Un kiosco pequeño se encontraba a la mitad de un hermosa finca, el bullicio se escuchaba a lo lejos pero la pareja no parecía escuchar.

Sumidos en un baile lento viéndose a los ojos se remontaron a su vals de bodas, en aquella ocasión un montón de gente los miraba y ahora solo estaban ellos dos.

Recordaban como el vestido de Elsa tenía un vuelo impresionante y su esbelta figura se resaltaba, ahora tenía un vestido mucho más sencillo y que solo llegaba a sus tobillos además de que tenía zapatos de piso, Jack usaba un moño en lugar de una corbata.

- Cuando te ví por primera vez jamás imaginé todo lo que ibas a significar para mí...- Elsa dió un pequeño respingo, estaba diciendo lo mismo que prometió al casarse- creí que eras solo una chica que conocí por casualidad y que en unos meses ya ni recordaría tu rostro... Pero volviste a aparecer y te quedaste conmigo... Estando a tu lado mis días son más felices... Eres aquella persona que siempre escuché en los cuentos de hadas, esa a la que llamaban "el verdadero amor"... Te prometo siempre estar para ti... Ser tu amigo, tu amante y tu compañero... Si me aceptas- una lágrima rodó por la mejilla de ambos- Voy a amarte hasta que deje de existir.

Se fundieron en un abrazo con un lazo tan fuerte que nadie podría romper.

- Después de cincuenta años... Aún recuerdas lo que dijiste- seguían abrazados y la vos de Elsa sonó rota por el llanto.

- Después de cincuenta años... Te amo igual que cuando te ví en el altar- dió un corto beso en su frente.

Esa noche era su aniversario número cincuenta, sus bodas de oro.

Y viven felices por siempre
Fin