° Cuarenta y tres °

-Cumpleaños feliz, te deseo yo a ti -Hazel suelta una risita tierna-, feliz cumpleaños, mi chica pecas...

Sigo cantando para ella, procedo a encendiendo la vela del pequeño pastel que le había comprado como parte de su regalo. Es de tamaño pequeño con crema de color lila y bucles decorativos en blanco y una gran capa de chispas de colores por encima.

Estoy seguro de que mamá me dará un fuerte guantazo por comprar un pastel que no era de su pastelería.

Dejo la tarta frente a ella, está sentada en uno de los taburetes de la pequeña barra desayunadora de la cocinita. La luz amarilla del fuego de la vela le da en los ojos, de modo que parecía que brillaran y además de que iluminan su sonrisa.

-Cumpleaños feliz... -termino de cantar.

Hazel sin dejar de sonreír, sopla la vela hasta apagarla.

-¿Pediste un deseo? -pregunto cuando ya nos estábamos preparando para ver la película, cada uno con un trozo de pastel.

-Si te digo no se cumplirá.

-He ahí mi respuesta.

Me da una mirada divertida, comiedo un poco de su rebanada de pastel.

Le di play a la película, que comienza con la narración de Flynn Ryder sobre la flor de la gota del sol.

Miro a Hazel un segundo, ella ya se encontraba sonriendo emocionada, vaya, de verdad que le gusta esa película. Mis ojos bajan un poco, a sus labios, y más que tener un deseo de querer besarla, tuve una sensación cálida y muy agradable, quería verla siempre haciendo eso: sonreír.

Quizá me la quedé viendo más que «un segundo» y ella ni cuenta se dió, pero es que de verdad me gusta mirarla. No solo por lo guapa que es, sino también por algo más... profundo, que era capaz de acelerarme el corazón.

Sonrío cuando ella empieza a cantar When Will My Life Begin? a la par de Rapunzel, sigue cantando bonito. Ese momento tan... simple suyo de cantar viendo una película, solo me demostró que ella es la única chica a la que me gustaría quedarme viendo y sintiendo un montón de cosas por todo el tiempo que sea posible.

-

Ya a eso de la mitad de la película, ambos estábamos echados en el sofá, al menos yo lo estaba, la mitad del cuerpo de Hazel estaba más encima mío que sobre el mueble.

¿La verdad? No me molestaba.

Escucho su bostezo, luego ella acomoda su cabeza que se encontraba recostada de mi hombro, mi brazo sobre su cintura no dejó las caricias que le daba con el pulgar.

-¿Tienes sueño? -pregunto en tono bajo.

Vuelve a bostezar.

-Un poco... sí... -responde adormilada-. Estoy cansada.

Una sonrisa divertida se escurrió por mis labios.

-¿Y eso por qué será? -digo, añadiendo algo de picardía en mi voz, aún sonreía aunque ella no me esté viendo.

Mi pecho recibió un débil manotazo de su parte.

-No empieces.

Me echo una risita.

-Vale, no te molesto. ¿Quieres dormir?

Ella asiente contra mi pecho.

Nos levantamos con cuidado del sofá, le pedí a Hazel que fuera a mi habitación, que yo arreglaría esto aquí, y aunque quiso refutar, tal parece que su sueño le ganaba, por lo que solo asintió refregando su ojo derecho y yéndose a mi cuarto.

Sí parecía muy cansada.

Cuando escuché la puerta cerrarse, empecé con una rápida limpieza. Llevé al fregadero los tazones vacíos dónde habíamos puestos algunos snacks para la película y también los platos dónde servimos nuestros trozos de pastel. Luego me encargaría de ellos. Sacudí la mesita que tenía algunas migajas y terminé por acomodar los cojines de roca del sofá.

Debo de hablar con Evan sobre cambiarlos, en serio que son como una piedra. Estoy seguro de que puedo matar a alguien con un cojinazo de esos.

Cuando ya todo estuvo limpio, me serví un vaso de agua, lavé mis manos y fui a mi cuarto.

Ahí todo estaba medio oscuro, nada más siendo iluminado por una lámpara con luces de estrellas y constelaciones que tengo en mi mesita de noche, así que mi cuarto tiene un débil reflejo de luz morada y azul, he igual eso no me permitía ver mucho porque la lámpara está en su luminosidad más baja. Con los ojos entrecerrados conseguí ver cómo Hazel está hecha una bolita entre mis sábanas.

Sonrío muy inconscientemente porque ella se ve tan pequeña y tranquila dormida.

Me echo a su lado con cuidado.

-Hey, ¿Estás despierta?

Gruñó.

-Ahora sí.

-Uh, perdón -dejo un rápido beso sobre su frente-, duerme bonito.

Me acomodo en mi cama, preparándome para dormir, estaba casi listo cuando noté un detalle importante: no tenía con qué abrigarme.

Hazel tiene toda la sábana para ella.

Así que esto es lo que siente Evan cuando Bea le quita toda la frazada.

Hum, no es lindo. Tengo frío.

Estaba a punto de llamarla cuando ella misma volvió a acomodarse, pero ahora como estábamos en el sofá: su cabeza recostada de mi hombro. Me compartió la frazada.

Y esto es lo que siente mi mejor amigo cuando Bea se duerme a su lado.

Vale, esto sí es lindo. Se siente bonito y cómodo.

Hazel vuelve a pasar un brazo sobre mi abdomen, como si yo fuera un enorme osito abrazable; el mío por acción propia se instala sobre su cintura. Es un momento lindo antes de ir a dormir, y si así serían todas las veces, estoy más que dispuesto a hacer cualquier cosa para no perderla y no perder esto.

Doy leves caricias con mi pulgar a la piel caliente y suave de su cintura. Tenerla aquí conmigo me relaja, me gusta, hace que me sienta bien, que dar lucha por alguien vale la pena.

Dioses, esto era tan jodidamente perfecto.

El calor de su cuerpo, su relajada respiración, su natural aroma dulce o la cálida sensación que sentía en mi pecho al tenerla a mi lado, no sé qué fue lo que hizo que de mi boca saliera:

-Te amo, Hazel -susurro-, como no tienes idea.

Ella siguió muy dormida a mi lado, sin inmutarse ni despertarse. Así era mejor, no sabía si lo que yo sentía por ella Hazel lo sienta también.

Era precipitado de mi parte, así que fue mejor que ella no me haya escuchado.

Dejo un beso en su cabello.

-Buenas noches, corazón.

-

Evan no para de reírse.

Limpia una lágrima que sale de su ojo.

-Recuerdo que en la graduación te dije «Ya te veré algún día, Aidan López. Ya te veré...». Tuve que esperar tres años, pero como valieron toda la maldita pena.

Yo solo lo veo serio mientras que él sigue riéndose de mí.

-Me dijiste «Jamás» y «Me quedaré soltero» y ahora vete aquí, yendo a conocer a tus suegros.

Yo aún no le veía la gracia a la situación.

Evan toma una respiración, calmando su risa.

-El karma es una gran mierda, amigo mío.

¿Adivinas? Aún sigo dándole mi mirada de «maldito idiota» a Evan.

-Vale, vale -dijo-. ¿Ya estás listo?

Asentí despidiendo un suspiro, acomodo mi mochila sobre mi hombro.

Estaba yendo de salida a buscar a Hazel cuando me encontré con mi mejor amigo recién entrando al apartamento y emanando un fuerte aroma a fresas. No me sorprenderá el momento en que el olor del perfume de Bea esté impregnado en él, esos dos son como garrapatas encima del otro, (ciertamente, tierno) me preguntó si a Hazel le gustó la sorpresa, a lo que afirmé y le dije que se podía comer el trozo de pastel que quedó.

Él festejó y lo tomó de la nevera.

Cuando notó mi mochila me preguntó hacia donde iba, y le conté que pasaría el fin de semana al otro lado de la ciudad, en la casa de playa de los padres de Hazel.

Y desde ese momento se a estado riendo de mí.

Sé por qué se ríe: ahora estoy saliendo con Hazel cuando el día de nuestra graduación dije que me quedaría soltero el resto de mi vida.

Está disfrutando burlarse de mí, lo conozco como nadie.

-Sí, estoy listo. ¿Ya me puedo ir? Hazel me está esperando.

Una sonrisa amenaza con formarse en sus labios, la comisura le tiembla...

Y no tardó ni tres segundos en estallar en otra carcajada.

Rodé los ojos.

-¡Supéralo, Evan Deano Ross Lebreton!

Eso solo lo animó a reír con más fuerzas.

-¡Me voy! ¡A ver quién va a llamar a la ambulancia cuando no puedas respirar!

Ni siquiera un pío.

Evan solo se quedó riéndose de mí a carcajadas en la barra de la cocina con un trozo de pastel a medio comer.

Su piel naturalmente pálida empezó a ponerse rojiza en las mejillas por la falta de oxígeno que empieza a experimentar, lágrimas de rida le salen de los ojos grises. Temí que ya no respirase.

-Vale, Evan, ya basta.

Él sigue riéndose, sino se detiene ahora, se desmayará por la falta de aire.

Sé lo que tengo que hacer, no es la primera vez que esto sucede, a pasado ya en muchas, muchas ocasiones, a Evan le habían dado tales ataques de risa que se quedaba sin aire y soy yo el que tiene que hacerlo respirar otra vez.

Lo típico entre los mejores amigos, evitar que el otro se muera.

Dejo mi mochila con la ropa para este fin de semana en el sofá y vuelvo a la cocinita. Tomo un vaso y lo lleno con agua fría, antes doy un sorbo, después volteo a Evan en mi dirección, que sigue riéndose como loco.

Le eché el agua fría en la cara.

Eso lo detuvo en un instante.

Una técnica de oro pata hacerlo respirar otra vez, siempre funciona.

Respiró a pleno pulmón y meneó la cabeza, espantando el agua que le cayó en el pelo, procede a quitarse el agua de los ojos con una mano.

-Vale, gracias.

-No quería que te murieras, después Bea me mata y me manda contigo.

Él buscó un trapo de la cocina y se secó el rostro.

-Guao, pero es que la situación me da mucha risa -una sonrisa se forma...

-¡No te rías! Ya me tengo que ir, no puedo pasar todo el día aquí evitando que te mueras.

-Está bien, ojalá te vaya bien, hermano -chocamos los cinco.

-Ojalá -repetí con una mueca.

Se vuelve a recostar de la barra para seguir comiendo la mitad del trozo de pastel que había dejado.

-Nos vemos -retomo mi camino a la salida.

-Okey, adiós. ¡Buena suerte con tus suegros! -suelta una fuerte risa antes de que yo saliera del apartamento.

Maldito idiota.

Pero coincidía en algo con él: el karma es una grandísima mierda.

Estaba yendo hacia el bloque donde vive Hazel cuando me la encontré a la salida, apenas me ve una sonrisa aparece en sus labios y yo soy incapaz de no imitarla. Joder, es que su sonrisa es tan... perfecta.

Ella para mí es totalmente perfecta.

-Estás a tiempo de dar marcha atrás, lo sabes, ¿Verdad? -dijo cuando llegó junto a mí.

-Lo sé, pero no lo haré -afirmé-. En serio, Hazel, si así se están dando las cosas entre nosotros, es mejor no desperdiciar el momento.

Presiona los labios, causando que sus pómulos pecosos se marquen, asiente con la cabeza.

-Entonces, andando.

Entrelacé su mano con la mía.

-Vamos.

Así nos fuimos hasta el estacionamiento de la universidad donde ambos nos subimos al coche de Andy, convencer a mi queridísimo rubio mejor amigo de que me prestaste su auto todo el fin de semana no fue tarea fácil. Tuve que prometer mucha comida chatarra, (que no lo tiene permtidio en su dieta de futbolista) y de no haber sido por Lyla, que apoyaba mi causa, no lo habría conseguido.

No entiendo la desconfianza conmigo, si me conoce desde hace años.

Hazel y yo nos dejamos las mochilas en los asientos de atrás, antes de emprender camino, conecté mi móvil al estéreo y lo dejé en una canción al azar.

Escuchando de fondo a Boomerang de Walk Off The Earth, ella me fue hablando un poco de sus padres, como pueden actuar y un claro «son muy raros»

-Espera un segundo, ¿Tus padres se llaman Liz y Laurence? -inquiero, incapaz de procesarlo-. ¿Laurence? -aguanto muy mal las ganas de reírme.

Ella puso los ojos en blanco, divertida y puede que también fastidiada por mi actitud.

-Sí, Laurence, Aidan.

Muerdo mi labio inferior. Ay, carajo, qué difícil está siendo no reírme.

-Adelante, ríete -permitió ella.

De mi garganta brotó un sonoro «¡Ja!» seguido de algunas risas. Hazel por su parte tiene una mano cubriendo sus ojos, un claro gesto de «Mi novio es un idiota»

Estoy de acuerdo en las dos cosas: soy idiota, y soy su novio.

Soy su idiota novio.

-Haces eso frente a mí papá y te veta de la familia sin antes haber estado en ella.

Eso fue lo que necesité para dejar de reírme, aclaré mi garganta y me acomodé en mi asiento, concentrandome en mi tarea de conducir.

-Vale, advertencia recibida.

-Pero es buen tipo, te caerá bien.

-Solo no debo de reírme de su nombre.

-Solo no debes de reírte de su nombre.

Asentí comprendiendo.

Me habló sobre otras cosas, como que tiene una nana llamada Eleanor, la tiene desde que se mudó acá. También es una señora de Australia, aunque fue contratada por sus padres cuando ya se encontraban en el país.

Íbamos cruzando el puente Meadow cuando por el estéreo empezó a reproducirse una canción que se había vuelto una de mis preferidas solo porque aparecía en mi película favorita.

«Oh, he buy me a thorn before he buy me a rose
Be covered in dirt before I'm covered in gold
He's trying it on, yeah, he's taking me out
Say what you want, but I will never be told
'Cause I'm in love with a monster» resuena dentro del coche. Observo de soslayo a Hazel, ya sonriendo, ella tiene la cabeza recostada del apoyo de asiento.

Apunta hacia mí con su mano, como dando entrada.

-Y aquí vamos...

-Friends say I'm stupid and I'm out of my mind
But without you, boy, I'd be bored all the time
No, I don't really care for the same conversation
Got everything I need and I'd rather be chasing
Chasing love with a monster -canté a la par de Camila Cabello, siguiendo los mismos tonos que en un inicio nunca me salieron bien.

«I'm in love (I'm in love)
I'm in love (I'm in love)
I'm in love with a monster
I'm in love (I'm in love)
I'm in love (I'm in love)
I'm in love with a monster
I'm in love with a monster»

Fue inevitable no mover la cabeza al ritmo de la música, esa canción es de mis favoritas no solo porque es parte del soundtrack de Hotel Transilvania sino también porque es bastante animada. Cada vez que veo Hotel Transilvania siempre estoy cantando a toda voz esa canción, más de una vez mamá me regañó pidiendo que bajara el tono.

-Wrap me in leather before you wrap me in lace
We break the rules like we changing the game
He's trying it on, and he's taking me out
Say what you want but I won't ever be told
I'm in love with a monster -canté la siguiente parte, en serio, que canción tan buena. Hazel me ve divertida-. ¡Venga, chica pecas!

Suelta un suspiro y se aclara la garganta, preparada para la siguiente estrofa:

-My daddy told me, I should have better taste
But I'd rather pay to see the look on his face
No, I don't really care for the lame conversation
Got everything I need and I'd rather be chasing
Chasing love with a monster

Si bien tenía que estar concentrado en el camino, lo bien que le salió la nota final me hizo verla un segundo. Yo era incapaz de cantar notas así de altas, siempre me salen como canto de gallo viejo.

-¿Qué? -cuestiona ella cuando notó que le daba eventuales miradas de sorpresa.

-Nada, es que... demonios, me dejas en vergüenza con tu voz.

-Exageras.

-Corazón, llevo intentando más de cuatro años que esa nota me salga, no exagero.

Seguimos escuchando el final de la canción yendo por Ocean way, por el lado de Hazel se ve la gran extensión de playa azul y el puerto de la ciudad. Muy pocas veces en mi vida he visitado el Sur de Holbrook, y casi todas eran cuando estaba más pequeño. Los recuerdos más claros que tenía era de la playa con agua cristalina, las caracolas que encontraba en la arena y también un boulevard con música tropical.

Anduve conduciendo por las avenidas siguiendo las indicaciones de Hazel para adentrarme en las calle residenciales, de fondo escuchando ¿A Dónde Vamos? De Morat, yo tareando por lo bajo y Hazel con el ceño fruncido intentando entender lo que decía la canción.

-Sigue derecho y cruza a la izquierda.

Le hice caso al pie de la letra, nos encontrábamos en una calle bastante bonita, en el andén que dividía el lado izquierdo del derecho estaban sembradas enormes palmeras, ¿O eran matas de coco? No tenía idea, pero eran enormes, parecían medir diez metros o algo así.

-Aparca en la quita casa de este lado -me indicó Hazel.

Aparco en la quinta casa a casi nada de que se me cayera la mandíbula.

Eso... es como... es igual... ¡Es como la casa playera de mis sueños!

Durante toda mi vida me he imaginado como el dueño de una bonita casa playera, y la de los padres de Hazel es muy bien parecida a la que siempre imaginé, casi como si la hubieran sacado de mi imaginación. Tiene dos pisos y un jardín principal tan bonito, con flores de vibrantes colores y un césped tan verde que estoy seguro que la madre de Bea estaría impactadísima. La casa es tan... tan... es que «totalmente increíble, obra de arte arquitectónica» no parecen ser suficientes.

Parece como la casa playera de algún millonario. Estoy seguro de que si Tony Stark tendría una casa por aquí, sería esta.

Es elegante, pero de alguna forma no parece demasiado ostentosa ni muy llamativa aún cuando es bastante bonita, aún se mantiene el estilo veraniego y casual. Está pintada de un suave marrón claro con grandes ventanales en el piso de arriba de marcos negros, en el jardín serpentea un caminillo de piedras hacia la entrada principal. Dede aquí puedo escuchar el chocar de las olas y oler la maresía.

Maldición, ¡Tenía la playa detrás! ¡¡Es la jodida casa de mis sueños!!

Bajamos del coche de Andy con nuestras cosas, yo aún soy incapaz de quitar la mirada alelada de la casa de los padres de mi novia. Dioses santísimos, es una auténtica maravilla arquitectónica, aunque yo no sé mucho de maravillas arquitectónicas, estoy segurísimo de que esa casa es una.

-Aidan, cierra la boca. Estás comiendo moscas -me dijo ella, deteniéndose a mi lado.

-Es... es... -empecé a balbucear-, esta casa es... Es tan...

Hazel espera mi respuesta, bastante entretenida de mis balbuceos.

-¿Es tan...? -hace un gesto para que continúe.

-Es tan jodidamente hermosa -completé al fin con un tono agudo-. Caray, Hazel, ¿Por qué no me dijiste que tus padres vivían en la casa de mis sueños?

Frunció las cejas.

-¿Casa de tus sueños?

Asentí.

-Sueño con algún día tener una casa así en la playa. Siempre fue parte de mi imaginación, pero esta belleza es tal cual la imaginé.

Ella despide una risita y acomoda su mochila, la mía está a mis pies en el piso. Me la cuelgo al hombro.

-Algún día, Aidan López. Algún día.

Se fue caminando por el camino de piedras hacia la entrada principal.

Fui con ella, aún admirando la fachada de la casa y el bonito jardín. No solo la casa es bonita, también la calle residencial, parecía Miami, yo nunca he estado en Miami, pero debía de ser así. Aún no puedo superar esto, este sitio es tan increíblemente genial.

¿Tendrá cuarto de juegos?

Frente a la puerta, Hazel se detuvo.

-¿Qué pasa? -le pregunté.

-Solo quería decirte que... gracias.

Ahora yo soy el que está confundido.

-¿Gracias? ¿Y eso por qué?

-Por... por hacer esto, Aidan -responde-. Por estar aquí. Por estar dispuesto a en serio querer hacer las cosas bien entre nosotros.

Le sonreí cuando sus ojos se volvieron hacia mí.

-No tienes nada qué agradecer, Hazel.

-Tengo, sí.

Meneé la cabeza.

-No, no tienes. Yo en serio quiero hacer bien las cosas contigo. No quiero arruinarlo, quiero que todo salga genial entre tú y yo, y si así van, está bien para mí. Conocer a tus padres es algo grande para lo que tenemos.

-Pero... ¿Qué es lo que tenemos?

Es una buena pregunta, ¿Qué tenemos ella y yo? Una amistad de tres años donde siempre la sentí como un espacio seguro, un lugar donde podía ser tan raro como mi persona lo es sin tener miedo a ser juzgado porque ella es igual de rarita que yo. Una compañera talentosa de clases con la que he tenido varias oportunidades en actuar a su lado. Una chica que desde el primer momento me causó curiosidad y tomó mi interés por pedirme que dejara de ser insoportable.

Tenía una amiga con la que podía contar para cualquier cosa, incluso si se trata de encubrir alguna estupidez, lo que ya pasó, tenía una talentosa actriz que espero llegue a cumplir todos sus sueños porque se los merece, y mucho más importante, tenía a aquella chica de carácter fuerte.

La pregunta correcta no es lo que tenemos entre nosotros, sino lo que no tenemos.

-Una amistad -respondí-, dónde sé que cuento contigo y tú no dudes en que cuentas conmigo, tenemos un compañerismo, una dupla de actores que tienen una gran química en escena para literalmente cualquier papel que les planteen -ella sonríe, asintiendo-, pero más importante, tenemos una relación con una mezcla de todo eso.

»Tal vez no te pedí ser mi novia, ¿Pero sabes por qué? Porque eres muchísimo más que eso, me gusta como te queda el título, «mi novia» eso suena bien, «tu novio» eso suena mejor. No somos convencionales, ¿Y qué? Tú y yo normales no somos.

Hazel se rió.

-No tienes que dudar de si hay o no hay algo entre nosotros, Hazel, porque definitivamente sí que lo hay, y lo va a ver todo el tiempo que esto dure.

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Nota de la autora:

Martes de Aidan y Hazel, martes en el que traigo una nueva sorpresa.

¿Cuál es? Pues... ¡Una doble actualización! Se preguntarán el por qué, y es que ayer, esta bonita historia llegó a las 1k vistas. Aún no me creo que cinco de mis novelas ya estén en ese número, la MJ que empezó en el 2021 a escribir en Wattpad está chillando de la emoción.

Quizá no sea muchos votos ni comentarios, pero sé que Aidan tiene sus lectores fieles y los nuevos que están llegando, así que gracias por leerse la historia del insoportable pelirrojo y la chica pecas.

Ahora, hablemos del capítulo. Nada tan cachondo como el anterior, jeje. Y esa declaración de Aidan... a veces, los que se niegan tanto al amor, son los que más flechados salen.

Y ya estamos a punto de conocer a los padres de Hazel, ¿Qué esperan que pase?

Gente bonita, nos leemos en el próximo capítulo <3.

Besos y abrazos con ahogos de Evan, canción de Fifth Harmony y casa de ensueño de Aidan

MJ.

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