Había pasado un mes desdé que Elsa se mudó con Jack, lo cual tenía muy felices a ambos.

Hoy era jueves, Jack había llegado de trabajar, al entrar se dió cuenta de que había correo.

No le dió gran importancia, la gran mayoría eran de cuentas pero hubo una carta en especial que llamó su atención, era un hermoso sobre con un sello de cera.

Lo vió detenidamente, era para Elsa. Lo dejó sobre la mesa.

Un mensaje llegó a su teléfono.

Amor una amiga me invitó a comer, no me esperes.

Bueno ahora tendría que comer con Bruni, ambos se sentaron en la mesa a comer el espagueti con albondigas del día anterior; Bruni miraba fijamente la carta como diciendo "no te da curiosidad lo que tiene adentro"

Jack resistió con todas sus fuerzas el no abrirla y lo logró.

Elsa volvió al caer la tarde.

- Hola, ¿Comiste bien?-

- Sí la señora Elinor cocina bastante rico, ¿Y tú?-

- Sí, los recalentados de mi novia están bastante ricos- Elsa rió- te llegó una carta, está en la mesa.

Ella se dirigió a la mesa, leyó la carta mientras reía y hacia muecas, volvió a meterla en su sobre y la arrumbo en un rincón.

- No era nada importante.

Al día siguiente Jack entraba un poco tarde a trabajar por lo que Elsa ya había salido.

El castaño teñido vió en una esquina de la cocina la dichosa carta, si no era nada importante entonces no importa si él la leía, ¿Verdad?.

Contra su moral lo hizo, estaba leyendo la carta.

Querida Elsa.

Se que dijiste que tienes pareja pero yo también dije que no iba a parar de insistir.

Me gusta verte con la bufanda en el trabajo.

Por cierto, ¿Sabés lo difícil que fue volver a conseguir tu dirección?

Nos vemos de miércoles a viernes.

Te quiere, Thom.

Jack tenía ese horrible sentimiento en el pecho de como en esta ocasión la curiosidad había matado al gato.

Como cualquier persona normal lo primero que hizo fue... Hacer que su hermana le dijera si había un empleado sexy llamado Thom.