Capítulo XX
Matthew
Luego de llegar tarde por primera vez en años al hospital cumplir una jornada tranquila, y tener que soportar miradas extrañas por tener una sonrisa tatuada en mi rostro por el recuerdo de la calidez de Mía entre mis brazos.
<<Definitivamente eso me alegró el día>>.
Hasta nuestra pequeña discusión se sintió agradable.
<<Es demasiado terca>>.
Y aunque eso me saque de quicio. Es algo que me atrae de ella.
Desde que Mía llegó a mi vida los días se han vuelto mucho más interesantes.
Los labios de Rachel recorriendo mi cuello me sacan de mis pensamientos.
Rachel, una de mis visitantes ocasionales.
Cuando llegué, escuché el sonido del timbre, lo primero que pensé fue que era Mía que había vuelto a olvidar sus llaves y me invadió la alegría de verla al finalizar el día. Pero cuando abrí la puerta mi sonrisa desapareció al ver a Rachel. Al parecer me avisó a mi celular (el cual debe de estar aún en la habitación).
Sigue besando mi cuello y empieza a introducir sus manos debajo de mi ropa. Acariciando mis abdominales, pectorales...
---En serio Matthew ¿Qué te sucede? ---dice con irritación en su voz.
---Estoy cansado ---miento. En realidad no sé me pasa, no puedo evitar sacarme a Mía de la cabeza.
---Nunca has estado cansado para el sexo. Dime de una maldita vez que ocurre ---dice molesta.
Me pongo de pie.
---En primer lugar dije que estaba cansado y en segundo no te permito que me hables así, tu no eres nadie para darte explicaciones y si no te gusta te largas por donde viniste ---digo alzando cada vez más la voz hasta terminar gritando.
Su rostro cambia de repente.
Y se empieza a desvestir hasta quedar solo en ropa interior.
---Mírame --dice señalando su cuerpo---. Cambiarías todo esto por la putita barata con la que andas.
---Ah se me olvidaba que tu eres de las costosas ---se pone roja de la furia---. ¿De qué hablas?
---De la mosquita muerta de la fiesta.
Mía.
La furia me invade.
---¡NUNCA EN TU PERRA VIDA VUELVAS A LLAMARLA ASÍ! Y MUCHO MENOS TE ATREVAS A COMPARARTE CON ELLA---digo cabreado---. No le llegas ni por los tobillos ---digo con desprecio.
---¿Ah, si? ---dice acercándose---. ¿Acaso tu zorra es mejor que yo en la cama? Eso lo dudo querido -se acerca aún más para tomarme del rostro. Sujeto sus muñecas y la beso, puedo sentir su sonrisa. Cree que ganó.
---Es mejor en mucho más que eso ---digo sobre sus labios con una gran sonrisa mientras aparto sus manos para que no me toque pero no suelto sus muñecas. Su semblante cambia bruscamente.
---Te enamoraste de esa zorra ¿no? ---dice con rabia.
¿Enamorarme? ¿De Mía? Imposible. ¿Por qué usó esa palabra? No, no me pude haber enamorado de ella. No. No. Y no. ¿O si?
---¿Qué tiene ella que no tenga yo? Nunca has defendido a alguien que no seas tu mismo.
Le voy a responder pero justo en ese momento levanto la mirada y me encuentro con esa dulce mirada. Totalmente pálida.
---Vete ---me dirijo a Rachel. Pero como no hace ningún movimiento tengo que mirarla---. Te acabo de decir que te largues ---digo entre dientes.
Ella sigue mi mirada y se percata de Mía.
---Ehh. Yo no sabia... siento mucho interrumpir... ---balbucea y su rostro empieza a tornarse carmesí---. Yo ya me iba...
---No, yo soy la que se va ---die Rachel peligrosamente calmada mientras se termina de vestir. Me besa en la comisura de los labios---. Nos vemos querido.
No puedo reaccionar. Tengo mi vista fija en la de Mía. Después de segundos que parecieron horas solo quedamos ella y yo.
---Lo siento mucho de verdad, de haber sabido yo... ---dice avergonzada.
¿Se está disculpando?
---No pasó nada entre nosotros, te lo juro ---la interrumpo sin siquiera pensarlo.
---No tienes que darme explicaciones sobre eso. Es tu vida, solo somos amigos y de verdad discúlpame ---dice con una calma que duele.
---Tienes razón, solo somos amigos ---digo y me marcho a mi habitación sin más.
---Mierda, mierda, mierda. Esto no me puede estar pasando, ¡JODER! ---lanzo todo cuando hay en mi camino. Paso las manos por mi rostro. Tomo mi cabello y tiro fuertemente de el.
<<No puede tener razón, no puede tener razón, no puede tener razón...>> Repito en mi cabeza.
Pero ¡MIERDA! Tiene toda la puta razón.
Me enamoré de Mía.
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