Capítulo 2

Luego del cumpleaños de los gemelos, o bueno, mejor dicho el cumpleaños de Mabel, los tíos de Dipper tenían un nuevo asunto del cual preocuparse: la coronación de Mabel.

Después de la exitosa cena por el cumpleaños de Mabel, se podía decir que todos los reyes y reinas de las diferentes partes del mundo le habían dado su completa aprobación a la chica, lo cual realmente significaba un gran alivio para sus tíos, puesto que aquello quería decir que no habría ningún problema durante la coronación, y claro, ayudaba también con el otro asunto...

¿Qué otro asunto? Pues el crear alianzas con otros reinos, lo cual podía traducirse como el casamiento de Mabel con algún joven heredero al trono.
Muchos creerán que aquello era algo horrible, ¿quién querría casarse con un completo desconocido? Pues al contrario de lo que pensaría la mayoría, Mabel estaba más que encantada con aquello, ya que le habían dicho que ella misma podría elegir libremente entre los candidatos, lo que la tenía muy emocionada, asegurando que elegiría al más apuesto de todos.

Según Dipper, aquella era una de las pocas (y si es que no la única) ventajas de ser el menor: no tenía que casarse con alguien de la realeza para crear alianzas entre reinos. Es más, al parecer a sus tíos no les interesaba el tema de casarlo en absoluto, lo cual era un gran alivio para el castaño. Sin embargo, de todas maneras sabía que tenía que ser cuidadoso con respecto a su relación con Bill, ya que estaba completamente seguro de que si sus tíos llegasen a enterarse, comenzarían inmediatamente a buscarle una pareja, con el único propósito de alejarlo del rubio (y quizás, también, de joderle la vida un poco más), utilizando como excusa el estúpido cliché de la clase social.

Pero bueno, la cosa era que ahora la gran preocupación en el castillo era que todo saliese perfecto en la coronación de la castaña, la cual se había fechado un par de meses más adelante.

Sinceramente, Dipper ya estaba más que harto con el tema, no porque estuviese celoso, sino porque no dejaban de hablar de ello en casi ningún momento... a la hora de almuerzo y a la cena siempre era lo mismo: Mabel hablando de qué color le gustaría su nuevo vestido para la coronación, sus tíos hablando de la decoración del lugar, Mabel hablando de los reyes que más simpáticos habían sido en su cumpleaños y tratando de adivinar quién tendría al heredero más guapo, sus tíos hablando sobre cómo Mabel sería una de las mejores reinas que se hubiesen visto jamás. 

Y siempre era lo mismo. Todos. Los malditos. Almuerzos. Todas. Las putas. Cenas. Una y otra y otra vez.
Por lo que Dipper se quedaba comiendo en silencio, imaginándose una conversación diferente a la que sucedía en aquellos instantes.
Una conversación que ocurriría más o menos así...

-¿cómo estuvo tu día, Dipper?- preguntaría su tío Stan.
-bien- se limitaría a contestar el castaño, para nada sorprendido con aquella pregunta.
-¿todo bien con Bill?- preguntaría su hermana con una sonrisa pícara, realmente interesada en la respuesta de su gemelo.
-la verdad, si. Todo excelente, realmente me gusta mucho- contestaría el menor sin dejar de mirar su plato, con una pequeña sonrisa y algo de rubor en sus mejillas.
-me alegro chico- respondería su tío Ford, dándole una pequeña palmada en la espalda.
-creo que te está esperando- diría de pronto su hermana.
-¿qué?
-mira, está allí, en la puerta, mirándote.

Instintivamente Dipper levantó la cabeza, volviendo a la realidad, pero dirigiendo su mirada hacia la puerta de todos modos. Y efectivamente, Bill estaba allí, mirándolo con una sonrisa, y haciéndole gestos con la cabeza para que fuera con él.

Inmediatamente el castaño se puso de pie, con una pequeña sonrisa en el rostro, la cual ocultó inmediatamente, fingiendo seriedad, dispuesto a marcharse.
-no hemos terminado de almorzar- dijo Stan fríamente, sin siquiera dirigirle la mirada.
-pues yo ya estoy satisfecho, así que prefiero marcharme- contestó respetuosamente el chico para luego caminar hacia la salida, sin poder evitar ver el cómo sus tíos intercambiaban miradas de desaprobación.

Pero no lo importaba, bueno, al menos no tanto.

Rápidamente se dirigió a la puerta encontrándose con Bill. Ambos chicos intercambiaron una mirada cómplice y salieron prácticamente corriendo del lugar, dirigiéndose a una bella sala de estar en la que solían reunirse, y que al parecer sus tíos habían olvidado.

-¿por qué me fuiste a buscar?- preguntó el castaño con una sonrisa.
-simple coincidencia- contestó el rubio mientras de agachaba para luego comenzar a encender la chimenea de aquella habitación- resulta que casualmente me encontraba caminado por esos lados, cuando de repente escuché la bella conversación acerca del vestido de tu hermana.
Dipper se limitó a poner los ojos en blanco.
-y bueno, me asomé un poco, no tanto, sólo lo suficiente como para ver un pequeño Pino con intenciones suicidas- dijo para luego voltear hacia el castaño, imitando la cara de irritación y aburrimiento que el chico tenía hace escasos momentos, ganándose una pequeña risa por parte del menor- así que decidí rescatarte, como el buen caballero en armadura dorada que soy.

-agh, realmente me tienen aburrido.
-y no te culpo, ya es... ¿la décima vez en los últimos dos días en que hablan sobre el maldito vestido? Cualquiera estaría a punto de explotar- se alejó un poco de la chimenea, viendo cómo ésta encendía- listo.
-bueno, pues me alegra que me hayas salvado- contestó el castaño con una sonrisa, sentándose frente al fuego.
-cuando quiera príncipe Pines- respondió divertido el otro mientras se sentaba a su lado- y dime... ¿cuándo va a ser la coronación de tu hermana?
-en dos meses.
-ya veo... ¿no tienen alguna fecha en específico?- volvió a preguntar el mayor.
-mmmmh, creo que es el... ¿20?, ¿21?- contestó dudoso el contrario- ¿por qué tanto interés?
-nada en específico...

-¿en verdad crees que va a ser una buena reina?- inquirió el Pines.
-como fiel hechicero de la familia Pines, me veo con la obligación de decir que va a ser una reina maravillosa- contestó el rubio con una voz exageradamente formal, como si le estuviese hablando a sus tíos.
-¿y qué piensa Bill Cipher?-preguntó el otro con una pequeña sonrisa de lado.
-que va a dar asco- contestó el chico de ojos ámbar con una sonrisa burlona- ¡sólo imagínalo!, apuesto que los caballeros van a tener armaduras rosadas en menos de una semana. Se le van a enredar las cuentas. No va a saber regular los impuestos. Y probablemente se las ingenie para perder cincuenta años de cosechas, ¿cómo es eso posible?, sinceramente, ni siquiera yo lo sé.

El castaño no pudo evitar reír con el comentario del rubio.
-puede que tengas razón- contestó sin dejar de reír.
-y ahí es cuando se darán cuenta de que tomaron la peor decisión de todos los tiempos.
-¿cuál?
-elegirla a ella como reina y no a ti como rey.

El chico de ojos color chocolate miró al contrario con ternura.
-tú si que sabes cómo subirme el ánimo... siempre sabes.
El contrario simplemente le correspondió la sonrisa.
-para estoy.

Luego de aquello, el menor se quedó mirando el rostro del Cipher, quien volteó hacia el fuego, como admirando las llamas de éste.
En ese momento, el castaño se preguntaba qué sería lo que pasaba por la cabeza del rubio en esos momentos. ¿Qué estaría pensando?

Tal vez, aquella era una de esas cosas que era mejor no saber....

-si pudieras... ¿sacarías a tu hermana del poder?- preguntó de pronto el mayor con un tono reflexivo, sin dejar de mirar el fuego.
-la verdad... no lo sé. Tal vez- respondió el otro con el ceño fruncido- aunque de todos modos no es algo muy posible que digamos... creo que vamos a tener que aceptar el echo de que Mabel nos va a gobernar por un laaaargo periodo de tiempo- se quedó mirando el fuego un rato- después de la coronación... quién sabe, quizás hasta me eche del castillo- dijo finalmente, soltando un pequeño suspiro, con cierta tristeza en la voz.

-renunciaría inmediatamente si aquello llegara a suceder- contestó el contrario sin siquiera pensarlo un segundo.
Dipper se acurrucó junto a Bill con una cálida sonrisa en el rostro.
-¿en serio?- preguntó el castaño enternecido- ¿renunciarías a tu trabajo por mí?
-por supuesto que si, ¿quién querría quedarse con tus tíos y tu hermana?- fingió un escalofrío- no, ni pensarlo. Eres la única razón por la que me gusta trabajar aquí.
-awwww, que lindo.
-así que si tú te vas, me pierden a mi también.

-bueno, tal vez no me eche... quizás un día simplemente desaparezca misteriosamente- dijo el castaño bromeando.
-créeme, me enteraría de sus planes, y la asesinaría antes de que siquiera te toque un pelo- contestó el rubio mortalmente serio, rodeando a Dipper con su brazo, acercándolo más a él.
-no digas cosas así- le reprochó el castaño.
-pero es verdad. Asesinaría a todas las personas dentro de este castillo con tal de que estés a salvo.

Dipper decidió no darle mucha importancia a aquello, limitándose a poner los ojos en blanco, con una pequeña sonrisa en sus labios, para luego acercase aún más al rubio, sin dejar de mirar el fuego.

-Bill...
-¿si?
-te amo.













¡Hoooola!, ¿cómo están?, ¿les gustó el capítulo?, espero que si jejeje.

Bueno... un poco tarde, pero aquí está el nuevo capítulo (les advertí que en un principio las actualizaciones serían lentas), espero que la espera haya valido la pena :3.

Gracias a todas las maravillosas personitas que están leyendo esto, en especial las que dejas bellos votos y hermosos comentarios.

Como siempre les agradecería que votaran y en especial que comentaran, ¡quiero saber lo que piensas!

Y bueno, también les cuento que el sábado voy a anunciar la portada ganadora <3.









Y bueno, creo que de mi parte eso es todo....













¡Nos leemos luego!

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