Capítulo 13: Consecuencias.

Cuando me hube tranquilizado, Laurent me entrego a Jeremy para que me abrazara él. Yo miré a Laurent con una mirada de disculpa por mi locura transitoria y el pareció aceptarla con un movimiento de cabeza, pero sus ojos eran tristes y eso me hizo sentirme mal.

Este se largo sin esperar ninguna explicación y Gloria y Jeremy decidieron que Gloria se fuera a dormir a la habitación de Jeremy y se cambiaban a primera hora para que la adivina no se enterase.

Así que, no hay mal que por bien no venga, Jeremy y yo volveríamos a dormir juntos.

Nos tumbamos en la cama y él me abrazaba y me balanceaba para intentar tranquilizarme del todo, hasta que lo consiguió.

- Siento mucho mi comportamiento – dije en un susurro mientras escondía mi cabeza en su hombro.

- No tienes que preocuparte, era una pesadilla.

- Pero era tan real…

- ¿Quieres contármela?

- Tal vez mañana, estoy cansada. – le dije mientras un largo bostezo salía de mi boca.

- Está bien. Pues buenas noches. – y apagó la luz.

- Buenas noches

Busque sus labios a oscuras y cuando los encontré le besé.

La segunda parte de mi noche dormí como un tronco, hubiese podido caer un meteorito a mi lado que no me hubiese enterado.

Jeremy ya no estaba en la habitación, pero si había alguien en la ducha. A los pocos minutos, Gloria salió envuelta en una toalla y con su sonrisa permanente en la cara.

- Buenos días dormilona. Tu turno de ducha.

- Sí, la necesito.

Ya estábamos listas para salir, ahora solo quedaba la pregunta del día.

- ¿Qué voy hacer hoy?

- De momento te vienes ha desayunar conmigo, luego ya seguiremos con la farsa.

- ¿Tengo que seguir engañando a mis amigos?

- No solo eso, tienes que adivinar cuál de ellos es el espía.

- ¿Yo? ¿Por qué crees que el espía es uno de ellos?

- Porque sabemos donde están los nuestros, pero no sabemos donde están los tuyos. – me costó encontrar sentido a la frase.

Entramos en la sala y un olor a huevos, bacón, salchichas, patatas…inundó mi nariz. Gloria cogió una bandeja y un plato y empezó a llenarlo como si no tuviese planeado comer en el resto de mes. Yo me cogí mi bol de cereales y la seguí hasta una de las mesas redondas que estaban junto a la ventana.

A los pocos minutos aparecieron Jeremy y Laurent por la puerta y se pusieron incluso más comida que Gloria.

- ¿Siempre van juntos a todos los lados? – Gloria se atraganto con la comida al intentar reírse y comer a la vez.

- Es todo un consuelo para mí que hayas aparecido tú, pensaba que eran gays. – esperó a que llegaran a la mesa para decirlo y Laurent le dio una leve toba en la cabeza.

- Ayss… - se quejo.

- Buenos días princesa. – me dijo Jeremy mientras me daba un beso en la mejilla.

- Buenos días a ambos.

Miré a Laurent, ya no parecía triste eso me consoló. En algún momento tendría que disculparme con él por mi comportamiento de anoche.

- Buenos días – me dijo Laurent. – Hoy pareces de mejor humor que anoche.

Jeremy le dio una patada por debajo de la mesa y yo me reí de ambos.

- He dormido muy plácidamente. – miré a Gloria y le guiñé un ojo. – Gloria no me sabe darme el cariño que necesito.

Jeremy y Gloria empezaron a reírse y Laurent simplemente se quedó mirándome con una sonrisa en la cara, supongo que esa era su forma de pasar una velada relajada y no se le podía pedir más.

Empezaron a devorar el desayuno y yo apenas me comía el mío, estaba absorta mirando la manera que tenían de comer.

- ¿Habéis decidido no volver a comer nunca más y esta es vuestra “ultima cena”?

- Gastamos mucha energía – dijo Gloria con la boca llena. – Necesitamos alimentarnos.

Terminamos de desayunar y yo me adelanté para bajar primero, a Jeremy no le gustó pero llamaría mucho la atención que bajáramos los cuatro juntos.

En mi taquilla Ariana y Rosa me abordaron.

- ¿Qué te ha pasado en el desayuno? – me dijo Rosa sin ni siquiera un buenos días.

- Me dormí – dije si más.

Intentaba seguir con mi cara anti-social pero ya era una tarea imposible, simplemente deje de sonreír por todo.

Laurent, Gloria y Jeremy aparecieron por alado nuestra. Rosa le dio un codazo a Ariana para que mirase a Jeremy y eso me enfureció más de lo que puedo explicar.

- ¿Vamos a clase? – dije de manera cortante.

- Sí, espera un momento. – me dijo Ariana y se dio media vuelta y fue a por Jeremy

- ¿Crees que se lo va a pedir? – dijo Rosa que estaba más que emocionada.

- ¿El qué?

- Lo del baile.

Se me había olvidado advertir a Jeremy sobre esto. Ariana se puso enfrente de Jeremy y este la miro con un gran desconcierto en la cara. Mientras yo rezaba para que Jeremy no me mirara y Ariana pudiese sospechar. Pero olvidaba que Jeremy era todo un profesional, Ariana pareció ofendida por el trato que le había dado y se volvió hacia nosotras.

- Vamos. – dijo de mal humor cuando llegó a nosotras.

Mi cara tenía que ser seria pero por dentro estaba eufórica, sabía que no la iba a decir que sí, pero la confirmación era mucho más bonito.

En segunda hora tuve que aguantar toda clase de insultos dirigidos hacia el amor de mi existencia, en un par de ocasiones estuve a punto de saltar en su defensa.

Tercera hora fue mejor, aunque Gloria tenía que fingir no ser mi amiga, de vez en cuando me guiñaba un ojo o me sacaba la lengua, lo hacía tan rápido que apenas yo lo notaba y cuando lo hacía tenía que disimular mi risa con tos.

Y así la mañana fue pasando. Entre cuarta y quinta, Jeremy me dejo una nota que decía que él, Gloría y ese tal John tenían que salir a una misión. Así que aproveche para ir a pintar al mirador de detrás del bosque.

Hacía frio y estaba nublado, pero al menos no llovía. Me puse la capucha de la sudadera ya que las orejas se me estaban quedando frías y al cabo de un momento las manos me temblaban tanto que era incapaz de pintar. Encendí mi i-pod, que no lo había puesto desde el día que llegué y me quedé escuchando música, mirando el hermoso paisaje e intentando no pensar en nada.

Alguien tocó mi hombro y di tal bote que me levanté del banco. Era Laurent y tenía las manos levantadas en señal de que no le pegara. Eso me hizo gracia y él me sonrió en respuesta.

- Dios, te compraré otro cascabel a ti también. – le dije recordando las dos veces que Jeremy se había presentado así. ¿Quizás era una cosa de protectores?

Él me miró con cara de no saber que le estaba diciendo, pero hizo un movimiento con los hombros y se sentó en el banco y yo con él.

- ¿Qué haces aquí? – me preguntó curioso.

- Intentar no pensar en nada.

- ¿Y cómo lo llevas?

- Mal - El se rió de mí. - ¿Qué haces tú aquí?

- Buscarte. – eso me sorprendió. – Le dije a Jeremy que te vigilaría, me ha costado encontrarte.

- Si me lo hubieses dicho te habría dado un cuadrante con mis movimientos. – le dije irónicamente.

- Lo recordaré para la próxima vez.

Tuvimos un momento de silencio y fue raro, no me pareció nada incomodo, los dos estábamos disfrutando del hermoso paisaje en silencio.

Desde anoche todo lo relacionado con Laurent me parecía raro o curioso. Él había cambiado su forma de ser conmigo y yo había cambiado la manera en que le veía. Eso me recordó algo.

- Siento lo de anoche.

- No importa, no era la primera vez que me pegabas.

- Si, pero la primera no la siento. Te la merecías.

- Cierto. Siento eso. – pensó durante unos segundo. – ¿Soñaste conmigo anoche?

Me gire para mirarle a la cara y me estaba mirando con una ceja levantada y una sonrisa picarona. Fue raro verle así, muy relajado y gastando bromas.

- Sí, una pesadilla. – dije remarcando bien “pesadilla”. El se rió otra vez. - ¿Estas muy relajado hoy?

- Bueno, es este lugar, supongo…

Nos quedamos mirando al infinito, el sol empezaba a caer y pronto tendríamos que volver si no queríamos perdernos por el bosque, aunque dudaba que eso pudiese pasar alado de Laurent.

Y sin saber muy bien como ni porque, mi boca empezó a moverse sin control

- Estábamos los dos en el arcén de una carretera, uno de esos lagartos estaba parado en el medio. Te decía que lo quitaras pero tú solo me dijiste que era necesario. Entonces el coche de mis padres apareció y tuvieron un accidente por culpa del lagarto. – una lágrima empezó a caer descontrolada al recordarlo, me la limpie enseguida pero él la vio.

- Siento mucho haber dicho eso, en serio. – me cogió de las manos y me miró a los ojos con una profunda sinceridad.

- No importa. – le dije para animarle.

El ambiente se había quedado algo tenso. Él me miraba de esa manera que no sabía descifrar y yo no sabía muy bien qué hacer. Al final fue él el que reacciono primero, se levantó aun cogiendo una de mis manos y dijo:

- Es tarde, deberíamos irnos. – y obedecí.

Fuimos juntos, aunque no cogidos de la mano, por todo el bosque. Pero cuando este terminó, me adelanté yo primero para que nadie nos viera salir juntos de allí. Estaba más que harta de esta situación, ¿acaso no podría ser amiga de los dos grupos, tan raro sería?

Subí a mi cuarto y no recordé que ahora estaba ocupado hasta que abrí la puerta y vi a Lucía en la mesa del escritorio escribiendo en un papel.

- Ups…se me había olvidado, lo siento.

Lucía resplandecía tanto que la habitación quedaba más iluminada.

- No importa, entra. – dejo de escribir y me indico que me sentara en la cama. – Me tengo que ir esta noche, pero tenía que escribirte algo primero.

Miré el papel que estaba escribiendo, y apenas había unas palabras escritas.

- ¿Se va tan pronto? – le dije intentando imitar el respeto con el que la hablan el resto.

- Si querida, me reclaman en muchos sitios. Es lo que tiene ser la única adivina entre los protectores.

Por eso la tenían tanto respeto, era un bien muy preciado si era la única.

- ¿Qué va a pasar conmigo ahora?  - la pregunte con duda por saber la respuesta.

- Ya he dejado orden a Laurent para que llame a Henry, es el único protector convertido de la zona. Él os explicara todo el proceso para que no tengáis ningún problema. - Mi temblor de manos volvió – No tengas miedo, todo será mejor, te lo prometo. Además, te encantará Henry. – he hizo una mueca que no supe interpretar.

Termino de escribir lo que estaba escribiendo, lo doblo y lo metió en un cajón.

- No lo leas hasta que me haya ido. Y tampoco esperes entenderlo ahora, todo llegará a su debido tiempo. – le hice un gesto afirmativo con la cabeza.

- ¿Ni siquiera se queda a cenar? – la dije al ver que recogía sus cosas y se encaminaba hacia la puerta

No contestó a la pregunta pero si dijo una cosa antes de irse.

- Quien creyó en ti te traicionara. – y se largo dejando más oscura y siniestra mi habitación.

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