3-Biblioteca
El pobre animal apenas pudo oponer resistencia al gran monstruo que cuidaba las aguas. Lucy y Wendy veían a sus dos amigos sentados encima de la criatura, ahora noqueada en la orilla mientras se sacudían las manos. En aquel sentido sentían pena por él.
—Listo—dijo Natsu—no era para tanto este monstruo.
—Creo que aquí el único monstruo eres tú—dijeron en un susurro ambas chicas.
Gray les felicitó por la victoria.
Luego, el mago de hielo fue creando un puente para caminar por encima que llegaría hasta el otro lado del agua para poder alcanzar la biblioteca. Estaban felices de no tener que nadar ni nada por el estilo. El edificio ahora se veía más grande e imponía mucho más desde aquella distancia. No obstante, aún queda lejos.
—Bueno, sigamos—dijo Erza pisando por fin tierra firme.
Tomaron uno de los senderos, la princesa señalaba el camino correcto pues el resto llevarían a un callejón sin salida o a peligros. Natsu iba en cabeza y de vez en cuando paraba a examinar el suelo. Allí, la nieve no estaba presente aunque si el gélido aire que les daba de lleno.
—Aquí ha pasado alguien...no hace mucho—el mago palpaba el suelo.
—¿Humano?—preguntó Gray. Natsu negó con la cabeza.
—Debemos andar con cuidado—comentó serio—y tampoco huelo nada.
—Se supone que los dragon slayer tienen el olfato mucho más desarrollado—dijo la princesa.
—Pero este aire confunde. No sé exactamente de donde viene el olor, cuando el viento sopla en tantas direcciones...es imposible hasta para un dragon slayer salvo...
—¿Salvo?—preguntó el resto.
—Wendy—contestó.
La maga era una dragon slayer del viento por lo que sus sentidos estaban mucho mejor en ese aspecto. Ella aspiró el aire y luego esperaron su respuesta.
—Lo siento, pero tampoco lo sé—dijo avergonzada.
—Ni siquiera ella puede...—eso desanimó al grupo salvo a Natsu.
—No pasa nada, si aparece, lo machacamos y listo—dijo dándose la vuelta y comenzando a caminar—en marcha, aún queda un buen trozo para llegar.
Las altas hierbas de los alrededores parecían resistir todo el frío, los árboles daban sombra a formas que parecían monstruos pero que en realidad eran eso, sombras. Mientras caminaban, algunas hojas secas se desprendían y caían sobre ellos. Wendy a pesar del peligro, parecía disfrutar ya que era algo similar a una lluvia.
—Va a llover, pero no podemos detenernos—dijo Natsu.
Ellos miraron el cielo y no vieron que parecía eso. Pero al cabo de unos diez minutos, el grupo caminaba en chubasquero bajo una intensa y fuerte lluvia que dificultaba su avance. Apenas podían ver algo. El camino que tomaron estaba a un lateral del bosque y no tenían encima nada que les refugiase. Mientras, a su otra parte, era todo una extensión de rocas.
—No podemos seguir así, estoy agotada—dijo Lucy.
—Yo también—la princesa cayó de rodillas seguida de Wendy, Gray y Erza.
—No hemos parado desde el ataque del monstruo—dijo el mago de hielo.
Natsu parecía querer avanzar. Pero llevaba razón, él empezaba a sentirse fatigado y aquella lluvia no parecía que fuese a parar hasta pasada la noche. La oscuridad se cernió sobre ellos muy pronto, una mucho más oscura y pensaron en la forma de resguardarse ya que en el bosque estarían en manos de los depredadores.
—¿Qué podemos hacer?—preguntó Wendy asustada.
Natsu se dirigió hasta Erza.
—Erza, ¿te quedan fuerzas para cortar?—preguntó.
—¿Por?.
Erza cortó unos troncos quitando las ramas con gran habilidad mientras Natsu iluminaba el lugar con sus llamas. El resto vigilaban de que no hubiera enemigos y la princesa esperaba a que cumplieran con lo dicho por Natsu.
La pelirroja no tenía muchas fuerzas pero aquello era como un juego de niños así que pudo hacerlo sin problemas. Una vez los troncos estaban cortados, gruesos y duros, hicieron una cabaña entre las piedras no sin antes destruirlas para poder tener un suelo plano. Natsu carbonizó todas las que molestaban.
—Ya va tomando forma—Lucy estaba feliz aunque veía poco con la lluvia.
Finalmente, en veinte minutos hicieron una gran y robusta cabaña. Al meterse dentro, Natsu secó el suelo mojado y este se hizo duro al secarse. Extendieron sus sacos de dormir y por fin pudieron poner un pequeño farolillo que alumbró todo. Era un lugar simple pero acogedor.
Por muy fuerte que soplase el viento, no lograba penetrar el grosor del refugio.
—Por fin podemos quitarnos esto—dijo Lucy desprendiéndose del chubasquero.
—Genial idea cabeza llama—felicitó Gray.
Uno a uno fueron quitándose aquella prenda. No les hizo falta ni encender un fuego ya que el estar allí en un sitio cerrado, el ambiente se cargó un poco.
—Ya estamos cerca, puedo sentirlo—comentó la princesa.
—Si, yo también lo presiento—Lucy estaba más animada y sacó algunas cosas para cenar, apenas habían probado bocado.
Todos comieron con ganas, salvo Natsu que lo hizo lentamente, disfrutando de la comida.
Horas después, todos estaban dormidos salvo Gray y Natsu quienes hablaban en voz baja.
—Deberías hablar con ella Gray—dijo—Juvia te quiere—sorprendió el mago.
—Ya...
—¿De qué tienes miedo?.
Este le miró de reojo.
—No lo sé...
—Bueno, ella está un poco loca...pero te quiere...a su manera.
—¿Desde cuando sabes del amor?—preguntó el mago de hielo mirándole de reojo—Natsu y amor son dos palabras que no suelen ir juntas.
Natsu esbozó una sonrisa nostálgica.
—Desde que lo perdí todo. Yo también tengo a alguien especial...o eso creo. Debo aclarar mis sentimientos pero primero...debo traerla de vuelta. No puedo permitir que muera, no de nuevo.
Erza que fingía dormir ya que siempre estaba alerta por la gran cantidad de misiones, se preguntó quién sería aquella chica. Pero no volvieron a tocar el tema en lo que quedó de noche y durmieron plácidamente pudiendo recuperar fuerzas.
Desayunaron rápido y partieron bien entrada la madrugada. El camino estaba empapado pero era mejor eso que caminar bajo una fuerte lluvia. Recorrieron el largo sendero mientras cuidaban sus pasos hasta llegar por fin.
Al llegar a pocos metros de la biblioteca, vieron que un gran barranco separa el edificio de ellos. Era tan alto que apenas alcanzaba la vista ya que en cierto punto, se perdía entre las nubes. Era de un tono marrón, con ventanas, robusto y seguro. Daba la impresión que ni cien mil golpes de sus magias podían siquiera arañar sus paredes.
—Ya hemos llegado, en marcha—la princesa avanzó hasta colocarse en cierto punto, cerca del vacío.
El puente comenzó a descender de la parte del edificio y pronto les cedió el paso. Todos siguieron a la princesa atentos. Una vez cruzado, el puente volvió a su sitio.
La puerta de la entrada era tan inmensa, que eran hormigas en comparación.
—¿Y ahora?, ¿tocamos al timbre?—preguntó Natsu.
No fue necesario ya que una puerta se abrió, una pequeña y pronto salieron a recibirles dos figuras. Al salir de las sombras que cubrían sus rostros, todos se quedaron de piedra.
Nada más y nada menos, que dos personas que ya conocían. Mavis y Zeref quienes con una sonrisa en la cara, les saludaron.
—Bienvenidos—dijeron—es un placer volver a veros.
Continuara...
Como siempre, espero sus opiniones :D
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