° Extra I °

El día que te conocí.

Hazel

Primer día de la universidad.

Esperaba que no fuera tan patético como mi mente me lo había planteado.

Mi itinerario ponía que mi primera clase del día era orientación, así que me encaminé hacia el edificio principal de tres pisos. Según lo que dice aquí, ahí sería donde veríamos la clase.

De camino hacia allá me fijé en que de verdad era un campus enorme. Aún me costaba creer que mis padres hayan podido pagarme la matrícula en esta universidad que es una de las mejores del condado de Falkmarayer, además de que estaba en un listado a las mejores universidades que ir en todo el país.

No solo estudiar aquí me parecía incredible, si no también que lo podría hacer con mi mejor amiga, Camille. Desde que nos graduamos de la preparatoria ambas estábamos muy preocupadas con esto de la universidad, no queríamos distanciarnos, pero si ella no lograba conseguir la beca a la que aplicó y se esforzó tanto por conseguir, tendría que optar por otra universidad que esté a su alcance económico.

Yo no tenía problema con ayudarla en la parte del dinero, mis padres habrían entendido la situación, pero Camille es orgullosa, le gustaba conseguir las cosas por sí mismas, por ello se esforzó tanto en los exámenes de admisión.

Y fue una fortuna que consiguiera la beca, ambas habíamos dado brincos y gritos de emoción cuando vimos el «a sido aceptada en nuestro programa de estudiantes becados para la carrera de botánica», estudiar tanto le había servido y ahora podría estudiar la carrera que tanto a querido desde que descubrió su amor por las plantas.

Yo en cambio, opté por estudiar artes escénicas. La actuación, la música, el baile... son cosas que han estado siempre presentes en mi vida, algo que siempre fue parte de mí. Ver esas películas con mis actores favoritos, teniendo ese pensamiento de «quiero hacer eso, quiero causar esa emoción» solo fue la respuesta que necesitaba para aclarar las pocas dudas que tenía. Quería formarme académicamente en lo que alguna vez fue un hobbie, un simple sueño.

Y hacerlo en una universidad donde la facultad de artes escénicas es bien respetada en el área artística de la ciudad, solo me dejaba más sorprendida.

En el edificio principal habían muchos alumnos dirigiéndose hacia lo que supuse era el salón donde darían la orientación. Habían muchas caras nuevas, personas que nunca en mi vida he visto, pero que durante los siguientes cinco años, serán parte de mi día a día.

Iba emocionada con todo estas nuevas experiencias, hasta que el choque contra otra persona me sacó de mi burbuja de felicidad.

—Oye, fíjate por dónde vas —espeté llevando mi mano hacia mi hombro, el choque del golpe me dolía un poco.

—Fíjate también, eh —dijo la voz de un chico—. Venga, que no era el único distraído.

Miré al chico con el que me había chocado, un poco más alto que yo, ojos caramelo, cabello rizado desordenado y color rojizo.

Un pelirrojo, había conocido a pocas personas con ese color de cabello.

—Fíjate a la próxima —murmuré alejándome.

Llegué al salón donde se daría la orientación, y resultó ser el auditorio. Era mucho más grande que el de mi vieja preparatoria. Allá no entrarían ni la mitad de universitarios que hay aquí.

El rector fue quien nos recibió a los nuevos estudiantes. Fue amable al hablar y nos dió consejos para sobrellevar el año escolar. Hizo alguna que otra broma que nos hizo reír a todos antes de terminar con un «bienvenidos nuevos estudiantes a la Holbrook Central University». Nos indicó que cada estudiante debía de ir a su facultad a conocer a los profesores.

De a montones empezaron a salir todos, yo mientras tanto esperé tranquilamente en mi asiento a que la marea estudiantil bajara, si intentaba salir, podría terminar aplastada en ese montón de personas.

—... Uh, que nervios. ¿Cómo serán mis profesores? —escuché la pregunta de una voz que me resultó familiar, pero no recordaba de dónde exactamente.

—¿Tú nervioso? Que sorpresa —rió alguien más.

No escuché más de esa conversación porque ya se habían alejado lo suficiente de mi lugar.

Cuando el tráfico estudiantil hubo bajado, salí en dirección a mi facultad, el edificio número siete.

Ahí él lugar era muy colorido, lleno de bambalinas que cuelgan del techo y carteleras decorativas, daba una vibra alegre este lugar, igual a la que uno siente y ve en un carnaval. Me agradaba.

A los nuevos integrantes de la facultad nos presentaron cada uno de los profesores de cada materia en el salón más grande del edificio, que quedaba en el segundo piso. Cada uno dió una pequeña charla sobre su clase: cómo era, qué temas trataba y como era la puntuación. Terminé mareada de tantas voces y explicaciones.

Casi hora y media después, nos dijeron que podíamos irnos a nuestra primera clase. Nos guió un señor robusto que aparentaba estar entre los treinta o cuarenta. Se había presentado como el profesor de la clase de técnica literaria del drama, en el área de teatrología.

En esa clase no hicimos gran cosa. Nos charló un poco de lo que veríamos ese semestre, algunos temas importantes y, claro, una tarea a realizar.

Tuve esperanzas de que no enviaran nada en primer día, obviamente, esas mismas no fueron las suficientes como para ser concedidas.

Al final de clases iba guardando mi libreta en mi mochila, que se esforzaba en no entrar con las demás, fue ahí cuando por segunda vez en el día, me choqué con alguien.

Genial, Hazel, empezando la universidad de las mejores formas.

Mi libreta se había caído al suelo por el golpe, me agaché a recogerla sin haber notado que esa persona también había hecho lo mismo.

Nos golpeamos la cabeza al intentar tomar la libreta.

Y el choque también ocasionó que caigamos de trasero.

Genial, súper genial. 

—Auch —llevé mi mano a mi frente.

—Ah, mierda —masculló la persona frente a mí, que resultó ser un chico.

Quité mi mano y, al verlo, me llevé una tremenda sorpresa.

—¿Tú otra vez?

Él también quitó la mano de su frente.

—¿En serio? —preguntó él—, que manía tienes con chocarte conmigo, chica.

—¿Manía mía? Será tuya.

—Venga, dos veces en un día no puede ser coincidencia.

Puse los ojos en blanco ante tan arrogante comentario. Vale, era un gilipollas con el ego alto.

—No seas insoportable, pelirrojo.

Mi insulto más que ofenderlo, lo hizo reír.

El chico se levantó ágilmente del suelo y me tendió luego su mano para ayudarme.

La acepté con una cara de poco agrado.

Terminó siendo él que recogió mi libreta.

—Gracias —murmuré guardandola.

—Veo que empezamos con el pie izquierdo, es mejor llevarse bien a qué mal ya que veo que estás en mi misma facultad.

—Al grano.

Sonrió meneando la cabeza.

—Empecemos de nuevo —estrechó su mano—. Un gusto, mi nombre es Aidan López.

Miré su mano unos segundos, luego ví a su rostro, tenía una sonrisa amable en los labios.

Suspiré extendiendo también mi mano. Tenía razón, mejor llevarse bien a que mal, después de todo, estábamos en la misma facultad y seguramente nos veríamos muy seguido.

—Un gusto, Aidan López, soy Hazel Michaels.

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Nota de la autora: (del 05 de noviembre del 2023)

¡Primer extra de Solo Me Importas Tú! ¡Y de la vez que estos dos se conocieron!

Tenía este extra bien guardado por ahí, pensaba en publicarlo después de editar un poco la novela, pero como hoy en cinco de noviembre, la fecha no viene mal.

¿Qué hay de especial hoy? Capaz alguien de aquí está cumpliendo años, uno no sabe, pero también es porque justo hoy hace un año estaba publicando el prólogo de esta bonita historia.

Así que, ¡Feliz primer año, Solo Me Importas Tú! ¿Y que mejor manera que celebrarlo con un extra?

Ya sabemos cómo fue ese choque donde estos dos se conocieron.

Nos leemos en mis otras historias <3

Besos y abrazos con extras, choques y primer año

MJ.

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