dijo Phillipe.
Estuve a punto de decir algo pero esperé que el mesero dejara las copas de vino en la mesa para que luego las llenara de la bebida para así marcharse y dejarnos nuevamente solo con mi familia.
— ¿Qué es lo que tú sabes que necesito? —Le reprochó.
—Ese lugar no te conviene —abro la boca.
—Y, ¿quién eres tú para prohibirme regresar a Vanity Studios? —Lo mire alterada.
—Solo no quiero que regreses ahí, puedes irte a otra agencia de modelaje si quieres, pero ni de broma vuelves a pisar ese lugar —achiqué los ojos.
—Eres un maldito... —alguien me interrumpe.
— ¡Des detente! —Me susurra mi hermano.
— ¡Todos son unos hipócritas! ¡Arruinan mi vida y luego vienen a acá a decirme lo que puedo hacer con ella! —Me levanto. —No somos esa estúpida familia feliz, estoy harta de engañar a todos con ese espejismo lleno de mentiras, ¡tú por no haberme apoyado para que mi padre no dejara que me casara con él! —Señalo a mi madre. — ¡Tú por haberme vendido al mejor precio para salvar a tu querida empresa que nunca volverá a estar de pie! —Ahora señaló a mi padre. — ¡Tú porque me traicionarte y defraudaste llenándome de dudas hasta elegir la peor opción! —Luego a mi hermano. —Y tú... —Miro con rabia a los ojos a Phillipe. —Por acabar con todo lo bonito que tenía de mi vida y hacerme una mujer miserablemente infeliz a tu lado. —Se lo digo lento. —Me voy. Quédense jugando como todos unos payasos, porque así son y así les ven la cara a todos. —Agarro mi cartera y me voy.
Voy corriendo como si el diablo quisiera llevarse mi alma, sinceramente no entiendo como pude aceptar a venir a este lugar tomando en cuenta que la relación con mi familia se encuentra rota y distante desde el momento en que no vieron lo que era mejor para mí. Solo era una joven ingenua que no sabía lidiar con el asunto de su padre y por una simple idea llena de torpeza arruinó su vida, en donde nadie la contradijo o apoyo para que no se casara con un extraño que parecía estar dispuesto a tenerla desde que la conoció; me duele mucho saber que mis padres viven en una bola de cristal de fantasía que está encerrada en su propio mundo feliz, porque ellos con tal de tener dinero y riquezas son absolutamente felices pero en mi caso, lo único que quería era que mis sueños pudieran hacerse realidad para haberme sentido capaz de realizar aquello que más quería y así hacerles ver a todos que durante mucho tiempo con esfuerzo y perseverancia llegue a la cima de la montaña, pero una vez que mi padre firmó ese contrato me sentenció a culminar con mis deseos a punto de tener que eliminarlos de mis futuros planes.
— ¿Destiny? —Dejo de correr cuando una voz me llama.
Algo en mi interior me golpea al escuchar esa voz que desde hace tiempo no he llegado a saber de él, ni siquiera pude despedirme bien dándole una certera o sincera razón pero sin dudarlo, no imaginé que a partir del momento en que tuve que renunciar a toda mi vida, eso implicó que tampoco pudiera saber de él en estos tres años.
—Reece.
Al darme la vuelta lo vi a él, siempre con sus elegantes trajes y con esa etiqueta educada como diplomática que lo hace incomparable, hace un par de años mi madre decía que Reece era un buen partido para mí, aunque sin dudarlo quizás su semblante un tanto jocoso o burlista es lo que hizo que mi padre y mi hermano no aprobaran mucho nuestra relación; en fin, no todo fue duradero, pero no puedo negar que los siete años que estuve con él, fueron los mejores.
Sin embargo, al verlo en este restaurante no sólo me dio una grata impresión sino que también, una admirable sorpresa en la que no había llegado a saber, a punto de que mi propia amiga Bethany me lo ocultó y si no hubiera sido porque el mundo es tan pequeño, quizás nunca me hubiera enterado de que ellos están juntos, ya que mi amiga como ex compañera de trabajo, lo tiene agarrado de su brazo y por supuesto, con un enorme anillo de compromiso en su dedo anular que resalta su piel aceitunada y delicada.
—Que sorpresa verlos acá —digo aún en shock.
—Sí, ya lo ves. Es un buen día para salir y no es la excepción con esta hermosa mujer —Bethany le regala una sonrisa.
—No sabía que están juntos —veo como mi amiga se pone tensa.
—Lamento, por no haberte dicho nada Des, pero últimamente hay mucho trabajo y... —la interrumpo.
—Creo que no me debes explicaciones —digo un tanto extraña.
—Sí, ya sabes cariño. Ella está casada. —Escuché como Reece lo dijo con un tono molesto.
Ya no sé qué es lo peor, si tener que descubrir que mi amiga me ocultó durante todo este tiempo que ha empezado a tener una relación con mi ex novio o que pueda aún seguir sintiendo la molestia de Reece al haber roto nuestra relación amorosa por creer que me encapriche de alguien mucho mejor que él, cuando solo fue una apariencia y no algo real. Creería que ambas cosas duelen pero siempre una pesa más que la otra y esa es ver como habrá cosas que aún no se superan aunque ya hayan pasado un par de años desde nuestra separación, ya que sabía que de alguna u otra forma, Reece terminaría encontrando a una nueva novia y sin dudarlo, Bethany fue quien terminó con él.
— ¿Qué tal tu matrimonio? —Pregunto interesado.
—Mejor de lo que crees —sentí como la mano de Phillipe se posó en mi cintura.
Tendría las palabras suficientes para seguirle el juego a Phillipe para fingir que nuestro matrimonio es toda una joyita de amor y felicidad, pero el problema es que no puedo dejar de ver a ese hombre que fue el primero que me robó el corazón y extrañamente a pesar de los años que estuvimos juntos, nunca pude entregarle mi virginidad sino que la termino por tomarla alguien más que no fue un más que simple extraño que de un día para otro llego a mi casa a pedirme matrimonio mientras que ya sabía que eso sucedería luego de leer el acuerdo que firmó con mi padre.
—Rizzo, ¿qué tal? Tiempo sin saber de ti —comentó Reece.
—Igualmente digo de ti, Tremblay. —Dijo Phillipe con firmeza.
Miro de reojo a Phillipe para darme cuenta como sus ojos empiezan a ponerse molestos y retadores. Hay algo de él que le incomoda, pero no tiene nada que ver con los celos, más bien, es por otro motivo del que ha logrado que se ponga tenso que su mandíbula empieza a marcarse al ponerla apretada, como a su vez, su boca se ha torcido en un intento de no decir ni una palabra que pueda romper con la tranquilidad que manifiesta el restaurante.
—Posiblemente los invitemos a nuestra boda, ¿no es así Bethany? —Los mire a ambos.
—Oh sí... —mi amiga aún no podía asimilar el reencuentro.
— ¿Así que encontraste a una nueva presa fácil, no? —Agito mi cabeza al escuchar eso.
— ¡Phillipe! —Lo reprendo.
—Lo que pasa que tengo un buen ojo en enamorarme de mujeres atractivas y de buen corazón, no olvides que la tuya fue mía primero —Reece se burló de Phillipe.
—No has dejado de ser el cínico de siempre, puedo ver como aún te sales con la tuya —enarcó la ceja con aquella extraña conversación.
No creo que sea buena idea tener que discutir este tipo de asuntos en un restaurante prestigioso, agregando que no quiero ser el centro de atención de ambos hombres cuando Bethany es la que se ha quedado aislada de este enfrentamiento por el que me da vergüenza que Reece haya dicho que fui suya primero cuando tiene a su prometido a su lado. Además, Phillipe no tiene derecho de hablarle de esa forma a mi ex novio cuando todo fue obra de su contrato con mi padre.
—Phillipe y yo, ya nos íbamos. —Empecé a decir. —Nos vemos pronto, esperamos la tarjeta de invitación, adiós. —Empuje a mi marido fuera del restaurante.
Cuando nos alejamos del lugar para encontrarnos en la entrada principal del restaurante, me acaricie la cabeza para luego lanzarle una abominable mirada a Phillipe, sinceramente no había necesidad de decir aquellas palabras cuando no me quiero imaginar la cara que Bethany pudo haber puesto en el momento en que él empezó a decir cosas horribles de mi ex novio; una cosa es que ellos quieran pelearse cuando se les dé la gana en un lugar que no fuese público y cerrado, a otra que sea en frente de personas adineradas y criticonas que no dudarán en dejar mal al restaurante por tal espectáculo.
— ¿Qué fue eso? —Le pedí una explicación.
— ¿Esa no es tu amiga del trabajo? —Señalo al interior del restaurante.
— ¿Qué tiene que ver Bethany en esto? —Le pregunte molesta.
— ¡Te dije que le informaras a todas tus amigas que no debían de acercarse a ese idiota! —Farfullo.
— ¿Por qué? —Dije sin encontrarle lógica al asunto.
—Él es peligroso, ¿es que no aprendiste tu lección con él? —Puse los ojos en blanco.
—Reece, nunca me hizo daño. Si tuviéramos que hablar de personas que me lo han hecho, tú serías de las primeras y las siguientes, aquellas tres personas que estaban sentadas con nosotros hace un momento —mencioné a mis padres y mi hermano.
— ¿Cómo es que lo sigues defendiendo? —Resaltó.
— ¡Ya te lo dije! ¡Nunca me hizo daño! —Le mencione.
—Quizás no físico, pero ¿dónde queda el sufrimiento que te hubiera hecho pasar si te hubiera vendido a unos delincuentes que tienen negocios con la trata de personas?
Mierda, vamos de nuevo con este tema...
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Continuará...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top