Capítulo 1
"Cuando odiamos a alguien, odiamos en su imagen algo que está dentro de nosotros". —Hermann Hesse
***
Todos los días deberían ser buenos y alegres, al menos así deberían ser en mi ocasión, ya que aunque afuera el sol esté brillando alrededor de un cielo despejado, al final para mí parece un mal día, de esos que prefieres quedarte en cama, llorando y recordando aquellos sueños o metas que ya no se podrán cumplir porque seguir unas estúpidas reglas para mantener a tu familia unida y ayudar a la empresa de tu padre para que no cayera en banca rota, es lo único que ha impedido romperlas.
A veces dicen que por amor se hacen varios sacrificios, pero me pregunto si todos valdrían la pena para rechazar ciertos deseos que se necesitaban cumplir a corto, mediano o largo plazo para llegar a ser feliz; sin embargo, entre más días, semanas y meses pasen, me doy cuenta que al haberme entregado a un hombre del que no estaba completamente enamorada para ayudar la economía de mi familia, fue condenarme a vivir un destino del que desearía cambiar.
Con solo pensarlo, la cabeza empieza a dolerme, tanto que me pregunto si al final no tendré una migraña porque siempre le doy vueltas al mismo asunto, sin añadir que estoy cansada de tener que vivir en una mansión que es toda mía pero se siente vacía cuando sólo tengo a los empleados quienes trabajan de un lado a otro para poder mantener el lugar no sólo limpio sino que también en un buen estado.
Últimamente no hago más que quedarme en la biblioteca leyendo cualquier libro que permita distraerme, apenas soy conciente que durante la semana, me leo más de cinco libros de los que empiezo a creer que todas mis alternativas de entretenimiento se me acabaran pronto cuando no suelo hacer más que leer, escuchar música, dar un paseo por el jardín y al menos, hacer algo productivo en el día que me permita no salir huyendo de lo que debería ser mi hogar para encaminarme a una nueva vida en la que podría comenzar de nuevo desde cero a fin de reintegrar aquel tiempo que he llegado a perder en un matrimonio por conveniencia y por supuesto, por un amor que en esta ocasión no es correspondido por mí hacía mi esposo.
Quisiera llamar a este lugar "hogar" pero desde que la pise, me di cuenta que no es más que un infierno, tanto que, ya no tengo muchas excusas que poner para seguir rechazando a Phillipe no sólo en el plano sexual, sino que también, en el plano amoroso en el que ya no le está dando ninguna gracia que todos los días en vez de recibir un abrazo o un beso de mi parte, solo le doy más disgustos de los que se lleva al trabajo y sin dudarlo, arruinan su mañana o quizás todo su día.
Pero, ¿qué se puede hacer? Si no lo amo o al menos no lo deseo, no puedo darle la oportunidad de que se siga aproximando a mí, intente olvidar todo aquello que hizo que lo odiara pero si soy sincera, termine por crear un rencor tanto con él como conmigo misma que al final hizo que odie mi vida, este falso matrimonio y todo lo que respecta a tener una vida junto con Phillipe Rizzo.
Me levanto del sofá de cuero café que juega con los tonos neutros de la biblioteca para salir de aquel sitio e ir a otro lugar; es probable que me haya quedado unas cinco horas ahí sentada leyendo: "El Conde de Montecristo". Así que viendo que es momento para darle otro recorrido a la gran mansión, voy caminando por varios pasillos hasta que entro a una que es estilo de oficina, no sé porque estoy viviendo acá, cuando hay muchas habitaciones y pocas personas que llenan esos rincones.
Entro a ella para darme cuenta que hay una computadora de mesa, así que, acercándome a ella, la enciendo para luego conectarla con el Internet de la casa a fin de entrar a Google y escribir en el buscador acerca del Luxury Extravagant Fashion Show que se hizo hace tres días en California.
Por Bethany, es que había escuchado que mis ex compañeras de trabajo les habían dado una nueva oportunidad de trabajo en uno de los mejores Fashion Show que se dan en el año bajo una cadena de línea de ropa francesa que da una ayuda laboral para que modelos puedan patrocinar y estar dentro de otras casas de moda francesas, entre ellas: Christian Dior, Hérmes, Louis Vuitton, Chanel, Yves Saint Laurent y Cartier.
Admiro varias fotografías que fueron tomadas por Getty Images para darme cuenta lo espectacular que fue ese desfile de modas, sinceramente, debía de estar ahí o mejor dicho, ya estuviera en un nivel más alto representando otras líneas de ropa. No tendría duda que me sentiría orgullosa de lo que hubiera logrado, añadiendo que estaría haciendo algo de lo que soy buena y seguiría amando, pero hasta ahora, creo que lo único que estoy ocasionando es que esa rabia vuelva en mí y solo quiera tirar todo lo que tengo a mi alrededor al sentirme frustrada de no haber alcanzado mis sueños.
Necesitaba un respiro pero uno de esos de los que sabes que quieres renunciar a todo para obtener libertad, pero sin dudarlo, eso sería imposible. Tengo un contrato que cumplir, una familia que mantener y un papel de esposa que corresponder ante las dos primeras obligaciones que tuve que tomar.
Apago la computadora para marcharme de aquel lugar, son las cinco y cuarenta de la tarde, eso significa que Phillipe debe de encontrarse de camino para llegar a casa; así que bajando las escaleras del segundo piso, me voy directamente a la cocina, en donde Dorothea parece estar abriendo una pequeña lata de elotes amarillos, veo como ella no se ha dado cuenta de mi presencia pero apenas al pasar a su lado para ver qué es lo que se encuentra cocinando, ella da un pequeño salto para luego darme una mirada llena de diversión al darse cuenta que parezco un fantasma ambulante del que nadie escucha cuando termina por llegar.
— ¿Puedo ayudar? —Le digo a ella tomando la lechuga romana.
—Claro que sí, señora Rizzo.
La señora de unos sesenta años, me entrega un bol para que pueda ir dejando ahí los trozos de lechuga mientras que ella enjuaga los elotitos, corta unos trozos de pepino y tomate, para luego ir por una rama de apio y una zanahoria.
—Huele delicioso —me acerco a una olla.
—Es pollo a la naranja —menciona.
Destapo la olla para ver como un humo cae en mi rostro luego de que la salsa del pollo estuviera hirviendo; el color naranja que desprende la comida es fabulosa, eso sin añadir del aroma que la naranja brota es espectacular que me quede disfrutando al olerla.
Agarro una cuchara y pruebo un poco de la salsa para poder complacer mi gusto, pero al saborearla me doy cuenta que le falta un poco de pimienta, así que tomando el bote, empiezo a esparcir un poco de la especia por toda la salsa dejando que luego pase un cucharon para revolver el alimento a punto de que al probarlo por segunda vez, puedo darme cuenta como sabe mucho mejor, así que llamando a Dorothea, también ella es la siguiente en comprobar el ingrediente faltante en la comida para escuchar un sonido proveniente de su boca que me hace saber que ha quedado delicioso.
—Estupendo, ha quedado delicioso —sonrío al escucharla.
—Buenas noches.
Mi paz y tranquilidad se esfuman de inmediato en el momento en que escucho a Phillipe entrar a la cocina; intentaría darme la vuelta pero sería darle mucha importancia a su llegada cuando en realidad, hubiera deseado que se quedara hasta tarde en su trabajo para poder cenar con mucha más comodidad pero creo que no será así luego de ver que ha llegado puntual para comer.
La señora Dorothea lo saluda con una enorme sonrisa para anunciarle que la comida ya está preparada, sin embargo, en vez de elogiarse ella misma con todo lo que ha llegado a hacer, al final termina por mencionar que he sido la portadora que ha dejado toda la cena deliciosa, logrando que cierre los ojos con fuerza al darme cuenta que eso es una entrada para que mi marido crea que estoy intentando mejorar el matrimonio con una buena cena, añadiendo que, es su plato preferido aumentando más su felicidad.
—Es cierto, huele increíble, eso solo me anima más a querer comer —lo escucho decir.
Realmente pienso intervenir en aquellas palabras pero solo serán un elemento fallido cuando tuve que haber hablado en primera instancia en el momento en que la señora Dorothea lo dijo, pero ahora, ya dejé pasar tres minutos de los que él podrá haber asimilado o creído que al menos estoy haciendo algo por él y por mí.
—Cenemos.
Es lo único que digo mientras pasó a su lado en donde él esperaba que me acercara para darle un beso de bienvenida, pero simplemente eso no llegará a suceder y más, creo que debe de empezar a saber que conmigo, no lo obtendrá cuando lo que deseo es que se aleje de mí y de sus ilusas ilusiones sobre que un día cambiaré para ser esa mujer romántica como dulce que solio conocer un día durante una de las pasarelas que se dio en el Sur de California.
La señora Dorothea nos sirvió la comida para luego dejar los platos encima de unos manteles bordados a máquina, por una parte la comida se ve demasiado deliciosa para desperdiciarla pero por otra, estoy un tanto desilusionada que no deseo comer un bocado para no alimentarme a la fuerza. Muevo el tenedor de un lado a otro jugando con la comida, a punto de apenas solo pellizcarla para no irme a dormir sin haber probado, aunque sea un minúsculo bocado, ya que no tengo dudas que en la madrugada terminaré por levantarme para buscar algo de que comer.
— ¿Cómo estuvo tu día? —Pregunta.
Le doy una corta mirada que solo permanece unos cinco segundos para volver a enfocarme en la comida, si supiera que estar en esta casa ha terminado por sofocarme o aburrirme, dudo que me llegaría a creer, pero lo cierto es que nunca me he mantenido callada al querer ser directa por decir la verdad.
—Aburrida, todos los días son iguales que ya me cansé de estar acá —mencioné desinteresada.
— ¿Por qué no intentas salir con tus amigas? —Ruedo los ojos.
—Ellas tienen trabajo y están ocupadas con sus planes futuros. Por lo que no quiero molestarlas —digo con un tono un tanto celoso.
— ¿Qué hay de Misty? —Elevo la ceja.
— ¿Qué con ella? —Pregunto cortante.
—Podrías salir con ella ya que no es modelo, invitarla a que pase la tarde contigo... —lo interrumpo.
— ¿Es que piensas que todas las personas tienen el mismo tiempo libre que yo? —Resalto.
—Bien, solo era un comentario. No es para que te molestes. —Intenta calmar el ambiente.
Suspiro para acariciarme la frente, la verdad es que es agotador tener que resultar ser alguien hipócrita y difícil ante Phillipe cuando cualquier mujer daría gracias por la calidad de vida que proporciona sin pedir nada a cambio, bueno, quizás si pide algo pero es más con respecto a respetarlo y darle amor, dos simples palabras que para mí, están fuera de serie cada vez que lo veo o estar cerca de mí, porque sin dudarlo, aunque él sea una persona poco problemática y en vez de eso, sea pacífica, al fin y al cabo, soy yo ese gran tormento que acaba con sus energías y fuerzas al final del día.
—Te quedo deliciosa la cena —intento que mi suspiro no se escuche.
—No la hice yo, la señora Dorothea la preparó, simplemente le puse un poco de pimienta a la salsa y corté los trozos de la lechuga romana —comenté mientras agarraba unos trozos de elotitos.
—Bueno, tú le diste el toque final —arqueo una ceja.
—Ajá —intente reservarse cualquier comentario de más.
—Se te daría muy bien cocinar, deberías hacerlo con más frecuencia —lo miro con seriedad.
—Deja de decir estupideces, apenas puedo preparar unos huevos para ahora hacerla de chef profesional —digo con ironía a pesar que tengo un gran don en la cocina.
—No es malo que empezaras a aprender, además hoy que tienes mucho tiempo... —me levante de la mesa.
—Me cansé de la conversación. Me voy, quédate con tus ideas y elogios que no los necesito y más si vienen de ti. —Lo señale. —Has tardado mucho para decirme eso que has olvidado que he perdido cualquier interés cuando sabias que lo mío era el modelaje —suspira.
—Des, ya discutimos eso... —pongo la mano en frente.
— ¿Es que no te das cuenta que lo mío era eso? ¡¿Por qué no me permites volver con mi grupo de trabajo para...?! —Me interrumpe.
— ¡No! ¿Es que sigues sin darte cuenta que esas personas solo te utilizaban a su placer y que no les importaba tu bienestar? —Abro la boca para hablar pero continúa. — ¡Te estaban convirtiendo en algo que no eras! ¡Y te engañaban prometiéndole cosas que no sucederían! ¿Por qué no ves eso que veo yo en esa compañía? —Aprieto la silla con dureza.
— ¡Porque yo los conozco! ¡He trabajado con ellos desde que tenía dieciséis años! —Grito al ver las tonterías que dice. —A ellos los conozco mejor que a ti y ellos me han dado más oportunidades de las que crees y ¿qué crees que pasó? —Me miro callado. — ¡Les fallé! ¡Les di la espalda en el mejor momento que me necesitaban! Y ¿por qué? Para casarme contigo en donde he tenido disgustos y he perdido mi tiempo con este matrimonio —digo con desdén.
— ¿Es que los prefieres a ellos antes que a mí? Luego de todo lo que he hecho por ti y tu familia —Suelto una risa molesta.
—Lo único que hiciste por mí fue arruinarme la vida y separarme de mi verdadera familia —veo cómo se sorprende.
—Pensé que yo era tu familia ahora —pongo mis manos en mis caderas.
— ¿En serio? ¿Creías que solo por casarte conmigo sería tu familia? Estas equivocado Rizzo... —Me detiene.
—Deja de decir tonterías... —masculla.
— ¡No son tonterías! —Grité. —Solo quiero decirte que estas equivocado en pensar que soy tu familia. Este matrimonio es una mentira, estoy harta de jugar a la casita y de fingir ser la esposa feliz contigo. —Veo dolor en sus ojos. —Se me quito el hambre, me voy.
Es muy probable que me hubiera ganado el premio por ser la arpía del año con todas las palabras que últimamente le digo sin importar lo mal que pueda llegar a sentirse, lo peor de ello es que no entiendo como aún puede tolerarme después de todo lo que le he hecho pasar, sin dudarlo debería rendirse y pedirme el divorcio, pero no, parece ser de esos luchadores de boxeo que por más que le den golpes no cae al suelo para darle victoria a su enemigo.
Bendita la hora en que Phillipe se cruzó en mi camino, no tengo idea porque tuvo que llamar mi atención a pesar que tuviera novio, lo peor de ello, es que no debí de tomar aquellas salidas amistosas como una entrada fácil para que se entrometiera en mi vida para así jugar y tomarla a su placer; hubiera sido más fácil si ese día no terminara por ponerle tanta atención o que ignorara su lindo rostro o su servicial forma de ser, pero caí como tonta a sus pies para ahora estar en esta delicada situación en la que solo deseo que todo termine algún día pero que al menos llegue a ser pronto.
Unos minutos después, me doy un baño para pronto dirigirme a mi recámara en donde empiezo a ponerme crema en mis piernas, quizás mañana pueda salir a tomar un respiro luego de habérmelas ingeniado para que nuevamente Phillipe me viera como ese error del que no debió de pedirle matrimonio en base de ayudar y sustentar la economía de la empresa de mi padre, como también, en darles a mi familia, una vida prestigiosa de la que es injusto que yo deba de estar aportando la mayor parte de apoyo cuando ellos también deberían darme una mano al no poder equilibrar este problema.
Veo que entra a la habitación para empezar a quitarse la ropa, pero de un segundo a otro, puedo sentir su mirada puesta en mí cuando subo mis manos desde mis tobillos hasta mis muslos. Mi piel blanca brilla entre la luz blanca de la habitación dejando que está quede húmeda y cremosa, su olor a vainilla y nuez se esparce en cada rincón del lugar y por supuesto, sienta una estúpida pero excitante sensación al saber que su mirada está en mí.
Podría decir que por ser mi esposo, por claras razones me desea pero eso no implicaría todo el conjunto de trabajo que he tenido que hacer durante toda mi vida para verme bien y no ser el objeto de miradas de cualquier hombre; pero también está ese lado de que desde que me casé con Phillipe, solo ha llegado una vez en la que tuvimos sexo y ese fue en nuestra luna de miel en donde a partir de ahí me comprometí que no volvería a suceder, cuando eficazmente la seducción de él en complemento con su cuerpo y sus palabras hicieron que cayera en su trampa a punto de darse cuenta que en fin, había tomado una virgen que no sabía para nada de cómo satisfacer a un hombre.
La impresión de Phillipe esa noche fue lo de menos cuando ya tenía la idea colocada en la cabeza en saber que él tendría ese gran motivo por creer que no sería virgen pero solo esa noche fue suficiente para luego no dejar que me tocara y por supuesto, que el evento no volviera a transcurrir aunque muchas veces mi cuerpo reacciona diferente cuando lo ve, aunque es probable que sean las benditas hormonas de mis días fértiles que me provocan que quiera estar con él, pero si las he podido detener desde hace tres años, porque no podría seguir así.
— ¿Qué? —Le digo mientras me pongo crema en las manos.
—Nada —aparta la mirada y se va a meter al cuarto de baño.
A veces suele ser una persona extraña pero la verdad, es que últimamente se ve tan cohibido conmigo que se reserva lo que quisiera decirme.
Me voy a la cama para entrar en ella y poner encima la sábana, ha sido un día tedioso que aunque quisiera decir que no se volverá a repetir, es probable que si suceda. Cierro los ojos pero cuando escucho que abren la puerta del cuarto de baño, veo como Phillipe sale solo con una toalla que cubre de sus caderas hasta sus rodillas, se pasea por la habitación y pronto abre el armario donde saca unos bóxers de Calvin Klein para luego desenrollarse la toalla dejando que está caiga al suelo.
Aprieto los ojos e intento olvidar al hombre esbelto y musculoso que está a tan solo unos metros de mí; quizás tan solo una vez mi cuerpo haya experimentado lo que es que sus manos proporcionen caricias lentas y suaves o de saborear sus exquisitos labios que marcaban territorio alguno sobre cada porción de mi piel, sin decir como sus caderas se balanceaban de adelante hacia atrás mientras sus ojos color miel se dilataban ante el placer inmenso que mi interior le ofrecía al haber sido el primero en tomarme.
Quisiera olvidar esa noche, pero hasta mis propios fantasmas me siguen persiguiendo al recordar lo satisfecha y amada que me sentí en esos minutos que fueron eternos para mí, podría ser profesional en seducir a cualquier hombre pero esa noche me sentí vulnerable que parecía una de esas muñequitas que necesitan ser cuidadas y adoradas. Sabía muchas cosas sobre el sexo pero al llegar a ese momento, todo fue nuevo para mí, desde las sensaciones hasta las emociones que experimente al darle la entrada a alguien que un día prometí que ese hombre a quien le diera mi consentimiento sería a quien amaría por siempre pero caí de las nubes luego de que todo terminara y sin dudarlo, cuando vi la sangre entre el cubrecamas blanco fue haberme sentido estúpida y débil porque caí en los encantos del enemigo sin haberlo imaginado.
— ¿Sigues despierta? —Escuche su aterciopelada voz mientras se mete a la cama.
— ¿Qué quieres ahora? —Digo sin dejarle de dar la espalda.
—Tu padre me llamo, dijo que no le contestabas las llamadas —bufe.
— ¿Y qué pasó? —Digo indiferente.
Probablemente quiera más dinero porque sabe que aunque intente miles de veces de querer sustentar la querida empresa que tanto le costó llevar a la cima, al final y al cabo, siempre se terminara desmoronando cada uno de los bloques porque es imposible levantar una compañía de él que quedo en banca rota, pero como es terco y obstinado sigue intentando recuperarla aunque eso le lleve a tener estrés y problemas de sueño.
—Nos ha invitado que almorcemos mañana con él —comenta.
— ¿Qué le respondiste? —Dije intentando no oler su jabón masculino.
—Que iremos. Estará tu madre, tu hermano y tu cuñada, así que pensé que te alegría verlos —maldije en mi mente.
—No tenías por qué pensar por ambos —dije irónicamente.
—Vamos Destiny, es tu familia y llevas tiempo sin verlos —ruedo los ojos.
—En verdad, parece más tu familia que la mía. Si más lo recuerdo, fue fácil venderme a ti como un objeto sin valor —protesto.
—No te vendieron, solo creyeron que estaban haciendo lo correcto en dejarme en tus manos cuando estabas en peligro —agarré la sábana para luego apagar la luz.
—Pues, yo no recuerdo haber pedido ayuda. —Murmure.
— ¿Por qué a veces eres tan egoísta? ¿Porque no dejas de pensar solo en ti? —Sentí como se levantó y casi me susurró su molestia en mi oído. —Que tu padre me haya entregado a ti, no fue algo de mí elección o decisión, sabía que apenas nos conocíamos y que debía de darte el tiempo suficiente para que te enamorarás de mí... —lo interrumpí.
—Y, ¿sí eso no hubiera sucedido? Te recuerdo que tenía novio y por tu culpa, lo dejé sin darle una lógica razón —lo culpé.
—Él no era tu novio, te utilizaba como una muñeca... —lo volví a interrumpir.
—Cállate Phillipe, tú no sabes nada. Mejor duérmete antes que arruine también con la paz que hay en este lugar. —Le di nuevamente la espalda.
—Bien, si no me quieres creer, es tu problema, cara[1]. —Se da la vuelta para también darme la espalda.
Él no es nadie para juzgar a mi equipo de trabajo o de mis relaciones amorosas pasadas, al menos en ese tiempo fui feliz y ahora me veo peor que una flor marchita. Sinceramente, quisiera regresar al tiempo y no repetir estos errores o mejor dicho, no conocer a Phillipe Rizzo.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
[1] Querida.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Continuará...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top