Capítulo 10
"Solo nos separamos para reencontrarnos" —John Gay
***
—Espero que puedan disfrutar de su residencia temporal en Florencia, aquí tienen las llaves del piso.
La señora que nos ha rentado un pequeño y sencillo piso que se encuentra a unos minutos de la propia ciudad de Florencia, deja las llaves en mis manos mientras que no borra de su rostro esa cálida como amigable sonrisa que ha sido muy bien recibida de parte de unas extranjeras que de inmediatamente buscaron un lugar donde pasar los próximos tres meses antes que vuelvan propiamente a su país de origen.
Desde que llegamos a Italia todo el ambiente ha llegado a ser diferente, como si me hubiera tomado unas buenas vacaciones para darme un buen y merecido respiro, pero siendo sincera, estas no son vacaciones y tampoco son merecidas cuando estoy en Florencia con un solo propósito y ese es tener que lograr que Phillipe sea parte de mi destino.
—Muchas gracias, señora Caruso. —Dije luego de ver como ella nos hace una señal para que entremos y podamos disfrutar de nuestra estancia.
Misty agarra sus maletas para ser la primera en entrar mientras que yo, le doy una mirada a la pequeña comunidad en donde se encuentra situado el piso, donde suele tener una buena ubicación, es tranquila y por supuesto con familias que están llenan de niños que juegan en los pasajes con mucha libertad; dejo ir una pequeña sonrisa para saber que este lugar es muy hermoso, tanto que, no tengo duda que es un buen lugar para residir en los próximos días.
Entramos al apartamento para quedarnos asombradas que la estancia ha terminado por ser más acogedora de lo que pensábamos, ya que a pesar de tener un estilo antiguo y rústico de piedra es muy hermosa con esa cerámica, ventanas y puertas de madera que le dan un toque perfecto a las diferentes tonalidades de color de las piedras.
Deje las maletas a un lado para empezar a ver el pequeño apartamento que he rentado junto con Misty, cada detalle en su interior es estupendamente sensacional y eso sin decir que, al pasar por la sala, al exterior no sólo se encuentra un pequeño jardín en donde deja ver una pequeña vista panorámica de la ciudad sino que también muestra la hermosa vista del cielo.
Ahora veo porque dicen que Italia es rica en cultura y belleza, si fuese posible me quedaría un largo tiempo viviendo acá y disfrutando de todo lo que se me está proveyendo, pero sin dudarlo, primero debo de cumplir una misión para después concentrarme en otros asuntos que por el momento no son tan importantes para llevar a cabo.
— ¿Cómo encontraste este lugar? —Pregunto Misty al salir de la cocina.
—Mmm, tengo mis secretos —encogí los hombros.
—Es un hermoso lugar —dijo mientras miraba todo su alrededor.
Desde luego que lo es cuando nos encontramos viviendo en una hermosa ciudad y en un fantástico piso de ensueño que no se consigue fácilmente con una considerada tarifa de pago que vale la pena haberla tomado cuando hasta la propia propietaria es buena persona.
—Y, ¿qué planes tienes ahora? —Nos sentamos en los sofás pequeños de color beige.
—Iré a la empresa de Phillipe... —ella agita su cabeza.
— ¿Qué? Y ¿qué piensas decirle? —Dice admirada.
—No le diré ahora mismo la verdad si es lo que te preocupa. —Respondo para tranquilizarla.
—Aun así, ¿no crees que es precipitado que te presentes de inmediato a su empresa sin un motivo coherente que pueda comprender la razón por la que deseas verlo? —menciona.
—Sé que suena muy repentino, pero no quiero desperdiciar el tiempo sabiendo que el tiempo que tengo ahora vale más que el oro. —Añado.
—Pienso que deberías tener otro plan, porque ese dudo que funcione. —Gruñí al ver que no me apoya.
Pienso en un nuevo plan que podría servir de ayuda para conocer pronto a Phillipe pero la parte más curiosa de ello es que la única forma de encontrarlo sin tener que estar yendo de un lado a otro es tener que presentarse en su empresa o esperarlo cuando su turno de trabajo termine, solo así podré saber su paradero y por supuesto, coincidir en algún momento con él para empezar el siguiente paso que es no sólo llamar su atención, sino que mantener una relación con él antes de ir a lo principal que es enamorarlo.
—Pienso que no deberías acercarte ni a su empresa ni mucho menos a su casa cuando él no conoce nada de ti —replica.
—Lo sé —repito —, eso puede escabullirlo. —Me toco el rostro hasta que pronto aparece una idea en mi cabeza. — ¿Qué te parece sí nos encontráramos en un lugar público? Como si todo fuera una casualidad —le digo como un posible plan.
—Eso sí. —Aprobó la idea.
Quizás si ambos nos encontráramos en cualquier lugar de Florencia sería más fácil poder empezar a tratarnos con agrado y amabilidad a punto de llegar a una amistad porque obviamente no podré pasar del plano amoroso en un día cuando los dones de Phillipe es no caer como una presa fácil en los brazos de una mujer, ya que aunque la seducción ha sido un talento que he adquirido con el tiempo, por el momento no me llegará a servir en tan solo un instante, ya que ante los ojos de él solo seré otra mujer más que buscará tener sexo casual por una noche para luego desaparecer.
—Y cuando lo encuentres, ¿qué piensas hacer? —Pregunta.
—No sé cuánto tiempo me tarde en ganarme su confianza, pero tendré que usar mis habilidades femeninas con él para apresurar el paso. —Comienzo a decirle. —Pero lo primero es hacernos amigos y después empezar la operación de enamorarlo. —Le cuento mi plan.
—Recuerda que solo tienes tres meses. —Me repite.
Tres meses... ¿Quién puede enamorarse completamente en solo tres meses? Dios mío, en mi caso necesitaría más tiempo para poder intentar que mi corazón le diera una oportunidad al amor sin sentir esa presión que en sí lo estoy haciendo por un compromiso para no arruinar el destino de casi o totalmente toda la humanidad; sin embargo, a estas alturas no me queda de otra que hacer todo lo que tenga en mis manos para agilizar todos los pasos que debe de haber en una relación.
—Espero que pronto pueda coincidir en un lugar con él, al menos, que no me lleve más de tres días —sugiero con esa esperanza.
—Alguna idea dónde pueda estar además de su empresa y su casa —inquirió.
—Sé que le gusta el arte... —Misty chaquea los dedos.
—Es cierto, él iba a las exposiciones de pintura que se daban en el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles —comento.
—El problema es que Florencia tiene muchos museos y nos llevaría más de una semana en poder encontrarlo, aunque sea en alguno de ellos —analizo la situación.
—Cierto. —Aprueba.
—Aunque, pueda ser que... —saco mi celular del bolsillo de mi pantalón.
De nuevo ingreso a Instagram para empezar a ver las fotografías de Phillipe, entre todas ellas busco las que parecen haber coincidido más de una sola vez, como también, las que parecen haber sido etiquetadas por amigos con los que sale de fiesta con frecuencia; así que acercando la foto hacía el letrero del nombre del lugar, veo que dice BrewDog Firenze. Tomando nota pronto voy a Google y busco ese sitio en donde señala que está cerca de la Galleria dell' Accademia a unos veinticinco minutos de Scandicci en donde Misty y yo nos encontramos.
A pesar de estar sumergida en averiguar la forma de encontrarme con Phillipe en ese lugar, pronto me encuentro un boletín en Internet sobre la Galleria dell' Accademia en donde parecen estar buscando a un auxiliar de sala de trabajo completo y con experiencia en arte; giro mi cabeza para ver como Misty parece estar entretenida en su celular que no se ha dado cuenta que la estoy observando.
Creo que esta es una buena oportunidad que ella deba de aprovechar, realmente quedarse acá o ir a visitar varios lugares turísticos de Florencia no será muy divertido para ella cuando en el viaje del avión escuche como mencionaba que deseaba comenzar a experimentar lo que sería trabajar en un museo o en una galería de arte, por lo que esta puede ser una buenísima ocasión para que lo intente luego de haberse graduado hace unas semanas; además, le debo demasiado con sólo haberme acompañado a Italia, ya que también le estoy debiendo un favor al estar aquí conmigo ayudándome para poder deshacer el deseo de la estrella y creo que una buena forma es ayudándola a conseguir lo que más ha querido.
—Aún sabes hablar el italiano de forma fluida, ¿no? —Le pregunto.
—Sí, ¿por qué? —Doy gracias a Dios al escuchar esa respuesta.
—Porque están buscando a una auxiliar de sala, en la Galería de la Academia de Florencia —ella abre los ojos.
— ¿En serio? —Se acerca a mí para ver el boletín.
Le entrego mi celular para que pueda ver con sus propios ojos la vacante que está proporcionando la galería, quizás eso pueda motivarla luego de saber que está aquí por compromiso y no por su propio interés.
—Dios, pero piden experiencia y... —la detengo ante que prosiga.
— ¿Es que no lo tienes? —Ella me mira extrañada. —Es decir, trabajaste tres años en el museo de Nueva York, sabes mucho de historia y por supuesto, el arte es tu pasión... —Suspira y eso me da a entender que pronto vendrá su excusa —Sé que volvimos al pasado, pero no has perdido tu conocimiento y experiencia, pueda que aquí lo pidan dentro de tu curriculum, pero no crees que sería buena idea de que le probaras a los directores de la galería que a pesar que te acabas de graduar no eres una novata en esto. —Hace una mueca.
— ¿Crees que funcione? —Encogí los hombros.
—Si fuera tú, lo intentaría. —Suelta una leve sonrisa.
—Está bien... ¿Encontraste algo? O ¿tienes alguna otra idea de cómo encontrar a Phillipe? —Asiento al ver que cambia de tema.
—Puedo tener una idea... —Ella eleva su ceja.
— ¿Cuál? —Me da una mirada llena de desconcierto.
—Tendrás que vestirte muy bien, porque esta noche saldremos. —Le guiño el ojo.
(...)
Entramos al pequeño bar BrewDog Firezone para ver cómo se mantiene con un límite de personas para estar en ese lugar, las luces, el olor a alcohol y el poco calor que emana el sitio lo hace acogedor; tanto que apenas al cruzar para ir directamente a la barra, algunos hombres miran de reojo a las nuevas clientes que posiblemente nunca hayan visto cruzar por este lugar, así que simplemente para relajarme y al menos tener tranquila a Misty por entrar en un bar del que no conoce pero estamos acá solo por esperar y ver que Phillipe aparezca; me acerco al bartender para pedirle dos ginebras, con el fin de ayudarnos a tener el suficiente valor de quedarnos un tiempo sin retroceder al plan.
— ¿Cómo sabes que él vendrá? —Dice mirando a su alrededor.
—Corazonada —murmure mientras lo busco.
— ¿Corazonada? Nadie se deja ir por una corazonada —dice molesta.
—Ay cálmate por una vez Misty —le digo mientras me pongo de puntillas —. Sigue así y te saldrán arrugas.
— ¡¿Qué es lo que dices?! Mi preocupación es que nos encontremos deambulando en un lugar del que estamos obsoletas de no saber que pueda sucedernos... —la detengo.
—Está bien... —me acaricio la cabeza —Parece ser que Phillipe acostumbra venir a este lugar con mucha frecuencia con sus amigos. Así que es probable que pueda venir ahora que es viernes —le explico.
Eso parece relajarla, aunque no tanto cuando el bartender me entrega un daiquiri del cual no he pedido, pero al mencionarme que un sujeto que está en una esquina del local le ha pedido que me prepare uno, eso logra que ella se incomode y tenga que advertirme que tenga cuidado con lo que otras personas me regalen, lo cual está vez, le doy la razón al saber que no tengo que tomar con confianza aquello que puedan darme sin conocer a la persona que lo ha mandado para mí.
Me doy la vuelta para ver al sujeto que ha pedido el daiquiri de fresa para mí, pero apenas al ver como él levanta su vaso de brandy, solo doy un enorme respiro antes de mostrar una falsa sonrisa de la que me atrevo a ocultar pronto con solo girarme para ver de inmediato a todas aquellas botellas de licores, vinos y cócteles.
Antes de proseguir con mi plan, mi mirada se concentra en alguien que se encuentra leyendo un libro, se encuentra de espalda que es difícil poder reconocer si no fuera por las luces tenues del bar, pero simplemente cuando alguien se pone a su lado y le entrega una copa de vino, se gira a un lado a punto de que mis piernas temblaron en el instante que lo reconocí con esa enorme sonrisa. Aún ocupa sus anteojos y por supuesto, su cabello se encuentra un poco desaliñado como si hubiera pasado sus manos en el momento en que algo le termino por provocar ansiedad o estrés.
Trago hondo al saber que lo tengo a solo unos metros de mí, se ve más juvenil y risueño, en comparación a las facetas que mostraba cuando llegaba a casa que mayormente se manifestaban con cansancio o frustración; algo en mí se remueve un instante con pensar en la idea sobre que ahora sin mí, pueda estar teniendo una mejor vida de la que no pude ofrecerle, quizás hasta le esté yendo bien que no necesita de alguien como yo para arruinarle su paz o llenarlo de problemas que al final del día, solo obtendrá un agotamiento adicional del que no se merece.
Se ve demasiado guapo con esa camisa formal celeste y con esos pantalones negros que acentúan exactamente sus caderas que es inevitable no poder concentrar la mirada en otra cosa o persona que no sea en él; podía haber imaginado cualquier tipo de reencuentro del que me hiciera capaz de acercarme a Phillipe sin tener la duda de que me rechazara con la belleza e inteligencia que tengo pero a estas alturas, ya he empezado a dudar hasta de mis propias habilidades de seducción cuando lo conozco y sé que no será nada sencillo poder atraerlo hasta mí si no es por medio de ganarme su confianza o al menos, aportar una pizca de química que resuelva el problema.
—Está aquí —le digo a Misty.
— ¿En serio? ¿Dónde? —Gira su cabeza de un lado a otro.
—Cerca de la litera llena de libros. —Le menciono.
Ella sin tener un poco de discreción, da un giro de ciento ochenta grados para ver a Phillipe, quien ahora además de beber vino, se encuentra hablando con lo que pienso que debe ser su amigo; Misty vuelva a verme para dejar a un lado su rostro de sorpresa, realmente creo que ella no se esperaba que acertara en dar con el paradero de mi ex marido muy pronto, pero siendo sincera, tengo dones buenos para descubrir donde se puede encontrar las personas, añadiendo que también, conozco bien los gustos de Phillipe y al menos, los tiempos libres que él se llega a tomar luego del trabajo.
— ¿Te acercaras? —Pregunta con interés.
—Podría, pero está hablando con su amigo. —Suspiro.
—Eso no creo que sea un obstáculo para ti. —Dice bebiendo un poco de su ginebra.
Pienso en un segundo plan para aligerar el paso de acercarme a él con el fin de mantener, aunque sea una conversación en la que lleguemos a conocernos, pero con su amigo de por medio, dudo que al menos pueda saber su nombre. Tengo dos alternativas antes de proseguir con el plan principal, el primer de ellos es llamar su atención sin tener que hacer el ridículo y el segundo, enviar a Misty para que distraiga a su amigo; sin embargo, al pensar en las dos opciones tengo más suerte en la primera que en la segunda, así que optare por la que me traerá más suerte y aunque deba de hacerlo sola, tengo en mente que podré obtener, aunque sea su número de teléfono.
—Tienes razón, no hay un obstáculo para que pueda acercarme a él. —Digo con una sonrisa en el rostro.
Y como si la suerte estuviera de mis manos, veo como su amigo de repente se aleja para responder una llamada, dejándolo a él nuevamente solo mientras abre el libro y parece entretenerse con él. Sin embargo, eso me hace preguntar cómo es posible que con la música y los efectos de la luz no sean un impedimento para que deje la lectura, en vez de eso, parece arreglárselas por sí mismo sin tener problemas a que no continúe leyendo o que pueda dolerle la cabeza al no ver bien por la poca luz del sitio.
Camino hacia Phillipe con la cabeza en alto y con esa confianza que logra que me resulte fácil poder tener una conversación con él, cada vez que doy un paso, estoy más cerca de poder verlo nuevamente, aunque solo hayan sido un par de días de los que estuve ausente de su vida, ya que sin Misty creo que hubiera pasado un largo tiempo sin extrañarlo, pero si estoy aquí solo es por una razón y lo peor de ello, es que siempre termino haciendo un sacrificio por los demás.
—Hola bella. —Se cruza otro hombre en mi camino.
Lo miro extrañada a punto de evaluarlo de cabeza a pies, pero a pesar que el desconocido sea guapo y con ese acento que a un extranjero le gusta escuchar, no creo que sea el momento adecuado para flipar con él y más cuando a unos dos metros tengo a Phillipe quien se dio una pequeña vuelta para saber qué es lo que está sucediendo detrás de sus espaldas.
— ¿Crees que puedes hacerte a un lado? Por favor. —Me di cuenta que es el mismo hombre que me mando el daiquiri.
—Porque no mejor te reúnes conmigo y hablamos —me señala el lugar donde se encontraba con su compañero.
—Estoy un poco ocupada, así que será a la próxima —intento pasar a su lado, pero su brazo impide que siga
—Vamos muñeca, parece que eres alguien que le gusta divertirse —elevo la ceja con gracia.
—Mmm, más bien te equivocas de persona porque no creo ser de tu tipo. —Digo ya hastiándome de que no me deje continuar con mi camino.
— ¿Cómo lo sabes? —Sonríe. —Me gustan las extranjeras hermosas como tú.
Que novedad, pero he perdido el interés o la atracción por cualquier hombre ahora que sé que no tengo oportunidad para estar con otro que no sea al que tengo a unos metros de mí y realmente parece estar evadiendo la escena que estoy montando con el desconocido que parece no dejarme en paz. Esperaba que pudiera ayudarme, pero me doy cuenta como aún Phillipe no mueve tan solo un dedo por mí, más bien, solo lo mueve para pasar de página en página.
— ¡Genial! —Digo abstraída del enojo.
De alguna u otra forma debo de salir de este enrollo del que sinceramente no pedí meterme, pero creo que desde un principio no debí de haber aceptado el daiquiri para así hacerle ver a ese hombre que no necesito de elogios y regalos para tan siquiera cautivarme, pero es obvio que, al no conocerme, el extraño buscara la forma de ligar conmigo sea como sea.
—Me agradecería tomar tu invitación, pero tengo otros planes —intento ser lo más educada posible.
Busco la forma de pasar a su lado, pero no tarda mucho tiempo en tomar mi brazo para hacerme regresar, retiro su mano con fuerza porque ya no me está agrandando el nivel de acoso con el que me está tratando.
—Vamos dolcezza[1], sé lo que quieres —susurra.
Elevo mi ceja y suelto una risa de la que no es nada simpática porque entre más lo sigo escuchando decir estupideces, no dudo que en un solo instante terminaré por golpearlo para que termine por cerrar la boca.
—Vamos a ver... —rozo mis dedos en mi frente — ¿Qué sabes tú lo que quiero bambino[2]?
—Lo que toda mujer como tú desea...
Le doy un manotazo en el momento en que estuvo a punto de tocarme, eso hizo que gruñera para luego acariciar su mano por el golpe que le había proporcionado de forma inesperada.
—No te atrevas a tocarme, que soy capaz de gritar, llamar las autoridades y poner una orden de acoso. —Le amenazo.
Suelta una ridícula sonrisa de la que sabe bien que está vez no se saldrá con la suya, así que, levantando sus manos en señal de rendición, termina por alejarse para irse donde se encuentra su amigo, pero apenas tome un poco de aire y pasar mi mano sobre mi cabello, me doy la vuelta para darme cuenta que Phillipe ya no se encuentra, más bien el lugar donde se había quedado ahora permanece vacío; miro a Misty para ella señalarme que ya ha cruzado la puerta del bar.
Decepcionada, aturdida y enfadada, me acerco a Misty para ver como ella no dice ni una palabra, sabe bien que tampoco es el momento indicado para decirme un «te lo dije» porque eso solo podría empeorar las cosas; así que, tomándome rápido mi ginebra, nuevamente construyo otro plan para encontrarme a Phillipe ya que no creo tener que seguir esperando otros días más para volvérmelo a encontrar en este lugar cuando lo que menos tengo es tiempo.
(...)
—Y si ese boletín mentía... ¿Segura que había una vacante de trabajo? —Me pregunta Misty en el momento en que cruzamos la Galería de la Academia de Florencia.
—Claro que sí, además hoy por la mañana reserve tu entrevista de trabajo. —Le mencione.
En esta misión que tengo en quedarme en Italia durante tres meses al menos pretendo también hacer algo más productivo que solo perseguir a Phillipe como una abeja buscando su panal, ya que a pesar que el plan sea tener que conquistarlo, de alguna u otra forma, tuve que plantearme la idea de que no todo el día tendré que estar encima de mi ex marido para enamorarlo de mí, sino que tengo que disimular que además de ser una turista, estoy haciendo algo interesante o divertido para pasar el tiempo y no sólo estar pendiente de él; además con la ayuda que Misty está haciendo conmigo, es de menos que la única forma de agradecérselo sea por medio de conseguirle un empleo que no sólo obtendrá una buena experiencia sino que también, le ayudará en su currículum.
—Y, ¿sí ya tienen a alguien para este puesto de trabajo? —Dice nerviosa.
—Sugiero que lo intentes, no pierdes nada con aprovechar la oportunidad de solicitar este empleo a pesar que sea temporal —le insinuó.
—Pero le estaré robando el empleo de alguien que le pertenecería en tres años —se queja.
—Bueno, a ti también te robaran el empleo en Nueva York y no pensará en ti —le mencioné.
—Debía de haberme preparado... —dice desilusionada.
—Tienes un gran ojo en dar opiniones sobre el arte, los impresionaras, créeme —le sigo dando palabras llenas de motivación.
—Sigo sin creer que hayas hecho esto por mí —comenta.
—Eres mi amiga y la verdad, no quiero que pienses que solo te he traído acá para ayudarme con el asunto de Phillipe —le explico —, estar en Florencia es una oportunidad para que demuestres tu talento y aprendizaje, por lo que sería buena idea que comenzarás a obtener experiencia en lugares como este donde el arte es más que divino y exquisito. —Ella sonríe.
Antes de que prosigamos a dar otros pasos más, una de las empleadas de la galería se acerca a nosotras, en donde luego de explicarle que Misty tiene una entrevista de trabajo para la vacante de auxiliar de sala, la mujer de mediana edad que es conocida por ser la encargada del personal de recepción y atención al visitante, se lleva a mi amiga para llevarla a la sala donde se reunirá con un director de la galería quien le realizará la entrevista.
Así que deseándole suerte y esperando que pueda obtener el empleo, simplemente me quedo curioseando mientras espero que ella salga de su entrevista de trabajo; me muevo por varios pasillos de la majestuosa galería para ver todo tipo de pinturas, fotografías y esculturas hechas desde yeso hasta de mármol; cada una de ellas es tan fantástica como realista que es inevitable no sentirse atraídas por su diseño.
Me quedo en la sala donde se encuentran varias esculturas de dioses en las que algunas de ellas solo están hechas desde la parte de su pecho hasta su cabeza, mientras que otras, están diseñadas reflejando la creatividad en que las musas posaban para su artista capturará no sólo el arte de su belleza, sino que también, la emoción que podía expresar en ese instante.
—Es hermosa, ¿no lo cree?
Esa voz...
Mi piel se eriza en el momento en que escucho con latente fuerza su ronca como aterciopelada voz, no creí volvernos a ver pronto cuando esto fue predeterminado pero viendo como a veces ciertos eventos se suelen dar como una casualidad de la vida, termino por girarme para verlo detrás de mí con esta postura potente y firme demostrando su propia seguridad como confianza de sí mismo; su semblante es sereno pero con una pizca de poder, añadiendo que, su manos se encuentran dentro de los bolsillos de su pantalón oscuro.
El corazón me palpita rápido. Extrañamente no me suele suceder este tipo de cosas, por lo que hace preguntarme si pueden ser los nervios de no conseguir un nuevo plan para mantener una conversación con él antes de que se marche, pero mi torpeza me impide poder pronunciar algunas palabras que apenas se quedan atoradas en mi garganta impidiendo que pueda decir algo lógico.
—Solo imagine el artista que realizó la escultura —se pone a mi lado —. Se puede ver con delicadeza cada rastro de detalle que capturo en su musa. —Añade.
Sin decir ni una palabra, miro con determinación la escultura de la musa que se encuentra postrada en un asiento desnuda.
— ¿Qué opina de ella? —Giro mi rostro para verlo.
Demonios, si no hablara italiano en este instante ya estuviera sumergida en la elocuencia que transmite su voz como su acento; quizás es pronto para pensar en cosas que tendrían que darse entre unas semanas, pero con esa figura madura y seria que representa ahora, ya ha empezado a desviar todo tipo de buenos pensamientos en mi mente para convertirlos en lo que sucedió en la última noche antes que pidiera el deseo.
—Es exorbitante, sigo sin creer como ellas podían quedarse en frente de un artista sin sentir vergüenza a que capturaran cada minúsculo detalle de su cuerpo —mencione aquello que viniera primero de mi cabeza.
—Sucede que las musas han sido creadas para ser admiradas por su belleza, ellas manifiestan un lenguaje único que cautivan al artista y claramente, al espectador —se expresó.
—No tengo duda de ello —seguimos admirando la misma escultura.
—El sentimiento de vergüenza era excepto para ellas —lo vuelvo a ver.
— ¿Por qué? —Le pregunto.
—Porque a veces el artista puede ser más que una persona que podía estar detrás de un bosquejo u otro tipo de material —murmuró.
— ¿A qué se refiere? —Le pedí ser más específico.
—Podía ser su amante, su novia, su esposa... —mencionó —El artista debe de conocer muy bien lo que hace, no sólo construye, sino que también crea y para ello, se necesita de pasión, creatividad, imaginación y sobre todo, de placer. —Trago hondo.
Dios... Si sus ojos no estuvieran brillando de emoción podría decir que están cristalizados por otra situación, pero en sí, parecen estar ardiendo en llamas y por supuesto, parece que estoy cayendo rápidamente en su encanto que escucharlo expresarse muy bien del arte ya me ha dejado con la boca abierta y sin palabras.
—Alessandro Rizzo. —Se presenta.
—Destiny Haller. —Digo.
—Es un placer conocer a una bella signorina[3] —agarra mi mano y besa el dorso de ella.
—Grazie —apenas puedo decir.
— ¿Tiene tiempo de sobra para seguir luego con la entretenida conversación? —Eleva la ceja con curiosidad.
—Claro, lo invito a almorzar —intento conseguir rápido mi propósito.
—No, soy tradicional. Así que, yo la invito a usted. —Dice con voz arrogante.
—Mmm, me complace decirle que su opción es muy anticuada —suelta una pequeña risa.
—Bien, veremos quién es el que paga. —Parece ser un reto. —Nos vemos a la una en el II Vezzo, señorita Haller. —Sonrío.
—Nos vemos, señor Rizzo.
Veo como sigue con su camino para luego marcharse a otra sala, realmente no esperaba encontrármelo en este lugar, pero creo que ha sido una buena señal para que pueda comenzar con mi plan antes que el tiempo se me vaya agotando cuando debo de tomar fuerte las riendas para llegar a cumplir mi propósito.
—Aquí estas —aparece Misty.
—Te tengo buenas noticias... —empiezo a decirle.
—Yo también —sonríe.
—Vamos, dilo tú primero —le digo.
— ¡Me dieron el trabajo! —Ambas soltamos un grito de alegría.
— ¡Que bien! ¡Enhorabuena! —Bajo la voz al ver que varios espectadores nos ven molestos.
—Sí, trabajaré a partir de mañana, pero dime tú, ¿cuál es tu buena noticia? —Dice animada.
—Me encontré a Phillipe y adivina que —ella hace un gesto para que prosiga —, saldré a almorzar con él —abre la boca admirada.
— ¡Eso es una súper noticia! —Asiento.
—Exacto y sin dudarlo, ahora comienza mi plan. —Le guiño el ojo.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
[1] Dulzura.
[2] Nene.
[3] Bella señorita.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Continuará...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top