Epílogo
-tu... no lo entiendes... te está mintiendo Dipper, todo lo que recuerdas está alterado, se metió en tu mente, jugó con tus recuerdos... te está obligando a pensar, actuar y sentir como él quiere que lo hagas... eres como... como una marioneta para él.
-no es cierto- respondió el chico con tranquilidad, pero frunciendo el ceño de todas maneras, demostrando molestia, ganándose un suspiro frustrado por parte de su gemela- yo podría abandonarlo si así lo quisiera... pero realmente no quiero- se encogió de hombros, convencido de su respuesta.
-eso es lo que él te hace creer- insistió una vez más la chica- yo sé que en realidad no estarías con un monstruo como él por voluntad propia.
-Bill no es un monstruo- replicó el menor inmediatamente a la defensiva.
-él... va a matarme Dipper... va a asesinarme.
-estoy al tanto de ello- aquella terrible serenidad seguía presente en la voz del castaño.
-¿realmente me vas a decir que no te importa en absoluto?
-¿por qué debería?
Un silencio absoluto se hizo presente en la habitación durante unos segundos.
-soy... soy tu hermana- los ojos de la Pines comenzaban a humedecerse, casi sin poder creer que aquellas palabras habían salido de los labios de su gemelo, a pesar de que sabía que, en aquella situación, debía esperar lo que fuese, y sobretodo, no hacerse falsas esperanzas por ningún motivo.
-sigo sin entender tu punto- pero para la castaña, la frialdad del chico podía llegar a ser peor que cualquier tortura o sentencia. Aquello realmente la destruía por dentro.
-lo peor de todo... es que tengo que hablar con esta extraña versión tuya, cuando sé que en realidad Dipper está encerrado muy adentro, gritando, suplicando por ayuda... y yo no puedo hacer más que sentir lástima por él, sin ser capaz de hacer absolutamente nada al respecto.
-ajá- comentó el aludido con aparente desinterés.
-y es terrible porque... porque yo pude evitar todo esto- la nostalgia de hacía presente en su voz, mientras su mirada se perdía en el horizonte, mostrando melancolía, culpabilidad- porque yo pude terminar con esto antes de que siquiera empezara... si no fuese por mi, no estarías viviendo todo esto...
-si fuera por ti estaría muerto- replicó Dipper con resentimiento, mientras que su mano viajaba de manera casi involuntaria hacia su brazo contrario, acariciando la zona en la que hace varias semanas le había disparado la chica encerrada frente a él- porque a pesar de que no dejas de intentar convencerme de que eres una persona maravillosa y de que me quieres más que a nada en este mundo, ni siquiera intentas ocultar el hecho de que prefieres verme muerto antes que teniendo una grata vida junto a mi futuro esposo... muy lindo de tu parte.
-si estuvieses muerto, al menos no estarías comprometido con Bill Cipher en contra de tu voluntad- se defendió la Pines entrecerrando los ojos.
-mhhh, creo haber estado bastante seguro cuando recibí su anillo.
-¿cuántas veces tengo que repetírtelo?, ¡eso es lo que él quiere que creas!, siempre vas a hacer lo qué el quiera que hagas, creyendo que realmente es lo que tú quieres, ¡pero eso no es verdad!, ¡no tienes opciones, solo ilusiones de ellas!
-Mabel, realmente estás comenzando a aburrirme, ¿de verdad quieres seguir gastando de esta manera lo que queda de tarde?- dijo el chico poniendo los ojos en blanco, comenzando a perder la paciencia- ¿hablando idioteces hasta que me vaya?, ¿para esto fue que me hiciste venir?
-¿por qué no vas y le preguntas sobre tus recuerdos?- respondió la chica casi como cambiando de tema- ¿acaso temes que se ponga nervioso?, ¿que no sepa qué contestar?, ¿que demuestre que tengo razón?
-no- replicó el menor sin siquiera inmutarse- no lo hago porque realmente no se me da la gana hablarle estupideces e incoherencias que se le ocurrieron a mi despreciable gemela.
-si viniste debe ser porque en el fondo sabes que si me quieres... sabes que tengo razón, solo que no quieres admitirlo... o tal vez tienes mucho miedo de hacerlo.
-si vine fue porque se te ocurrió decidir que este era tu último deseo, y no me quedó de otra mas que respetarlo, como el de cualquier otro condenado.
-lo dices como si no hubieses tenido opción... aunque la verdad es que me sorprende bastante que Bill te dejara venir.
-Bill es mi prometido, no mi dueño.
-claro, ahora repítetelo hasta que te lo creas, aunque eso no signifique que dejará de ser una gran mentira.
-¿sabes?, no sé de donde sacas esa visión de Bill- él castaño ya había comenzado a hartarse- pareciera que realmente crees que me tiene encerrado aquí, sin voz ni voluntad, cuando en realidad es todo lo contrario, es más, siempre ha sido una mejor persona de lo que tú jamás serás, y siempre me ha tratado bien, en especial comparado a ti, que me trataste como basura toda mi vida.
-nunca sabrás lo mucho que me duele oírte decir eso Dipper... y pero aún, saber que realmente lo crees de corazón.
-¡por supuesto que lo hago!, ¿y sabes por qué?, porque lo viví Mabel, porque creí en ti y me apuñalaste por la espalda, porque sé que Bill es el único que me comprende, que me acepta como soy ... con él sé que puedo ser realmente yo.
-¡no, no puedes!, ¿y sabes por qué?- Mabel comenzó a alzar la voz, perdiendo totalmente la compostura- porque Bill Cipher es un maldito imbécil egoísta que no sabe hacer nada más que...
-¡ya basta!, no puedo seguir aguantando esto... realmente me cansaste Mabel- la interrumpió el castaño mientras se ponía de pie con brusquedad- intenté ser bueno, intenté ser más humano, y a pesar de todo lo que me has hecho sufrir, intenté cumplir tu último deseo...pero simplemente no puedo seguir con esto, no puedo seguir intentando ser amable con alguien que me hace tanto daño- comenzó a caminar hacia la salida- Bill tenía razón... eres un ser repugnante.
Sin darle tiempo a la chica para contestar, Dipper salió de la habitación, dejando a su gemela en aquella celda, con algunas lágrimas en sus mejillas. Mas no le importó, ¿por qué debería? Lo único que sabía hacer esa castaña era mentir y arruinar su vida, siempre había sido así.
O al menos es así como el castaño lo recuerda.
Y Mabel... bueno, Mabel solo podía quedarse allí, viendo como su hermano se marchaba, seguramente para encontrarse con ese ser que tanto daño le había causado. Era algo simplemente terrible de presenciar.
Ese rubio había destruido sus vidas, se hizo con el poder del reino, y la castaña sabía con seguridad que su gemelo lo odiaba con el alma, además, quién sabe las cosas que le hizo antes de lavarle el cerebro... le llegaban a dar escalofríos de solo pensarlo.
Pero allí se encontraba su hermano ahora, con sus recuerdos modificados, profundamente enamorado de la persona que más había odiado, y odiando a la persona que más había querido.
Pero Mabel aún no sabía qué hacer al respecto, menos aún encerrada y con pena de muerte, sin contar con la ayuda de sus tíos, que, a pesar de que le dolía admitirlo, seguramente ya habrían sido asesinados por el Cipher. Y a pesar de que lograse escapar, ¿qué podría hacer para salvar a Dipper sin asesinarlo?, ¿cómo rompería el hechizo más poderoso que ha visto, solo por su cuenta? Realmente parecía que nada tenía solución. Realmente parecía que la mejor opción era rendirse.
Mientras tanto, Dipper apenas había dado un par de pasos fuera de los calabozos, cuando alguien comenzó a caminar a su lado. Al parecer, Bill lo había estado esperando fuera todo ese tiempo.
-¿te marchas tan pronto?- dijo arqueando una ceja.
-si.
-pensé que planeabas pasar con ella toda la tarde.
-así era, pero creo que cambié de opinión.
-¿puedo saber la razón?
-ella... sigue intentando convencerme de lo terrible que eres, y de que me lavaste el cerebro- soltó un suspiro- al final logró saturarme.
-ya veo- asintió el mayor- debió ser realmente molesto... me alegra que no le creas ni una sola palabra.
-¿cómo podría hacerlo?- dijo el castaño, dedicándole una pequeña sonrisa a su prometido mientras tomaba su mano- después de todo lo que has hecho por mi- hizo una pausa- yo te juré lealtad hasta el día de mi muerte, y planeo cumplir con mi palabra- terminó diciendo con seguridad.
Bill se limitó a asentir con la cabeza, con una sonrisa prácticamente invisible en el rostro, sin dejar de mirar al castaño.
Realmente había hecho un trabajo estupendo, y estaba bastante orgulloso de ello. Tenía que admitir que le había costado muchísimo crear aquel hechizo y más aún realizarlo, pero ciertamente había valido la pena. Ahora, el castaño no se tensaba con su presencia, sino que por el contrario, se sentía a gusto con ella. La desconfianza que antes le había tenido, era ahora una confianza completamente ciega. Y aquellas miradas de odio y palabras crueles que alguna vez le había dirigido, se hallaban convertidas en sonrisas tiernas y palabras de amor. Y aquello... aquello era lo más maravilloso en este mundo.
Aunque claro, tampoco podía negar que las palabras que el menor le había dirigido antes de ser hechizado asaltaban sus pensamientos de vez en cuando, a veces sin permitirle dormir, dejando una extraña sensación en su pecho, que solo lograba desaparecer por completo con las sonrisas, caricias y besos del Pines.
Es por eso que no dejaría que nadie se lo arrebatara ni intentara hacerlo dudar de aquella confianza que había implantado en él.
No, no resistiría a aquello.
Ya llevaba demasiado tiempo viviendo junto a él. Él era su alegría, su paraíso... y por eso moriría si algo lograse alejarlo de su lado.
Fue con esas razones por las cuales asesinó a Gideon Gleeful, quien, a pesar de no haberlo dicho jamás, obviamente había ayudado a los Pines por el amor que todavía sentía por esa irritante castaña. Lo asesinó porque a pesar de que la magia del albino no era nada comparada con la suya, prefería mil veces prevenir antes que lamentar... uno nunca sabe. Además, no quería que aquel encuentro entre el Gleeful y su Pino se volviese a repetir por ningún motivo.
Con esas razones había capturado a Stanford y Stanley, a quienes mantenía encerrados con seguridad máxima, muy lejos entre sí y de la chica también, para que no intentasen hacer nada extraño mientras decidía su destino... es más, la chica ni siquiera sabía que sus tíos se encontraban allí.
Realmente agradecía el haber podido capturarlos tan fácil y rápidamente, antes de que pudiesen causar algún problema mayor... pronto decidiría qué hacer con ellos... probablemente tendrían la misma sentencia que su sobrina.
Y con esas razones condenó a muerte a Mabel Pines, aquella estúpida chica que no había sido nada más que una molesta piedra en el zapato durante todo ese tiempo. Aunque realmente tenía más de una razón para acabar con la vida de la castaña: primero, debía acabar con la legítima dueña del trono, para que jamás pudiese reclamar el poder nuevamente; segundo, no podía dejar que siguiera intentado contaminar la mente de su amado con terribles y tan peligrosas verdades, aún más cuando planeaba casarse con él; y por último, realmente la aborrecía, la odiaba, y el mero recuerdo de haber tenido que sacarle información le causaba repugnancia.
Si, esa chica debía morir.
Una vez más miró de reojo a su Pino, quien caminaba a su lado, entrelazando sus manos, mirando hacia el frente, pensativo, probablemente pensado en todas las cosas que su hermana le había dicho aquella tarde.
Bill realmente no quería que su castaño estuviese con ella más de lo necesario, pero él había insistido bastante en cumplir con el estúpido último deseo de su hermana, y bueno, al final terminó cediendo, con la certeza de que nada lograría corromper su maravilloso hechizo, tal vez, hasta sería como una última tortura para la chica. Y al parecer, había resultado mejor de lo que esperaba, ya que su Pino la había abandonado antes del tiempo que le había dado, lo cual ciertamente era una maravillosa señal.
-Bill- lo nombró de pronto el chico, sacándolo de sus pensamientos.
-¿si?
-tu no serías capaz de meterte en mi cabeza, ¿verdad?
Por supuesto que sí.
-por supuesto que no Pino, ¿cómo puedes siquiera pensar eso?
-no lo pienso... es simple curiosidad- hizo una pequeña pausa- ¿y qué harías si nuevamente decidiera marcharme con mi hermana?
Te atraparía y encadenaría en un calabozo, mientras trabajo en una poción aún más poderosa e irrompible que la anterior, para que jamás volvieses a pensar siquiera en abandonarme.
-supongo que intentaría de cualquier manera convencerte de quedarte... pero si quisieras irte de todas maneras te dejaría ir, aunque me estuviese muriendo por dentro.
-que lindo- sonrío el castaño con ternura- no sé qué hice para merecer a alguien tan bueno como tú- se preguntó en voz alta.
-no es para tanto.
-tú sabes que si- replicó el menor, apretando con cariño la mano del rubio.
-¿por qué la pregunta tan repentina?- volvió a preguntar el Cipher- ¿acaso estás pensando en abandonarme?- dijo en tono de broma, pero con ciertos atisbos de seriedad.
-Dios no, por supuesto que no- negó rápidamente su prometido- no sería capaz, además, ya te dije que pretendía estar contigo por siempre, ¿no es así?- dijo para luego mostrarle con gracia aquel bello anillo de compromiso que adornaba su mano.
Bill simplemente sonrió en respuesta, depositando un fugaz beso en sus labios, secretamente aliviado por la respuesta de su Pino.
Dipper no podía entender cómo su gemela podía odiar tanto a Bill, aunque claro, tenía que tener en cuenta que su hermana era una persona terrible, y seguramente odiaría cualquier cosa que lo hiciera feliz, además, estaba casi seguro de que la chica le tenía algo de celos por estar con el Cipher, aunque bueno, eso no era problema de él.
La verdad, todavía no se explicaba el por qué había ido a pasar con ella la tarde, siendo que la despreciaba profundamente, sin embargo, le había causado algo de... ¿lástima?, cuando Bill la condenó a muerte.
Se acordaba de aquella tarde en que la sentenciaron como si hubiese sido ayer, siendo que fue hace unas dos semanas atrás, tal vez menos. Recordaba aquella cínica mirada suplicante que su gemela le había dirigido, a la cual se encargó de responder con una mirada fría y sin emoción alguna. Recordaba los intentos inútiles que había realizado por escapar. Y recordaba aquellas lágrimas de cocodrilo que habían descendido por sus mejillas cuando pidió como último deseo el pasar una tarde con su hermano, lo cual fue inmediatamente rechazado por Bill, y hubiese llegado hasta ahí, sino fuese porque, dejándose llevar por la lástima, logró convencerlo de concedérselo, asegurándole que nada malo sucedería.
Si, tenía que admitirlo, en ese momento había llegado a sentir lástima por su gemela.
Pero era así como debía ser, y si Bill creía que asesinar a su hermana era la decisión correcta, entonces estaba seguro de que así era.
Bill siempre tomaba las decisiones correctas, y por eso debía confiar en él, ¿no es así?
Una vez más miró al rubio, quien caminaba con pasos firmes, erguido, mirando hacia el frente, con esa pequeña sonrisa arrogante que lo caracterizaba, y nuevamente lo inundó esa sensación de jamás querer abandonar su lado, de sentirse seguro y protegido al estar cerca de él.
Y es que realmente amaba a ese chico, y aquel sentimiento no era algo que se podía simplemente implantar en el cerebro de una persona, o si no todo el mundo lo intentaría, ¿no?, además, Bill ya le había dicho que jamás sería capaz de aquello, y él realmente le creía. Bill lo amaba y respetaba como persona, lo que el resto del mundo pensara no le importaba en absoluto.
Ciertamente había hecho una buena elección al quedarse con él.
...
Ciertamente no había nada más que hacer, salvo que esperar su pronta ejecución.
...
Ciertamente había hecho lo correcto al hechizar al castaño.
...
Ciertamente, todo habría sido muy distinto si todos hubiesen elegido correctamente en quien confiar.
¡Hoooola!, ¿cómo están?, ¿les gustó el capítulo?, espero que si jejeje.
Bueno, ya llegamos al final de esta historia (ufff, pareciera que fue ayer cuando empecé a escribirla), y realmente espero que les haya gustado tanto como a mi me gustó escribirla.
Realmente lamento no haber podido subir esto antes, pero la verdad es que realmente no he tenido mucho tiempo para escribir... o para nada realmente, el tema de los estudios es simplemente terrible.
En verdad quiero agradecerles a todos por leer mi historia, por haber dejado sus bellos votos, y sobre todo sus maravillosos comentarios que me alegraban el día. Me alegra mucho que a tantas personas les guste lo que escribo, realmente es una gran motivación para seguir escribiendo :3. Queridas personitas, tienen un pequeño espacio en mi corazón <3.
También quiero avisarle que algún día de estos subiré el siguiente capítulo, que serían las curiosidades de la historia, y todos esos datitos que gusta contarles jejeje. (Probablemente sea la próxima semana, ya que este fin de semana tengo que estudiar bastante :c)
Una vez más quiero agradecerles por todo, y también pedirles que me dejen sus bellos comentarios, para poder saber qué les pareció el epílogo, y bueno, la historia en general.
¡Sean honestos!
Y bueno, creo que de mi parte eso es todo...
¡Nos leemos luego!
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