Capítulo 16: El baile.

El baile estaba siendo más que divertido. No parábamos de bailar y reírnos. Baile con prácticamente todo el mundo, excepto con Laurent que apenas se digno a sacar a su pareja a bailar. Todas las canciones lentas eran para Jeremy y reservaba algunas movidas para el resto de mis amigos y amigas.

Pero la que mejor se lo estaba pasando, a pesar del pesimista de su compañero, era Gloria. Parecía una muñeca danzarina, no estaba quieta. Se había puesto un disfraz de princesa de cuento de hadas y yo era su hada madrina. Y cada vez que estaba cerca de mí, se paraba para darme las gracias por sacarla de su mundo de luchadores aburridos.

El resto de las chicas iban disfrazadas de una famosa cantante de punk, o al menos famosa para ellas porque yo no tenía ni idea de quién era. Se habían comprado los disfraces en aquella tienda del centro comercial, y la verdad es que no se diferenciaba mucho del resto de sus ropas cotidianas, excepto por la peluca rubia y la falda excesivamente corta, parecían las de siempre.

Los chicos, por lo contrario, si iban bien diferentes a como solían ser. Se habían puesto un traje negro con camisa blanca y corbata negra. También llevaban un sombrero. Decían que iban disfrazados de los “The blues brothers”. Yo lo único que agradecía de su vestimenta es que no me enseñaran los calzoncillos, eso era todo un cambio.

Otro gran cambio era Jeremy no me dejaba ni un segundo, bailaba conmigo todas las canciones, excepto cuando alguien me pedía bailar, en ese caso se iba con Laurent y nos observaban hasta que la canción terminara. Estaba tan acostumbrada a no tenerle cerca delante de tanta gente que esto me parecía un gran cambio.

En una de las canciones que bailaba con Jeremy, a mitad de la canción Gloria se acercó y dijo:

- ¿Te lo puedo robar?

- Pero solo un rato y donde pueda veros. – dije mientras la guiñaba un ojo.

Y ambos se pusieron a bailar, aunque Jeremy acepto de mala gana.

Me dirigía a por un refresco, ya que por primera vez en toda la noche, no tenía con quien bailar, cuando Laurent me cogió de la mano y me hizo girar como a una bailarina.

- ¿Me concedes este baile? – me dijo con su extraña mirada.

- ¿A caso tengo opción? – le estaba sonriendo para que no pareciera que se lo decía de mala gana.

- No. – y por primera vez desde que le conozco, soltó una carcajada.

Le miré extrañada y él no cambio su sonrisa. Me hizo girar un par de veces más.

- ¿Te han entrado ganas de bailar de repente? – le pregunte para que dejara de marearme.

- Te he visto sola y no he podido resistirlo. – me lanzó una sonrisa picarona y note como la sangre subía a mis mejillas. – ¿Te he dicho lo guapa que estar esta noche?

- No – dije tímidamente. Ahora sí estaba colorada de verdad.

- Pues lo estas.

De repente la canción cambio a una lenta, ni siquiera me dio tiempo para buscar a Jeremy, me cogió de la cintura y me acercó a él. Fue un movimiento algo posesivo por su parte, pero extrañamente, me gustó. Mi corazón latía tan deprisa que estaba segura que lo notaba a tan corta distancia. ¿Por qué me comportaba así? Era Laurent, el chico al que tan solo unos días atrás, odiaba.

Intentaba comprender el motivo de mi comportamiento a la vez que intentaba comprender porque me gustaba tanto que su mano estuviese en la parte baja de mi espalda obligándome a estar cada vez más cerca de él, ó porque me gustaba que su boca estuviese a escasos centímetros de mi oreja, echándome su cálido aliento y provocando que mi piel se pusiera de gallina.

Entonces unas palabras aparecieron en mi cabeza: “su corazón se partirá en dos, pero solo con una mitad vivirá”

No podía ser posible, no le amaba, o por lo menos no como a Jeremy. Pero entonces, ¿por qué deseaba que esta canción no acabara nunca? ¿por qué quería tenerle cerca en todas las ocasiones? Ó ¿por qué mi actitud hacía él había cambiado tanto en tan poco tiempo?

Me separé unos centímetros de él, no mucho más porque él no me lo permitió. Me miro algo sorprendido, esperando a que yo dijera algo, pero ¿por dónde empezar?

- ¿Estás bien? – me dijo al cabo de un rato cuando vio que mis palabras no salían.

- Vi a Lucia antes de que se marchara. – le dije de repente.

- Lo sé. – fue apenas un susurro y su mirada se hizo más intensa, como más pasional. Eso no me iba a ayudar.

- Me hablo de la segunda parte de la profecía, ¿la has oído? – mi voz tembló ligeramente en la pregunta.

- Sí. – su mirada me atravesaba y se quedaba en mi corazón ahora partido.

Si realmente la ha oído, ¿cómo podía estar así conmigo? ¿acaso no sabía lo que había entre Jeremy y yo? Quizás tuviese la esperanza que fuese él el elegido en vez de Jeremy. Mi corazón se encogió solo de pensar que tendría que decirle que no era él.

- No lo hagas. – dijo de repente.

- ¿El qué? – estaba algo confusa, ¿habría adivinado lo que quería decirle al ver mi expresión?

- No quiero que me digas que no soy yo a quien elegirás o al menos, aun no.

Me estaba pidiendo tiempo ¿pero para qué? Quizás esperase que cambiara de parecer, cosa que dudaba enormemente.

- Pero…deberías conocer tus opciones.

- Créeme cuando te digo que las sé muy bien.

- No quiero hacerte daño.

- Sea cual sea tu decisión final, si me hieres, será culpa mía no tuya. – me dijo mientras con una mano me acariciaba la cara.

- Pero yo no quiero herirte. – y una lágrima se me escapó, Laurent me la quitó antes de que nadie se diese cuenta.

Me obligo a ponerme en la posición en la que estaba antes y yo me recosté en su hombro. No volvió a mencionar nada sobre este tema, pero a mí me quedaba una última pregunta.

- ¿Jeremy sabe la segunda parte de la profecía?

- No.

- Pues no debe saberlo. – dije tajantemente.

Laurent no contestó pero hizo un gesto afirmativo con la cabeza. ¿Cómo había llegado a esto? Y sobretodo, ¿Cómo podía ser tan egoísta con Jeremy? Él me había entregado su corazón desde el primer día y yo que había hecho, enamorarme de otro. ¿Realmente estaba enamorada o era solo atracción lo que sentía? Y ¿qué pasaba con eso de compañeros? ¿acaso no significaba nada y podía enamorarme de cualquiera?

Gloria era la única que podía tener las respuestas que deseaba o al menos la única con la que podía hablar de estos temas. Pero Gloria estaba con Jeremy en este momento, tendría que buscar alguna ocasión para estar asolas con ella.

La canción terminó y sensaciones opuestas me inundaron por dentro, estaba contenta de que hubiese terminado para así ir alado de Jeremy pero todo mi cuerpo se entristecía al pensar en separarme de Laurent.

Jeremy me abrazó dulcemente cuando llegué a su lado y yo intenté actuar con total normalidad para que no sospechara que me pasaba algo. Creí no haberlo conseguido cuando me obligó a separarme de él y se me quedó mirando durante varios segundos, pero se encogió de hombros y dijo:

- ¿Me has echado de menos?

- No sabes cuánto… - y le sonreí.

Fuimos cogidos de la mano hacía donde estaba el resto del grupo que no estaban bailando, en el camino cogimos unos refrescos para recuperar fuerzas y yo apenas lo saboree. Era obvio que necesitaba mucha fuerza.

Estaban apoyados en una de las ventanas que daban al patio. Ariana se me quedó mirando con una mirada curiosa y luego dirigió su mirada hacia nuestras manos unidas. La sonreí y ella levantó los pulgares en señal de enhorabuena, eso me hizo sonreír aun más.

- Vaya…has conseguido hacer bailar a Laurent – me dijo Robert nada más llegar.

Este estaba muy cerca de Ariana, demasiado cerca diría yo. Ella no parecía muy complacida de ese hecho pero él estaba eufórico.

- En realidad ha sido él quien me ha obligado a bailar. – le contesté sinceramente.

Empezaron a hablar de la decoración y de no sé qué vídeo musical, pero lo más sorprendente es que Jeremy participo en la conversación. Me le quedé mirando con la boca abierta hasta que una sombra en el patio llamó mi atención.

Me pegue discretamente al cristal y dos puntos rojos, a la altura del bosque, nos observaban. Los ojos no estaban a una gran altura, apenas un metro del suelo, lo que me hacía pensar que era un animal.

Uno de los focos de la iluminación, que daba vueltas en sentidos aleatorios, ilumino el bosque solo por un segundo y pude ver a la bestia más feroz que jamás haya visto. Era del tamaño de un león, solo que sin pelaje, su cuerpo parecía duro e impenetrable. Tenía unas patas grandes y musculadas. Pero lo que me hizo retroceder fueron sus dientes, tenía unos colmillos, que desde esta distancia, parecían de grande como mi mano.

La visión apenas duró un segundo, pero fue suficiente para hacer que mis rodillas temblaran de miedo. Miré a Jeremy que parecía haber notado mi cambio de ánimo y una mirada de profunda preocupación cruzó por su cara.

Le hice señas para que mirase fuera, pero la bestia ya no estaba ahí.

- ¿Quieres bailar esta canción? – me dijo Jeremy haciéndome gestos para que saliéramos del grupo.

- Claro – le conteste sin mucha voz.

Por supuesto, eso hizo que Ariana me mirase sorprendida por mi poco entusiasmo. Tuve que sonreírla y decirla al oído:

- Es que no se cansa nunca.

Ella se rió en respuesta y me fui sin llamar más la atención.

- ¿Qué te pasa? – me dijo Jeremy cuando se cercioró de que nadie, excepto Laurent y Gloria que estaban bailando juntos al lado nuestra, nos escuchara.

Noté como ambos perdieron interés por el baile y me sentí culpable, por fin Gloria estaba bailando con su pareja y yo se lo interrumpía.

- He visto algo ahí fuera. – dije haciendo un gesto con la cabeza dirigiéndome a la ventana.

- ¿El qué?

- No lo sé, era del tamaño de un león, pero no tenía pelaje sino una especie de coraza. Y sus dientes… - mi voz fue disminuyendo hasta que no pude decir nada más.

- ¿Un felino? – le pregunto Gloria a Laurent.

- Es imposible. Son sureños. – dijo este con el ceño fruncido de preocupación.

- También era imposible que un Trator volara por los alrededores. – le recriminó Gloria.

- Deberíamos salir a echar un vistazo. – dijo Jeremy que parecía molesto.

Me miró con una mirada de disculpa y yo le hice un gesto de que no pasaba nada.

- No saldrás de aquí hasta que regresemos. – me dijo con mucha preocupación. – Esto no me gusta. – le dijo ahora a Laurent.

- A mí tampoco.

Los tres me miraron con miradas severas en las que pude leer “no hagas nada imprudente” y se fueron, dejándome a mí, en mitad de la pista de baile sola.

Sebas, que pasaba por mi lado con un refresco se quedó mirándome con cara rara.

- ¿Qué les pasa? ¿Se han acordado de donde estaban y han salido huyendo?

- Volverán.

- ¿Quieres bailar conmigo mientras?

Dude durante un segundo pero podría resultarme de distracción mientras mi preocupación aumentaba.

Los minutos iban pasando y tal como había predicho, mi preocupación aumentaba por momentos, apenas conseguía concentrarme en mover las piernas.

Un gran estruendo de cristales sonó a mi espalda. Me giré y vi como todos los alumnos miraban hacía el jardín para ver si conseguían ver al gamberro que había roto el cristal, pero yo miraba al verdadero  culpable del destrozo.

Si antes había dicho que medía un metro de altura no podía estar más equivocada, debía de medir como metro y medio, apenas le sacaba una cabeza. Pero sus dientes sí eran como mi mano de grande. El felino, como lo había llamado Gloria, me miraba con unos ojos amenazantes. Su boca estaba abierta, dejando ver bien sus enormes dientes, y estaba salivando.

Empecé a retroceder muy despacio. ¿Qué podía hacer? Si salía de aquí la bestia me seguiría, eso era bueno y malo, bueno porque los separaría de mis compañeros inocentes. Y malo porque me quedaría sola con él.

Medite mis dos opciones durante un segundo, hasta que decidí que lo mejor era salir corriendo. Si conseguía llegar a la segunda planta ahí podría avisar a algún protector desconocido para que matara a la bestia.

Me recogí la falda y salí todo lo rápido que pude de ahí. Era como en una de esas típicas pesadillas, en la que por mucho que te esforzaras corriendo no dejas de ir a cámara lenta.

El felino me iba pisando los talones y todavía no había llegado a las escaleras, aunque consiguiera llegar ahí antes que él, me cogería en el primer tramo de escalones. Cambie rápidamente de plan. Giré por un pequeño pasillo en el momento preciso y sentí como él no freno lo suficientemente deprisa para conseguir girar por donde había girado yo y oí a mi espalda como se estampaba contra la pared, pero no me giré para comprobarlo.

Al final de mi pequeño pasillo había una puerta de cristal que daba al patio, mi única posibilidad era llegar hasta ahí y gritar hasta que alguno de mis protectores me oyeran.

La puerta se atasco al abrirse y eso hizo que el felino llegara a arañarme el brazo en el último momento, pero le cerré la puerta para retrasarle. Él la atravesó como si nada.

- JEREMY, LAURENT… - empecé a gritar mientras seguía corriendo ahora sin rumbo fijo.

Sentí al felino respirando en mi cuello y cuando sentí que iba a saltar encima de mí, me tiré al suelo y rodé hacía un lado. Me quedé acurrucada en el suelo esperando a que llegase mi hora, pero ni siquiera oí al felino caer.

Abrí los ojos y me incorpore ligeramente. Jeremy había llegado y había mandado al felino a unos diez metro de distancia. Este se estaba levantando y se volvía a encarar hacía mí. Gloria llego por detrás y se subió a su lomo para rodearle el cuello en un abrazo. Fue la peor imagen de todas, Gloria tan pequeña y menuda como era, encima de un monstruo de metro y medio de altura. La iba a destrozar.

Pero sorprendentemente para mí, el felino dejó de forcejear con ella para acabar tirado en el suelo inconsciente. Debió de usar su poder para neutralizarle. Laurent llegó y le clavo un cuchillo en la garganta. Sentí, muy dentro de mí, como el monstruo moría.

*****

Puff...!!! Este capítulo ha sido muy emocionante de escribir. Espero que os guste tanto como a mí. No dudéis de dejar vuestros comentarios, me encantan... bss

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