Capitulo 3

I feel alone in this place

May intetaba concentrarse en su libro. Debía estudiar un poco más, por entender por qué saco 9 en sus exámenes. Habían pasado ya dos semanas más y habían tenido exámenes de prueba.

– Finalmente actualizas a tiempo – le decía la amiga de Víctor de chaleco negro a la amiga de Víctor de chaleco azul marino.

Podían usar cualquier ropa, pero esos chalecos las destacaban. Solo las podía nombrar así para no acordarse de su nombre. Ya había dicho que no llenaría su mente de basura inecesaria como esos nombres.

Mayo estaba pensando en otras cosas, cuando por fin llegó Victor, a la hora de casi rebasar la línea de puntualidad. Desde hace unos tres días, Victor llegaba después de ellas, por lo menos 10 o 15 minutos antes. Siempre de mal humor o triste.

Ese día no fue la excepción. Se sentó alado de ellas y se puso a llorar. Ambas lo intentaron consolar. Mayo se sentía terrible por saber que estaba Victor llorando y que se ponía muy mal.

Sacudió su cabeza e intento leer de nuevo.

– De nuevo ese maldito… ¡Vino a pedirme ayuda! ¡Después de lo que hizo! – solo se quedó llorando.

Mayo ni iba a voltear de nuevo. No quería volver a eso, hasta que… el tenía algunos compañeros más íntimos, no diría amigos, no quería tenerlos, mucho menos al tener a Víctor en ese grupo.

Era un chico de cabellos largos y rizados, junto a una larga gabardina. Julio era su nombre, si no mal lo recordaba.

– Un tal David pregunta por ti – y se fue a sentar. Mayo sintió como Víctor lo miró al oir el nombre. Tal vez… era por qué reconocía a su ex, el que menciono en su última grabación. Le dijo a su compañera de salón que le avisara a la maestra y se fue a buscar a ese… ser humano.

David era un chico de cabellos oscuros y ojos ambar. Mayo lo odiaba, había sido mucho peor que aquel castaño con el que compartía clases ahora. El plus es que ese chico ahora estaba postrado en una silla de ruedas por toda la eternidad.

– ¡My sweet candy! – ese apodo que le puso en el noviazgo. Lo ignoró.

– ¿Qué quieres David? Ya te dije que no voy a volver contigo –.

– No es eso, necesito que Victor me deje de odiar ¿Conoces a Víctor Rose, no? Bueno, ese chico… –.

Mayo no volvió a clases por tres horas después de hablar con el. Lo había corrido al saber toda la historia, y finalmente terminó llorando. Era el culpable de todo, ahora sabía, había arruinado la vida de Víctor dos veces. Dos.

Regresó al salón para ir por sus cosas, y… ahí estaba, Victor estaba leyendo alado de la mochila del cabellos oscuros. Traía ¿Lentes?, El no recordaba que los usara. Al final se acercó un poco.

– ¿Por qué… estás aquí? – preguntó con voz temblorosa.

Victor apartó su mirada del libro y miró a Mayo los ojos. Sus ojos, tiempo después, se volvieron a ver…

Y esa chispa regresó a esa pareja.

– Bueno, vi que no regresabas… en las primeras dos clases alze la mano por ti, y a la tercera dije que tuviste un problema familiar. Nos íbamos al laboratorio pero… no quería dejar tus cosas aquí, por lo que mi amiga Mal dijo que nos daría la excusa y luego nos daría algo para justificar la falta –.

¿El pensamiento correcto? Su amiga es falsificadora, ¿Cómo podría juntarse en ese ambiente? Pero… su pensamiento y su voz dijeron:

– ¿Haría eso por mi? –.

– Si, ella tiene el medio. Iba a ser para mí nada más, pero como vio que te cubrí, de una vez me dijo que sacaría dos justificantes – esa pequeña sonrisa le hizo calar en el interior de Mayo. Un sentimiento que había olvidado estaba surgiendo, y de nuevo por el. Por ese castaño de ojos miel que le sonreía bobamente.

Mayo sintió su rostro arder, pero Victor no dijo nada. Estaba acostumbrado a verlo así ¿Para que decir algo? Lo que se pudieron decir lo dijeron en la mirada. Solo se quedaron mirando, sin decir nada, pero a la vez, con esa mirada se decían todo.

– Bueno… Mayo… ¿Vas a quedarte el resto de las clases? –.

Mayo recordó lo que le dijo David. Se sintió horrible, y ahí estaba Victor, la víctima de todo.

– Creo que no, solo dare vueltas por C.U. y… me quedaré solo el resto del día dando vueltas – tomó sus cosas para irse, solo, pero… Victor también tomó sus cosas.

– ¿Puedo… ir contigo? El justificante será de todo el día y… sería bueno tener compañía en este día libre – la sonrisa boba lo hizo caer rendido una vez más, aunque no lo admitiría.

«Vamos Mayo, te hizo daño, no lo dejes» decía su mente, pero el…

– Claro, me gustaría de tu compañía –.

«¿¡Que pendejada dijo este wey!?».

Victor sonrió y se puso en marcha con el. Primero fueron a la plaza más cercana a comer. Hablaron un poco de todo, que el ser universitarios atentaba contra la salud del sueño y del hambre, como la maestra al inicio decía que eran lo mejor del país y ahora que eran una decepción y el país iría mal. Que a Chuchita se la bolsearon, mil cosas.

– Mayo ¿Desde cuándo pides sin chile tus cosas? –

– ¿Y tú desde cuándo usas lentes? – preguntó de vuelta al castaño.

– Bueno, después de un rato de… me detectaron problemas de visión. Estoy esperando a cumplir 21 para hacerme la operación –.

– Yo no quiero gastar demasiado en esta comida, por eso estoy pidiendo sin cosas –.

– Tu tranquilo, yo pago – dijo Victor, y ante el asombro de Mayo, llamó al mesero y le dijo que la cuenta sería solo de el, que nada de cuentas separadas.

Casi $500 gastó Victor por el, pero se negó a aceptar algo, le dijo que lo invitaba y no iba a aceptar nada de el por esta comida.

Continuaron una horas más vagando por Ciudad Universitaria. Se fueron a pastos a disfrutar del día, luego fueron a una exposición de otro grupo. También se fueron a buscar un punto de wifi para poner música. Mayo agregó canciones a su lista, y Víctor hizo nuevas listas con las canciones de Mayo.

Para las cinco, las amigas de Víctor fueron a dejarle el justificante a el y al de cabellos negros. El justificante se había pasado, tres días. Mali dijo que no podía sacar de un solo día, que disfrutase de sus días libres y huyó con Rebeca.

Si, decidió aprenderse sus nombres por fin.

– ¿Te acompaño a tu casa? – pregunto Mayo.

– No, es que vivo con ellas temporalmente – le explicó cómo entre vivir en Lomas decidió vivir cerca de la escuela con ellas.

– ¿Lomas? ¿Vives ahí? – se asombro Mayo.

– Si, en Lomas jodido de Iztapalapa – dijo riendo, contagiando a Mayo – ahora vivo por Santa Julia, también malo, pero más cerca –.

– Oh… mi… edificio temporal está cerca de la Plaza de las Estrellas… la que está enfrente de Santa Julia –.

«Esto ya es un mal cliché de Wattpad… pero uno muy bueno» pensaron ambos, sonriendo ante esa casualidad, una gran casualidad que parecía que una escritora hizo a propósito para que ambos quedaran juntos.

Se fueron ambos por metro, juntos. Sin saberlo se reian y solo se miraban sin decir nada, como una pareja de novios. Muchos en el metro tuvieron que pensar eso por qué sonreían, aunque unos hacían mala cara. Siempre existirían los homofóbicos, pero era mejor ignorarlos.

Llegaron a casa de Víctor. Era muy temprano aún. Apenas las 3 pm. Mal y Loba regresarían hasta las 5, hora en que acaban las clases. Mayo miro esto también. Se iba a ir… hasta que Victor lo detuvo.

– Dejo mis cosas, vamos a tu cuarto, dejas las tuyas y nos vamos a la plaza a comprar, te invito – le dijo el castaño sonriendo.

Mayo quería alejarle. Aún recordaba que ÉL le hizo daño, aunque el ya le había dañado también, estaban a mano… ¿Por qué no aceptar?

– Claro –.

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