Capítulo 12 🔞
"El arte del sexo es el arte de controlar el descontrol." —Paulo Coelho
***
Estar cerca de Phillipe es demasiado tenso y no lo digo porque de cierta forma debería de seguir odiando la idea de que tenemos que estar juntos para no cambiar el futuro de la humanidad pero es extraño decir que al volverlo a conocer es como si estuviera dándonos una segunda oportunidad para llevarnos bien y arreglar todas aquellas diferencias que encontramos en nuestro matrimonio; sin embargo, aunque esa sea una parte que me ha sorprendido durante estas pocas horas que he pasado con él, de nuevo se encuentra esa atracción sexual que no sé si solo soy yo la única que la tiene, ya que desde que lo vi en la Galería de la Academia de Florencia, sentí esa chispa de sensualidad que no sólo su voz o sus ojos hipnotiza sino que también en el potente físico que tiene.
Trago hondo porque aunque no debería ocupar mi cuerpo como una forma de atraerlo a mí, hay una parte de mi mente que desea que nuevamente suceda lo que ocurrió en la cocina de nuestra casa, puedo decir que es precipitado ahora que apenas nos acabamos de conocer pero no creo que sea algo imposible que no llegue a pasar cuando hay hombres y mujeres que en un instante ya sienten una atracción por alguien a punto de llevarlo al placer; no obstante, al pensar en la palabra sexo, me hace preguntar sobre si seguiré siendo virgen ahora que hemos vuelto al pasado, ya que ahora que Phillipe no se casó conmigo, las cosas deberían ser diferentes y no sé si recupere esa parte de mi cuerpo.
Al estar callada como pensativa en todo el camino, no me di cuenta en el momento en que terminamos por atravesar un portal que nos lleva a unos metros después a una casa rústica, no suele ser ni tan grande pero tampoco pequeña, se podría decir que es adecuada para un soltero que ha empezado a ganarse muy bien su vida con su trabajo y que ha tenido un buen éxito para conseguirla; así que viendo entre la ventana del vehículo, me doy cuenta lo hermosa que es y sin dudarlo, las flores y plantas que cubren su jardín lo hacen ver más hogareño.
Deja su auto cerca de la entrada de su casa, para ver cómo es el primero en correr dentro de ella para sacar una sombrilla y llevarla hasta el lado de mi puerta, la cual abre y pronto espera a que salga para llevarme dentro de su hogar. Así que, bajándome de su vehículo, pronto ambos caminamos hacia su casa, en donde la lluvia no nos da tregua al mojarnos un poco los pies y por supuesto, una parte de nuestra ropa.
— ¿A qué horas llegará tu amiga? —Pregunta dejando la sombrilla a un lado de la puerta.
—Considerando el viaje que le llevará a regresar a casa, será a las seis. —Le anuncio.
—Bien, solo será una hora. —Mira su reloj. —Te dejaré puntual en tu casa, así que no te preocupes que no me llevará mucho tiempo en recoger unos documentos que tengo que llevar a mi trabajo. —Asiento. — ¿Deseas tomar algo?
—Un vaso con agua. —Le informó.
—También te traeré una toalla, creo que te mojaste un poco. —Camina en dirección a la cocina mientras que se quita sus lentes para irlos a secar.
Mientras admiro su hermoso hogar, él no tarda en ir por un vaso con agua como también, en entregarme una toalla la cual me sirvió para secar mis piernas y pies los cuales terminaron por mojarse con la lluvia; intente contactar nuevamente a Misty pero fue imposible que me respondiera las llamadas, así que simplemente le dejé una nota voz para mencionarle que había olvidado las llaves y llegaría a las seis.
Como Phillipe me dejo un momento sola, empecé a investigar un poco sobre él, ya que al estar en su hogar se puede considerar como una parte esencial para conocer los gustos e intereses de la persona, por lo que al pasear por la sala me di cuenta de todo el arte que tiene la casa, añadiendo de los colores vivos que acompañan las tonalidades oscuras del lugar y los portarretratos que tiene de sus tíos y primos encima de la chimenea.
La forma rústica antigua que tiene su casa es sensacional, algo que no tenía nuestra casa y se puede observar que es muy diferente al modernismo que tenía la otra. Esta suele tener un aire mucho más hogareño y tranquilo, es como estar en una cabaña de un bosque en donde sabes que pasarás unas buenas vacaciones en familia; hasta puedo decir que esto se asemeja más a los gustos de Phillipe y de ser posible, si en otro tiempo él me hubiera llegado a mostrar que deseaba una casa como esta, no me hubiera negado cuando es hermosa y mucho mejor en la que antes vivíamos.
Paso de un pasillo a otro para pronto abrir una puerta que me lleva a una pequeña habitación que suele presentarse más como una oficina, acaricio la madera del escritorio y luego me acerco a la ventana para ver que está da directamente al jardín frontal de la casa, aún sigue lloviendo que la temperatura del sitio ha logrado que la humedad empañe la ventana haciendo que no se pueda ver con mucha nitidez el exterior de la casa.
Doy un leve salto en el momento en que unos dedos empiezan a acariciar mi brazo provocando que mi piel se erice y mi cuerpo reaccione de una forma subliminal.
—Tendrías que estar en la sala, esperándome en ese lugar. —Dice con una voz ronca.
—Lo sé, pero soy curiosa —dije con la voz entrecortada.
—Sabes que la curiosidad mató al gato, ¿no? —Muerdo mi labio inferior.
—Sí, pero me gusta tentarme a descubrir lo desconocido —susurro.
Escucho como suelta una pequeña risa para sentir como da unos pasos más hacia delante a punto de aproximar su cuerpo al mío.
— ¿Ah sí? Y ¿qué buscabas? —Dijo muy cerca de mi oído.
Su respiración comienza a proporcionarme un cosquilleo en mi cuello, pero en el momento en que sus labios rozaron mi oreja, tuve que contenerme para que mis piernas no empezaran a flaquear.
—No sé... —ignore la idea de decirle que lo buscaba a él.
— ¿No sabes? O es que, lo que buscabas ¿ya lo encontraste? —Muerde el lóbulo de mi oreja.
Reprimo el gemido que estuvo a punto de salir de mi boca con esa tentadora caricia que pareció inesperada, aunque siendo realistas, ahora todo para mí es totalmente desconocido cuando nunca he conocido a este Phillipe juguetón y lleno de sensualidad.
Giro mi rostro a un lado para darme cuenta como el suyo ahora se encuentra muy cerca del mío, ambos nos damos una mirada llena de lujuria, antes me era difícil saber qué es lo que él buscaba de mí ya que mayormente lo manifestaba con palabras, pero ahora, todo suele ser diferente, porque con cortas oraciones y una mirada lanzando chispas, sé a lo que podemos llegar con nuestro propio atrevimiento.
Su boca no comete la torpeza de besarme de inmediato, más bien, se dedica a propiciarle un largo tiempo de espera en el que solo se dedica a rozar mis labios contra los suyos, luego dejar pequeños mordiscos y, por último, lamerlos provocando que la piel se me erice.
Suelto un suspiro cuando empieza a rodear de besos mi cuello, pero sus manos son las siguientes en moverse hasta agarrar el lazo que amarra mi vestido para que este no se abra.
—Quiero verte. —Trago hondo ante aquel susurro que manifestó con voz ronca.
Siento como mis pechos se ponen pesados y de cómo mis pezones se han puesto duros logrando que su contacto roce con la tela de mi sujetador; no sé si debería obedecer su demanda, pero mi cerebro ha dejado de pensar con lógica para decirme que le dé ese poder de desnudarme.
Desata el nudo del lazo para darme cuenta como mi vestido se abre, pero eso no es suficiente cuando me da la vuelta y pronto me empuja hacia la pared sintiendo lo fría que está se encuentra; ahora que no lleva sus anteojos con él, puedo ver con más facilidad como sus ojos se han dilatado demasiado; estando ahí, se queda solo observándome mientras que yo, me retuerzo de las ganas de que me siga tocando.
—Uf... sensazionale[1]. —Dice en italiano.
Agarra la liga de mi cabello para irla deslizando hasta soltar toda mi cabellera, esta misma se esparce en mi espalda como en mis hombros ofreciéndole una vista salvaje cuando desliza el vestido hacia atrás dejándome en ropa interior.
Su mano empieza a hacer un recorrido por toda mi piel, tocando desde mi hombro hasta mis muslos, mi centro ha empezado a cosquillearme haciendo que tenga que estar rozando mis piernas a cada momento para evitar la molestia que siento; sin embargo, al sacar su lengua para pasarla por encima de mis pechos solo ha ocasionado que empiece a quemarme más.
—Ven. —Me pone su mano en frente.
No sé por qué empiezo a creer que mi cuerpo se ha sometido a él, porque con solo ver que sin titubear le entregue mi mano, pronto me llevo hasta su escritorio; poco a poco fui comprendiendo que ya estoy profundamente liada con uno de los deseos que a veces el ser humano necesita complacerlo y eso se llama: sexo.
—Inclínate. —Me ordena.
Sin protestar, me inclino en el escritorio dándole la espalda, puedo sentir como mi trasero se eleva, aunque es poco peculiar que, en vez de sentir frío por quedarme con poca ropa, ahora esté sintiendo como me quemo en llamas.
—Veo que no protestas, ¿es lo que has venido a buscar? —Escucho que dice.
—No. —Musito.
—Entonces, ¿por qué no te niegas? —Pregunta con interés.
Mierda... ¿es necesario decírselo? Creería que no, pero es que su dominancia ha ocasionado que me vuelva receptiva a sus órdenes que lo único que deseo es que de una sola vez pueda librarme del placer que ya ha estado invadiendo entre mis piernas. No pensé que en nuestro primer encuentro terminaríamos con algo así, aunque, de todas formas, no estoy absolutamente negada a no querer disfrutar de ello.
—Dilo. —Ordena.
Con la vergüenza en la cara y unas palabras atoradas en la garganta que me impiden que diga algo, siento de forma repentina un fuerte azote en mi trasero que en vez de quejarme del dolor me hace gemir, ocasionando que dé una leve respuesta a lo que pronto diré.
—Porque es lo que quiero. —Balbuceo.
Necesito que sea más veloz, pero sé que solo está probando mi resistencia en estos casos, no tengo idea de la forma en que este nuevo Phillipe trata a las mujeres porque sin dudarlo, no es el que conocí a quien podía tratar con dulzura en la cama; ya que éste suele ser un poco más oscuro en como propiciarle placer a una mujer.
—Oh...
Hago mis manos unos puños y aprieto mis ojos cuando inesperadamente, su dedo ha empezado a entrar en mi abertura, la respiración se me entrecorta y las piernas me empiezan a temblar cuando siento que lo mueve en mi interior.
—Caliente... —Susurra en mi oído. —No sabes cómo tu cuerpo ha empezado a devorar de forma impaciente mi dedo.
Mi cuerpo se arquea para sentir como su dedo empieza a entrar y salir, muerdo mi labio y busco la forma de poder conseguir más, pero él me lo impide al detenerse cuando ve que empiezo a moverme.
— ¿He dicho que te muevas? —Me da un nuevo azote. —Responde. —Vuelve a hacerlo.
—No... —apenas las palabras salen de mi garganta.
—Quiero tus brazos detrás de tu espalda. Ahora. —Vuelve a ordenarme.
Sin dudarlo por mucho tiempo, pongo mis brazos detrás de mi espalda para luego sentir como él sujeta mis muñecas con una de sus manos mientras vuelve a tocarme; en esta ocasión añade un segundo dedo, el cual ambos ya empiezan a ser suficientes para que empiece a temblar con la sensación que me proporcionan.
— ¡Santo cielo!
Grité cuando su dedo pulgar empieza a masturbar mi clítoris haciendo que una llama atraviese todo mi cuerpo, en aquella postura, encontrarme semidesnuda y con un Phillipe dominante que no deja de invadir mi cuerpo con sus dedos, ha ocasionado que empiece a perder la noción, tanto que, estoy esperando con los brazos abiertos el orgasmo.
—Eso es, ábrete más, stella[2]...
Jadeo inconscientemente cuando acelera los movimientos a punto de que arqueo mi espalda y aprieto mi rostro contra la madera del escritorio para sentir como pronto estoy por correrme entre sus dedos.
—Por favor... —le imploro casi llorando.
— ¿Qué es lo que quieres? —Pregunta.
—Te quiero a...
El sonido de un celular parece detener cada pequeña minúscula parte del momento, no solo cortando con la sensación que pronto estuvo a punto de liberar mi cuerpo, sino que también, con los movimientos que Phillipe había logrado complacerle a mi vagina usando tres dedos.
Me libera del agarre que me tenía de mis muñecas para luego alejarse, eso me da la libertad para recomponerse y darme cuenta lo que estábamos haciendo, logrando que bajé de esa nube de fantasía que estuve a punto de llevarme al cielo.
—Iré a ver quién es.
Me coloco muy bien mi braga para luego agarrar mi vestido y empezar a ponérmelo mientras voy a la sala en donde he dejado mi celular junto con mi cartera, es ahí en donde me doy cuenta que Misty no sólo ha respondido ya mi mensaje como también me ha llamado, sino que hasta me percato que ya son las cinco y cincuenta de la tarde.
¿Tanto tiempo hemos pasado en la oficina?
—Debo llevarte a tu casa, ¿estás preparada? —Dice un Phillipe normal como si hace unos minutos no hubiera sucedido nada en aquella oficina de su hogar.
—Sí... —Digo tímida mientras se coloca sus anteojos ya limpios.
— ¿En dónde te estás quedando? —Pregunta.
—En un piso ubicado en Scandicci. —Dije mientras él agarraba unos papeles que se encontraban en un portafolio.
—Bien, luego me direccionas. —Asiento con la cabeza.
La lluvia ha cesado un poco para darnos el paso de proseguir con nuestros propios planes, él para su trabajo y yo, para mi hogar; sin embargo, el viaje hubiera sido más sencillo si luego de lo que termináramos por experimentar no hubiera causado una tensión entre ambos, ya que el solitario silencio se volvió un enemigo entre nosotros y más porque no tenía alguna que otra palabra que decir cuando mi mente se ha nublado. Sin pedirle permiso, termino por encender la radio logrando que está transmita una música italiana, no sé sí le gusta escuchar música, pero al menos eso me ha quitado un peso de encima al no hablar o hacer un comentario.
Mis mejillas arden de la vergüenza como aún puedo sentir el calor de mi cuerpo y la incomodidad que tengo entre mis bragas; realmente si Misty no hubiera llegado a interrumpir, no sé hasta qué grado terminaríamos por llegar, pero al haber estado consciente de lo que hice, me hizo entrar en dudas del final que podíamos haber llegado pero también del glorioso momento que hubiera sido alcanzar el placer.
Phillipe termina por tocar uno de los botones de la radio para darme cuenta como terminó por poner el CD que se encuentra en la casetera de su vehículo haciendo que está empezará a sonar una canción que al menos reconocí por la voz del cantante que no se trataba más de Eros Ramazzotti.
— ¿Qué canción es? —Le pregunto.
—Stella Gemella[3] —responde.
Abro la boca sorprendida por el nombre de la canción, realmente nada de lo que nos ha estado sucediendo es una casualidad, pero como bien digo, no lo puede llegar a saber. Así que prefiero quedarme callada para seguir escuchando la dulce melodía y única voz de Eros Ramazzotti mientras me lleva a casa, por lo menos, puedo decir que, aunque haya querido separarnos, al final, siempre el destino hace de las suyas para que volvamos a estar juntos.
(...)
Luego de haberle mostrado la dirección del piso en donde me estoy quedando, al final terminamos llegando en donde veo que Misty ya se encuentra esperándome apoyada en el arco de la puerta; así que antes de bajarme del vehículo doy un enorme respiro para poder olvidar lo que sucedió en su hogar.
—Gracias. —Digo con timidez. —Lo que sucedió...
— ¿Qué pasa con eso? —Dice tranquilo.
—Yo... —no supe cómo decirle.
—Puedes usar la imaginación —agito mi cabeza —, ya que no terminaste, lo puedes hacer pensado en mí. —Dice con una voz engreída.
—¿Crees que yo pensaría en ti para satisfacerme? —Suelta una leve sonrisa.
—Haz lo que quieras. —Responde.
—¡Dios! ¡Sigues siendo un arrogante y vanidoso! —Abro la puerta de su auto y salgo de este mismo.
Increíblemente anonadada por sus palabras, empiezo a caminar en dirección a la puerta del piso que estoy alquilando junto con Misty; ella está a punto de decirme algo pero no le doy la oportunidad cuando de una sola vez entro y apenas dándole un corto saludo del que me lleva a dirigirme pronto a mi habitación; ya no sé qué es lo que me lleva a ella, si el enojo por lo que él me llego a decir con eso de «usar la imaginación» «pensar en él» o en que en serio considere por un instante en hacer lo que me recomendó. Sería una estupidez hacer lo que Phillipe me sugirió cuando no necesito complacerme con pensar en él para poder sentirme satisfecha, además si lo llegase a descubrir no tengo duda que eso incrementaría su ego de hombre y a la vez, tendría que soportar más su irritable forma de sentirse victorioso al saber que hice lo que él comento.
¿Quién demonios se cree Phillipe Rizzo para decirme algo de esa talla? Ni que estuviera totalmente necesitada para realizar algo como eso, pero veo que está nueva persona que conocí hoy, no tiene escrúpulos o al menos un poco de pudor o vergüenza que no le permita decir aquellas palabras que para mí han sido extremadamente admirables porque del tiempo que estuve con él, nunca lo había escuchado hablar de esa forma.
Me acaricio las sienes para después irme quitando los zapatos de tacón, eso solo me enfurece al saber que en vez de que él haya caído en mi seducción —la cual ni siquiera hice —, fui yo la que termine en caer en sus encantos.
— ¿Estás bien? —Entra Misty a la habitación.
—Eh... sí... —Intento mostrarme tranquila.
— ¿Ese era Phillipe? —Señaló en una dirección falsa.
—Sí —respondo sin humor.
— ¿Y bien? —Suspiro al ver que desea que le comente mi día con él.
— ¿Podemos hablarlo mañana? Ha sido un día agotador y tengo preguntas que hacerte sobre él que no me han dejado claro por lo del deseo. —Ella asiente lentamente.
—Claro, pero ¿todo bien entre ambos? —Finjo una sonrisa.
Respiro profundamente porque en realidad lo que sucedió entre ambos me dejo agotada, tanto física como psicológicamente. Así que mientras tenga que reservar ese secreto como algo que realmente no sucedió, creo que podré seguir con el plan, aunque no sé a qué fin me llevará cuando sé que tengo que buscar una forma de que él se enamore de mí, no que esto termine en una simple relación de amantes.
—Sí, todo salió bien... Eso creo. —Esa no fue una respuesta convincente para ella.
—Claro... —Se rasca la nuca. —Bueno, dejaré un poco de comida preparada si luego deseas bajar. —Intento sonreír pero más bien termino por ser una mueca.
—Gracias, más tarde bajare a cenar. —Asiente con una pequeña sonrisa.
—Bien.
Se marcha de mi habitación dejándome nuevamente sola y con la libertad de seguir manifestando mi enojo sin tener que hacer tanto ruido porque eso solo será una forma para darle el crédito de descubrir que en sí, mi salida con Phillipe no termino muy bien del todo.
(...)
Gruño molesta al escuchar como mi celular ha empezado a vibrar a muy buena mañana, hubiera creído que se trataba de mi alarma, pero en sí, supe que sería una llamada más porque la pantalla se ilumino mostrando una fotografía de la cual ya debería deshacerme de ella sabiendo las circunstancias en las que me encontré a Reece engañándome; agarro el dispositivo y deslizo mi dedo a un lado para colgar la llamada, pronto la idea de bloquearlo aparece en mi cabeza haciendo que sea una buena opción para que deje de molestarme. Así que, al hacerlo, nuevamente agarro las sábanas para cubrirme con ellas y poder descansar con comodidad.
Otra vez mi celular empieza a sonar haciendo que gruña de la frustración al ver que nadie dejará que duerma en paz, pero cuando veo que está vez en la pantalla sale la imagen de mi mamá, dejo que mi cabeza caiga en la almohada para hacer lo menos apropiado del día, no responderle sabiendo que no dejara de molestarme; sin embargo, a pesar que debería de estar atenta de todo las notificaciones que mi celular me anuncia a cada diez o veinte minutos, termino por mantenerme ausente al contestar todas aquellas llamadas de mis padres, los mensajes y notas de voz de mi hermano y aquellos cien mensajes de mi grupo de amigas.
Nunca creí ser tan solicitada pero es comprensible cuando no dije a donde iría cuando madrugue para salir de mi hogar junto con Misty para irnos al aeropuerto y viajar hasta Italia; siendo así que, para que no me ubicarán, le quite el GPS a mi celular una vez que salí de mi casa, añadiendo el corto e inexplicable mensaje que le deje a mis padres sobre mi ausencia en su hogar en los próximos tres meses sería que me tomaría unas vacaciones y para mi conveniencia simplemente les anuncie que no quería que me cuestionaran como tampoco intentaran buscarme porque necesitaba apartarme por un instante de mis magníficos lujos para tener una vida relajante y poco soberbia antes de volver a ella.
Por supuesto, la primera en no creérselo sería mi madre, razón por la que no me impresiona que ella sea la que más me ha estado fastidiando por no contestar sus llamadas pero ahora analizando bien la situación, me doy cuenta por la zona horaria de diferencia que llevamos, es la razón por la que no dejan de llamarme mayormente en la madrugada porque al no saber dónde me encuentro, han tomado al azar horarios en los que podría encontrarme en Estados Unidos y no en Europa porque mientras allá son las dos de la tarde, aquí en Italia son las seis de la mañana.
Desbloqueo mi celular y pronto ingreso a mi WhatsApp para ver el puñado de mensajes que debería de leer, pero no lo hago, así que terminando por cambiar la opción de que todos pueden ver la última hora en que me conecte, al final, termino haciendo que ninguno de mis contactos pueda verlo. Añadiendo que, para que nadie supiera que si leo sus mensajes también quite esa opción, así que leyendo los mensajes de mis padres como el de mi hermano que suelen ser interminables, termino por dejar a un lado mi celular un poco abrumada y eso sin decir que al menos, quiero que mi mañana sea convencionalmente tranquila antes que de nuevo tenga que seguir con mi plan.
Pero el sonido del vibrador del celular hace que me irrite y abra los ojos, pero antes de volverlo a dejar en su lugar, me doy cuenta que mi hermano me ha enviado una fotografía de una dirección y en conjunto de ella una simple frase que me hace saber que ya sabe dónde me encuentro y por supuesto, que mi rompimiento con Reece pudo haber sido la causa que ahora me encuentre en Italia.
«Explícame ahora mismo todo lo que ha sucedido o sino iré a buscarte»
Para que tener hermanos mayores que te sobreprotegen peor que tus propios padres...
«Luego te explico, ahora déjame dormir porque apenas son las seis de la mañana. Bye»
Sabiendo que eso no lo dejara tranquilo, apago el celular y lo dejo en la mesita de noche. creería que no le debo a nadie alguna explicación sobre porque he querido viajar a Italia, pero al menos, la supuesta dormida que tendría que darme, solo será un mínimo tiempo para crearle una mentira a mi hermano y que al menos esa sea convincente para todo el mundo.
Mierda, debí de haber estado preparada para este momento.
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[1] Sensacional.
[2] Estrella.
[3] Estrella Gemela.
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Continuará...
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