Escuché mucho esta historia cuando era niña, no sé si es diferente en otros lugares, pero sé que es típica de donde vivo.

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Érase una vez, un ruiseñor que vivía en un jardín.

Había una casa en el jardín, cuya ventana se abría cada mañana.

En la ventana, un joven estaba comiendo pan, mirando las bellezas del jardín.

Siempre dejaba caer migas de pan por la ventana.

El ruiseñor se comió las migas, creyendo que el joven se las había dejado adrede.

Así que creó un gran afecto por el joven que se preocupaba por alimentarlo, incluso con migajas.

El joven se enamoró un día.

Al declararse su amado, ella dijo que solo aceptaría su amor si, como prueba, le regalaba una rosa roja a la mañana siguiente.

El joven pasó por todas las floristerías de la ciudad, su búsqueda fue en vano, no encontró ninguna rosa para ofrecer a su amada.

Triste, desolado, el joven fue a hablar con el jardinero de la casa donde vivía. El jardinero le explicó que podía regalarle petunias, violetas, claveles, menos rosas.

Estaban fuera de temporada, era imposible conseguirlos, esa temporada.

El ruiseñor, que había escuchado la conversación, fue penalizado por la desolación del joven, tendría que hacer algo para ayudar a su amigo, para conseguir la flor.

Así, el pájaro buscó al dios de los pájaros que hablaba así:

- En realidad, puedes conseguir una rosa roja para tu amigo, pero el sacrificio es grandioso y ¡puede costarte la vida!

"No importa", dijo el pájaro. ¿Qué debo hacer?

- Bueno, tendrás que enredarte en un rosal, y cantar ahí toda la noche, sin parar, el esfuerzo es demasiado grande, puede que tu pecho no pueda aguantarlo.

- Así lo haré, respondió el pájaro, ¡es por la felicidad de un amigo!

Cuando oscureció, el ruiseñor se enredó en medio de un rosal, que estaba frente a la ventana del joven.

Allí, comenzó a cantar, su canción más alegre, necesitaba adiestrar con cuidado la flor.

Una gran espina comenzó a entrar en el pecho del ruiseñor, cuanto más cantaba, más la espina entraba en su pecho.

El ruiseñor no paró, continuó su canto, por la felicidad de un amigo, canto que simbolizaba gratitud, amistad. ¡Una canción de otorgamiento, incluso si fuera de la vida misma!

La sangre empezó a brotar del pecho del pobre pájaro, que se acumuló en la rama del rosal, pero ella no se detuvo ni se entristeció.

Por la mañana, al abrir la ventana, el joven se detuvo frente a la más hermosa rosa roja, formada por la sangre del pájaro, ni cuestionó el milagro, solo recogió la rosa.

Mirando el cuerpo inerte del pobre pájaro, el joven dijo:

- ¡Qué pájaro tan estúpido! Teniendo tantos árboles para cantar, fue a meterse en medio del rosal que tiene espinas, al menos ahora dormiré mejor, sin tener que escuchar su aburrido canto.

    .....*Cada uno da lo que tiene en su corazón, cada uno recibe con el corazón que tiene*.....

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Algunos cuentos dicen que cuando el joven tomó la rosa roja para su amada, ella lo hizo, quería mucho más que uno o tal vez un ramo con todos los colores de las rosas.

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