34
Jensen tenía a Marvin entre sus brazos mientras Miles le explicaba sobre cómo le había ido en su cita con Maia. Para el menor, Miles parecía uno de esos chicos que veías en las películas súper enamorado de la protagonista y le daba risa porque no era común verlo de esa manera.
Lo miró sonrojarse.
—Ella me besó—se apoyó de la pared y supiró risueño.
Jensen lo miró con una sonrisa pícara, se sentó con Marvin en la cama del chico.
—Oh, conozco esa mirada—le dijo riendo—Te gusta.
El castaño negó rápido las palabras, claro que le gustaba, pero no queria admitirlo tan rápido, eso sólo le haría sentir más ansioso de lo que ya estaba.
—La acabo de conocer.
—Y ya se han besado varias veces, bien jugado.
Jensen solía ser quien lo aconsejaba cuando se trataba de relaciones debido a que su actitud extrovertida que siempre tenía causaba que las personas hablasen con él. Algunas chicas se fijaban y le coqueteaban y otras simplemente lo buscaban para conversar.
—Es tan extraño, con Maia ser yo es tan fácil. Es como estar contigo, no tengo miedo de que piense mal de mí porque sé que no lo hará. En cambio con Lianne, todo es más complicado—explicó pensando en ambas chicas, era para él algo nuevo de experimentar—. Siento que debo cuidar mis palabras para que no piense que soy un tonto.
—Sigues siendo un tonto, midas o no tus palabras—le dijo, Miles tomó una almohada y se la lanzó, el chico logró esquivarla—. Cuidado que tengo a tu gato—se rió—. ¿No deberías estar fuera de tu casa esperando a Lianne?
Miles se sentó a su lado, miró de lejos la ventana y luego negó ante la pregunta que le había hecho.
—La he estado ignorando.
Jensen cambió su gesto.
— ¿Por qué? —le preguntó curioso.
—No quiero verla por ahora—le respondió—. Tiene a un novio con quien puede esperar en la parada.
«Oh, así que por ahí va la cosa»—pensó el menor.
—Bien, entiendo que estás un poco molesto por eso, yo también lo estaría porque de alguna forma me sentiría traicionado, pero debes dejarlo pasar—le dijo, Marvin saltó de su agarre y llegó a las piernas de Miles—. Sabías que ella no te daba señales de estar interesada, tú sólo caíste—confesó.
Miles lo miró ofendido por sus palabras, eran ciertas pero de igual forma le dolían un poco la manera en la que lo había dicho.
—No debes decirlo de esa manera.
—Sabes que tengo razón.
La tenía pero no quería admitirlo.
— ¿Y qué debo hacer?
—Olvídala.
—Pero no quiero.
—Debes hacerlo por tu propio bien, Miles—lo miró—No digo que salgas con Maia, pero creo que sería bueno que veas a más personas. O simplemente no veas a nadie, no necesitas de una chica para ser feliz, tienes a tu gato y me tienes a mí—Miles le sonrió.
— ¿Y si salgo con Maia y termino igual?
—Entonces estaré a tu lado para que no seas un llorón—apoyó su mano en el hombro del chico—, pero no creo que Maia te haga daño, Miles—confesó —No la conozco pero por lo que me cuentas, es una buena chica y está interesada en ti.
— ¿Crees que deba invitarla a salir otra vez?
Jensen sonrió.
—Sí.
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