29. "Y comieron perdices (o las perdices se los comieron a ellos)"

(Narra Hugo)

Desde hacía unos días, me di cuenta de que Brad no salía de su habitación y siempre estaba en casa cuando yo lo estaba. Me pareció muy extraño así que le pregunté el motivo obteniendo como respuesta: "Estoy tomando un descanso de todo". Eso decía, pero su aspecto no parecía mejorar.

Cada día lo veía peor.

Llegó un momento en el que su estado era tan crítico que sus padres insistieron en ingresarlo al hospital, petición a la que los médicos accedieron sin dudar, a mi asombro. Quiero decir, sabía que Brad se encontraba fatal pero por no comer mucho uno no iba al hospital sino que se quedaba en casa y se le recetaban unas vitaminas, ¿no era así?

- No - fue todo lo que me dijo Elmer antes de cerrar la puerta de la habitación de Brad estando él dentro.

- Vale, esperaré a que termines de decirle lo que tengas de decir - solté con reproche -. Seguro que no tardarás mucho porque lo has tenido monopolizado durante estos días y te habrá dado tiempo de contarle la Biblia del derecho y del revés.

- Cállate - se asomó por la ranura de la puerta.

- Lo que usted diga, my Clarity - dije de forma sarcástica acompañado de una reverencia ridícula.

- No tengo tiempo para halagar tu mejoría en el inglés - volvió a cerrar sin esperar una respuesta mía.

Brad ya estaba ingresado y el hijo de puta de su hermano no me permitía entrar para verlo. ¿Y por qué dijo que no tenía tiempo? Seguramente fuera para no seguir hablando conmigo; todos sabíamos que nuestras conversaciones no eran agradables para nadie.

Quedé sentado en la sala de espera unos cuantos siglos viendo como personas de todas las edades eran transportados a lo largo de los pasillos y algunos incluso iban cubiertos por una sábana logrando que aquel lugar pareciera un morgue.

- ¡AGHHH! - se oyó un grito desde dentro de la sala y entonces salió Elmer cogido de la cabeza.

Me levanté instantáneamente preocupado por lo que había ocurrido. Al ver que Elmer se había alejado del lugar, aproveché para entrar a la habitación de mi novio, en la cual seguían estando sus padres.

En cuanto entré, no me dio tiempo ni a decirle nada ya que había aparecido su médico y pidió que desalojáramos el cuarto. Brad se quedó solo hasta que una enfermera entró a hacerle compañía. El doctor llamó a Charles y a Esteban para comunicarles algo y yo los seguí a su despacho.

- Su hijo no ha mostrado señales de haber mejorado desde que le hicimos la última prueba. Dado su estado actual, no tenemos muchas opciones...

- ¿Qué quiere decir? - interrumpí.

El hombre me miró extrañado y les preguntó a los padres de Brad si me conocían, a lo que ellos obviamente dijeron que sí e incluso me presentaron como parte de su familia como ya hicieron una vez. Comprobada mi identidad, el doctor prosiguió:

- Como iba diciendo, las opciones son muy reducidas, pero para llevarlas a cabo necesito vuestra colaboración.

- Haremos lo que sea necesario para salvar a nuestro hijo - afirmó Charles.

- Me alegra oír eso ya que tratamos con un tema de extrema importancia: a Bradley le han comenzado a fallar ciertos órganos vitales así que requerimos de una donación de algún miembro de su familia de su mismo tipo de sangre. Para esto necesitaré vuestros documentos sanitarios.

Charles y Esteban no eran sus padres biológicos por lo que las posibilidades de que su sangre fuera la misma eran menores, pero aun así eso no les impedía comprobar e intentar hacer todo cuanto podían. Yo también quería darlo todo, si era necesario, hasta mi corazón pero, lamentablemente, mi ayuda no fue aceptada por los padres ya que insistían en que no debía involucrarme en algo de ese nivel de complejidad.

¿Me subestimaban junto a mis órganos?

Elmer pareció calmarse de cierto modo para el momento en el que tenía que hacerse la prueba sanguínea. Tanto Charles como Esteban tenían sangre de tipo A+ y AB+ respectivamente que, según el doctor, no servía para la donación ya que los órganos serían rechazados por su organismo.

- Elmer, tu sangre es del tipo...B-. Lo siento, pero tendremos que buscar a algún donante voluntario que sea capaz de donar a un AB-.

- ¿Eso va a tardar mucho?

- Peligrará aun más la salud de vuestro hijo - respondió -. Pero es lo único que podemos hacer...

Había estado escuchando sus conversaciones desde detrás de la puerta y, al entender que la sangre de ninguno de ellos era compatible, decidí hacerme las pruebas yo mismo y me dirigí a recepción donde me aceptaron al momento mandándome a otra sala.

- Vaya, ¿pero qué tenemos aquÍ? - sonrió el doctor después de analizar mi muestra de sangre -. Eres un 0-, felicidades joven.

- ¿Eso es bueno? - me sorprendí.

- Sí y no - se ajustó las gafas -. Verás, hay distintos tipos de sangre y la tuya en concreto es uno de los dos tipos que abren más puertas. Por ejemplo, una persona con AB+ puede recibir sangre de cualquier tipo, pero la tuya es algo especial ya que solo puedes recibir de uno: el 0-.

- Sigo sin ver el lado positivo de eso.

- El lado positivo es que tu sangre es donante universal, es decir, cualquier organismo aceptaría una donación tuya así que si piensas enfermar gravemente algún día, replantéatelo para ser donante.

- ¿Y un AB-? ¿Puede recibir mi sangre? - pregunté con un brillo en los ojos.

- Como ya he dicho, eres donante universal así que la respuesta es sí, sí que...

No terminé de escucharlo. Cogí el papel que tenía en la mano con los datos sobre mi análisis, le agradecí desde la puerta y salí corriendo hasta la habitación de Brad. Por el camino choqué con su doctor.

- Oye, no puedes correr por los pasillos... Espera, ¿no eras tú el miembro que faltaba por comprobar?

- Sí - le entregué el informe que cogí previamente -, ya me han hecho el análisis y puedo ayudar. Por favor, sáqueme todos los órganos que hagan falta.

- Tranquilo, tranquilo - hizo un gesto extraño con las manos mientras accedía a echarle un vistazo al papel -. Esto...esto es increíble, Hugo. Vamos.

¡Bien!

Me condujo hasta una sala en la que fui tumbado sobre una camilla y rodeado de varios hombres en bata.

- Comenzaremos el trasplante en cuanto tus tutores firmen la autorización - dijo -. Enseguida nos pondremos contigo.

No estaba nervioso por la operación ya que no sería mi primera, pero sí que me preocupaba en lo que estaría pensando Brad. ¿Estaría pensando en mí? Eso habría sido bonito pero no había forma de saberlo, y menos aun dada la situación en la que nos encontrábamos ambos.

El doctor volvió pronto y me pretendió hacer pensar en otras cosas mientras me ponía anestesia, pero yo no era capaz de dejar de pensar en Brad; deseaba con todas mis fuerzas que la operación resultara exitosa y poder salvarle la vida a aquel a quien tanto le debía.

Cuando desperté, sentía que no llevaba nada y, efectivamente, estaba desnudo y cubierto por una sábana. Me destapé y vi una cicatriz sobre uno de los laterales de mi vientre.

- ¿Cómo estás, valiente? - me preguntó un médico diferente al anterior mientras limpiaba ciertos utensilios.

A parte de él no había nadie más en la sala. Me levanté quedando sentado sobre el borde de la camilla cubriéndome con la sábana.

- ¿Puedo vestirme?

- Sí, de momento tendrías que llevar esta bata pero pronto te devolveremos tus cosas.

- Gracias - cogí la prenda -. ¿Han comenzado ya con la operación de Brad?

- ¿El chico al que debían trasplantarle tu riñón? Sí, hace casi una hora, 52 minutos para ser exactos.

- ¿Puedo verlo ya? ¿Han terminado?

- Han terminado pero dudo que puedas verlo ahora mismo, de hecho, el Dr. Molina me ha dicho que no te dejemos salir durante un tiempo, para una óptima recuperación claro.

- Entiendo... - me decepcioné y volví a sentarme.

Pasé ahí muchas, muchas horas.

¿Estará bien Brad? ¿Lo habrán solucionado todo con eso?

Aquellas dos preguntas rondaban en torno a mi cabeza constantemente. Me moría de ganas de visitarlo y ver que todo iba bien con solo mirarle la cara. Quería que me sonriera y que me dijera que a partir de entonces las cosas irían a cambiar a mejor, que nos iríamos juntos a algún lugar donde nadie nos encuentrase jamás y que no nos llevaríamos a Elmer. Quería esas cosas.

Necesitaba oír algo agradable.

Aprovechando un momento en el que no había nadie vigilándome, busqué mis pertenencias y me vestí. "Ya estoy perfectamente recuperado, seguramente pueda irme" pensé.

Al salir, miré a los lados para que no hubiera nadie que me pudiera mandar de vuelta a la sala y me encaminé a donde Brad se encontraba.

- Era...la sala 476, sí - recordé.

Pronto llegué y abrí la puerta en silencio. No había nadie a parte de mi novio y eso me alegraba porque así podía estar un rato más con él a solas. Me senté en la silla que había a su lado y lo tomé de la mano. Brad abrió los ojos.

- Brad... - sonreí esperando que dijera algo -. ¿Estás mejor?

Giró la cabeza hacia mí y sonrió también.

- Estoy perfectamente - dijo -, sobre todo ahora que has venido a verme.

Me ruboricé. Con solo esas palabras ya me hacía olvidar todas las penas.

- Quiero volver a casa contigo así que no te hagas mucho el enfermo, ¿de acuerdo?

- Cuando volvamos, todo va a cambiar porque nos iremos muy lejos de aquí.

Abrí los ojos perplejo.

- ¿L-lo dices...en serio? - tartamudeé.

- He arreglado ciertas cosas y no tienes porqué preocuparte más por Lorenz. Empezarás a estudiar en otro lugar y podremos comenzar de cero de verdad. ¿Qué te parece?

- No sé qué decirte...

- Quiero que tengamos una familia.

Iba a llorar. Ya sabía que quería una familia conmigo y todas esas cosas no eran nada nuevo, pero que las siguiera diciendo después de todo lo ocurrido fortalecía el amor que sentía por él. Lo quería más que a nadie más en el mundo.

- ¿Cómo están tus labios? - le pregunté -. Espero que no tengas prohibido el contacto con los demás.

- No, al contrario, iba a pedirte que me pasaras el vaso de agua pero creo que ya no hace falta.

Me levanté y le acaricié el pelo mientras acercaba mi rostro al suyo.

- El agua es un método anticuado para humedecer la boca.

- Bésame entonces - pidió -. Como si fuera a morir mañana.

Eso hice, como si fuera el último día de nuestra vida. Sus labios ansiaban el dominio de los míos y me permitían adentrarme en su interior. El papel de dominante empezaba a jugar un rol poderoso de mi parte en la relación.

Brad me acariciaba sin fuerzas la espalda durante el contacto mientras que yo hacía todo lo posible por facilitárselo. Subí sobre la camilla colocándome encima de forma que él no tuviera que cargar con mi peso. Al separarnos del beso, Brad no volvió a abrir los ojos pero sonrió, aun cuando nos estábamos besando. Si él era feliz, yo también lo era.

***

A la mañana siguiente desperté sentado y apoyado sobre la camilla del hospital. No me di cuenta de que me había quedado dormido a su lado.

Levanté la cabeza para ver la mejoría de Brad y, para mi sorpresa, él ya no estaba ahí.

Salí de la sala corriendo, mirando a mis alrededores y preguntando a todos si sabían algo del lugar al que se habían llevado a Brad. Nadie conocía una respuesta a lo que yo andaba buscando. Nadie sabía dónde se encontraba.

De pronto, el cirujano que contribuyó en la extracción de mi riñón pasó por delante de mí y lo reconocí al momento.

- Oye, ¡espere! - lo llamé consiguiendo detenerlo -. ¿Dónde tienen a Brad?

- Justo ahora me dirigía hacia él. Sígame.

Me condujo por numerosos pasillos hasta llegar a nuestro destino. Me dejó pasar primero y vi a los padres de Brad y a Elmer. Esteban estaba llorando sobre el hombro de Charles mientras éste lo abrazaba. Elmer estaba simplemente agachado junto a la camilla observando el rostro de...¿Brad?

- ¿Qué está...pasando? - pregunté sin entender nada en absoluto.

Brad tenía los ojos cerrados y su piel había perdido el color por completo por no hablar de que se le podían contar los huesos de la cara. Su cuerpo estaba cubierto con una sábana blanca y, en cuanto puede visualizar a Brad durante unos instantes, el cirujano cubrió su cabeza con la misma sábana.

- Hemos hecho todo lo que hemos podido - dijo mirando a los familiares del paciente -. Lamento su pérdida.

¡¿QUÉ?!

- ¿De qué está hablando? - reí volviendo a destapar su rostro -. Eso solo se dice de aquellos que han muerto, y como puede ver, no es el caso.

- Lo siento, pero no puedo hacer nada más. Bradley Dufault ha fallecido por un desorden muy grave en su organismo.

- No, NO, NO. Deje de decir esas cosas, por favor - seguí hablando sin apartar la mirada del pálido rostro -. No está muerto, tan solo...está descansando de todo. Solo eso. Tiene que dormir así que mejor no le molestemos. Cuando vuelva, Brad estará despierto y me dirá que se alegra de verme y...

Elmer comenzó a llorar y dio un golpe al suelo con el puño.

Lo miré a él y luego a sus padres. Volví hacia Brad y de mis ojos salieron incesables lágrimas. Sollozos. Llantos.

- No...no es posible... - murmuré -. ¡NO! ¡NO, JODER! ¡NO!

Mi sangre comenzaba a alterarse y mi corazón a latir muy deprisa. Me agaché y me agarré del pelo pegando un grito muy fuerte.

- ¡NOO! ¡NOOOOOO! - continué gritando.

Charles y el cirujano se acercaron directamente a mí cogiéndome cada uno de un brazo para sacarme de ahí mientras yo forcejeaba.

- ¡NOO! ¡NO PRETENDÁIS SEPARARME DE BRAD! ¡JAMÁS LO DEJARÉ IR! ¡NO, SOLTADME!

Me sacaron fuera, al pasillo y mi voz resonaba por todo el espacio por lo que se me oía aun más fuerte.

- ¡DEJADME VER A BRAD! ¡DEJADME! ¡TENGO QUE ESTAR CON ÉL!

El cirujano le mandó señales a otro doctor y enseguida vinieron varios ayudándoles a sujetarme.

- ¡BRAD! ¡NO TE CEDERÉ A NADIE!

De pronto sentí un pinchazo forzado en mi cuello, el cual fue inmovilizado durante la inyección. Conforme fue haciendo efecto, mis gritos se debilitaban y luego mi cuerpo comenzó a perder fuerzas.

- Brad...no dejes que piensen...que has muerto... Abre los...ojos.

- Llevadlo a la sala 580 - ordenó uno de los médicos.

- No - intervino Charles -. Volverá a casa con nosotros, gracias por preocuparos.

- Está bien. Entonces pase cuando pueda para firmar unos papeles.

Charles me cogió en brazos y me llevó hasta la sala donde Brad seguía estando para informarle a Esteban que nos teníamos que ir ya. Éste ayudó a Elmer a levantarse y lo cogió de la cintura llevándolo fuera.

La inyección no me había dejado inconsciente pero debilitó mi organismo por completo así que fui capaz de seguir viendo todo lo que ocurría a mi alrededor.

Brad había muerto, y junto a él, la razón de mi vida. Él quería convertirme en mejor persona, quería hacerme creer en mí mismo, que comenzara a ver el mundo desde otra perspectiva. Brad no estaba más, mi objetivo de convertirme en mejor persona se fue con él, mi autoestima también, y la nueva perspectiva que comencé a visualizar de este mundo. No quería morir únicamente para poder seguir a su lado. Brad no estaba más.

Yo tampoco debería.

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