Capítulo 23: Los planes.
Pasada esa larguísima media hora, los tres se dirigieron a la habitación de Jeremy como les habían dicho, pero yo preferí no verlo. Al parecer solo les iban a sacar sangre, a mí no me iba a necesitar hasta después de cenar, así que me fui a mi habitación e intenté hacer las tareas que tenía pendientes, que eran muchas.
Al cabo de un rato desistí, no era capaz de concentrarme en nada de lo que estaba haciendo. Definitivamente, suspenderé todo el curso.
Recogí mi bloc de dibujo de donde lo guarde la última vez, y pensé en esa vez, había sido en el mirador, el frío hizo que me temblaran tanto las manos que tuve que dejar de pintar. Me quedé observando el paisaje. Fue la primera vez que tuve una charla civilizada con Laurent. Él me dijo que le había prometido a Jeremy que me vigilaría, ahora pienso que quizás no fuese verdad.
Mientras pensaba en él, mi mano iba dibujando sin ningún control, cuando fui realmente consciente de lo que estaba haciendo ya tenía el dibujo casi terminado. En el lado derecho del folio había dibujado a Laurent, era demasiado bueno para haberlo hecho sin apenas ser consciente. Miraba al horizonte con esa mirada que solo me dirigía a mí. Iba vestido de negro, como si estuviese listo para la batalla, su cuerpo estaba tenso y con una postura que indicaba esperar algo.
Entonces en mí mente se dibujo una imagen y empecé a darle forma. Coloque a Gloria alado de Laurent y al otro lado a Jeremy, justo como se sentaban en la mesa de reuniones. Todos tenían ese aspecto de batalla y todos estaba realmente bien dibujados. De fondo quise poner el bosque que hay después del jardín del orfanato, así que me asomé a la ventana para hacerlo lo más perfecto posible.
Pero todavía me faltaba algo, faltaba yo. Me dibujé, a lo que escala sería, a varios metros de distancia del grupo, mi postura iba en dirección hacía ellos, algo que se asemejaba a mi estado actual, yo, que pertenecía a otro mundo, acercándome más y más al suyo. Toda una moraleja…
El dibujo quedó perfecto, lo firmé con una gran D en la esquina inferior izquierda y lo arranque del bloc.
Ya no podía esperar más, la habitación se me hacía pequeña del estrés. Salí de la allí, con el dibujo en la mano, hacía la habitación de Jeremy. Pero allí estaba solo Henry.
- Hola. – dije al entrar sin llamar. Él se sobresalto.
- Hola princesa.
- ¿Dónde están el resto? – dije observando todos los cachivaches que tenía encima de la mesa de Jeremy. – Y dime, por el amor de dios, que todo eso no es para mí.
Me miro y una sonrisa fugaz cruzo su cara. Se notaba que estaba concentrado en lo que estaba haciendo, aunque no tenía ni idea de que hacía.
- Están en la habitación de Laurent, decidiendo los últimos detalles de lo del chico espía.
- ¿Por qué no me han dicho nada? – pregunté más para mí que para él.
Henry no contesto, solo hizo un movimiento con los hombros en señal de que no tenía ni idea.
- ¿Qué haces?
- Preparar la sangre que les he sacado.
- Dios, es asqueroso. – dije poniendo cara de asco justo cuando estaba mezclando la sangre. – ¿Para qué haces eso?
Me miro con desesperación, era obvio que le estaba interrumpiendo, pero si eso iba a ser para mí, necesitaba más información.
- Hay que mezclarla y prepararla con unas hierbas, nada de lo que tengas que preocuparte. Luego hay que ponerla a hervir para que cuando te la introduzca esté lo suficientemente caliente. – lo dijo todo muy deprisa, casi ni le entendí.
- ¿Me dolerá?
- No, pero una vez te lo introduzca, deberás permanecer tranquila y quieta en la habitación. Por eso vamos a esperar ha después de cenar, así luego te irás a dormir y cuando despiertes, bualaaa…eres un protector. – eso último lo dijo haciendo un movimiento excesivo con los brazos. – Te sentirás algo rara en el proceso, tú cuerpo se irá adaptando y eso te va a producir cierta desorientación de tus facultades físicas.
- Vamos como si estuviera borracha… - dije de broma
- Será algo parecido, pero realmente, dudo que sepas como se siente uno estando borracho. – cierto, eso era muy cierto. – Ahora por favor, ¿me dejarás terminar?
- Sí, claro. – me dí la vuelta y cuando ya estaba a punto de irme dije – Por cierto, gracias por todo esto.
- Tú solo asegúrate de elegir el camino correcto. Este viaje es de solo ida.
- ¿A caso tengo opción? – dije riéndome, humor negro, eso sí.
Él no contestó y yo se lo agradecí. Sabía que la respuesta sería no, pero era mejor dejar las cosas como estaban.
Fui, aunque a regañadientes, a la habitación de Laurent. Seguía teniendo el dibujo en la mano.
Llame tres veces a la puerta con los nudillos y Gloria me abrió la puerta. Por un momento, el alma se me cayó a los pies, Gloria tenía muy mala cara, parecía estar triste y enfadada, en la vida me hubiese imaginado que Gloria pudiera enfadarse.
- ¿Qué te pasa? – le pregunté con verdadero temor.
- Tus novios me enfadan. – me dijo con ira y poniendo una voz algo cruel. Pero en seguida se dio cuenta. – Lo…lo siento, de veras que sí. Dime que me perdonas, por favor. Soy una bocazas.
- Tranquila, no pasa nada. – la dije mientras la abrazaba.
Ella me devolvió el abrazo con mucha energía. Cuando me soltó se percató del dibujo.
- ¿Qué es eso? – me dijo mientras me lo quitaba de la mano. Lo examino detenidamente y una radiante sonrisa le cruzó por su rostro. – Es increíble. Mirad. – le decía eso último a Jeremy y a Laurent que estaban justo detrás.
Terminé de entrar y cerré la puerta tras de mí.
- Es precioso. – me dijo Jeremy.
Laurent se me quedó mirando con una intensa mirada.
- Es para ti, para que tapes la abolladura que le hiciste a la pared. – le dije a Laurent recordando la última vez que estuve en su cuarto. La verdad, no sabía a quién se lo iba a dar, pero esa era una excusa perfecta. – Será algo diferente a tanto mapa.
Me sonrió, pero no me hizo mucho caso. Cogió el dibujo y lo puso sujeto en una estantería, bien visible desde cualquier ángulo de la habitación.
- ¿Qué estáis haciendo? – pregunté. Volví a mirar a Gloria y su cara estaba algo mejor, pero todavía no era ella misma. - ¿Y qué la habéis hecho?
- No está de acuerdo en hacer lo de Robert esta noche. – me dijo Jeremy.
- Yo tampoco, si vamos al caso.
- Ves, te dije que ella me apoyaría. – le recriminó Gloria a Laurent. – Les he dicho que quería estar hoy contigo, que no me parecía bien dejarte sola, pero nada… - eso iba dirigido a mí.
- Me da igual como os pongáis las dos, se hará esta noche y punto. – dijo este con esa voz de jefe que le salía de vez en cuando.
Laurent parecía algo alterado y furioso, pero no conseguía adivinar el motivo.
- ¿Qué prisa hay? ¿Podrías esperar a mañana? – yo pensaba igual que Gloria, pero quería saber los motivos antes de recriminarles el no estar conmigo.
- No. Estoy harto de este tío, no sé qué es lo que quiere y no le voy a dar más opciones para que termine lo que sea que está haciendo.
Eso era lo que le pasaba, no le gustaba el no saber que quería. Debe de estar acostumbrado a saber siempre el porqué de las cosas y esto le desquiciaba.
En el fondo, entendía el punto de vista de Laurent. Está claro que Robert trama algo, pero no sabías que. Sería peligroso dejarle más tiempo para que desarrollara su plan.
Pero a su vez, deseaba que estuvieran a mi lado, sobre todo Jeremy. Esta será la noche más importante de mi vida, y estaré sola mientras él hacia su misión.
- Y ¿Cómo lo vais hacer? – le dije para demostrarle mi apoyo y dejando de pensar como una egoísta. Si era lo mejor, así se debe de hacer.
- Iremos por la noche, cuando estén dormidos. – empezó a explicarme Laurent. – Gloria los dejara caos antes de que entremos, luego nos llevamos a Robert y le interrogamos.
- Se supone que con nosotros tres deberíamos bastarnos, pero hemos llamado a John para que nos ayude, solo por si acaso. – me dijo Jeremy para tranquilizarme.
Pero algo de lo que había dicho Laurent me dejo mal cuerpo. Robert compartía habitación con Sebas, y cuando ha dicho que Gloria los dejaría caos, se refería a los dos.
- ¿No se podría hacer dejando a Sebas a parte?
- Tranquila, no sufrirá. – me dijo Gloria mientras me cogía de la mano. – Recuerdas que soy la chica de la felicidad…
Eso era verdad, pero aun así no me gustaba la idea. Aunque supongo que era mejor así, sin que Sebas se enterase que esta locura de vida existe.
- ¿Qué haré yo mientras? – sabía la respuesta, pero quería confirmación.
- Dormir. – dijo tajantemente Jeremy y también muy serio. No había discusión sobre ese tema.
Y tampoco quería discutir. Henry me había dicho que debía mantenerme quietecita en mi cuarto y no tenía intención de contrariarle.
Pensé durante un rato, recreando la imagen en mi cabeza. Ellos entrando en la habitación, Gloria dejándolos tan felices que no serían capaz de despertarse, y luego llevándose a Robert de ahí.
- ¿Qué haréis después? Cuando tengáis a Robert, me refiero.
- Interrogarle. Gloria se asegurará de que su mente no esté del todo despierta para que no pueda usar esos truquitos mentales. Estaremos toda la noche liados, supongo. – me dijo Laurent.
- ¿Por qué crees que contestará a tus preguntas? – le dije con una gran duda. Aunque algo me decía que no quería saber la respuesta.
Todos se quedaron mirándome extrañados, pero Laurent puso una mueca algo diabólica y dijo:
- Después de una sesión conmigo, cantara lo que queramos.
- Basta. No necesita saber nada más. – dijo Jeremy mientras se acercaba a mí y me cogía la otra mano libre que me quedaba. – Créeme cuando te digo que no quieres saber nada más.
Y como siempre, le creí.
Parecía que la reunión había terminado, o al menos mi presencia había hecho que terminara. Nadie parecía decir nada, pero los tres tenían esa mirada que tanto odiaba, la que parecía que tenían una conversación telepática.
Al final, y gracias a Dios porque me estaba volviendo loca, Gloria me preguntó:
- Bueno, hoy es tú último día como humana, ¿Qué quieres hacer?
Lo pensé mucho, más bien muchísimo. Había algo que deseaba hacer desde el primer día que pisé este orfanato, pero sabía que no era posible. ¿O sí?
- ¿Cuánto tardarías en recorrer quinientos kilómetros conmigo a cuestas? – pregunté a Jeremy mientras recordaba algo que había dicho Henry en el desayuno: “es capaz de recorrer cien kilómetros en cinco minutos.”
Los tres se me quedaron mirando muy sorprendidos y a mí lo único que me sorprendía era el hecho de que no se me hubiera ocurrido antes.
- Una hora, o quizás un poco más. – dijo sin quitar su mirada de asombro. - ¿Dónde quieres ir?
Me sorprendió que no lo adivinara por si mismo, pero en mi mente estaba contando las horas. Faltaban todavía cuatro horas para la cena y mi transformación no sería hasta después de cenar.
- Quiero ir al sur. A mi hogar. Quiero despedirme de mis padres como dios manda.
Laurent se puso a mirar uno de los mapas más grandes que tenía en la habitación, pero Jeremy me miraba de forma confusa.
- No se…creo… - empezó a decir. Se notaba que estaba dudando el concederme mi último deseo.
Pero Laurent le sacó de su duda.
- Ya tengo la ruta perfecta. Si la llevas a cuestas, nosotros seríamos capaces de seguirte.
Jeremy le miró muy asombrado, pero al final acepto. Gloria se puso a dar saltitos de alegría y yo sonreí a Laurent en señal de agradecimiento.
Bajamos los cuatro al bosque, no sin antes haber avisado a Henry de que nos íbamos. Laurent cogió un pequeño teléfono plateado y se lo metió en el bolsillo. Avisó al tal John de que nos íbamos, pero solo a él, no quería que nadie se enterase de nuestra ausencia.
Yo lo único que cogí fue un viejo dibujo en el que salían mis padres cogidos de la mano. El dibujo era de antes de su muerte, ahora seguro que lo conseguía hacer mucho mejor, pero quería algo del antes no del después.
Y así, nos encontrábamos los cuatro, ocultos tras los árboles del bosque y a punto de salir.
Jeremy me subió a su espalda, como una mochila, y me dijo que me agarrara con fuerza. Y menos mal que lo hice, salió disparado a tal velocidad que lamenté haber propuesto el plan.
Todo a mí alrededor pasaba a milímetros de mí. Me resguardé en el cuello de Jeremy para que nada me golpeara y noté como él se reía de mí.
- Siento si peso mucho. – le dije una vez me hube serenado.
- Eres como una pluma a mi espalda.
Y parecía verdad, a pesar de que me llevaba a mí, notaba como iba retrasándose por culpa de Laurent y de Gloria. Laurent iba por delante, ya que era el que había trazado el camino y Gloria iba a mi lado, muy concentrada en cada movimiento que hacía. Pero aun así, se la veía más rápida que Laurent.
En cuestión de hora y cuarto, llegamos a mi antiguo hogar. Habíamos llegado a los límites de mi antigua pequeña ciudad. Jeremy me bajo y cuando puse los pies en el suelo mi cuerpo se tambaleo hasta que Gloria me sujetó con su gran y sorprendente fuerza.
- Gracias. ¿Cómo sabéis donde vivía? – les pregunté recordando que nunca se lo había dicho.
- El director nos dio tu historial el día que entraste.
Recuerdo como el primer día me pareció que el director Ende les dio demasiada información al grupo de “los raros”
Les fui indicando el camino al cementerio del pueblo. No estaba muy lejos de donde nos habíamos detenido, pero me resulto especialmente duro. A todos los sitios donde miraba, me venían imágenes a la cabeza en las que había estado ahí con mis padres. Y volví a arrepentirme del plan de venir aquí. Iba ha resultarme muy doloroso.
Era curioso el ver las cosas con perspectiva. Hace casi dos meses pensaba que tardaría dos años en venir a despedirme, como dios manda, de mis padres. Y mírame ahora, de camino a sus tumbas.
Una vez en el cementerio, me perdí durante varios minutos. El día del entierro fue especialmente duro y no recordaba mucho sobre el camino que tomamos. Pero si recordaba algunos nombres que había visto en las tumbas de alrededor. Y al final, los encontré.
Alguien había ido recientemente a dejar unas flores a sus tumbas. Aunque mis padres no tuvieran más familia, si tenían muchos amigos.
Jeremy, Laurent y Gloria me dejaron varios metros de intimidad y yo se lo agradecí. Me arrodillé delante de las tumbas de mis padres. En ella ponía:
ÁNGELA DIAZ & RICHARD FERNANDEZ
12/01/1964 – 28-09-2012 23-03-1962 – 28-09-2012
“VUESTRA HIJA OS LLEVARÁ SIEMPRE EN EL CORAZÓN”
Fue lo único que fui capaz de decir cuando me preguntaron que quería que pusiera en la lapida.
- Papá, mamá, - empecé a decirles mientras enterraba el dibujo justo delante de la lapida – se que ya sabéis en el lío que me he metido y quiero que sepáis que lo siento mucho. Siento que por culpa de todo esto vosotros hayáis tenido que morir. Siento ser la elegida, si no lo fuera, nada de esto abría pasado.
“También quería deciros que soy muy feliz. He conocido a gente a la que quiero más de lo qué soñé querer y lo más impresionante de todo, ellos parecen quererme también. Quisiera hablaros de ellos, en especial de Gloria, es tan divertida, os habría encantado. Y Jeremy y Laurent, son muy buenos conmigo y me protegen en todo, quizás demasiado, pero ambos me aman y yo haría lo mismo por ellos.
Aun así, mi corazón parece vacio sin vosotros. Hay demasiado amor en él, pero me siento perdida y confusa sin vuestro apoyo. Y sobretodo, tengo miedo. Tengo miedo de todo lo que vendrá a partir de hoy. ¿Y si no estoy lista? ¿o si se han equivocado y no soy la elegida? Entonces habríais muerto sin necesidad y eso no podría soportarlo.
Pero en el fondo, algo dentro de mí me dice que yo nací para esto, es como otra yo enterrada en lo más profundo de mí, deseando despertar y salir al exterior. Quizás sea eso lo que pase esta noche… - hice una pausa a coger aire para lo que venía ahora, el final.
Y por último, deciros que os quiero, que os echo de menos cada segundo de mi vida. Todos los días se me ocurren un millón de cosas que contaros y vosotros no estáis para escucharlas. No sé cuándo podré volver a veros, pero de momento, esto es un adiós.”
Tras decir eso último mi cuerpo se derrumbó en el suelo, noté como alguien me cogía por detrás, se sentaba en el suelo y me dejaba apoyada en sus piernas. Lloré hasta quedarme sin lágrimas y cuando eso pasó, me senté bien y vi que era Laurent quien me había cogido. Le susurre un gracias y él me cogió una mano en señal de apoyo.
Sentado a mi otro lado estaba Jeremy, cogí su mano y él me dio un gran apretón. Su cara estaba triste y vi que era mi tristeza la que se reflejaba en su rostro.
Gloría se puso de rodillas a mi espalda, me rodeo la tripa con sus brazos y apoyo su cabeza en mi hombro.
Y así nos quedamos un buen rato, observando las tumbas de mis padres y yo, de vez en cuando, contándoles anécdotas de cuando estaban vivos.
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Vuestros comentarios son fuente de inspiración para mí. Ayer tuve un día negro, en lo que a escritura se refiere, y tras vuestros comentarios, me ha salido el capitulo más largo de todos.
SIGAN COMENTANDO....
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