02/Noviembre/2026

Querida Chica del Café,

No tengo idea si recibiste la última carta, pero llevas casi una semana sin escribirme. Creí que mis palabras te convencieron, pero al parecer no fue así. Espero no te haya pasado nada grave.

Cómo me gustaría en este momento saber tu nombre, y poder dirigirme a ti de cierta manera. Siento que le estoy hablando a la nada, como si fuera un diario, incluso estoy comenzando a creer que le escribo a nadie, al vacío, a donde todas las almas con esperanzas rotas nos vamos. 

Creas o no, toda la vida me he sentido como tú. Tengo mucho tiempo para pensar, y me di cuenta de que te sientes sola, quieres a alguien en tu vida todo el día, toda la noche, cada segundo, quieres a una persona con la que seas tu misma, alguien con quien puedas sacar todo aquello que llevas dentro y que no te juzgue.

Me siento igual, y cuando te vi en ese café, solo supe que no tendría que buscar más. No puedo hacer que tu pienses igual a mí o de cierta manera, pero te puedo dar los hechos y tú ahí decidirás lo que harás.

Y el hecho que nadie nos puede quitar es que esto es real.

Podemos vernos, el día que tú quieras, conóceme, y si no te parece como soy, puedes alejarte sin yo quejarme contigo, pero ahora mismo me quiero quejar porque te estás yendo sin siquiera intentarlo.

Dos semanas, en dos semanas puedes responderme, si no lo haces, dejaré de escribirte y cada uno se irá por su camino, con la duda sobre qué hubiera pasado si nos hubiéramos conocido en persona. 

Con cariño, Logan