° Veinticuatro °
Aidan
—Felicidades, insoportable pelirrojo —escuchar eso me hace sonreír—. De Santis me a dicho que te dieron el papel, estoy muy feliz por ti. Sigo sin entender por qué pasas de mí —desvío la mirada torciendo los labios—, pero créeme que esto me alegra tanto. Te lo dije, estoy orgullosa de ti como una mamá de su cría. Cuando... cuando quieras o puedas, llámame, ¿Vale? Hay tanto que hablar.
El mensaje finaliza con un suspiro suyo.
—¿Puedes levantar el brazo, por favor? —hago caso a la indicación de Winter, una mujer de unos treinta años que estaba tomando mis medidas para el vestuario de mi personaje.
Llevábamos en esto como una media hora, todo era medidas y pruebas de vestuarios previamente hechos, la mayoría me servía, otras pocas prendas había que soltarles costuras porque me apretaban un poco.
Aún esto siendo un poco aburrido, me gustaba, es que tan solo son los primeros pasos para dar inicio a mi carrera actoral. Todo empieza así, ¿No? Te dan un papel y luego te están tomando medidas para tu vestuario.
Yo le veía la emoción a esto.
Aunque también... había algo que me caía mal en el hígado, y era... era Hazel.
Los últimos dos días no la he visto para nada, se me hace un poco raro porque ella estaba en mi día a día y que de pronto ya no la vea una mañana esperándome en clases o para ir a almorzar, me hace empezar a extrañarla un poco. Los trámites que he tenido que hacer por el papel me han agotado, y es que estos dos días han estado llenos de grandes emociones.
Primero fue la llamada de De Santis para confirmarme que tenía el papel de Zale James.
Luego fue la firma del contrato y los trámites que vinieron con ello.
Y ayer fue la llamada de mamá para confirmarme la fecha en la que nos reuniríamos con la hija de Chris.
No solo han sido emociones de felicidad y nervios, también las acompaña la tristeza porque a causa de los días que se graban los episodios, tuve que dejar mi trabajo como maestro de teatro en el centro de adopción.
Ver las caras tristes de todos los niños fue terrible, nunca quise hacer llorar a nadie, y cuando ví los ojos cristalizados de Valery aquella tarde, me sentí de la patada. Aún cuando me felicitaron y dijeron que entendían el motivo, no me ayudó a sentirme mejor, así que lo que restó de esa tarde, me quedé jugando con ellos y di mi última clase ahí. Y aunque no volvería como profesor, prometí volver de visita como un amigo.
Cuando llegué al apartamento con la cara como si me hubieran dicho que Coldplay se separaría, mis amigos me dieron un fuerte abrazo de consuelo, ambos sabían lo mucho que disfrutaba estar ahí, y haberlo dejado fue algo que dolió.
Sin embargo, no disfruté tanto como me hubiera gustado ese abrazo. Sí, me hizo sentir mejor, pero no era precisamente de Evan y Bea que quería ese consuelo.
Esa misma noche, luego de haber cenado y haberme arreglado para dormir, escuché los tantos mensajes que Hazel había dejado en mi buzón. Escucharla de nuevo me agradó, excepto por el hecho de que insistía en hablar y yo no tenía la suficiente valentía para reunirme con ella.
Después de lo del auditorio me acobardé, ¿Vale? Decirle que me gustaba no estaba en mis planes, solo... se me salió, y ahora verla a la cara con esa gran declaración en medio solo me hace tener miedo. Y aunque la extrañe, mi lado cobarde es más grande que nada.
Además... ¿Quién me confirmaba que yo a Hazel le gustaba? ¡Nadie! Sé que me quiere, que soy su amigo, pero vamos, ella no me soporta la mayor parte del tiempo, ¡Literalmente me llama «insoportable pelirrojo»! Tenía miedo de que ese «tenemos que hablar» suyo sea solo para decirme lo que en mi mente los últimos dos días se a repetido «somos amigos, nada más que eso»
Vaya, me siento como Evan a los diecisiete.
—¿Aidan? —la voz de Winter hace que salga del caos en mi cabeza.
—¿Si?
—Puedes descansar un rato, llevas ya mucho tiempo parado —su sonrisa es cálida y maternal—. Afuera debe de haber una mesa con bocadillos, ve a comer algo si quieres.
—Claro, mi estómago pide comida —ella se ríe—. Oye, una pregunta.
—Claro, ¿Qué pasa?
—Puedo... ¿Explorar un poco el lugar? Ya sabes, conocerlo un poco.
—Oh, claro que sí, Aidan —deja sobre el tocador una libreta dónde a estado anotando mis medidas—. Solo trata de no tomar fotos ni vídeos, ¿Vale?
—Vale, gracias, Winter.
—No hay problema, vuelve en unos... —miró la hora en el reloj morado de su muñeca—... veinticinco minutos, puede que en media hora. Trataré de soltar las costuras del traje para que te lo pruebes antes de irte a casa.
—Está bien, en media hora estoy aquí.
Tomé mi mochila que descansaba en un sofá al lado de la puerta del tráiler y salí. A cada lado, más tráilers estaban estacionados, algunos incluso parecían vacíos.
A mi alrededor, habían algunos tipos llevando equipos, otros andaban detrás de personas que dan órdenes a demás, tanto aquí como por teléfono. Otras pocas estaban en la larga mesa llena de bocadillos que me había dicho Winter.
Me acerqué con un poco de discreción y tomé lo primer que ví, que resultó ser una especie de dona, pero sin relleno dulce, adentro tenía carne a rebosar. Mi estómago rugió pidiendo dar un mordisco, y yo no soy nadie para negarle comida.
En cuanto mis papila gustativas sintieron todos los sabores, se me escapó un suspiro de deleite y di otro mordisco. Dioses, estaba buenísimo. Esto podría convertirse en mi comida favorita.
Me comí al menos unas tres más de esas donitas saladas, habían con varios rellenos, carne, pollo y pescado, pero esas ni me las atreví a tocar. Tenían sabores increíbles y ese mismo mejoraba cuando le agregabas de las salsas que habían, solo le daba un plus para mejorar el sabor.
Luego de comerme la última donita salada, me serví un poco del jugo que había, es que en esa mesa había de todo. Fueron dos vasos de sabrosa limonada para llenar a mi estómago hambriento.
Me limpié las manos con una servilleta que deseché en el cesto y tomé la tarea de explotar un poco el lugar. Por lo que me había dicho De Santis, la serie estaba en su etapa de preproducción, lo cual explicaría por qué hay tanta gente yendo de aquí a allá estresados. El chico que había visto cuando llegué hace un rato, que se había presentado como Garrett y era el asistente del director, no paraba de pasarse las manos por el rostro para limpiarse el sudor y eran pocos los momentos que alzaba la vista de la tablet que lleva en manos.
Pobre chico.
La producción se había asentado en un parque poco conocido alejado del Downtown City, me tomó quince minutos llegar en metro pero valió la pena, el lugar es lindo, con grandes árboles vestidos de hojas verdes, flores silvestres crecían por todas partes, y lo que supongo les convino a los productores: casi nadie sabía de ese parque, desde que llegué he visto como un máximo a diez personas paseando a sus mascotas.
Iba viendo el lugar evitando a toda costa chocar con los asistentes para no hacerlos pasar un mal rato. Sé lo que es estar estresado por una producción, en mi primer semestre tuve que montar una obra y fue de lo más estresante posible.
El parque es uno de los escenarios dónde se grabaría la serie, también dónde se habían instalado, me daba curiosidad saber cómo serían los demás sets de grabación. Aún De Santis no a entrado en grandes detalles de la serie, solo me resumió un poco de lo que iba: una historia romántica de un par de mejores amigos de la infancia que en su adolescencia tienen sentimientos por el otro, pasan algunas situaciones difíciles y se distancian, pero al final sí quedan juntos.
Eh, no me miren mal a mí, esas fueron sus palabras exactas.
Al parecer ya habían encontrado a los dos actores principales, me habría encantado conocerlos hoy, pero por ahora solo soy yo a quien le han programado una prueba de vestuario.
Iba caminando sin un rumbo fijo cuando ví venir a una chica con ciertas dificultades, no podía ver el camino porque en manos llevaba una torre de comida en lonches desechables. Sus pasos eran torpes no solo por la falta del sentido de la visión, si no también por el suelo por el que iba tropezando cada segundo.
Y cuando ví que dió un gran tropezón, me apresuré en ir hasta ella para evitar que su almuerzo cayera al suelo.
—Déjame te ayudo —dije, tomando dos lonches más para que recuperara su vista.
—Ay, gracias —despidió un suspiro de alivio, haciendo espantar unos mechones negros de su cabello—. Eres muy amable, muchas gracias.
Debo de ser sincero en dos cosas, cuando sus ojos, de un bonito he intenso color zafiro dieron conmigo, puede que haya tragado saliva por lo bonitos que eran. La otra cosa es, que esos mismos ojos de color intenso los había visto antes.
Pero no me dió tiempo de hacer memoria porque la chica me pidió que la siguiera para llevar su almuerzo.
—¿Eres uno de los asistentes de la producción? —me había preguntado, encaminandose a uno de los tráilers.
—Eh, no, no. Soy parte del cast, mi papel es el de Zale James.
—Oh, el mejor amigo de Ezra, es un gran papel aunque no sea el protagónico.
—¿Has leído el guión?
—El guión no, aún nadie del cast lo lee. La serie es una adaptación —había olvidado ese detalle—. Me leí el libro entero como en... ¿Qué? ¿Dos días? Es una gran historia, por eso te digo que Zale es un gran personaje.
Subió las pequeñas escaleras del tráiler y abrió la puerta con un golpe de sus botas Martens.
—Pasa, no hay problema —agregó con una sonrisa amable cuando vio mi indecisión.
Insisto, siento que se me hace familiar.
Ambos pasamos al tráiler, que es un poco más grande al de Winter, habían varios sofás repartidos en lugares específicos, en uno ví a un chico de también pelo negro sentado de la forma más rara: dónde deberían estar sus pies está su cabeza y dónde debería estar su cabeza están sus pies, tenía una libreta en una mano y un lápiz en otra. Había también una mesita de centro llena de papeles y una computadora, sentada frente a ella, está una chica de largo pelo crespo y de piel morena, pero varios tonos más oscura que la de Bea, su mirada fija y concentrada en la pantalla.
Del otro lado de la estancia, ví a otro tipo hablando por teléfono muy sonriente, en cuanto me vio, su ceño se frunció he instantáneamente una de mis cejas se arqueó.
—¡Volví con la comida! —anuncia la chica de ojos bonitos.
—Coco, te llamo luego... —oí decir al tipo de la llamada acercándose—. No es por ser maleducado, ¿Pero quién eres?
—Oh —la chica de ojos bonitos se rió culpable—, me ayudó allá afuera a traer el almuerzo cuando casi se me cae porque al parecer aquí nadie —miró con el ceño fruncido a cada una de las personas ahí dentro—, quiso acompañarme a buscar la comida.
—¿Jax no fue contigo? —preguntó el otro tipo en el sofá.
La chica a mi lado resopló frustrada.
—¡Jax está en Boston, idiota!
—Oh, cierto —y se echó a reír de la nada, luego hizo una mueca—. Esto ya es incómodo.
Cuando volvió a una posición normal, pareció mareado y desorientado.
—Muy bien, es un desconocido de afuera, ¿El desconocido tiene nombre? —me preguntó el tipo de la llamada.
—Eh... sí —los presentes me miran atentos, esas miradas me dieron un poco de nervios—. Soy Aidan.
—Tiene el papel de Zale en la serie —la chica deja sobre la mesita de centro los lonches con la comida, imité su acción—. Así que creo que nos veremos muy seguido por aquí, Aidan, yo soy Dione. Ella es Alisha —la chica de piel endrina agita su mano hacia mí y sonríe—. Ese idiota de ahí es Deneb, mi hermano.
—¿Qué hay? —saludó Deneb con un asentimiento de su cabeza, ahora que lo noto, sí comparte muchos parecidos con Dione, los ojos especialmente.
—Ese que está dormido ahí es Harder —señaló a otro sujeto más que está acostado en un sofá detrás de nosotros abrazando a una almohada rosa—. Y este desconfiado de aquí es Peyton.
—No soy desconfiado, solo me preocupa que traigas extraños hasta acá, no queremos que el accidente de hace un año de vuelta.
—Ya supéralo, Jackson —Dione rodó los ojos.
Espera, ¿Peyton Jackson?
Mi ceño se frunce, pasé a ver al tipo de la llamada que ahora discute con Dione de ese evento del año pasado. El cabello castaño color chocolate al igual que los ojos y esa clásica sobrecamisa que suele llevar en la mayoría de las entrevistas que he visto en internet.
Luego pasé a ver a Dione con los ojos ya abiertos por la sorpresa. Claro que se me había hecho familiar, ese color zafiro solo lo había visto en los gemelos Jenkins de la banda J.5.
—No me jodan...
—¿Eh? —ella frunce ambas cejas negras en cuanto me escucha.
—Eres Dione Jenkins —la señalé incrédulo.
—Eh, sí, soy yo, y tú eres Aidan.
Parpadeé. La tecladista de una de las bandas más famosas del país a dicho mi nombre...
—Creo que no había caído en ese hecho, Dids —le dijo su hermano ya comiendo en el sofá.
—Oh... —Dione sonríe con culpabilidad—. Sí, bueno, ¿Qué importa? Sigo siendo yo.
—Pero eres una cantante y tecladista famosa —dije—, y te he conocido de la forma más particular —miré a cada integrante de J.5—, a todos, de hecho.
—Seguimos siendo personas comunes y corrientes, amigo —comentó Deneb—. No como que somos grandes entes del universo.
Tiene un punto, son famosos, sí, pero seguían siendo personas de carne y hueso. Aún así... ¡Son J.5!
—Igual es muy loco —reconocí—, no todos los días ayudas a llevar el almuerzo a una tecladista famosa para su banda también famosa.
Dione se rió poniendo su mano sobre mi hombro, internamente todo de mí estaba chillando. Hay que entenderlo, esa mujer era el crush de gran parte de su fandom, ¿Cómo no emocionarse?
—Aún somos personas como tú, así que llévalo con calma.
Asentí, hay algo en lo que ella tenía razón: los empezaría a ver muy seguido por las grabaciones, no podía estar emocionandome cada vez que me encontraba con uno de ellos.
—¿Y cómo es que están aquí? —pregunté—, si se puede saber, claro.
—Sí, no hay problema —articuló Deneb con la boca llena, tragó su comida para responder—: verás, nuestro padre es uno de los productores de la serie, entonces nos pidió ser parte de los compositores de la banda sonora. Estamos aquí de ayuda.
—Y para participar —agrega Dione—, yo sí quiero ser parte, me encantó el libro.
—¿Y eso no es hasta la postproducción?
—Queremos empezar antes para dejar todo listo por si surge alguna cosa de la banda, algún concierto, alguna entrevista —respondió Alisha—. No controlamos esas cosas, y tampoco queremos fallarle al señor Jenkins, por eso estamos aquí.
—Vaya.
—¿Y tú cómo conseguiste el papel de Zale? —me preguntó Peyton, yendo a sentarse junto a Alisha para empezar a comer.
—Ah, mi profesor me eligió para el papel, dijo que podía darle una buena personalidad o algo así. También es uno de los productores.
—Espera, ¿De Santis es tu profesor? —asentí—. Que suertudo, sus clases son de las mejores.
—Es cierto, su clase de teatro en la preparatoria era la mejor —sonríe Alisha.
—Es un buen maestro —comenté—. Me dió esta oportunidad de participar en esta serie, no quiero fallarle.
—Si De Santis te eligió, tendrá buenas razones —reconoció Peyton—, ese hombre tiene un ojo de águila para los talentos.
—Por él y gracias a unos cuantos castigos es que se formó esta bonita banda —dijo Dione, abriendo los brazos a cada lado para señalar a todos sus amigos.
—Eso sí que no lo sabía...
Los chicos de J.5 se rieron, capaz recordando aquellos años de su inicio.
—Hace años no lo veo —habló Deneb—, puede que me dé una visitas por su trabajo.
—Te sugiero que vayas bien cubierto si no quieres que nadie te reconozca, es un campus lleno de gente —dije.
—Jo, gracias, amigo.
Por un momento me quedé viendo a los cuatro chicos de la banda, oyendo de fondo los bajos ronquidos de Harder, el bajista de la agrupación. Que este momento es el más loco de todo el día, de mi semana, mes y hasta puede que año. He escuchado muchas canciones de estos chicos, algunas están en mi playlist de favoritos, quería ir alguna vez a uno de sus conciertos, pero qué cosas que los terminé conociendo en persona.
Hay momentos en mi vida que me hacen simplemente amarla.
—Eh, bueno, chicos, me gustaría, en serio me gustaría seguir hablando un rato con ustedes, pero tengo que seguir con mi prueba de vestuario.
—Oh, que lástima, eres buena onda, amigo —le sonreí a Deneb—. Nos estaremos viendo, y si ves a un encapuchado en tu campus, no será un terrorista con una bomba, seré yo.
—Sí, es bueno saberlo. Nos veremos luego, adiós.
—¡Adiós, Aidan! —se despidió Dione con una enorme sonrisa que me hizo retener un suspiro, ¡Perdón! Es que ella es muy guapa. Los demás chicos de la banda fueron un poco más discretos.
Ya afuera del tráiler, volví a repetir en mi cabeza los acontecimientos que acaban de pasar. Si esto volvía a pasar, por favor, que le ayude con su almuerzo a Adam Sandler.
Antes de volver con Winter, me pasé por la mesa de bocadillos y me robé otra de esas donitas saladas con un poco de salsa, fue hasta que la terminé que entré en el tráiler de Winter, me había dicho que allí no se podía entrar con comida porque podría pasar algún accidente y ensuciar los vestuarios que estaba preparando.
—Aidan, Aidan —Winter me tomó por el brazo y me arrastró hasta frente al espejo de cuerpo completo—, pruébate esta chaqueta.
Me pasó una cazadora tejana con las alas con tela de jean y las mangas de color gris y una capucha, cuando me la probé me quedó perfecta, ni muy ajustada y ni muy holgada, justo como me gustan mis chaquetas.
—Genial, te queda increíble —Winter le sonríe a mi reflejo en el espejo—. La chaqueta es uno de los vestuarios más recurrentes de Zale, así que acostumbrate a ver esta prenda muy seguido —puso una mano en mi hombro y me miró.
—No tengo problemas —metí las manos en los bolsillos—, me gusta, además que es muy cómoda.
—Esta es la última prenda que necesitaba que te probaras, al traje sí o sí tengo que sacarle costuras en las mangas del saco y la camisa y eso ya tendrá que ser en el taller de costura.
Sonreí culpable.
—Perdón.
—Estate quieto, es un problema solucionable —le pasé la cazadora—, puedes irte, nos vemos este sábado, ¿Va?
—Va. Adiós, Winter
—Adiós, Aidan.
-
Cuando salí del ascensor en mi piso, ya estaba sonriendo emocionado de contarles a mis amigos sobre mi experiencia de hoy en el set de grabación. Creerse esto está de locos, ¡Conocí a J.5! Bueno, a cuatro de ellos porque uno estaba dormido, ¡Pero los conocí!
Solo por ese acontecimiento, es que no me he saturado el cerebro con todo lo de Hazel.
Frente a mí puerta, quité la cerradura y entré ya anunciando:
—¡Hoy me pasó algo loquísimo, chicos!
Pero mis amigos no me prestaron atención inmediata, ni siquiera por la emoción desorbitante que había en mi voz.
Cuando reparé en el aire tenso que había en esa sala, mi ceño se frunció. ¿Qué está pasando?
—Evan, por favor, cálmate —le pedía Bea siguiéndolo de un lado a otro.
Mi mejor amigo se paseaba por todo el lugar como un tigre enjaulado, las manos las lleva enredadas en su cabello y hasta donde estoy puedo escuchar su respiración pesada.
Sí, algo definitivamente estaba pasando.
—Bea, no... n-no me pidas que me calme, ¡No puedo! —se desordenó todo el pelo, dejando un nido de mechones oscuros sobre su cabeza—. Tengo... yo tengo que ir, necesito saber cómo está.
—No puedes manejar así, Evan, estás loco y no te lo voy a permitir —el tono severo de Bea hizo a mi mejor amigo resoplar.
En serio, ¿Qué diantres pasa? ¿Por qué Evan parece tan ansioso?
—¿Chicos...? —intenté decir pero Evan me interrumpió:
—Iré por tren, o autobús, no lo sé, pero necesito irme, y necesito irme ya.
Tras anunciarlo, tomó camino a su habitación y cerró la puerta de un portazo que nos hizo a Bea y a mí dar pequeños sobresaltos.
Me acerqué a ella, que estaba resoplando cansada y quitando su pelo del rostro. Su mirada está puesta en la puerta de la habitación de Evan.
—Bea, ¿Qué es... qué acaba de pasar? —le pregunté, poniéndome frente a ella y mis manos en cada uno de sus hombros.
Sus ojos de un bonito verde oliva se fijan en los míos, en ellos puedo ver preocupación y miedo en muchas más grandes cantidades que todas las veces anteriores.
—Algo pasó con Ava, Aidan.
—¿Qué? —mi boca se queda seca en un instante—. ¿Qué... qué pasó? ¿Está bien?
Ella quitó con delicadeza mis manos de sus hombros.
—Llama a tu mamá, ella te dará más detalles de lo que pasó, yo tengo que hablar con Evan —con eso dicho, se fue también a la habitación de mi mejor amigo.
Yo no mal gasté ningún segundo y marqué el número de mi mamá. El tono sonó unas tres veces hasta que ella contestó, lo primero que oí de su parte fue un suspiro.
—¿Qué fue lo que pasó, mamá? —pregunté cuando el silencio se alargó más de lo que me hubiera gustado.
Empezaba a tener miedo y sentirme tan ansioso como Evan, si algo le pasó a Ava... algo malo... Dioses, juro que me volveré tan loco como mi mejor amigo.
—Ava tuvo una disnea, cielo, y han tenido que ingresarla al hospital para hacerle una toracocentesis de emergencia.
—¿Q-qué? ¿Una... una disnea? Pero... pero... ¿Cómo? ¿Por qué?
Ahora entendía bien por qué Evan estaba teniendo un colapso nervioso, que te digan de la nada que tu hermana menor tuvo que ser hospitalizada de emergencia no es una caricia. Además, se trata de Ava, ¿Quién demonios no se preocupa por ella? Si Evan está así, no me imagino como estarán sus padres, incluso Sam debe de estar bastante asustado.
—La disnea fue por un derrame pleural, Aidan —mi mano por sí sola se enreda en mi cabello—, tuvo retención de líquido y cuando estaban de salida en la primaria se desmayó por la falta de aire, tuve que traerla de emergencia al hospital cuando los labios se le estaban amoratando.
—¿Estabas ahí cuando pasó?
—Yo fui por ellos, y todo pasó tan rápido... creí en un principio que era porque le hacía falta su inhalador, después le ví la carita —hay otro suspiro de su parte, uno de lamento—, los labios morados y el rostro pálido, ni siquiera sé cómo pude llegar con ambos niños al hospital, Rufus.
—Hiciste algo increíble, mamá —dije para animarla—. Ayudaste en el momento justo a Ava.
—Llevan desde hace como una hora en la sala de cirugía, Avan y Christina están hechos un manojo de nervios.
—No quieres saber cómo está Evan —vagamente se escucha la conversación que mantiene la pareja en la habitación—. ¿Sam cómo está?
—También preocupado, es Ava, Aidan, cuando se trata de ella Sam se preocupa demasiado.
—Todos, mamá, todos.
Por unos momentos no decimos nada. Del lado de mamá se escuchan vagos sonidos, lo que me dice que aún está en el hospital, de mi lado, la conversación de Evan y Bea sigue en susurros, pero por lo que captan mis oídos, Evan no desiste en tomar un autobús de salida a Ciudad Nevada.
Yo no lo juzgo, si me dijeran que mi hermano a tenido un derrame pleural me volvería totalmente loco.
—Sam está asustado también —dijo mamá de pronto—. Tiene miedo por Ava.
—Es comprensible —me imagino la reacción de mi pobre hermanito al ver a su mejor amiga desmayarse a la hora de salida de clases, no le debió sentar bien—. Dile de mi parte que todo va a estar bien, que Ava es una niña fuerte y que saldrá de esto, y que a cualquier cosa, que no dude en llamarme.
Mamá se ríe suavemente.
—Le daré tu mensaje, iré a verlo cómo está, no a querido salir de la cafetería del hospital.
—Ahoga sus nervios en caramelos, lo conozco.
—Te estaré avisando de cualquier noticia, Rufus —murmuro un «por favor»—. Cuídate, cielo.
—Lo haré, adiós, mamá.
Su despedida es un vago murmuro antes de colgar. Vuelvo a pasarme la mano por el pelo y despido un suspiro. Mi día había ido bien hasta ahora, ¿Por qué esto le tiene que pasar a Ava?
—Venga, ricitos, tú puedes salir de esto —digo para mí.
La puerta de la habitación de Evan se abrie, mi mejor amigo iba con una mochila al hombro y aunque se veía menos tenso, su mirada dice muchas cosas que se están quedando adentro de él.
—Aidan, ¿Podrías acompañarlo, por favor? —habló Bea—. No voy a dejar que haga una estupidez.
—No haré una estupidez —negó Evan.
—Sí, lo harás —afirmé, dejando mi mochila sobre el sofá—. Vamos, te llevo a la estación.
Evan asintió tragando saliva visiblemente, se despidió con un rápido abrazo de Bea y con una advertencia de parte de ella, salimos del apartamento seguido del edificio residencial. Mi mejor amigo me pasó las llaves del coche de Andy que el rubio le había prestado esa tarde. Conmigo en el asiento de conductor y un ansioso Evan en el de acompañante, emprendimos camino a la estación de autobuses.
En todo el trayecto le di miradas de reojo a mi amigo, su pierna no para de tener un incesante tic nervioso y tampoco deja de jugar con las pulceras que siempre decoran sus muñecas. Conociendo a Evan Ross desde hace años, sé que justo ahora está pensando en los peores escenarios posibles, sé cómo es la mente de ese sujeto.
—No pienses —le dije, doblando hacia la izquierda en Brewer street para ir a Boulder avenue—. Todo estará bien, Evan.
—No sabemos eso, Aidan —son sus primeras palabras sin tartamudeos después de un rato—. Ava tiene displasia broncopulmonar, en algún punto un derrame pleural podría suceder, pero no creí... —de reojo veo como se mira las manos que le tiemblan nerviosas, las cierra en puños—, tiene solo diez años, ¿Por qué?
—Lo dijiste, en algún punto iba a pasar, ahora solo... queda esperar a que puedan retirar todo el líquido y que las pruebas no arrojen malos resultados —digo, entrando a la terminal.
Bajamos del coche adentrándonos en el gran edificio, buscando alguna taquilla que tenga boletos de salida próxima a Ciudad Nevada. Estuvimos buscando al menos veinte minutos, pero lo encontramos.
Para cuándo el autobús entró a la terminal, eran eso de las seis treinta de la tarde.
—Eh, amigo, llámame a cualquier emergencia, ¿Vale? —le dije a Evan antes que se subiera al autobús.
Él asintió en mi dirección.
—Les aviso a ti y Bea en cuanto llegue —son sus últimas palabras antes de subir al autobús.
——————————————
Nota de la autora:
¡Actualización de martes de Solo Me Importas Tú! Y pues, ¡Que tremendo capítulo!
¿Cuántos aquí conocen a esta bonita banda? Para los que están en Marte, J.5 es una banda que viene de mi otra saga de libros: Verdades O Mentiras, me encantó poner a estos chicos aquí y no será la primera vez que los veremos andando por las ciudades de Loved.
La situación de Ava... uh, gente, si leyeron Loco Enamorado recuerden que por todo lo que pasó la mamá de Evan afectó a Ava, sobretodo en su nacimiento ya que ella nació prematura y comúnmente los bebés prematuros tienden a desarrollar displasia broncopulmonar, algo que Ava sí padece y que una disnea por derrame pleural son cosas que pueden pasar por la retención de líquido a causa de los pulmones no bien desarrollados.
¿Creen que Ava estará bien? ¿Confían en mí?
Bueno, ya esto se alargó mucho más de lo que pretendía, así que nos vemos este viernes por aquí y próximamente en nuevas partes de mis otras historias: Una Noche Sin Luna y El Soñador.
¡Chauuu!
Besos y abrazos con donitas saladas, apariciones de J.5 y nervios de Evan.
MJ.
Posdata: ¡Ya somos 9k vistas en Loco Enamorado y 7k en Un Amor ¿De Verdad O Mentira? ¡Gracias!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top