25. "Acoso en el tren. ¿No es demasiado cliché?"
Besé a Brad de forma mucho más apasionada y ansiosa que la anterior vez, pero también de forma romántica. Luego, él pasó a repartir algunos besos sobre mi rostro. Cada uno de ellos me transmitía unas sensaciones indescriptibles.
Nos besábamos pero no avanzábamos a nada más.
Ninguno de los dos quería terminar haciéndolo en una cama que nadie sabía cuántas veces había sido utilizada para esas cosas.
- Volvamos a casa - dijo Brad entre beso y beso -. Quiero tenerte para mí el resto de mi vida.
Escuchar esas palabras...me hicieron la persona más feliz del universo.
- Te tomo la palabra - respondí.
No queríamos separarnos pero había algo que deseábamos hacer desde hacía mucho más tiempo.
Mis cosas tenían que estar en la oficina de Lorenz; estaba claro que no iba a volver en ese momento ahí. Brad me dio la gabardina que llevaba puesta y ambos salimos a las afueras frías cubiertas por una fina capa de nieve.
- Hacía tiempo que no nevaba aquí... - dijo.
Nada más haber dado unos cuantos pasos, nos vimos empujados al suelo cayendo uno encima de otro.
- Habéis salido muy deprisa - oímos una voz femenina -. Ya sabía yo que prefiriríais hacer el amor en un ambiente más romántico.
Ambos giramos para ver de dónde provenía y vimos a Alis observándonos desde arriba.
- Viendo que habéis salido juntos de la mano, puedo suponer que el plan ha funcionado y que habéis solucionado las cosas. ¿Qué tal un beso para agradecerle a vuestra Celestina?
¿Ella había devuelto a Brad a la normalidad? ¿Cómo lo había conseguido?
- Seguramente estéis confusos por todo así que me voy a tomar las molestias de explicároslo pero esperaré hasta otro día para hacerlo - volvió a hablar -. Hasta entonces quiero verlo: ¿no vais a besaros como hacen en las películas? Dos personas caen sobre la nieve, se miran fijamente y luego se van atrayendo en un beso que ambos deseaban desde hace mucho tiempo - dramatizó -. Luego se separan y se continúan mirando hasta que algo los interrumpe...
Estaba tumbado sobre Brad en la poca nieve que había sobre el suelo. Él sonreía mientras escuchaba a Alis contando sus fantasías y, aunque nos hiciera gracia la forma en la que deseaba vernos, en realidad nosotros también queríamos besarnos otra vez.
- ¡Esto sí es a lo que se llama el beso invernal perfecto! - exclamó Alis dando pequeños saltitos mientras nos miraba.
Entonces, recibimos dos bolas de nieve estampadas contra nuestras cabezas y nos separamos.
- ¡En el blanco! - gritaron los gemelos chocándose los cinco.
- ¡Misión cumplida! - exclamó Max.
- ¡Sí! ¡Ya no tendremos que soportar a Brad metiéndole la lengua a ese doble de Hugo!
- Ya me ocuparé yo de que eso no vuelva a ocurrir - rió Brad revolviéndome el pelo y levantándose para armar una bola de nieve -. Vamos, muéstrame tu lado guerrero -. me la lanzó.
- ¡Eh! - me cubrí el rostro -. ¡Ya verás como luchan los guerreros!
Me dejé llevar por su juego y pronto acabamos todos lanzándonos nieve los unos a los otros.
Este era el mejor comienzo que podría haber deseado...
***
(Narra Brad)
5:36 a.m.
- Hugo, ya hemos llegad...
Había detenido el coche pero, al fijarme en el chico que tenía a mi lado, me di cuenta de que había caído completamente dormido. No me esperaba menos después de todo lo que había pasado aquella madrugada.
- ¿Qué se le puede hacer? - sonreí y rodeé el vehículo para tomarlo en brazos con cuidado.
Parecía estar aun medianamente consciente ya que, al percibir mi tacto, entreabrió ligeramente los ojos y se dejó levantar.
Lo llevé a su cuarto en silencio dejándolo sobre su cama. Aun tenía puesta la ropa con la que había estado fuera.
- ¿Brad? - se asomó mi hermano por la puerta.
- Elmer, ¿aun no te has acostado?
- Sabes perfectamente que no puedo hacerlo cuando falta alguien por llegar - se frotó los ojos y bostezó -. ¿Se te ha pasado tu estado hipnótico? Al final, Alison tenía razón.
- ¿Estaba hipnotizado? - me extrañé ante su comentario apartándome una poca distancia de Hugo.
- Sí, dijo algo de que estabas en una especie de trance y que seguramente necesitaras un valioso recuerdo para volver en sí. Que conste que yo no estaba de acuerdo con que te llevara a un club de azules porque este tipo no me agrada en absoluto pero dado que fue gracias a él que has vuelto a la normalidad, supongo que realmente es alguien importante para ti.
¿Por qué tenía la sensación de que Elmer estaba cambiando? ¿Pasó algo en mi ausencia entre ellos dos?
- Te ayudo a quitarle el abrigo - se ofreció aproximándose al delicado cuerpo del chico.
No entendía nada.
Levanté un poco el torso de Hugo y Elmer fue capaz de sacarle la ropa exterior con mucho cuidado sin despertarlo aun más.
- Esa chica, Yoana, ya no me gusta - dijo dejándolo de vuelta sobre el colchón -. Cuando empezaste a salir con ella no estaba mal, pero ahora que parece otro Hugo no la quiero ver a menos de 10 metros de ti, sobretodo después de lo que te ha hecho.
- Entonces Hugo...
- También sigo sin aceptarlo, lo siento, y no creo que pueda llegar a hacerlo alguna vez.
- Ya me estaba creyendo que habías cambiado... - fingí una sonrisa.
- Solo tienes ojos para él, ¿me equivoco?
- Así es.
Bajó la mirada y se acercó al marco de la puerta.
- Las mujeres pueden darte un futuro mientras que él solo te está llevando en dirección contraria.
- Eso ya es cosa mía.
- Como única familia real que tengo, me gustaría desearte lo mejor. Aunque veo que mi opinión no es tan relevante como la de este chico - suspiró -. No tardes mucho en acostarte.
Al cabo de poco tiempo, la única luz prendida de toda la casa era la de la habitación de Hugo. Observé su cansado rostro respirando débilmente y me tentó a darle un casto beso en la frente tras apartarle los mechones que caían sobre ésta.
Me alejé unos metros y, justo cuando estuve a punto de apagarle la luz, oí un leve murmullo.
- No me dejes... otra vez.
Provenía del menor, obviamente; no había nadie más despierto a esa hora. Él no había abierto los ojos, tampoco se había movido ni un centímetro de su previa posición.
- Brad...
Una vez lo suficientemente cerca como para poder alcanzarme, Hugo estiró su brazo sin muchas fuerzas hasta llegar a rozarme la mano.
Observé su movimiento y luego me fijé en él.
- ¿Te quedarás...conmigo? - preguntó en un tono muy bajo.
El próximo día iba a ser sábado; podía permitirme descansar junto a la persona que quería. Entre semana me habría resultado difícil hacerlo porque, una vez abrazado a aquel frágil e indefenso cuerpo, ningún despertador era suficiente para levantarme.
Me quité la chaqueta y luego me desabroché la camisa mientras me encaminaba al interruptor para apagar la luz. Cerré la puerta y pasé a sacarme los pantalones.
La luz de la luna oculta tras las montañas y unos leves rayos de sol eran lo que alumbraba el cielo a esas horas tempranas de la mañana. Me acosté al lado de Hugo cubriendo ambos cuerpos con la misma manta e instantáneamente noté como se encogía junto a mí.
Lo abracé. El chico estaba muy frío pero yo sentí que podía darle el calor que necesitaba con mi contacto. Hundió su cabeza en mi pecho y murmuró:
- Siento que la relación con tu hermano no sea la misma por mi culpa.
Permanecí en silencio unos segundos hasta responderle en el mismo tono de voz.
- A mí también me preocupa... No quiero tener que elegir entre las dos personas que más quiero.
- ¿Me quieres?
- Mucho - contesté sin pensar siquiera.
- ¿Puedo...preguntarte algo? - intervino con inseguridad -. ¿Qué...soy exactamente para ti?
¿Qué era para mí? Una pregunta tan extensa no tenía una sola respuesta. Le podía decir todo pero aun así me habrían faltado palabras para definirlo. No podía hacerlo.
- Ya veo... - volvió a hablar tras no haber escuchado una respuesta de mi parte -. Amigos entonces...
¿Se refería a nuestra relación?
- Somos mucho más que eso - dije dándolo por obvio.
En ese momento, Hugo pareció haber perdido las ganas de dormir porque sus ojos se abrieron por completo.
- ¿Qué...quieres decir?
- Amantes no suena muy comprometedor ni profundo en sentimiento. ¿Novios tal vez?
- ¿Cuándo hemos acordado eso? - mostró una expresión muy seria.
- Si no quisieras o dudases sobre el tema, te lo habría preguntado pero, dado el caso, me parece que es todo lo contrario, ¿no es así?
- A veces no sé de qué estás hablando...
- ¿Amigos o novios?
- ¿Qué implica lo segundo?
- Lo que tenemos ahora.
- A esto más bien lo llamaría amigos con derecho a roce.
- También es cierto.
- Entonces...¿habría algo más?
Le di unas vueltas pensando en algo para cambiar de nombre a nuestra relación ya que el que Hugo le dio sonaba bastante inestable.
- La feria anual termina este fin de semana, ¿te apetecería ir? - propuse finalmente.
- ¿Una cita? - sonó como si hubiera empleado ese término por primera vez.
- ¿Has tenido una alguna vez?
- No creo... - desvió la mirada.
- Entonces seré el primero - sonreí.
Eso era lo que nos faltaba. Una cita para pasar tiempo juntos a solas.
Él se veía feliz también, pero a la vez un poco apagado.
- ¿Ocurre algo? - me interesé.
- No, nada - evitó mi pregunta pasando una mano por mi cintura -. Solo tengo sueño.
Eso era incuestionable pero creí saber en qué estaba pensando y la verdad era que eso también me atormentaba.
Lorenz, no permitiré que te quedes con Hugo. Estoy dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de que la persona que tengo entre mis brazos no llegue a perder su humanidad.
***
Una cita a solas implicaba COMO MÍNIMO el poder estar solos durante un tiempo, no...esto.
- ¡Hey, hey, hey! - exclamó Alis lanzándose sobre nuestros hombros -. Veo que no habéis vuelto a discutir durante esta noche. ¿Vamos a ir a la feria?
- ¡Me encanta la feria! - gritó Max.
- ¡La casa del terror! - añadió Logan.
- ¡Fantasmas!
- Nada mejor que una excursión al parque temático con un prostituto gay, una marimacho y dos estudiantes de primaria que van al instituto cazando fantasmas - intervino Elmer -. Brad, solo estoy aquí por ti.
- ¡¿Y qué hace él aquí?! - lo señaló Hugo alterado.
- Estoy para evitar que esto se convierta en una cita.
- ¡Nadie te lo ha pedido!
- ¡Tampoco se te ha pagado para enrollarte con mi hermano!
Yo me limitaba a observar la escena sonriendo de oreja a oreja sin intervenir en ninguna conversación.
- ¡No necesito que me paguen para estar co...!
- ¡AJÁ! - lo interrumpió Elmer -. ¡SABÍA QUE TE TIRABAS A TODO EL MUNDO GRATIS!
- ¡¿Qué?! ¡Pero si eres tú el que no aparece por las tardes en casa buscando flores!
- Al menos no voy por ahí comiendo pollas, pedazo de maricón. ¿Y de verdad crees que voy a estar bajo el mismo techo que tú unas innecesarias horas? ¡Ni en tus mejores sueños!
Me estaba comenzando a entrar un tic en el ojo izquierdo.
- ¡Morirás con 47 gatos detrás de un baño portátil!
- ¡Al menos no rodeado de personas que me quieren meter algo por el culo!
Alis escuchaba cómo rebotaban sus insultos del uno al otro mientras que Logan le tapaba los oídos a su hermano gemelo. Mi sangre fue subiendo a la cabeza y de un momento a otro, me iría a explotar una vena de la frente.
- ¡Seguro que Brad está contigo por lástima! - exclamó Elmer echando la gota que colmaba el vaso.
Ha explotado.
Me acerqué a esos dos y los agarré a ambos de la ropa aun sin borrar la sonrisa de la cara.
- Se ve aterrador... - murmuró Logan.
Tanto Elmer como Hugo cerraron la boca asustados cuando se vieron en esa situación.
- Disfrutemos de la excursión - dije.
Solté a Elmer y arrastré a Hugo hasta el coche en el cual lo metí por la fuerza sin preguntarle nada y bloqueé todas las puertas sin haber entrado yo antes.
- Elmer, te dejo al mando para que dirijas la ruta. Vosotros tomáis el autobús, y nosotros vamos en coche - me aproximé y le di unos billetes en la mano -. Buen viaje.
No escuché ningún comentario más y me dirigí al vehículo donde había dejado encerrado a mi chico.
- Tengamos nuestra cita - concluí tras arrancar el coche.
Hugo abrió la boca varias veces para decir algo pero solo fue capaz de disculparse al cabo de un rato.
La culpa no era suya, tampoco de Elmer. Era mía porque lo estaba permitiendo así que hice lo que debía de haber hecho desde el principio: separarlos.
Llegamos en silencio hasta la estación y aparqué.
- ¿Por qué paramos en este sitio? Está muy lejos si vamos andando desde aquí- habló Hugo.
- No podré aparcar más cerca porque hoy es de esos días en los que la feria estará a reventar de gente. Cogeremos el tren a partir de aquí.
Otra de las cosas que Hugo iría a hacer por primera vez.
Llegamos justo a tiempo a la línea porque todos empezaron a entrar ya.
- Busca algún sitio y enseguida me acerco - le pedí -. Compro los billetes y voy a buscarte.
Él miró a sus alrededores y a todo ese montón de personas que se empujaba para coger asiento. De verdad que iba muy lleno aquel día pero, aun pareciendo estar asustado, Hugo entró y lo perdí de vista.
"No hay ningún problema, Brad. Saca rápido los tickets y pronto podrás volver a verlo. No le pasará nada hasta entonces".
En eso me habría gustado estar pensando. En cambio, lo único que rondaba por mi mente era lo siguiente: "Hugo está en peligro, lo he dejado solo, ¿y si alguien lo toca? Nadie se daría cuenta pero él tampoco podría decir nada porque no tendría sentido acusar de manoseo en un lugar donde es inevitable. ¿Y si se pierde y no lo encuentro? ¿Y si lo secuestran? ¿Cloroformo? ¿Robo? ¡Podría ocurrir cualquier cosa!"
Me estaba impacientando y la máquina no procesaba bien el dinero, de hecho, ya iban un par de veces que me había salido el mensaje de "Error en procesamiento. Revise que haya introducido correctamente la cantidad indicada en pantalla". Para colmo, una señora andaba preguntándole a todos sobre la línea que debía de coger para regresar a su pueblo y nadie sabía darle una respuesta con certeza ni mandarla a información. Parecían tener demasiada prisa pero podrían mostrar algo de corazón al menos.
Me rendí con el pago y me acerqué corriendo a ella para escribirle en el reverso del folleto que sujetaba el número y la línea que debía tomar. Durante ese tiempo, mis ojos no podían desviarse del vagón en el que entró Hugo y mi cuerpo se alteraba de manera impresionante. Tras los agradecimientos que no llegué a oír hasta el final, corrí hasta la puerta con la intención de llamar a Hugo para tomar el siguiente tren pero no conseguí localizarlo entre la multitud.
En momentos así, desearía que fueras más alto, querido chico de metro sesenta.
Salí del vagón y recorrí todo el cristal intentando ver al joven de cabello azabache. De pronto oí el siguiente mensaje: "Atención, señores viajeros. El tren con destino Murcia-La Fama va a efectuar su salida. Os rogamos, manténganse detrás de la línea amarilla".
Las puertas comenzaron a pitar y, en unos segundos, a cerrarse lentamente. Miré mi mano con las monedas que no conseguí que aceptara la máquina, luego a la señora que andaba preguntando a la gente qué era lo que le había escrito en el folleto. Miré tras el cristal y, finalmente, las puertas a punto de quedar bloqueadas con el tren ya puesto en marcha. No tardé más en pensármelo y me apresuré en alcanzarlas para subir al vehículo.
Quedaban apenas 30 centímetros de apertura y se iba alejando poco a poco de mí. Yo aun corría a unos 4 de metros de distancia.
Entonces, lo vi a él.
Hugo estaba siendo presionado contra el cristal del lado contrario por un hombre de rostro muy familiar y éste no tenía cara de estar relatando cuentos de hadas.
Como por una acción sobrenatural, alcanzé las puertas en dos grandes saltos y las forcé a mantenerse abiertas mientras me abría paso para entrar. Lo conseguí.
Una vez dentro, no dudé en pasar entre la gente hasta llegar a Hugo. Mostraba una expresión seria pero débil mientras intentaba apartar a ese capullo, cosa que no podía lograr debido al poco espacio que tenían de sobra.
- Te acuerdas de mí, ¿verdad, Jesse? - dijo sin parar de tocarle el trasero -. Soy ese tío que siempre está en primera fila en tus actuaciones, el que pasa todas las noches observándote, el que te acompaña a casa desde la oscuridad, pero el mismo que no dispone de más perras que para unas cervecicas. No te imaginas lo que me habría gustado pasar una noche entera haciéndote mostrarlo todo exclusivamente para mí. ¿No sería fantástico? Soy tu fan nº1, al fin y al cabo.
¿Estaba oyendo bien? ¿Hugo tenía un acosador?
- ¿Por qué no dices nada? Quiero oírte gemir. ¿No vas a hacerlo? ¿Quieres que te toque en otra part...?
Una de sus manos pasó a su entrepierna y a penas llegó a rozarla cuando la agarré y la alcé en alto.
- ¿Me permites? A mí también me gusta Jesse y sería egoísta que lo monopolizaras de este modo.
El hombre me miró cabreado en un principio dispuesto a soltarme un sermón, pero luego ablandó su expresión, o más bien, la transformó en una más pervertida que la que le había dedicado previamente a Hugo. La mano que tenía sujetada por mí, aplicó mucha más fuerza que la que yo era capaz de usar y me retorció el brazo dejándome pegado de frente al chico el cual quedó inmovilizado por mi cuerpo.
- ¿Un trío es lo que propones, rubio? Nada mal, eres muy atrevido - apretó una de mis nalgas -. Si me pasas tu número podríamos quedar todos juntos, siempre y cuando no cobres por ello. No deberías hacerlo de todas formas porque nada me garantiza que me guste la experiencia.
- ¿Por qué esperar cuando podemos salir en la siguiente parada todos? - aguanté para no mostrar una notable oposición a su contacto para que aquello no acabara en una pelea.
- ¿Qué haces, Brad? - preguntó Hugo confuso y algo atemorizado.
- ¿A ti no te gustan los tríos, Jesse? - lo llamé por su nombre artístico.
No sabía si llegó a comprender o no mis intenciones, pero no tenía otra opción que seguir con la idea. Si yo no hubiera intervenido, por muy estúpido que fuera el plan espontáneo, Hugo habría sido el que acabase sufriendo de acoso.
- Aquí llegamos, rubio - dijo el hombre sin soltarme de la mano ni debilitar el agarre después de que el tren se hubiese detenido. De la misma manera cogió a Hugo con la otra mano y fue capaz de forzarnos a ambos sin parecer costarle gran esfuerzo -. ¿Y sabes qué? Da la casualidad de que tengo una sorpresa preparada de antelación para vosotros.
- ¿A qué te refieres?
Caminamos un rato y enseguida visualizamos lo que aquel tipo nos pretendía decir.
- Que no estoy solo - se rió empujándonos hacia aquellos hombres que no tardaron en meternos a ambos en una camioneta oscura.
Había sido la mejor idea que se me había ocurrido jamás.
Brad, la has cagado oficialmente.
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