2-Erza
Era oscuro, el cielo se había puesto negro como el carbón augurando un mal presagio. Natsu corría entre los árboles siguiendo el olor que procedía de la lejanía, un olor que conocía muy bien. Mientras sus pies marchaban cual ejército, su corazón estaba apretado en un puño mientras largas lágrimas emanaban de sus ojos.
—Erza...Erza...Erza...—llegó a una plaza vacía.
Las primeras gotas hicieron acto de aparición. El mago detuvo su avance para coger aire. Sus ojos lograron ver a través de la intensa lluvia. A escasos metros, una figura negra por la falta de luz se movía como un péndulo por el viento.
—No...
Sus pasos fueron lentos, sus ojos seguían llorando y finalmente la poca luz de la luna entre tantas nubes permitió ver el rostro de su amiga cuya vida había sido eliminada. Con un simple gesto de mano y usando una mínima llama, la cuerda cedió y él agarró el cuerpo de su amiga entre sus brazos.
Natsu no pudo sostenerse a sí mismo durante mucho tiempo ya que quedó de rodillas llorando de rabia y tristeza.
—¡Natsu!—despertó de su sueño y vio que la maga junto al resto le esperaban ya fuera del transporte.
—Lo siento—salió.
Fueron recibidos por varios soldados quienes guiaron al grupo al interior del castillo. El joven se fijaba ahora que era todo lo contrario a su futuro, tenía vida. Hasta las paredes parecían darles la bienvenida. Escaleras arriba y a la derecha por un largo pasillo hasta llegar a uno de los aposentos de los que disponía la princesa.
Al cruzar la puerta, la vieron sentada, elegante, preciosa y con una postura digna de la realeza.
—Sed bienvenidos—dijo alegre e invitando a estos a sentarse—podéis retiraros.
Al quedar a solas, ella les preguntó por el motivo de su visita y Natsu como hizo en el gremio se puso a relatar su versión. Los ojos de la princesa se abrieron e incluso su cara pasó a mostrar un gran miedo y terror. Aguardaron a que se le pasara el trance y le entregó el cuaderno.
—Usted misma me pidió que se lo entregara—dijo el pelirrosa.
La mujer abrió el cuaderno y se asombró de ver que se trataba de su caligrafía. Sin duda alguna, era de su puño y letra. Leyó las páginas con atención, con sumo cuidado ya que estaba muy desgastado. El resto guardó silencio, especialmente Natsu.
Al cerrar el cuaderno, la princesa tuvo ganas de llorar.
—¿Lo han leído?—ellos negaron—gracias.
Ellos no supieron porque lo decía, excepto Natsu, suponía que relataba la violencia que había sufrido antes de partir.
—¿Qué hay que hacer?—preguntó este—quiero salvar a mis amigos y salvar mi época.
—Hay que ir a la biblioteca sagrada—respondió—prepararé las cosas para el viaje aunque aviso que será muy largo.
—¿Qué hay allí?—Erza intervinó.
—Es mejor que ellos os lo cuenten.
Mientras esperaban, la princesa les preparó un banquete aunque su rostro mostraba seriedad por la delicada situación en la que se encontraba. Todos comieron como animales excepto Lucy y también Natsu, que apenas comía.
—Oye, ¿no comes?—preguntó Gray comiendo un trozo de muslo.
—Gray-san tu ropa—dijo Wendy roja y cubriendo sus ojos.
—¡Ahhhh!.
Aunque no lo mostró abiertamente, aquella escena le hizo reír al mago. Por fin tras dos meses de tristeza volver a algo tan cotidiano como eran los desnudos de Gray era algo que no pensó que echaría en falta.
Pasadas un par de horas, la princesa les hizo llamar para subirse al carruaje. El viaje comenzó y fue bastante problemático por el fuerte viento. Todos se quejaban excepto el mago que con una aparente tranquilidad iba mirando por la ventana.
—¿De verdad no quiere que vayamos con usted?—ambos soldados se miraron—pero...
—Nada de peros, esto es importante.
—Co-como deseé majestad.
El camino a la biblioteca era lejano y les dejaron a unos kilómetros ya que el viento era impenetrable para los animales que tiraban del carro. Una nieve intensa caía sobre ellos. Con sus túnicas y capuchas, emprendieron el camino.
—Pisad con cuidado—alertó Erza—no sabemos que peligros nos aguardan.
Natsu y Erza iban en cabeza para avisar de cualquier movimiento mientras el resto protegía a la princesa quien iba en medio. El sendero se veía a duras penas, las rocas puntiagudas y cortantes evitaban que se pudieran apoyar en ellas.
Atravesaron un camino entre dos grandes rocas que les cubrieron temporalmente del frío. De vez en cuando el mago miraba a la princesa, para ver si estaba bien. Una gran explanada se abría paso ante ellos, la nieve ocultaba a cualquier depredador al acecho pero contaban con el olfato de Natsu quien había aprendido a desarrollar mucho más sus sentidos.
Ni siquiera escuchaban los pájaros ya que ninguno tenía el plumaje lo suficientemente gordo para aguantar semejante frío.
—Ya ha caído el sol—dijo Lucy mirando el horizonte que se había oscurecido.
—No puedo dar un paso más—Wendy cayó al suelo de rodillas.
—Son muchos kilómetros y solo hemos recorrido unos pocos—la princesa miraba el paisaje enfrente suya.
—Descansemos ya por hoy—propuso Erza—creo que necesitamos reponer fuerzas.
Natsu se acercó a Gray.
—Oye, puedes crear herramientas de hielo y que hagan un agujero en esa roca—dijo este señalando la enorme piedra que tenían cerca.
—Claro—se impresionó por como pensaba este.
Hicieron un gran agujero y al ser algo extensa, cavaron un poco hasta abajo quedando una especie de pozo pero pequeño. Luego colocaron una larga manta sobre el agujero de la pared tapando así la entrada y evitando la penetración del aire gélido.
—Muy bien...creo que ya está—dijo Erza poniendo un pequeño farol para alumbrar.
Todos se desprendieron de las túnicas aliviados ya que empezaban a pesar, estaban húmedas porque la nieve que cayó sobre ellos se había derretido. Natsu con su magia les hizo entrar pronto en calor.
—Que bien se siente Natsu-san—dijo Wendy poniendo las manos cerca de sus llamas.
Natsu sonrió al ver de nuevo aquella sonrisa pues aún recordaba su cara sin vida.
—Voy a preparar la comida—dijo Erza.
—¡No!—alertaron todos.
—Solo quería hacer algo rico—juntaba sus dedos como una niña pequeña.
Lucy fue la encargada de hacer la cena mientras el resto estaba sentado alrededor descansado y aprovechando para acomodar los pies. No habían tenido ni un descanso y la fatiga realmente les vino de golpe.
El único ruido ahora era el del viento afuera, parecía enfurecido. Agradecieron haber entrado antes de que aquello les golpease. Los sacos de dormir sobre el suelo evitaron que durmieran sobre el frío y duro suelo además de ser cómodos.
—Será mejor que me quite esto para comer—se desprendió de una de las prendas dejando su cuerpo magullado y lleno de cicatrices a la vista del resto. Hasta ese momento, no se percataron con detalle de las heridas de su amigo.
—Es hora de cenar—dijo Lucy tartamudeando.
Durmieron apenas unas seis horas, desayunaron algo rápido y aprovecharon la luz del día ya que aún quedaba mucha caminata y no tenían refugio a menos que llegasen al siguiente punto. A pesar de la luz del sol, aún caía nieve y esta se iba acumulando sobre el camino pero Natsu usando su magia de fuego despejaba los tramos para poder caminar hasta que sintió cansancio.
—En este tramo parece que la nieve es menos densa—dijo Erza pisando el terreno—¡en marcha!.
Aligeraron la marcha, Lucy iba en cabeza en esta ocasión con Wendy. Entonces Gray tuvo una idea e hizo un carruaje de trineos con lobos de hielo. Colocaron sus cosas encima para no sentir el frío de la magia de su amigo y estos tiraron a toda velocidad.
—¡Con esto llegaremos antes de que anochezca!—gritó la princesa alegre y divirtiéndose.
La vida en palacio resultaba muy aburrida y aunque el asunto era serio, en ese momento tanto ella como el resto aprovecharon para desconectar.
Continuaron hasta que el mago terminó agotado de usar magia. Descansaron de manera breve para que este comiera algo. Gray realmente estaba cansado. Natsu le dio las gracias porque sabía perfectamente lo agotador que era sobrepasar tu limite.
—¡Mirad, allí, a lo lejos!—señaló la princesa un punto negro—¡la biblioteca!.
—Venga chicos, ya falta menos.
Avanzaron unos metros más hasta que la pelirroja les detuvo.
—Esto es...—comentó ella.
—Si, un lago—terminó Natsu.
—Pasaremos con sumo cuidado porque no me fío de las placas de hielo—Erza quitó un poco de nieve quedando el grosor del hielo al descubierto.
En ese momento, sintieron que algo golpeaba el hielo. Lucy sintió miedo y Wendy se aferraba a la princesa.
—¿Qué ha sido eso?—Gray se puso alerta.
—Según escuché, hay una criatura que guarda este lago. Pero esta congelado y se supone que—no pudo terminar porque a pocos metros se rompió el hielo hacia arriba en fragmentos haciendo aparecer unos largos tentáculos.
Erza se puso en cabeza y se reequipó a su mejor armadura. Natsu se desprendió de la túnica y fue a parar hasta Lucy.
—Gray, encárgate de protegerlas. Nosotros nos ocupamos.
Un enorme calor comenzó a salir de Natsu mientras se crujía los nudillos.
—¡Estoy encendido!—gritó mientras de sus pies salía fuego haciendo que volase.
—¡Espera Natsu!—ella salió detrás suya saltando por los trozos de hielo que caían del cielo mientras Gray con una barrera de hielo combinado con magia protegía a las chicas.
Tanto Erza como Natsu gritaron mientras lanzaban sus ataques como en los viejos tiempos y con una sonrisa en la cara.
Y en ese momento afloró de nuevo el poder de Natsu, el pelear por sus amigos y cambiar el destino funesto que les aguardaba.
Continuara...
Espero que les haya gustado ^^
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top