8. "Flush-flush VS fregona"

Como si se hubieran alineado los astros, ocurrió otro milagro: había pasado toda la mañana sin recibir ninguna burla por parte de Elmer.

Él estaba tan callado que ni siquiera intervenía en la clase, por no decir que no se giró ni una sola vez en mi dirección. Pero eso iría a cambiar en el recreo porque estábamos obligados a limpiar el siguiente aula.

Cuando sonó el timbre, fui el primero en dirigirme al cuarto de la limpieza para acabar antes y, como era de esperar, el alumno estrella no iba a incumplir el castigo, así que me siguió.

Pretendía ignorarlo durante un buen rato pero me carcomía la curiosidad de conocer el motivo de su tranquilidad, por lo que aproveché el momento en que fregaba el suelo para volcar el cubo y así conseguir llamar su atención.

Sin éxito.

Entonces cogí un limpiacristales y lo vacié sobre su cabeza, y fue entonces cuando reaccionó volteando hacia mí con una mirada muy furiosa.

—¡¿Qué rayoz te paza, maricón?!—exclamó tapándose directamente la boca tras acabar la frase y volvió a darme la espalda avergonzado.

Me quedé a cuadros.

Aguantando unos segundos el silencio, estallé en una carcajada.

—No ez graciozo—murmuró.

—¿Que no? ¡Pero si parece que el ratoncito Pérez te ha hecho millonario! ¿Te quedaste sin dinero para otro paraguas?

—Zolo zon trez y no te importa lo que haya pazado. Brad zabe lo que hace.

El castaño tenía la boca algo vacía de dientes y un moratón bajo el labio inferior.

—¿Eso te lo ha hecho Brad?—cuestioné interesado y muy sorprendido a la vez.

Brad jamás hacía uso de la violencia si la situación no lo requería. Y en este caso... ¿Qué lo había impulsado a pegar a su propio hermano?

—No te importa lo que haga o deje de hacer mi hermano porque ez mayor que tú o que yo. Zi él cree que ez correcto no ze lo voy a impedir. De todaz formaz todo ezto ez culpa tuya. Te juro que oz exterminaré a todos loz mariconez del mundo—amenazó—. No dejaré ni uno zolo, y tú zeraz el primero.

—Me estás asustando, Elmer—me burlé—. Zobre todo por tu forma de hablar.

—Cierra el pico.

—¿Y por qué es mi culpa? ¿Acaso he obligado a tu hermano a tomar venganza en mi lugar?

—¿Por qué iba a zer zi no?—respondió—. Zi no hubieraz exiztido dezde un principio, nada de ezto habría ocurrido.

—¿Tienes miedo de no volver a ligar con nadie ni poder meterles nada por ninguna parte hasta que te salgan dientes, cosa que jamás ocurrirá?

—Te voy a matar.

—Eso si sigues con vida—reí irónico señalándolo con el limpiacristales—. Ya veremos quien muere antes.

—¿Quierez una pelea de verdad?—imitó mi movimiento con la fregona.

—Dezde que noz conocimoz—volví a burlarme de él dando comienzo a una batalla épica entre un flush-flush y una fregona.

El primer golpe fue mío. Echándole aquel producto de limpieza a los ojos conseguí limitarle la vista. Sin embargo, eso no le impidió golpearme con el palo en el costado provocándome una punzada de dolor.

—Ezto...no me va a detener—aseguró frotándose los ojos.

Aproveché ese momento de despiste para colocarme tras el charco de agua anteriormente volcada y comencé a lanzarle cualquier cosa que tuviera a mano dándole una pista del lugar en el que me encontraba.

Tal y como planeé, se dirigió hacia mí mientras se cubría para que no le diera en el rostro pero resbaló con el charco y acabó tirado en el suelo. Fue entonces cuando me posicioné encima intentando inmovilizarlo y le tapé la cara con el trapo pretendiendo ahogarlo.

Él no podía soltarse. Tenía la victoria asegurada.

Ya me daba igual lo bueno que estaba aquel chico porque no se merecía ni acercarse a mi cuerpo.

Entonces recibí un golpe sorpresa en la cabeza que me apartó de Elmer. Se me nubló la vista y perdí el sentido de la orientación. De forma borrosa, logré ver al castaño ganando ventaja sobre mí con aquel barrote metálico entre las manos.

—Yo ziempre gano—dijo mientras alzaba el arma para dar el último golpe.

Justo en ese momento sucedió lo más inesperado.

—No des ni un puto movimiento más—amenazó una voz femenina desde detrás del castaño. Ambos miramos desde donde procedía viendo a la chica morena de cabello corto con un cúter—. ¡He dicho que no te muevas!

Elmer la ignoró girando completamente hacia ella con su horrible sonrisa provocadora, cosa que no tuvo que haber hecho por su propia seguridad.

Con un ágil movimiento, Alis le rajó el torso sin profundizar el corte.

—Eres muy valiente enfrentándote a mí —dijo devolviéndole la sonrisa que el chico ya había borrado tras lo ocurrido—. Si te digo que no te muevas...¡NO TE VAS A MOVER!—exclamó pegándole una patada en la entrepierna empujándolo al suelo.

Ahora los dos estábamos en la misma posición frente a Alis.

—Nadie, repito, NADIE se mete con mis clientes—aseguró dándome la mano para levantarme—. Y Brad también te querrá dar otra lección por haber herido a su amor.

—Mi hermano...no ez maricón—murmuró con una mirada cargada de odio hacia nosotros dos.

—Vas a perder lo que te queda de dientes si le vuelves a tocar a Hugo, ¿entendido?

—Y tú vaz a perder loz ovarioz, zorra.

Sin demorarse un solo segundo, volvió a estampar su pie en la entrepierna de Elmer provocándole un inmenso dolor comprensible.

—No me faltes al respeto— apretó con más fuerza aquella zona mientras le sonreía diabólicamente.

En cuanto lo soltó, me agarró del brazo y me condujo fuera de aquel aula destruida.

No me sentía bien por el golpe que había recibido en la cabeza pero, como tenía un punto de apoyo sobre la morena, logré llegar a los vestuarios femeninos sin caerme. Luego, Alis me sentó en un banco y se acomodó frente a mí de cuclillas.

A esas horas, el lugar estaba vacío por lo que podíamos tener una conversación sin ser oídos.

—¿Cómo estás, Hugo?—me preguntó preocupada—. Espera, voy a limpiarte.

Se levantó y enseguida volvió con un trapo mojado con el que me lavó restos de sangre que resbalaba por mi cabeza.

—Hugo, háblame —insistió—. ¿Puedes hacerlo?

Mi lengua no se movía. Era como si hubiera perdido conexión con mi cerebro.

Me limité a mover la cabeza horizontalmente.

—Tengo que llamar a Brad. No sé qué hacer en estas situaciones.

Volví a mover la cabeza para que no lo hiciese pero ella se había ido antes de darse cuenta de lo que le pretendía decir.

Me quedé solo, incapaz de mover un músculo.

Mi cuerpo se debilitaba.

Estaba a punto de...

*****

—¡Hugo!

Mis párpados se levantaron lentamente mientras sentía mi cuerpo agitarse.

Estaba acostado en el suelo con el torso ligeramente elevado.

—¡Alis, pide vendas y agua oxigenada en la enfermería! ¡Date prisa!

Esa voz...

—Hugo, resiste. No vas a morir por un golpe como éste.

—B-Bra...

—Estoy contigo, Hugo—me tomó del rostro haciéndome girar hacia él—. Sigue mirándome. No me pierdas de vista.

—Duele...

—Estás perdiendo mucha sangre... No llegará a tiempo.

Dicho eso me dejó un momento para quitarse la camisa y la usó para cortar la sangre brotante de mi cabeza.

—No te preocupes, no te pasará nada. ¿Me oyes?

Asentí débilmente sin apartar los ojos de él. Ahora tenía el torso descubierto. Se veía...muy bien.

—No te vayas. Aguanta un poco más.

Eso intento, Brad... Pero me duele mucho. Enseguida se me volverán a cerrar los ojos.

Cuando llegó la morena, no trajo gran cosa entre las manos.

—No quedaban muchas vendas—dijo—. Cogí lo que pude.

—Esto es suficiente.

Echando lo que creo recordar que era agua nitrogenada sobre un trozo de venda, comenzó a masajear la zona afectada por el golpe.

Escocía.

Sentía que se me salían los sesos como el chorro de una fuente.

Pero intentaba resistir porque ellos me estaban ayudando y no los quería decepcionar. Parecían preocupados y querían que siguiese vivo.

Yo no quería eso. Vivir era...una molestia. Pero supongo que podría prolongar un poco más mi existencia. Unas horas, o tal vez días. Sí, debía aguantar un poco más de tiempo.

Brad me vendó la cabeza pasando por debajo de la mandíbula. Debía de tener un aspecto penoso, pero qué importaba eso. Ni que tuviera a alguien a quien seducir ya. Mi vida estaba acabada a pesar de las reducidas opciones que me dio Wayne. Una mujer de pareja para tener descendencia. ¿Era esa la única función que tenía en la vida?

—Hugo, ¿estás mejor?—preguntó Brad.

—Creo que sí...—respondí sacando fuerzas para vocalizar algunas palabras.

—Bien...—me levantó rodeándome con los brazos y apoyando mi cabeza sobre su desnudo pecho—. No te fuerces a hacer nada. Descansa—murmuró.

—Hay una cosa que deberías saber antes de salir...—intervino Alis.

—No hace falta. No irá a clase durante el resto del día—dijo el rubio.

—¿Te lo vas a llevar a casa? Ten cuidado, no vayas a tener deseos de procreación en su presencia. Además, sería imposible en su estado.

—Ya lo sé. No iba a hacer nada.

Brad me cogió en brazos sin permitirme protestar y me llevó hacia su coche sin que nadie nos viese. Me colocó en el asiento de delante pero lo inclinó al máximo para que estuviera más cómodo.

—Te llevaré a mi casa para que tu padre no te haga preguntas innecesarias.

—No es...mi padre.

El rubio me miró tiernamente y sonrió de la misma forma antes de acariciarme el rostro y plantarme un casto beso en la frente.

—No...hagas cursiladas—protesté algo ruborizado.

—Sé que en realidad te gusta.

—Eso es mentira—murmuré girando la cabeza en dirección contraria.

—No lo es—me contradijo—. En mi opinión, tú lo que quieres en el fondo es sentirte querido, pero el problema es que no permites que nadie te lo demuestre.

—Yo no quiero... ¿A quién le importa lo que quiero o dejo de querer?—hice el intento de encogerme de hombros—. Ya conoces mi situación familiar y a la gente que me rodea: una loca, dos extraterrestres de colores y un asesino.

—Te has olvidado mencionarme.

—Ah, cierto. Y un mentiroso.

Brad tornó seria su expresión, e incluso se podría describir como molesta.

—¿Sigues pensando que estoy contigo por el dinero de tu padre?

—¿Por qué sería si no? No valgo nada por lo que merezca la pena seguir a mi lado.

—Te equivocas—dijo girándose hacia mí y, tomando mi cuello suavemente entre sus dos manos, acercó su rostro a mis labios estableciendo una conexión que me dejó completamente perplejo. Al separarse, su expresión se había ablandado —. Espero conseguir algún día que cierres los ojos con mis besos.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top