¿... O algo más?

Recostandose en una de las camas, dejo que el vibrador que su amigo con tanto cariño le había regalado, haga un poco mas de efecto sobre ella. La verdad era que, estando fuera del salón de clases, era una verdadera delicia sentir ese aparato en su clítoris, moviéndose y solo dándole placer.

Comenzo a mover sus caderas por inercia, mientras apretaba sus piernas y cerraba sus ojos. Sus gemidos comenzaron a hacerse cada vez mas fuertes y sonoros, y agradecia que no haya nadie cerca porque de seguro la escucharía.

Ya sin soportarlo mas, se giro sobre si misma, arrodillándose sobre la cama y recostando el resto de su cuerpo sobre el colchón. Abrio sus piernas y con un poco de vergüenza, comenzó a tocarse por encima de la ropa interior.

Era un verdadero placer apretar ese aparato contra su cuerpo, mientras seguía moviéndose. Le producia una sensación tan agradable y placentera, que casi podía jurar que se moria. Sin vergüenza alguna, se desabotono la camisa y subio su sostén, para dejar uno de sus pechos al descubierto y asi comenzar a tocárselo con algo de brusquedad, como siempre le hacia Inuyasha.

-Inuyasha – Jadeo. Queria que estuviera allí con ella y que fueran sus manos las que la estuvieran torturando. Y entonces reacciono, ¿Dónde estaba Inuyasha si había salido tras ella?

Se sento en la cama, pero sin sacar su mano de su clítoris, y comenzó a mirar hacia todos lados. Se supone que iba a ir con ella, y ahora que mas lo necesitaba no estaba. Lo quería. Lo quería ahora. Suspiro al ver que solo eran fantasías suyas, pero se sorprendio mucho al sentir como la abrazaban por la espalda, y una mano se posaba por encima de la suya que estaba en su sexo.

-¿Pensabas en mi, cachorra? – Le susurro con mucha lujuria en su oído. La tiro un poco hacia atrás, haciendo que se sentara sobre su regazo, y abrió sus piernas con las suyas, para dejar completamente descubierta su feminidad.

- Inu... Yasha – Gimio al sentir como, con algo de brusquedad, comenzaba a tocar su clítoris con sus propios dedos.

- Me excito mucho verte mientras te tocabas solas, con tu cola hacia arriba, tu falda levantada, tus dedos aquí – Con su mano libre, tomo su cintura y la apretó contra él, para que notase su miembro sumamente duro e hinchado – Quiero hacerte el amor ahora, cachorra – Comenzo a moverla sobre su cuerpo, imitando los movimientos de la penetración.

- Por favor, no aguanto mas – Jadeo y casi grito al sentir su polla dura contra su cuerpo, en conjunto con los dedos intrépidos de su amigo que tocaban su clítoris y, como si eso fuera poco, comenzaba a tocar su pezón que ya estaba en el aire.

De un suave movimiento la volvia a recostar en la cama, exactamente como estaba antes de interrumpirla. Le quito su camisa y comenzó a bajar con su boca por su espalda, mordiendo y pasando su lengua. Desabrocho su pollera y también se la saco, dejándola solamente con la ropa interior.

-¿Quieres que pare con esa vibración, cachorra? – Jadeo sobre su cola, mientras lamia el chupon que hacia pocas horas le había dejado.

- No.. No quiero.. – Gimio al sentir tantas sensaciones juntas. Se encontraba lo mas doblada posible, intentando mantener su cola aun mas parada para que Inuyasha siguiera con su tortura.

- Entonces tocate como lo hacías hoy en clases, como lo hacias recién – Volvio a jadear y la mordio con fuerzas, haciéndola gritar.

Kaghome obedecio rápidamente, y comenzó a tocarse por encima de sus bragas, otra vez. Inuyasha no pudo evitar gemir al ver esa imagen desde esa posición. Su miembro dolia horrores dentro de su pantalón, pero quería jugar con ella un poco mas. Solo un poco mas.

-Inu – Gimio con fuerzas al sentir como él movia su prenda hacia un lado y adentraba uno de sus dedos dentro de ella. Sus dedos cobraron velocidad sobre su botoncito que tantas sensaciones le enviaba a su cuerpo.

Con delicadeza le comenzó a quitar las bragas. Queria probarla por completo. Su lengua picaba dentro de su boca, rogando poder saborearla, y asi lo hizo. Recostandose un poco sobre la cama, abrió los labios de la azabache y como un poseso comenzó a lamer su clítoris. Sus dedos entraban y salían de ella a la misma velocidad que se lengua, haciendo que Kaghome comience a retorcerse y a gritar con fuerzas.

Un escalofrio recorrio la espalda de la oji azul, y el fuego dentro de ella comenzó a incrementarse mas y mas. Con sus manos apretaba con fuerza las sabanas, mientras mordia sus labios para no gritar tanto. Estaban solos, pero corrian peligro de que alguien entrase. Un cosquilleo en su vientre comenzó a formarse y su respiración se agito aun mas, como si eso fuera posible. El sentir como los dedos del peli plata entraban y salían de ella, al mismo tiempo que lamia y chupaba su clítoris, era demasiado. En un grito casi desgarrador, se dejo ir en su primero, de muchos orgasmos.

Inuyasha saboreo su miel y sonrio. Era deliciosa, como su piel, como sus labios. Sabia que ella no lo defraudaría. Pero ahora necesitaba descargarse él, si no, moriría.

La recostó sobre la cama, lo que no le costo trabajo ya que, después de ese gran descargo, la azabache estaba sumamente manejable. Tomo su mentón, apretando con suavidad sus labios para que abriese su boca y con delicadeza, metio ambos dedos que anteriormente habían estado en su interior.

-Prueba tu propio sabor, cachorra – Le susurro y ella, como si no hubiese otra opción, comenzó a chupar sus dedos. En cierto modo, era algo excitante – ¿Tu te cuidas, preciosa? – Le pregunto delicado.

- Si, Inu – Susurro avergonzada, corriendo su rostro. Era increíble como se azoraba por contestar esa simple pregunta, y no por todo lo que estaban haciendo.

- Mucho mejor. No quiero hacerte el amor con estorbosos condones – Se recostó sobre su pequeño cuerpo, acariciando su costado – Eres preciosa – Le susurro y beso sus labios con delicadeza, haciendo que ella se sonroje aun mas.

- Gra... Gracias.

- ¿Estas lista, cachorra? – Se acomodo entre sus piernas y apretó su abultado miembro contra su húmedo sexo, haciendo que jadeo nuevamente.

- Si. Por favor. Ahora – Rogo, enrollando sus piernas a su cadera, para apretarlo mas contra su cuerpo.

El peli plata sonrio y se paro, para quitarse su propia ropa. No quería que nada lo estorbase entre su cuerpo y el de esa niña. Queria sentir plenamente cada una de sus curvas.

-Quiero hacerte el amor, cachorra – Empezo a besar su cuello, pasando su intrépida lengua, y comenzó a bajar hacia sus pechos. Al mismo tiempo comenzó a entrar en ella con mucha delicadeza. Sabia que su primera vez le dolería, pero quería que lo hiciera lo menos posible – Dime si te duele.

- Ve despacio y no dolerá – Ambos se detuvieron unos segundos, mirándose fijamente, con todo el amor que se podían profesar a través de una simple mirada. Kaghome acaricio su mejilla e Inuyasha, tomo esa misma mano y beso su palma – Te amo – Le susurro, con algo de temor de arruinar el momento. Él abrió sus ojos muy sorprendido, pero solo oculto el rostro en su cuello, para seguir adentrándose en su virgen cuerpo.

A pesar de que no le contestase, la azabache no podía evitar el gemir nuevamente al sentir como su pene se adentraba en ella. Dolia, era verdad, pero el placer que sentia era mucho mas grande. ¿Si soportaba tanto dolor feo, como no soportar este dulce y deleitoso tormento? Sus uñas se clavaron en su esbelta espalda, dejándole unas preciosas marcas, según él, al sentir como se llevaba por delante esa barrera que la separaba de la virginidad.

Dolia mucho, pero nada superaba el saber que Inuyasha, ese maravilloso joven que tanto amaba, había sido el primer hombre en su vida. Y esperaba que el único.

-¿Estas bien, cachorra? – Le susurro en su cuello. Le costaba horrores estarse quieto, ya que la sensación de estar dentro de ella no tenia comparación, pero no quería hacerle mas daño del que ya le estaba haciendo.

- Si, Inu. Sigue. Por favor – Con sus piernas en sus caderas, lo apretó contra su cuerpo, haciendo que ambos gimieran.

- No aguanto mas – Jadeo y comenzó a moverse con rapidez, pero a una velocidad que no la lastimase.

Despues de un rato, ese dolor se convirtió en una minima molestia, lo que alegro a la oji azul. Queria sentir a su amigo con esa vigorosidad y salvajismo que siempre le mostraba en sus juegos. Queria que se convierta en esa bestia que tanto amaba.

-Mas... Mas Inu... - Jadeo y el sentido del peli plata se nublo. Sus embestidas se hicieron mas fuertes y salvajes. Lo único que se escuchaba eran los gemidos y el ruido que sus cuerpo hacían juntos. Toda una escena erotica.

- Grita mi nombre – Le pidió, deteniéndose un poco.

- Inu... Yasha – Gimio con molestia al sentir como sus arremetidas se detenían.

- Mas fuerte, cachorra – Demando y la embistió hasta el fondo, haciéndola gritar.

- Inu... ¡Inuyasha! – Grito con mas fuerzas y en ese instante Inuyasha enloquecio. Amaba escuchar su nombre de los labios de esa niña, pero al escucharlo con esa pasión, con esa lujuria y pidiendo mas, no pudo evitar enloquecer.

Con rapidez comenzó a embestirla, mientras sentia como su interior lo apretaba cada vez mas. Queria que ella llegase a su primer orgasmo, ya que el no soportaba mucho. Comenzo a pensar en la clase que el profesor había dado ese dia, ya que no quería terminar antes que ella.

-Vamos, cachorra. Damelo – Jadeo en su oído y, cumpliendo su petición, la azabache se dejo ir en un profundo y sonoro gemido. Acto seguido y al sentir como esas paredes apretaban su miembro, el oji dorado acabo en su interior, junto con un sonoro gruñido que helo la sangre de Kaghome.

Ambos se quedaron quietos, intentando calmar sus respiraciones y asimilar lo que acababan de hacer. El dia que la azabache había soñado por un tiempo por fin había llegado y fue mucho mas impresionante de lo que jamas pudo imaginar. Ahora estaba mucho mas enamorada que antes.

-Inu – Susurro y comenzó a acariciar su cabello y espalda. Siempre había amado su pelo, tan sedoso y largo.

- Te amo, cachorra – Le dijo, mientras se sostenia en sus brazos y la miraba a los ojos – Te amo como nunca imagine amar – Beso su nariz y ella, muy aturdida, no pudo moverse ni hablar. Unas lagrimas comenzaron a bajar por sus mejillas y él se preocupo. ¿Habia hecho mal en decirle lo que sentia? – ¿Kaghome?

- ¡Inuyasha! – Lo abrazo con fuerzas por su cuello, besando su hombro – Te amo. Te amo. Te amo – Beso entre palabra y palabra.

- Se mi novia, cachorra. Por favor – Rogo mirándola a los ojos, sin siquiera pestañear.

- Si, Inu. Quiero. Quiero ser tu novia – No podía creer que en tan poco tiempo se hayan cumplido lo que tanto había deseado. Que Inuyasha le haga el amor, le diga que la amara y que le pidiera ser su novia. Era la chica mas feliz del mundo.

- Cachorra... - Le susurro con la misma ternura con la cual la miraba – Te amo, desde la primera vez que te bese. Juro hacerte la mujer mas feliz del mundo – Y, para sellar esa promesa, beso sus labios con cariño, demostrando todo lo que con palabras era tan malo.

De mejor amiga a juguete sexual. De juguete sexual a novia. ¿Qué seguiría?

FIN.-

***

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