° Doce °
Hazel
En mi vida nunca me sentí tan halaga y a la vez tan incomoda, todo eso al mismo tiempo.
Vale, debo ser honesta, es genial eso que Savannah me imagine como su personaje protagónico, como Pilar, pero aún así, igual sentí una gran cantidad de incomodidad en ese momento. Pude sentir las malas miradas de varias de mis compañeras y otras que sí parecían estar de acuerdo con ella.
No estaba muy segura de aceptar, una parte de mí decía que sí, que aceptara. Pero otra parte de mí, la más grande, a decir verdad, decía que le diera la oportunidad a otra chica que también quiere estar en escena interpretando al personaje que vino de la imaginación de alguien más. De sentir esa magia sobre el escenario
Nunca llegué a imaginar que alguien pudiera ver reflejado en mí a su personaje femenino principal, por esa razón me sentí bastante halagada con Savannah, solo que también está ese malestar en la boca del estómago. Me siento mal por no darle la oportunidad a mis otras compañeras.
Y ahora me siento como una total egoísta.
Suspiré pensando en toda esta situación. Me pregunto qué opinará Aidan al respecto. ¿Él querrá aceptar?
—Señorita Michaels, ¿Le aburre mi clase? —me preguntó el profesor de técnica literaria del drama.
—No, señor. Discúlpeme por mi distracción.
Él asiente, continuando con su clase.
Estaba entre la clase, mis pensamientos y mis dudas. Respondía a las preguntas que el profesor me hacía a propósito para volver a adentrarme en mi indecisión interna.
Realmente no tenía idea de qué hacer con respecto al papel de Pilar para la obra de Savannah.
—Muy bien, jóvenes, quiero que para la siguiente clase me traigan una idea creativa. Quiero que se unan con los de la facultad de Diseño de Animación y hagan un pequeño cortometraje animado.
»Tiene que ser una idea original y transmitir un mensaje, usando las técnicas literarias de la narración y el drama. Pueden hacerlo en grupos o parejas, pero todos tienen que participar en el cortometraje.
Todos murmuran un «okey» y comienzan a recoger sus cosas, también a elegir sus compañeros para el proyecto. Me uní con una amiga de la clase optativa de danza llamada Ally, acordamos reunirnos en unos días en mi habitación de la residencia, solo nos queda ver con quién de la facultad de Diseño de Animación nos uniríamos. Ally me dijo que conoce a un chico muy bueno, pero yo también conocía a una chica que se destaca bastante. Puede que Bea quiera ayudarme.
—Señorita Michaels —me llama el profesor—. ¿Puedo hablar con usted un segundo?
En el salón quedaban solo algunos de mis compañeros que terminaban de recoger sus cosas, pero nadie prestó atención al llamado que el profesor me hizo.
Asentí terminando de guardar mis cosas, luego me acerqué a su escritorio.
—¿Sí, señor?
—Para la próxima clase espero que esté más concentrada —uh, demonios—. Usted es una de mis mejores alumnas, no le gustaría que eso cambie, ¿Verdad?
Negué con la cabeza.
—No, señor —suspiré por la nariz, apretando los labios un segundo—. Disculpe mi distracción, en serio. Es que... tengo que tomar una decisión antes del fin de semana y no sé qué rayos hacer.
—¿Esa decisión tiene algo que ver con la obra de la señorita Griffin?
Asentí con una mueca.
—Supongo que te debes de sentir incómoda, como tuviste el papel estelar en la obra de Romeo y Julieta Versión del Siglo XXI, quisieras darle la oportunidad a tus otras compañeras de tener un papel protagónico.
—Así es, señor. Resulta... incómodo tener el estelar dos veces. Es incómodo para mí he injusto para otros, pero no quiero decepcionar a Savannah, ¿Qué... qué consejo me daría?
El señor Ambrose pensó mi pregunta unos cuantos segundos, tiene esa posición pensativa suya que se a vuelto una broma entre los estudiantes de esta facultad: brazos cruzados sobre el pecho, el ojo derecho medio cerrado, labios torcidos y recostado del apoyo de su silla.
—Savannah está muy emocionada con que ustedes interpreten a sus personajes principales. Comentó la idea conmigo en un inicio y, de hecho, opino igual que ella, pero Aidan y tú quieren dejarle camino libre a otros para aceptar esos papeles —asentí—. Podrán haber algunos de sus compañeros que estarán molestos, pero Savannah no querrá a otros chicos que no sean ustedes.
»Ten en cuenta que siempre habrán nuevos proyectos, nuevas oportunidades. Todos tendrán su momento de subir al escenario porque el telón nunca estará abajo, señorita Michaels.
—Entonces... ¿Opina que Aidan y yo deberíamos aceptar la propuesta de Savannah?
—No le diré qué hacer más que piensen bien sus respuestas. No lo olvides, Hazel...
—Siempre habrá un nuevo proyecto, nuevas oportunidades. El telón nunca estará abajo.
El profesor Ambrose afirmó con un asentimiento.
—Tienen tiempo para tomar una decisión, y si no aceptan, Savannah se sentirá triste, pero los sabrá entender y respetar.
—Gracias, profesor. Creo que ya todo está un poco más claro.
Medio sonrió de lado.
—Piensen bien las cosas, señorita Michaels.
—Lo haremos —le sonreí a modo de despedida y salí del salón de clases.
El resto del día no ví a Aidan por ningún lado, lo que es muy raro. Tenía que verlo, debo de hablar con él de toda esta situación que me está carcomiendo la cabeza, además de que necesito saber con urgencia su opinión. Pero tal parece que cuando más necesito verlo, el idiota parece que se lo tragó la tierra.
¿Dónde demonios estás, Aidan?
Cuando el día de clases terminó, a eso de las tres treinta de la tarde, tuve que irme a mi habitación en la residencia del campus. Busqué por casi media hora a Aidan por toda la facultad y no lo encontré, ni si quiera comiendo algo en la zona de comida, y eso que casi siempre cuando se desaparece lo encuentro ahí zampandose una merienda.
Insisto, ¿Dónde carajo se metió ese insoportable pelirrojo?
De camino a la residencia bajo el molesto sol de las cuatro de la tarde, iba escuchando a través de mis auriculares I'm In Love With A Monster de Fifth Harmony, canción que me recordó al mismo chico que llevo horas buscando solo porque esa canción es parte del soundtrack de sus películas animadas favoritas.
En este bloque de habitaciones solo residen chicas ya que el rector y supervisores de residencia creen que separando a las chicas de los chicos ya no habrán encuentros, pero aún así, las chicas van al bloque de chicos o los chicos vienen al bloque de chicas, simplemente no les importan las reglas. Aunque hay que admitir que al rector y supervisores tampoco les importa mucho, o ni siquiera les presentan atención.
Puede que en ese aspecto de seguridad no sean muy atentos.
En cuanto las puertas metálicas del ascensor al fin se abrieron, pude ver al chico que he estado buscando desde hace horas. Aidan se encontraba golpeando la puerta del lado izquierdo del pasillo, la número tres. Sabía que allí dormía Bea con su mejor amiga: Lyla. Camille y yo compartimos piso con ellas y por eso en algunas ocasiones vemos película las cuatro juntas. Bea y Lyla son chicas agradables, quizá Lyla sea un poco extraña, pero eso no quita que sea guay.
Él seguía golpeado la puerta con su puño, solo que nadie le abría.
—Bea, ábreme por favor. Sé que estás molesta conmigo, pero si no abres llegaremos tarde —decía él aún sin dejar de golpear.
Apagué la música en mi teléfono y caminé hacia él.
—¡Por Dios, umpa lumpa! ¡Te dije que no te juzgaba! ¡No te tomes las bromas tan a pecho!
Aclaro mi garganta para que Aidan notara que tenía compañía.
Dejó de tocar la puerta en cuanto me escuchó, también empezó a sonreírme.
—Chica pecas.
—Insoportable pelirrojo.
La sonrisa de Aidan creció, a veces no entiendo qué puede pasar por esa mente suya que lo hace sonreír más.
—Algún día, mi querida Hazel, te estaré escuchando atentamente cuando digas que me adoras. Es que, ¿Cómo no hacerlo? Si soy genial.
Arqueé una ceja cruzando los brazos y apoyando mi peso de una pierna. El día en que un comentario arrogante de Aidan no llegue a mis oídos será el día en dónde se acabe el mundo, en serio.
—Ese día será cuando el cielo sea verde.
Se echó a reír.
—¿Qué tanto te cuesta admitir algo que es tan obvio?
—¿Qué tanto te cuesta dejar de ser un poco menos imbécil egocéntrico? &refuté con una sonrisa sarcástica.
—Me has herido.
—Sobrevivirás.
Negó con la cabeza, sonriendo divertido de la situación, luego volvió a golpear la puerta.
—¡Abre, maldición!
—¿Por qué Bea está enojada contigo? ¿Qué le hiciste? —lo señalo de forma acusatoria.
—¡Solo fue una pequeña broma que le hice en la mañana! Conste aclarar, dije que no lo juzgaba.
Debo decir que muchas cosas me pasaron por la mente. Aidan es una persona impredecible y son muchas las opciones de lo que le pudo decir a Bea.
—Conociéndote, estoy segura que su enojo es bastante comprensible, Aidan.
Por algún extraño motivo suyo, Aidan volvió a sonreír en cuanto me escuchó. Aunque no agregó algún comentario sarcástico o broma tonta, solo se limitó a tocar la puerta con su puño como loco.
Despedí una respiración por la nariz y meneé la cabeza, reparando después en el nuevo atuendo que lleva puesto. Más que todo, enfocándome en la camiseta.
—Linda camiseta —comenté.
—¿Ah? —balbucea distraídamente, dejando los golpes.
—Que traes una linda camiseta —repito—. «Bazinga» —me reí—. Sheldon Cooper.
Se fijó en la camiseta que lleva puesta, riéndose igual.
—Sí, es una de mis series favoritas.
—La mía también.
Mi hermano fue el que me enseñó esa serie y cada vez que la veo, pienso que estoy con él, que está a mi lado, riendo conmigo por sus personajes favoritos.
—¿Crees que si llamo a Bea, como Sheldon llama a Penny, me abrirá la puerta?
Me encogí de hombros.
—Haz la prueba.
Aidan golpeó tres veces.
-—Bea! —golpea la puerta otras tres veces—. ¡Bea! —tres veces más y no pude evitar reírme—. ¡Bea! —dejó de tocar—. Que sensible es esa enana.
—No seas así, es tu mejor amiga.
Aidan gruñe frustrado, pasando su mano por su cabello rojizo.
—Sí, lo sé, pero ahora por su culpa llegaré tarde al centro de adopción.
Sabía desde hace un tiempo que Aidan trabaja algunos días cómo profesor de actuación en el centro de adopción en la ciudad. Me parece algo muy tierno de su parte que haga algo así, me demuestra que no siempre puede ser un idiota egocéntrico.
—Hey, ¿No quieres acompañarme?
—¿Cómo? —parpadeé confundida.
—¿Que si no te gustaría acompañarme? Podrías ayudarme mucho —agregó.
—No lo sé, ¿No te causaré problemas o algo?
Le restó importancia a mis palabras con un gesto.
—Nah', tranquila. todo estará bien. Entonces, ¿vienes?
Lo observé por unos segundos. Como siempre, tiene ese casual desastre de rizos rojizos en su cabello, también con algunos que le caían despreocupadamente sobre la frente incluso cuando segundos antes los echa para atrás, volvían siempre hacia adelante. Sus ojos de un suave color caramelo tenían esa mezcla de emociones de siempre: diversión, picardía y la pequeña pizca de ternura que usa en los momentos adecuados.
Y su sonrisa.
Esa misma sonrisa que puede ser adorable y seductora en solo unos segundos para lograr conseguir algo. Me gusta más cuando tiene esa sonrisa: la adorable. Cuando veía a la seductora, era solo para que Aidan lograra conseguir un polvo para el fin de semana.
No me malinterpreten, no estoy celosa ni nada por el estilo. Aidan es mi amigo, y como mi amigo me preocupa eso de que ande de chica en chica cada fin de semana. A sido algo desde que lo conozco y esperaba, en serio lo hacía, que él encuentre una chica con la que sentar cabeza y formara una relación.
Le tenía esa fe a Aidan, por idiota que suene. Si alguna vez lo llego a ver en una relación seria, algo más que simples acostones, estaré feliz por él.
—Vale, te acompaño.
Así, ambos nos encaminamos hacia el centro de adopción de la ciudad.
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Nota de la autora:
¡Hola, hola, hola! ¿Qué hay, gente bonita? ¿Cómo estamos los que habitan por estos rumbos? Espero que bien, eh.
¡He aparecido después de mucho tiempo! Sinceramente, tenía mis razones, estoy en ediciones de mis novelas, además de que andaba terminando de publicar la historia de Mónica y Dave y Evan y Bea, por lo que los libros dos de Verdades O Mentiras y Loved quedaron pausados un tiempo.
Pero, como he dicho, estamos de vuelta.
¡Y lo mejor, con el primer capítulo narrado por Hazel! Que emoción, las narraciones de esta chica me gustan, es entrar a la cabecita de alguien nuevo y eso es interesante.
¿Opiniones del capítulo? Los leo.
Por cierto, ¡Bienvenidos a los nuevos lectores! Tanto en esta historia como en Loco Enamorado (que aún no me creo que de un día para otro haya aumentado tantísimo en vistas) pueden pasarse con confianza, votar, comentar porque siempre estaré leyendo comentarios y, claro, espero disfruten de la historia de este par de actores.
No tengo más nada que decir, salvo que nos estaremos leyendo en Changes... y en El Soñador.
Besos y abrazos con distracciones, camisetas de The Big Bag Theory y sonrisitas de Aidan.
MJ.
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