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Al día siguiente no tenía idea de cómo esconder lo sombrío de su ánimo. El chofer la había llevado, de él no supo nada cosa que agradeció. Llegó a casa tarde, todos descansaban, así que al alba salió sin que la vieran.

Pegarle al costal era la única forma que tenía de apaciguar eso que rugía en su interior. Derechazo izquierdo, izquierdo, izquierdo, gancho derecho. Repitió aquella serie colocando los pies en la posición correcta, girando la cadera nada más y protegiendo su rostro con el brazo en desuso.

Le dio con furia tanta que al final terminó adolorida, casi llorosa y para su sorpresa su entrenador no la había detenido.

Cuando llegó la hora de ir a clases, lo dejó estar. Ya solo le faltaban pocas semanas del seminario de titulación y comprender que ni ese pretexto podría poner para aplazar las cosas, la enfureció. Adiós a los planes de graduación, el viaje, todo, a la mierda todo.

Rugió aferrando su cabeza con aquellos guantes negros

—Sam —la llamó su coach. Ella giró desganada, vencida.

—Lo lamento, hoy simplemente...

Su entrenador la interrumpió negando, colocando una mano sobre su hombro, sonriendo

—Avísame cuando esto pase y estés disponible para entrenar de nuevo. Mientras tanto, desbarátalo, saca todo eso que tienes, no pasa nada, chica, solo apoya bien los pies y dale recto. Aquí es un espacio seguro —le recordó guiñándole un ojo con complicidad.

Llegando a clases recibió un mensaje. Sabía que era él antes de siquiera verlo. Las sensaciones se dispararon enseguida.

Hades: En la tarde paso por ti, cenaremos juntos. Nada formal.

Rodó los ojos, aunque no pudo evitar notar el nudo de expectación que se creaba en su estómago. Gruñó debido a ello.

Sam: No estaré en casa, llego a donde me indiques.

Hades: Te veo a las 6, en tu casa.

Sam: ¿No lees? No estaré.

Insistió molesta.

Hades: Buen día, pelirroja

Aventó el aparato, rabiosa. El entrenamiento de los niños acababa a las cinco, luego tenía una reunión con una editorial que estaba interesada en sus ilustraciones. Últimamente estaba en boga eso. No podía mover su vida con un chasquido de sus dedos. Sonrió. Lo haría esperar. Si quería fingir que estaba tan interesado, entonces no le molestaría pasarse a su casa y hacer su pantomima mientras ella llegaba, ¿no?

Buscó su celular inspeccionando que no se hubiese roto. Ya había tenido que cambiarlo recientemente porque no tenía idea de cómo, siempre se le estrellaban las pantallas aunque las cuidaba y le ponía protector.

Keira y ella almorzaron en un lugar cercano que a las dos les gustaba, donde varios universitarios también lo hacían. Debía mentirle y eso también le dolía bastante, pero no podía involucrar a nadie, así como arriesgar a su padre.

—Luces cansada... —señaló la morena, sonriendo. Sam asintió.

—Ayer salí y llegué tarde —respondió para luego darle un trago a su batido, malteada de frutos rojos con yogurt que era una delicia. Su amiga enseguida la miró con suspicacia.

—¿Saliste? ¿Con quién? Si se puede saber —la urgió arqueando las cejas, intrigada. Samantha jugueteó con la pajilla y se encogió de hombros, juguetona—. S, ¡con quien! —exigió saber.

—Nunca adivinarías —soltó divirtiéndose un poco, aunque no debería.

—¿Te invitó a Adam? Mira que muere por ti desde siempre, pero creí que se había rendido, lo mandas de paseo todo el tiempo.

Adam era un jugador de la liga de americano de la universidad, ya tenía contrato para jugar en el NFL, era guapo, simpático, pero más allá del deporte que practicaba no veía más y eso la aburría.

—Noup —respondió bebiendo de su batido.

Keira hizo un puchero, estaba pensando, notó ella. Quería apartar la culpa que sentía al no ser honesta, pero se recordó que si con su mejor amiga lo lograba, entonces podría con el resto, ella la conocía muy bien.

—Bueno, hay varios por aquí que quieren tontear contigo, me lo pones difícil. Más ahora que Cash salió de combate el otro día.

—No es de aquí, K, para nada —la ayudó en su investigación. La joven abrió la boca, luego se desinfló.

—Ni idea, no seas así, S. Dime, no podré dormir, comer, tener clases y ...

—A veces olvido lo dramática que eres.

—Y yo que eres inmune a eso. Como tu mejor amiga exijo saber ya.

—Kylian, se llama Kylian Craig —soltó esperando la reacción de su amiga.

Esta primero no comprendió, luego arqueó una ceja, pensativa, segundos después abrió la boca. Sí, sabía quién era, Keira no era de cotilleos pero su madre sí, tanto como la suya y un hombre así por supuesto que no pasaba desapercibido.

—Espera, qué no es el hombre que salió el año pasado en la portada de Bussines World...

Samantha no tenía ni idea, esa era la verdad, pero se sonrojó.

—Supongo, no sabía que salió en una revista —aceptó. Keira hizo un gesto con mano quitándole importancia.

—Le llegan a mi padre cada mes, recuerdo esa porque mi madre habló sobre eso toda una cena, ¿es él? Creo que construye hoteles gran turismo, o algo así, ¡es arquitecto! —recordó sonriente.

—Es él —confirmó dejando a su mejor amiga muda por primera vez, porque si Samantha no podía tener el cuerpo quieto, Keira tenía problemas para contener la cantidad de palabras por minuto que emitía.

—¿Cómo? ¡No jodas! —exclamó después de unos segundos. Sam sorbió de nuevo y asintió al tiempo—. ¡Carajo, S! Ese hombre está para comérselo, ¿cuándo lo conociste? ¿Por qué no sabía? —chilló.

—En el aniversario de la compañía...

—Mierda, sabía que no debía ir a esquiar con Luke —se quejó. Luego la miró arqueando las cejas—. ¿Desde cuándo?

—Desde cuando ¿qué?

—No te hagas las listilla, desde cuándo lo ves. Eso fue hace casi un mes y terminaste con Cash antier —le recordó, Samantha bajó la vista hundiéndose un poco en su asiento—. ¡No! Le pusiste los cuernos s Cash con él... —dedujo. Samantha se levantó de la silla y tapó su boca negando mientras arrugaba la frente.

—Claro que no, por quién me tomas. Solo salíamos... bastante.

—Aja, y por qué hasta hoy me entero, ¿eh?

—K, no sé, no creí que avanzara... —mintió sintiendo un calor extraño recorrerla.

—Mierda... ¿entonces está avanzando? —conjeturó la morena estudiándola. Sam nunca lucía nerviosa respecto a los chicos, en realidad parecían darle lo mismo, menos se sonrojaba como en ese momento. Aquello debía ser serio y más siendo él quien era. Era obvio que no era de los que tonteaba con chicas, si no que se los llevaba directamente a la cama y su amiga no se era afecta a ello, lo sabía bien.

—Sí, K —admitió culpable. Keira se cubrió la boca, atontada.

—Dios, y ¿es así como se ve en las fotos?, o mejor. Ay, amiga, no lo puedo creer. ¿Cómo fue? Dímelo todo —insistió dando brinquitos en su asiento. Samantha la conmovió verla tan feliz por ella, pero le dolió lo que implicaba.

—No tienes idea de cómo es, creo que no puedo describírtelo... Es, es, es muy masculino y reservado, pero...

—Ay, Dios, me derrito, me derritoooo —dramatizó. Samantha rodó los ojos—. ¿Ya se besaron? —curioseó ansiosa. Samantha sintió un calor abrasar su vientre, sus mejillas—. Oh, mierda. ¡Sí y te gustó! —exclamó excitada.

—Besa bien —aceptó apenada, cosa que nunca le ocurría. Keira le quitó el batido y le dio un gran sorbo. Sam arrugó la frente y se lo quitó—. No te pases, pide el tuyo.

—Necesitaba algo frío —se excusó riendo, logrando que ella lo hiciera también—. Quiero detalles, ahora. Es que es super sexy, cómo ocurrió.

Samantha tuvo que usar un poco su creatividad y mezclar la realidad con la mentira, mientras Keira la escuchaba embelesada.

—¿Londo y Madelene lo saben? —preguntó, intrigada. Ellos la protegían bastante, eran unos padres presentes que se involucraban en la vida de sus hijos, aunque Sam repelía un poco esa sobrecarga de atención, sabía que los amaba muchísimo.

—Sí, creo que a estas alturas todos mis hermanos deben saberlo también.

—Y... ¿Qué sientes por él? ¿te gusta, nada más? ¿Deseo? ¿Lujuria? —la provocó divertida. Samantha rio y luego se cubrió los ojos negando.

—Deja eso —pidió abochornada porque no quería ni pensar en lo que él la hacía sentir, no se lo podía permitir. Lo odiaba y ya, no había más.

—Joder, si te vieras, pareces una adolescente de quince años, S. Te gusta y mucho.

—Basta.

—Admítelo —exigió riendo.

—Sí, sí, el tipo está buenísimo, es alto, elegante, varonil y decidido, y sí, me gusta bastante ¿ya? —parloteó ansiosa porque en eso no mentía, cosa que la ponía peor. Kylian la intrigaba.

—Creo que en todo el tiempo que tengo de conocerte no había visto esa emoción en ti por nadie. Ya es más que claro. Así que dime, ¿cuándo se verán de nuevo?

—Hoy, haremos algo tranquilo, no lo sé...

Después de eso intentó cambiar el rumbo de la conversación, pero le arrancó un par más de cosas que finalmente dejó ir con la condición de que la pusiera al corriente de todo lo que iba ocurriendo y hablaron de Luke. Ese no era el tema preferido de Sam, el tipo le caía en la punta del hígado, pero prefería eso que hablar de Hades en definitivo.

Sacudirse la sensación de ser una embustera no fue tarea fácil. Keira era a la tercera persona que mentía y se sentía como la mierda. Primero su padre, luego su mamá, ahora ella. Eso jamás se lo perdonaría e hizo crecer el resentimiento, pero tenían el tiempo encima y ella había firmado. No había marcha atrás.

Veinte minutos después de las seis, llegó a casa. Había recibido un par de mensajes de Kylian, pero no los abrió. Se sentía alegre pues había logrado cerrar un trato para hacer cinco covers de inicio, después podrían ser más y le pagaban bien por ello. Gracias al cielo la reunión fue vía Meet, por lo que no había tenido que ponerse muy presentable. Aquello era un logro. No quería anclarse a un lugar laboral, o a una empresa, prefería continuar como freelance, le era más cómodo y divertido, porque aunque BranLand era quien le pagaba, ella decidía sus horarios.

Claro que el Aston Martin del rey del infierno estaba ahí. Sus manos sudaron. Llevaba mallas deportivas, una sudadera holgada, el cabello sujeto en una coleta que ya había aflojado y la mochila colgada por un tirante de un hombro. Un desastre, como decía su madre. Se tragó el nerviosismo e ingresó respirando hondo. Sabía que aquello le podía costar más que el enojo de Hades, pero qué más daba.

Qué se joda, dijo para sus adentros.


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