23. "Rojo y negro, guardan un secreto"

Había pasado una semana desde que volví al trabajo y no lo llevaba nada bien. Regresaba a casa tarde por la mañana antes de que nadie despertara y me metía a la ducha para limpiarme el asco del cuerpo. Me tocaban personas que no conseguían pareja en su vida, personas mayores y adineradas, algunos casados, otros simplemente unos solterones repugnantes con ganas de hacerle daño a alguien. Si ya tenía heridas y daños físicos notables, la prostitución no era algo que me los sanase, y menos aun el tipo que yo ofrecía.

Lorenz, como ya había mencionado anteriormente, no era un hombre muy pacífico y amable, sino al contrario. Me vendía a los que mejor le pagasen y les daba permiso para utilizarme como a un jodido muñeco sexual. Yo no era una persona, solo un medio. Nadie me apreciaba en aquel entorno y no hubo una sola vez en la que alguno de los clientes se compadeciera de mí o tuviera empatía, al menos un poco.

¿Empatía? ¿Qué era eso? Yo tampoco era quien para hablar ya que en mi vida jamás había hecho uso de esa palabra a lo que a la práctica se refiere. No sabía lo que se sentía cuando alguien se compadecía de ti o pensaba en tu dolor.

No lo sabía hasta que conocí a Brad. Él fue el primero que me preguntó si me dolía algo y me atendió después de haber sufrido daños. Desde aquel entonces, siempre se había mostrado preocupado por mí pero yo no me daba cuenta y, ahora que estaba con otra persona, era cuando empezaba a entender sus acciones. Aunque la verdad era que hacía ya unas dos semanas que cambié mi forma de pensar hacia Brad pero no servía de nada porque no se lo demostraba. Siempre había sido frío con él dado que no sabía confiar en la gente. Él me mostró un lado cálido que me hizo reflexionar sobre mí.

La calidez, la confianza, la empatía, la seguridad, lo había perdido todo por un simple acto de cobardía. Si tan solo me hubiera dado cuenta de mis verdaderos sentimientos cuando aun lo tenía a mi lado, seguro que no estaría en una situación en la que me alimentase de sadismo, respirando dolor para pagar una gran deuda.

Ya no era el placer el que reinaba.

Lo siento, Brad. Me acabo de dar cuenta de que te quiero.

***

"Hazlo bien, ha pagado bastante por ti" fue lo que me dijo Lorenz antes de dejarme a la entrada de la casa de mi próximo cliente. Estaba algo nervioso por saber qué tipo de rico me había tocado esta vez. Solo esperaba que no fuera muy exigente.

Me detuve frente a la puerta unos segundos observando mis alrededores. Todo parecía muy silencioso y solo había una luz encendida.

"Debe de ser un solterón ahorrador lo que puede significar que es avaro y precisamente exigente"

Toqué el timbre finalmente pero no abría nadie. En un breve periodo de tiempo volví a llamar y entonces se encendió la luz del pasillo y la puerta se abrió. Salió un joven rubio, alto, de ojos marrones y sonrió levemente al verme.

- Buenas noches - saludó Antonio -. Pasa, por favor.

Con los labios entornados, mostré una expresión de sorpresa. Entre toda la gente que podía haberme solicitado, él era de los pocos que no podría imaginar. Al ver que no me movía del sitio, me agarró del antebrazo y me guió hasta el salón. Cojeaba ligeramente debido a que le habían permitido levantarse de la silla de ruedas hacía poco tiempo.

- Siéntate - se acomodó sobre el sofá -. Vamos, no voy a hacer nada.

Le hice caso y tomé asiento a su lado. Aun no me podía creer que él hubiera llamado a alguien tan vulgar como a un prostituto y que encima fuera a mí.

- Relájate - me dijo golpeando suavemente mi hombro -. Estás demasiado tenso. ¿Quieres tomar algo?

- ¿Me vas a dar alcohol? - pregunté pensando que quería emborracharme.

- No deberías tomar ese tipo de bebidas a tu edad, y aunque me lo pidieras no tengo, lo siento - se disculpó -. No bebo.

- No, no te lo estaba pidiendo...

- Oh, ¿entonces te apetece un café?

¿Quieres que no duerma? 

- No, estoy bien - respondí frotándome las manos -. ¿P-por qué me has llamado?

Antonio bajó la mirada y mostró una expresión más seria que la previa.

- Se habla mucho de ti en el instituto y no son los comentarios agradables que me habría gustado oír. Pensé que eran rumores pero busqué y te encontré como.. prostituto bajo el seudónimo "Jesse". Contacté con el que llevaba tu promoción ilegal enterándome después de que sufres unos tratos pésimos. 

- ¿Cómo...lo sabes?

- Cuando pregunté por ti, te recomendaron y me ofrecieron tu cuerpo en su totalidad por un precio moldeable que también dependía del tiempo que fuera a solicitar. Si eso se lo proponen a cualquiera debe de ser un infierno para ti, un joven de 16 años.

- ¿Me has denunciado?

- ¿Por qué iría a denunciarte? En todo caso los habría denunciado a los que te venden pero pensé que probablemente lo mejor sería hablar primero contigo. ¿Te obligan a hacerlo o tienes alguna razón?

- Yo...no sé qué responder a eso.

- Lo preguntaré de otra forma: ¿Por qué trabajas ahí?

No podía contarle sobre lo que pasó con Elmer pero tampoco quería ocultarle la verdad sobre un tema que ya conocía.

- Necesitaba una gran cantidad de dinero y no había otro modo de conseguirlo. O al menos no he sabido encontrarlo - contesté.

- Y has optado por una tremenda humillación y el maltrato a cambio del dinero. ¿Tan importante era lo que necesitabas financiar?

¿Importante? Tomaba pastillas para excretar pero no lo hice para evitar eso, sino por algo más egoísta y que realmente se podría considerar un capricho mío.

- No lo sé... - bajé el tono de voz.

- Bueno, tampoco tiene sentido que hablemos de algo que ya está hecho - se preparó para levantarse -. Si me dices el nombre completo de la persona que te contrató, podría poner una denuncia por abuso sexual hacia un menor...

- No lo hagas, por favor - interrumpí cogiéndolo de la mano -. Le debo mucho dinero y encontrará la forma de conseguirlo por las malas.

- ¿Te ha amenazado?

Lo solté y volví a mi posición inicial.

- No puedo hacer nada para evitar lo que he provocado.

Antonio volvió a sentarse a mi lado.

- Tiene que haber alguna opción. ¿Y tu padre? ¿No puede financiar una parte para que termines antes?

- Está en la cárcel y le han bloqueado la cuenta bancaria.

- Cierto... No sé de qué cantidad de dinero hablas pero no creo que pueda ayudarte con lo que tengo. 

- ¿Y por qué has pagado para hablar conmigo?

- He pagado por la noche completa para quitarte unos encuentros de encima. Es lo menos que podía hacer por alguien que me ha ayudado y apoyado - ladeó una sonrisa triste -. Perdón por no poder hacer nada más.

¿Había pagado una cantidad inimaginable solo para que no tuviera sexo con otras personas cuando él mismo no disponía de mucho?

Sin saber porqué, mi cuerpo comenzó a temblar y sentí algo extraño como...¿culpa?

- ¿Te encuentras bie...?

Antonio no terminó de hablar cuando me subí de rodillas sobre el sofá y lo cogí del rostro con una mano besándolo a continuación. 

Al separarme me di cuenta de algo: no podía cerrar los ojos cuando lo besaba. Con ese extremo parecido que tenía con Brad y su forma de hablar y de hacer las cosas, tan preocupada por los demás, supuse que sentiría algo parecido también al besarlo pero me equivoqué.

- Hugo, no lo hagas - murmuró Antonio mirando mi rostro confuso.

Tal vez pudiera compensarlo por lo menos. Había hecho mucho con ese simple acto.

Volví a besarlo igual que la vez anterior pero tomándolo con más delicadeza al recordar sus lesiones. Fue un beso agradable pero mis ojos permanecían entreabiertos durante el mismo.

Dejé que mi mano acariciara su cuerpo hasta que Antonio tomó la iniciativa de apartarme de él sin brusquedad.

- No puedo hacer esto - dijo -. Lo siento, no soy como ellos.

- ¿Es porque soy un chico? ¿O por la edad?

Antonio desvió la mirada afligido.

- No estoy en mi derecho de hacer esto, además, te gusta Brad, ¿verdad?

Asentí y bajé la cabeza avergonzado.

- Perdona por...los besos - murmuré.

- No, fue culpa mía. ¿Te recuerdo demasiado a tu amigo?

- Eso parece...

- Discúlpame otra vez. No pretendía entrometerme en vuestra relación - se levantó dirigiéndose a la cocina la cual se encontraba justo pegada al salón.

Luego, volvió con un par de tazas y me colocó una enfrente.

- Es una tila - explicó -. Tómala y descansa. Tengo una cama libre, si quieres.

- Si me dejas dormir aquí, te lo agradecería.

- Como quieras.

Fue muy considerado de su parte el haber pensado en mis sentimientos anteponiéndose a los suyos. En cambio, yo...era horrible. Intenté encontrar a alguien que lo sustituyera pero no existía una persona así. Y aunque no hubiera sido capaz de continuar el beso con Antonio, al día siguiente tendría que besar a otra persona y hacer cosas peores.

Una noche, tan solo una después de una semana infernal fue de las pocas noches que había disfrutado en la vida.

(Narra Alis)

- Hugo, Hugo, Hugo... Hugo y Brad... ¿BradHugo? Suena fatal. ¿Brugo? Agh, suena a mendrugo. ¡Mendrugo! Me gusta. Creo que los define a la perfección.

- ¡Psst! ¡Alis! 

- ¿Quién osa profanar mis valiosas reflexiones? - exclamé al haberme visto interrumpida.

Los coloridos gemelos me hacían señas desde detrás de una esquina para que me acercara a ellos pero me indicaban que lo hiciera en silencio y eso fue lo que hice.

- ¿Qué puede ser tan importante? - les pregunté una vez escondida junto a ellos.

- Ven.

- Tienes que ver algo.

Los chicos me llevaron a donde estaba Brad y, justo cuando quise acercarme para saludarlo, ellos me detuvieron manteniéndome a una gran distancia.

- Mira - Max señaló a un chico de cabello oscuro acercándose a Brad.

- Se parece mucho a Hugo - murmuré.

- Y hay más - añadió Logan.

El chico quedó un rato hablando con él hasta que fue tomado de las manos por el rubio y éste lo besó en los labios.

- ¡¿Qué?! - exclamé sorprendida y enfadada a la vez -. ¿Qué haces maldito aprovechado? ¡Te voy a enseñar cómo aprende uno a volar!

Remangué mi camiseta y me dirigí hacia donde aquellos dos se encontraban pero Max y Logan me agarraron con fuerza impidiéndomelo. 

- Espera...

- No vayas aun.

Ellos no eran lo suficientemente fuertes como para detenerme pero por alguna intuitiva razón lo hice.

Esperamos a que el chico se despidiera y fui la primera en aproximarme en cuanto lo vi desaparecer de mi vista.

- ¡Brad, cojonudo! - grité empujándolo contra una pared -. ¿Por qué has besado a ese chico? ¿Quieres matar de desesperación a Hugo?

- Soy Bradley - contestó sin mostrar ninguna emoción.

- ¡Respóndeme, maldito!

Los gemelos intervinieron para calmarme y me apartaron un momento para explicarme la situación.

- Está hipnotizado - susurró Max.

- Creemos que ha sido Yoana, actual Johnny, el responsable.

- ¿Hipnotizado? - me extrañé.

- Shh, baja la voz - dijeron en un susurro.

- ¿Y por qué lo ha hecho?

Los chicos miraron a los lados como si comprobaran el perímetro y volvieron hacia mí.

- Parece ser que a Johnny le gusta Brad - dijo Logan.

- Y hemos visto lo que ha hecho para conseguirlo.

- ¿A qué te refieres?

- Cuando a Hugo casi lo atropelló un camión, Yoana fue quien lo salvó.

- Esa fue la supuesta primera vez que se vieron pero en realidad ella lo había estado espiando y montó esa escena para conocerlo más de cerca.

Eso sonaba de lo más interesante...

- Hugo se quejó hace una semana de que Yoana le había robado la cartera pero nadie le creyó ya que él la volvía a tener. Posiblemente Yoana la cogió después de haber establecido contacto directo con él para averiguar mayor cantidad de datos sobre su identidad. 

- Su hermano - continuó Max -, que resulta ser nuestro profesor de dibujo, tiene un gran parecido con Brad. Hemos descubierto que también fue atropellado por un camión el día que tuvo una cita con Hugo poco tiempo después de haberlo conocido.

- La matrícula del camión es la misma en ambos casos - Logan me mostró unas fotografías -. Mira, es el mismo vehículo.

- Tienes razón... - quedé totalmente sorprendida ante la revelación.

- Desde el día en que lo atropellaron, Brad y Hugo ya no se llevan igual, de hecho, a partir de entonces fue cuando Brad comenzó a actuar de forma extraña.

- Unos días después, Yoana ha pasado a llamarse Johnny y Brad pasó a ser un robot que solo decía dos palabras.

- "Soy Bradley" - dije.

- Así es como Yoana le llama, por eso creemos, es más, estamos seguros...

- ...de que ella fue la responsable de separar a Hugo de Brad.

- Y necesitáis la ayuda de la Celestina para volver a unirlos - añadí -. Habéis hecho un buen trabajo averiguando todo esto, chicos. Estoy orgullosa de vosotros. 

Pero ahora era mi turno.

Tenía que poner las cosas en su lugar.










Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top