Capítulo 19: Tengo una corazonada.
“Estaba en una pradera, todo era verde. El cielo estaba de una azul increíble, tanto tiempo en el orfanato viendo el cielo nublado ha hecho que me olvide de lo bonito que es el azul del cielo. Pero era un cielo imposible, no había sol y tampoco había nada que pudiera taparlo. ¿Dónde estaba el sol?
Busque por todos los lados, la pradera estaba vacía y tampoco tenía pinta de que se acabara en algún momento. Sus dimensiones eran enormes.
Estuve un buen rato ahí, sola y sin nada que hacer excepto tumbarme en el suelo y disfrutar de esta sensación seca pero agradable. Hasta que empecé a oír un ruido de pisadas que se iban acercando más y más. Por el sonido os podía decir que eran dos personas.
Me levanté de mala gana, estaba muy cómoda aquí. Busque a las personas que se acercaban a molestar mi comodidad y en cuestión de segundos mis ojos se inundaron de lágrimas y empezaron a caer de forma descontrolada. Mis padres venían a por mí.
- Oh…mi amor no llores. – dijo mi madre con esa dulzura.
Era tan guapa, alta, rubia y de facciones delicadas. Yo me parecía más a mi padre, moreno, ojos azules y un poco más bajito que mi madre.
Me les lance al cuello para abrazarles y sujetarles, quizás si lo hacía muy fuerte ellos no me abandonarían otra vez. Pero mi padre me aparto con delicadeza y dijo:
- Nosotros también nos alegramos de verte. – y me quitó las lágrimas de los ojos.
Era tan impresionante volverles a ver que no tenía palabras para ofrecerles.
- Yo…os quiero tanto. ¿Cómo habéis podido morir? – dije al fin.
- Era necesario, cariño. Tú tienes un destino mucho más importante que nuestras vidas. – me dijo ahora mi madre mientras me acariciaba la otra mejilla.
- NO…yo quiero estar con vosotros.
- Tú tienes que estar con Jeremy. – eso me sorprendió, les mire con cara extrañada y ellos se rieron de mí. – Bueno o con Laurent, con quien elijas.
- ¿Y si os elijo a vosotros?
- Entonces cariño, lo estropearas todo. Nosotros siempre estaremos contigo, te seguiremos y te apoyaremos en todo lo que hagas, eres nuestra hija. – dijo mi padre mirándome con esa mirada de ternura.
- Tengo miedo. – confesé.
- Lo sabemos, pero eres fuerte y te hemos educado bien. Sabrás llevarlo todo.
La conversación parecía estar llegando a su fin y yo no estaba, ni por asomo, lista para dejarles ir.
- ¿Podré volveros a ver? – dije con pura tristeza.
- No. Solo nos han dejado verte para guiarte por tu camino. Tenías que saber que te apoyamos y que estamos contigo.
-¡Oh mamá, oh papá! – empecé a sollozar de nuevo y ellos me abrazaron haciendo un sándwich conmigo, como hacían cuando era pequeña. Me reí al recordarlo.
- Tienes a mucha gente que te quiere, ya no estás sola. La soledad se acabó para ti. – me dijo mi madre.
Sus figuras empezaron a desdibujarse, era como si una niebla, que se hacía cada vez más espesa, pasara por delante de ellos. Solo me dio tiempo a decir una última cosa.
- Os quiero.”
- Diana por favor, despierta. – me dijo la voz de Jeremy desde algún punto de la habitación.
Estaba despierta pero desorientada, ni siquiera me atrevía a abrir los ojos. Ellos se había vuelto a ir, eso significaba que estaba otra vez en el orfanato, ya no habría más cielos azules. Muy a mi pesar abrí los ojos y la cara de Jeremy me miraba con una profunda preocupación. Todo el sueño se me olvido por unos segundos cuando vi su mirada.
Pero él suspiró aliviado cuando me vio despierta y me abrazo diciéndome cosas sin sentido al oído, o al menos sin sentido para mí.
- ¿Qué te pasa? – le dije intentando mirarle a la cara.
- Llevas horas llorando y revolviéndote en la cama. Estaba muy preocupado.
- ¿Horas? – a mí se me había pasado como minutos. - ¿Qué hora es?
- Las doce de la mañana.
Nunca me había levantado tan tarde
- Lo siento. – dije sin saber muy bien porque me disculpaba, pero parecía tan preocupado. – He visto a mis padres, me han apoyado en toda esta locura y me han dicho que no estoy sola.
- Eso es cierto, no estarás sola nunca más. – su mirada cambio de forma radical cuando entendió que me pasaba.
Estuvimos durante un buen rato en la cama, abrazados y dándonos dulces besos hasta que mis tripas empezaron a rugir de forma humillante. Jeremy se rió un poco de mí, pero sacó de su pequeña nevera, unas chocolatinas y yo en vez de comerlas, las devoré.
Fuimos a mi cuarto para que yo me cambiara y me lavara los dientes. Entré en el baño con la ropa y el neceser y cuando salí el observaba un papel que había encima de la mesa. La profecía escrita por Lucia.
Eso me hizo recordar en la última vez que la tuve entre manos, y como se me cayó a la mesa cuando Laurent entró para besarme. Tenía que parar este recuerdo, había elegido a Jeremy y había sido la mejor decisión. Pero eso no hacía que mis sentimientos por Laurent desaparecieran.
Él tenía la nota delante de la cara, pero no parecía estar leyéndola, sus ojos miraban más allá. Estaba triste y preocupado. Me acerque y le quité la nota delicadamente, pero él seguía mirando al infinito.
- Ahí pone que tú corazón está dividido en dos. No lo había entendido de esa manera hasta ahora, significa que lo amas. – dijo al fin con sufrimiento en sus ojos.
¿De qué otra manera había podido entenderlo? Y ¿Qué le iba a decir ahora? No podía mentirle, él se merecía que fuera sincera.
- Sí, lo amo. Pero a ti te amo más.
- ¿Seguro? – tenía tal duda en su mirada que eso me hizo más daño del que pudiera reconocer.
- Estaré contigo hasta que muera, eso tienes que saberlo desde ya.
- Pero tu corazón no será mío al cien por cien.
- Mi corazón te lo entrego todo a ti.
Lo pensó durante un rato, pero no volvió a decir nada más sobre el tema y a mí me daba miedo sacarlo.
Alguien tocó mi puerta, sacándome de este lío. Gloría entro dando pequeños saltitos en lugar de andar.
- Anoche lo pasamos realmente bien en la fiesta, ¿a qué sí? – y se lanzó a abrazarme como si fuésemos las mejores amigas del mundo. Y tal vez lo fuéramos…
- Sí, fue estupendo que estuvieras ahí. Y gracias por el vestido. – dije señalando una montañita de color azul que en algún momento fue un vestido.
- Buah…no te preocupes por eso. – hizo una pausa en la que aprovechó para mirarnos con gran interés.
Una pequeña ola de felicidad inundó la habitación. Yo lo agradecí sinceramente pero Jeremy la miró con cara de enfado y ella paró inmediatamente.
- Eres muy aburrido – le dijo Gloria a Jeremy mientras le sacaba la lengua. Este se rió de ella. – Carlos está solo en la biblioteca jugando con el ordenador. ¿Quieres que bajemos? Ya tengo el lugar perfecto para poder escuchar y ver sin ser vista.
Gloria estaba siempre tan animada que me era imposible decirla que este no era un buen momento.
- Claro.
Y así salimos de la habitación. Jeremy nos seguía a las dos con cara de pocos amigos, no le gustaba el plan, pero dudo que le gustara algún plan que tuviera que ver con ponerme en frente de la batalla.
Llegamos a la biblioteca y como había dicho Gloria, Carlos estaba aporreando el teclado de uno de los ordenadores de la biblioteca.
Jeremy y Gloria se movieron a la velocidad de la luz para colocarse justo detrás de unas estanterías que había a la espalda de Carlos. Pasaron tan rápido por su lado que este ni los vio.
Tenía mi guión ensayado, anoche se me ocurrió la mejor manera de llevar la conversación a donde yo quería y a Jeremy también le pareció que era una buena manera de sonsacar información.
Pero según me iba acercando a él una corazonada empezó a surgir de mi estomago. Ahora tenía que modificar toda mi estrategia, adaptar el guión a esta nueva corazonada.
Me puse a su lado, estaba jugando a uno de esos juegos online en los que están en una batalla y tienen que matar a un montón de personas, no parecía estar yéndole muy bien, una barra que parecía indicar el nivel de vida estaba en rojo y parpadeando de manera urgente, hasta que aparecieron las palabras GAME OVER en la pantalla.
- Oh…lo siento. – dije de manera dulce.
Él dio un bote, parecía sorprendido de verme detrás suya y eso que ya llevaba unos minutos absorta viéndole jugar.
- Buenos días, no te había visto. – dijo este algo sofocado.
- Lo siento, he entrado y te he visto aquí, y he querido entrar a saludarte. – mi sonrisa no podía ser más dulce y más falsa a la vez.
- Oh…vaya…yo… - empezó a tartamudear. - ¿Qué tal anoche? No te hemos visto en el desayuno.
- Sí, es que apenas llevo una hora levantada… anoche me lo pasé realmente bien.
- Sí, aunque fue raro lo del cristal, ¿verdad? – hizo una pausa para recordarlo - ¿Dónde os metisteis después? Nadie os vio y Ariana se puso algo nerviosa. Fue a buscarte a tu cuarto y todo…
¿En serio había hecho eso? Ahora tenía que buscarme una escusa para esto también, más mentiras…
- Bueno, Jeremy y Gloria decidieron ir a tomar el aire y me fui con ellos, se sentían muy raros entre tanta gente, ya sabes…
- La verdad es que me sorprendieron, no me los esperaba así. Gloria es muy simpática.
Él sí que me estaba sorprendiendo, apenas había hablado unas palabras con él desde que lo conozco y ahora parece muy simpático y agradable.
- Sí es verdad. – hora de dejarse de tanta pantomima y pasar a la acción. – Ayer les pregunté por la historia que nos contaste de Laurent y Gloria, ¿te acuerdas?
Se tensó y se puso blanco de repente, pensé que iba a potar aquí mismo. Pero su actitud no hacía otra cosa que confirmar mi corazonada cada vez más.
- Oh…no debías haberlo hecho. – dijo al fin echándose las manos a la cara.
- ¿Por qué no? – intenté poner mi mejor tono de confusión.
- Porque fue una broma de Robert. Apostamos a que no os contaría algo así en medio de la cena y me llevé veinte pavos por contarlo.
- Oh mierda… - dije dando un pequeño golpe en la mesa. – Por eso se rieron de mí, quedé como una idiota… Muchas gracias.
- Lo siento mucho. – parecía muy preocupado. – Pero ¿quién iba a pensar que días más tarde estaríamos comiendo con los protagonistas de la broma?
- Ya bueno, no te preocupes. Intentaré arreglarlo. – le mostré una tímida sonrisa de las que indicaban que no se preocupara pero que no me había gustado su broma.
Me levanté y salí de la biblioteca con paso decidido, mostrando indignación por lo que me acababa de decir Carlos. En algún momento tendría que disculparme con él y hacerle ver que en realidad le agradecía la información.
Llegué a la segunda planta y ya tenía a Gloria y a Jeremy detrás. Fuimos a la habitación de Jeremy para hablar tranquilamente y ahí nos esperaba Laurent.
- ¿Dónde os habéis metido? Llevo un rato buscándoos. – dijo este nada más vernos entrar en la habitación.
- No tienes habitación para esperarnos ahí. – le recriminó Jeremy con excesiva molestia en la voz.
- Hemos ida a hablar con Carlos. – dije de repente, intentando desviar la atención.
- ¿Por qué te has salido del guión? – me recriminó ahora a mí Jeremy.
- Tenía una corazonada. No tenía sentido que fuese él el espía. Si no, porque pavonearse delante de todos de que os había visto.
- Chica lista – dijo Gloria.
Y tras eso, Jeremy pareció relajarse un poco, hasta me ofreció la mejor de sus sonrisas en señal de disculpa. Yo se la devolví.
- Pero entonces ¿Quién es? – dijo Laurent que me miraba con una curiosa mirada. Era de incomprensión y amor. Aparté los ojos de él enseguida.
- Robert. Él fue quien le dijo a Carlos que dijera eso en la mesa. Se apostaron veinte euros a que no lo decía y este lo hizo.
Todos se quedaron mirando a la nada. Volví a tener esa sensación de que se comunicaban sin hablar. Les miraba a todos y estos no dejaban de mirar el infinito.
- ¿Me pasara eso a mí también, cuando me convierta en uno de los vuestros? – pregunté irónicamente.
Los tres parecieron despertar de repente de ese extraño estado en el que habían entrado.
- De eso os quería hablar. Henry ha llamado, está en camino. – dijo Laurent.
¿Henry? Ese era el hombre que ayudará a convertirme en un protector. Ese miedo a lo desconocido se quedó clavado a las paredes de mi estomago.
******************************************************************************
Estoy casi más enganchada a vuestros comentarios que a la historia. No pareis por favor, ME ENCANTAN...
Gracias a todos...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top