Capítulo XIII

Mía

Estoy preparando el desayuno. Me levanté un poco antes para cocinar.

Aún no estoy familiarizada con esta cocina, pero me las ingenio. Decido preparar omelets pues sé que le gustan, también coloco algo de música, tomo mi celular y lo conecto al reproductor. Una suave melodía empieza a sonar. Me muevo de un lado a otro mientras cocino. Sirvo la comida en dos platos y me giro para colocarlos en la isla de la cocina.

Encuentro a Matthew muy sonriente apoyado en el umbral con los brazos cruzados. No sé cuanto tiempo lleva ahí, pero decido devolverle la sonrisa. Esta realmente guapo, con una camisa azul celeste, una corbata gris oscuro y un pantalón de vestir del mismo color. Tiene la bata acomodada en un brazo y en la otra un maletín.

-Buenos días -dice luego de un momento.

Le respondo sonriente mientras coloco los dos platos con omelets en la isla de la cocina.

-Preparé el desayuno, espero que te guste.

Agradece y dice que no debí molestarme, y yo repito una frase que me dijo él días atrás.

Lo invito a sentarse y lo hace con gusto.

Saco el jugo de naranja del refrigerador y lo sirvo.

Desayunamos en silencio; se despide y yo me dispongo a limpiar lo que ensucié.

Cuando termino escucho sonar mi celular. Descuelgo:

-Hola, ¿como estás? -Presto oídos a la voz de Liam al otro lado de la línea.

-Muy bien, ¿y tú? -Alcanzo a escuchar los ruidos característicos de un hospital de fondo.

-Bien, era para avisarte que paso por ti a las 8:00pm, pero no tengo tu dirección.

-Ahora mismo te la envío.

-Está bien, ¡ponte guapa!

-Siempre -bromeo.

-Eso no lo discuto -Ríe.

-Hasta la noche -me despido y cuelgo.

Le envío la dirección en un texto.

No suelo salir y mucho menos a fiestas, pero creo que un poco de distracción no me caería nada mal. Me alisto y me voy de compras.

Estaciono el auto frente a una tienda donde he visto vestidos hermosos.

Al entrar pido un vestido largo, puesto que la fiesta es de gala. La chica me trae varios vestidos y el que más llama mi atención es un vestido color azul rey. Cuando me lo coloco tengo que pedirle ayuda con la cremallera. Al salir del probador me miro en el espejo. El vestido se ve mucho mejor puesto. Se adapta a mis curvas, pero sin verse vulgar. Deja al descubierto una de mis piernas, y tiene detalles dorados en la parte superior.

-Me lo llevo ¿algunos zapatos a juego? -pregunto a la dependienta.

-Sí, en seguida vuelvo -responde amablemente y le doy mi talla.

Regresa con dos cajas una de zapatos y otra mucho mas pequeña de terciopelo negro. La observo confundida.

-Es un accesorio que le iría a la perfección con el vestido, va en el muslo que queda descubierto -explica.

Asiento y tomo la cajita. Saco una especie de collar dorado con algunos cristales. Me explica como colocármelo. Abro la caja de los zapatos y encuentro unos zapatos dorados altos. Pago y me voy hacia otras tiendas para comprar algunas cosas para llenar mi nuevo armario.

Cuando creo que ya es suficiente regreso a mi auto y coloco todo en los asientos traseros.

Entro al departamento. Tengo dos horas para estar lista, así que entro directo a mi habitación. Veo las cosas de Matthew en la sala de estar. Así que supongo que ya llego.

Ya en ropa interior, con el accesorio de la pierna. Me peino, decido hacerme un peinado sencillo con algunas ondas, lo aseguro con pasadores, luego me maquillo ligeramente aplicándome un labial nude. Cuando termino decido ponerme el vestido pero justo cuando voy a subir la cremallera que recorre casi toda mi espalda. Se atora.

«Esto tiene que ser broma».

Suspiro. Salgo y cierro la puerta detrás de mí para ir en busca de la única persona que me puede ayudar.

Me quedo ahí mirando la puerta de enfrente mientras sostengo la parte superior de mi vestido. Doy unos pasos y toco. Segundos después, Matthew sale.

«¡Wow!», exclamamos mi subconsciente y yo al mismo tiempo.

Está extremadamente guapo vestido con un smoking a medida y usando ese maravilloso perfume. Se ve extremadamente bien.

Ambos nos quedamos mirando sorprendidos por el atuendo del otro, hasta que el carraspea llamando mi atención. Sacudo la cabeza y recuerdo a lo que vine.

-N-necesito ayuda -digo tímidamente.

Casi quiero morderme la lengua, ¿tartamudeé? ¿en serio lo hice?

Él me mira por unos segundos y luego comprende a lo que me refiero.

-Date vuelta -me ordena y obedezco.

Cuando empieza a subir la cremallera, el leve roce de sus dedos en mi espalda desnuda me provoca de nuevo esa corriente eléctrica por todo mi cuerpo. Se tarda más de lo que debería, porque lo sube con una lentitud casi tortuosa.

-Listo -dice cuando termina.

Me doy vuelta para encontrarme con esa hermosa mirada suya. No tengo que elevar tanto la cabeza, porque estamos casi a la misma altura debido a mis enormes zapatos, pero aun así me gana varios centímetros. Abre la boca para decir algo pero nos interrumpe el sonido de la alarma de mi celular sobresaltando a ambos. Tomo su mano. Me mira confundido hasta que se da cuenta que es para ver la hora en su reloj, el cual, al notar su marca surge el pensamiento de que tiene más dinero del que pensé. Aún no entiendo porque comparte su departamento...

Sacudo esos pensamientos y compruebo que son las 7:50pm.

Le doy las gracias y regreso a mi habitación.

Tomo mi cartera de mano y meto mi identificación, algo para retocar mi maquillaje, dinero y tomo mi teléfono. Liam me dice que en diez minutos estará abajo. Así que decido bajar. No veo a Matthew al salir así que supongo que ya se marchó. Me pregunto a donde iría vestido así, hasta que concluyo que ese no es mi problema.

Cuando llego abajo veo a Liam recostado en un deportivo plateado. Compruebo la hora en mi teléfono para saber si lleva mucho tiempo esperándome pero son las 8:00pm exactamente. ¡Qué puntual! me sorprendo más por mi puntualidad que por la suya.

Camino hacia él y al verme parece no reconocerme cuando estoy más cerca parece que se quedó sin habla. Mi atuendo hizo su efecto. Cuando reacciona me sonríe.

-Estás hermosa.

-Lo sé -digo poniendo los ojos en blanco para después reír de mi broma-. Tú también está muy guapo -lo halago.

Y en realidad lo está, le sienta muy bien su smoking azul marino. Lo hace lucir más joven.

-Me siento halagado viniendo de una mujer tan hermosa, seré la envidia de todos los hombres -Me ofrece su brazo-. ¿Nos vamos?

Asiento mientras recibo su brazo. Me abre la puerta para un momento después, tomar su lugar.

El trayecto lo pasamos en un cómodo silencio. Luego de varios minutos entramos a una zona muy lujosa. Me sorprendo cuando nos detenemos frente a una hermosa mansión.

Me abre la puerta y me tiende una mano para ayudarme a bajar. Le tomo el brazo y con encaminamos hasta el interior de la casa por un camino iluminado.

Al entrar hay un montón de personas alrededor, él le entrega la invitación al personal de seguridad y continuamos nuestro recorrido. El lugar es mucho más hermoso por dentro. Tomamos asiento en una mesa reservada. Y me ofrece una copa de champaña.

Le agradezco y le digo que prefiero no tomar, me mira una tanto extrañado para luego entregársela a un mesero. Me pregunta si hay algún porqué y yo sólo me encojo de hombros.

-Nunca dejas de sorprenderme -murmura y sonrío.

Me pregunta si no me molesta quedarme sola un momento para saludar a sus tíos, yo lo tranquilizo con una sonrisa y le digo que no hay ningún problema.

Se pierde entre la gente. Miro a mi alrededor, y hasta ahora noto que el resto de las personas alrededor me miran extrañados. No entiendo el porqué. Debe ser mi imaginac...

-No esperaba verte aquí -Una voz familiar me saca de mis pensamientos.

Me giro sorprendida.

-Ni yo a ti.

-¿Con quién viniste?

Justo cuando voy a responder una mano se posa en mi cintura. Miro y se trata de Liam.

-Matthew -Lo saluda con un asentimiento.

-Liam -responde en el mismo tono para luego posar su vista en mí con sorpresa.

-Te dejo un minuto y ya te están coqueteando -me susurra al oído.

Ignoro su comentario y me ruborizo ligeramente por aquel gesto que parece ser tan íntimo.

-¿Se conocen? -Estoy claramente sorprendida.

-Sí, él es... -Empieza a decir Liam pero alguien nos interrumpe.

-¡Liam! -grita una aguda voz femenina.

Los tres nos dirigimos a la dueña de esa voz y nos encontramos con una hermosa mujer de cabello corto y ojos grises con un vestido rosa que le queda a la perfección.

-No creí que vendrías -le dice mientras lo abraza efusivamente.
-A mí también me da gusto verte Sophi -responde él mientras se separa un poco.

Ella lo besa el la mejilla completamente emocionada. Lo mira con cariño y luego posa su vista en mí, también sorprendida. ¿Por qué carajos todos me miran así?

Regresa a él y luego a mí. Me está incomodando.

-¿Vienes acompañado? -Sigue perpleja ante la idea sin apartar la mirada de mí.

-Sí. Sophi te presento a Mia, Mia, ella es Sophia, mi prima -Nos presenta y ella me sorprende con un efusivo abrazo.

Tardo unos minutos en reaccionar pero luego correspondo.

-Es un gusto -dice al separarse de mí.

-El gusto es mío -Sonrío.

-¿Eres su novia? -pregunta directa; y como si le sorprendiera o emocionara la idea.

-Sophi... -la regaña Liam y escuchamos una risa mal disimulada detrás de nosotros.

Nos giramos a ver a Matthew.

-Matthew -Sophia lo saluda con un asentimiento de cabeza para luego posar su vista en mí esperando una respuesta.

-No, no soy su novia -aclaro-. Sólo somos amigos y compañeros de trabajo -explico mientras veo por el rabillo del ojo como Matthew sonríe con suficiencia.

-Entiendo - dice algo desanimada pero luego sonríe otra vez-. Me dijeron que estabas buscando a mis papás, se van a poner felices de verte -Se dirige a Liam.

-Mia, ¿no te molesta? -Me mira dudoso.

Voy a responder pero siento como Matthew me toma de la cintura provocándome un hormigueo en esa zona.

-Tranquilo, yo la cuidaré bien -Noto algo extraño en la mirada de ambos.

Pero antes que Liam diga algo más, Sophia lo arrastra con ella.

-Así que me cuidaras... -me giro elevando una ceja.

-Sólo si me lo permites -Me mira y podría jurar que su tono de voz está siendo seductor muy a propósito, nos dirigimos al salón donde está la música y resuena el ritmo del tango-. ¿Me permites? -Me ofrece su mano.

Se la recibo sin pensarlo.

-Será un placer. -Nos dirigimos al centro del salón junto con otras parejas.

Posa una de sus manos en mi espalda y con la otra toma mi mano, mientras yo tomo su hombro con la mano libre. Nos empezamos a mover al ritmo de la música, sí que sabe bailar bien. Él empieza a guiar y como si lleváramos años practicando y una coreografía lista, nos empezamos a mover con extrema facilidad y confianza de una manera muy sensual, deslizando nuestras manos por el cuerpo del otro dejándonos llevar solo por la música, elevándome en el aire, estrechando nuestros cuerpos y olvidando a las personas de nuestro alrededor.

Su mano se desliza por mi pierna desnuda y se detiene justo en el accesorio de mi muslo. Nuestras respiraciones son entrecortadas y no sé si es por el baile, por nuestro contacto o por la cercanía de nuestros rostros. La música se detiene con nuestros cuerpos entrelazados.

Estábamos tan concentrados que apenas notamos que las personas a nuestro alrededor habían formado una especie de círculo dejándonos en medio. Los aplausos nos sacan de nuestra burbuja y noto que seguimos en la misma posición, así que bajo mi pierna incómoda y sonrojada por la atención.

-Te ganaste tu propio público -me dice sonriente-. ¿Hay algo que no hagas bien? -Eleva una ceja.

-Sólo lo que no me he propuesto a hacer bien -respondo con una enorme sonrisa tatuada en mi cara-. Sinceramente no suelo bailar, pero contigo se me ha hecho muy fácil. Bailas muy bien.

-No sólo bailo bien, bailo excelente.

-Engreído -lo regaño.

-Ven, quiero presentarte a alguien -dice mirando detrás de mí.
Caminamos hacia una pareja madura. Pero muy elegante.

-Hola, querido -Saluda la mujer.

-Hola Lissa, les presento a Mia, una amiga. Mía, ellos son Lissa y Marcus, los padres de Sophia, y como unos padres para mí.

Luego de presentarnos estrechando nuestras manos, ambos dice al unísono que es un placer; tras cruzar un par de halagos y comentarios acerca del evento y las respectivas felicitaciones al tanto feliz como duradero matrimonio alguien nos interrumpe.

-Hola, idiota -Saluda una voz masculina para luego dar una fuerte palmada en el hombro de Matthew.

-Mike, no seas maleducado -le reprocha Lissa.

-Pero si solo digo la verdad -Lissa le dedica una mirada de aprensión-. Ya, ya ¿ves? Por eso ni te saludo -Se dirige a Matthew.

Posa su vista en mí para después mirar la mano de Matthew que rodea mi cintura.

-Mia, te presento a Mike, hermano de Sophia y mi mejor amigo.

-Mucho gusto -Me estrecha la mano.

-Veo que ya conociste a mi familia -dice Liam mientras se acerca-. Gracias por cuidarla -le dice a Matthew colocando una mano en mi espalda pero Matthew no aparta la suya. Y otra vez esa mirada.

-No hay porqué agradecer - responde.

Me incomodo ante el contacto de ambos. Pero ninguno parece notarlo. La tensión es palpable en este momento.

--Voy al tocador --digo para zafarme de la incómoda situación.

-Te acompaño -Escucho la aguda voz de Sophia; la cual no sé en qué momento apareció.

Toma mi mano y me quita de en medio de ambos. Lo cual le agradezco.

-Un placer conocerlos a todos -Sonrío con cortesía-. Con permiso -Salgo con Sophia.

Buscamos mi bolso en la mesa de invitados y nos dirigimos al baño.

-¡Suertuda! -me dice cuando entramos.

-¿Por qué? -cuestiono desconcertada.

-Por favor, no me vas a decir que no te diste cuenta -dice como si fuese lo mas obvio del mundo.

-¿De qué se supone que debí darme cuenta? -Estoy todavía más confundida.

-Pues de la competencia de celos entre Liam y Matthew.

Frunzo el ceño.

-¿Por qué deberían estar celosos?

-Pues por ti. A ninguno de los dos los había visto así, y mira que los conozco bien pues Matthew es como mi segundo hermano mayor, ya sabes el serio y gruñón. Y Liam es mi primo -explica pensativa y yo estoy a punto de alegar que es lo opuesto en cuanto a sus personalidades, pero lo primero que dijo me distrae- -. Vaya suerte, ambos se merecen alguien como tú...

-A ver, espera -interrumpo-. Ninguno de los dos puede estar celoso, ambos son buenos amigos. Sólo eso.

Una bellísima peliroja que no sé como no me había percatado que estaba ahí. Tropieza con mi hombro y me lanza una mirada asesina antes de salir hecha una furia.

-Upsss -alarga Sophia cubriéndose la boca con una mano, pero sin dejar de sonreír.

-¿Qué le sucede?

-Es que ella estuvo detrás de Matthew durante mucho tiempo, pero él ni la volteó a ver. No es más que una arribista que busca solo su dinero -Cuando dice lo último pone cara de repulsión.

¿Arribista? ¿Dinero? Un momento de que parte de perdí, es decir que Matthew si tiene un alto estatus económico, ¿entonces por qué comparte su departamento?

«Puede ser por la misma razón que tu lo compartes con él», arroja mi subconsciente.

Pero eso no tiene mucha lógica, entiendo mi situación, pero ¿él? Definitivamente tengo que preguntárselo.

Sophia me mira como si viese mi debate interno.

-No te preocupes, ella no te llega ni a los tobillos, si es eso lo que te preocupa, también lo intentó con mi hermano pero el tampoco cayó en sus redes, pues ama a su novia.

-No, no me preocupa, como te dije nosotros solo somos amigos.

-Como digas suertuda, aunque tienes como más química con Matthew, ese baile fue uff...

-¿Nos viste? -Empiezo a ruborizarme.

-Todo el mundo los vio, vaya que estabas concentrada... -resopla-. Tenias que ver el rostro de Liam cuando los vio est...

-¿Él nos vio? - la interrumpo elevando un poco la voz.

-¿Qué parte de todo el mundo los vio no entendiste? Debes de prestar más atención, eres el centro de atención de la fiesta, y mira que eso es decir poco -Tengo los ojos muy abiertos y siento que la sangre huye de mi rostro-. Tranquila, en el buen sentido -Le resta importancia.

-Vaya, eso sí que me tranquiliza -murmuro con sarcasmo.

-Sólo te digo que si te decides por alguno de los dos... No los lastimes, me caes bien y me enfadaría si alguno de los dos se hace falsas esperanzas.

Asiento, no quiero seguir dándole cuerda a un asunto que no tiene ni pies ni cabeza.

Retocamos nuestro maquillaje y volvemos a la fiesta. Paso el resto de la noche hablando amenamente con Liam. Pero Matthew no nos ha quitado la vista de encima en toda la noche, al igual que la mayoría de las personas. Como una tradición familiar hubo un vals, que primero baile con Liam luego con Matthew y ahora con Mike.

-Perdona mis dos pies izquierdos, no soy tan buen bailarín como Matthew -Sonríe con complicidad.

-Que gracioso -digo con desdén.

-Está bien, disculpa, es que me sorprendió verte con Liam y luego ese baile con Matthew...

-¿Por qué a todos le sorprende?

-¿En serio lo preguntas? -Ríe pero al ver mi rostro serio se detiene-. Digamos que él es una persona muy arrogante y por ende, solitario. Dudábamos que viniese, pero lo hizo, y además acompañado de una chica... bueno nos sorprendió y mucho -Se queda con la mirada perdida en algún punto-. Es más, hace algún tiempo nos llegamos a plantear si era gay -Sonríe.

-Muchas personas dicen lo mismo, pero conmigo es una persona muy distinta, es amable, gracioso, dulce y un gran amigo -explico.

-Por lo que veo es que tienes la capacidad de que nadie pueda tratarte de otra forma, eso no solo hay que verlo en el gran cambio de Liam cuando está a tu lado sino también en el de Matthew -dice como si estuviese reflexionando sobre eso.

-¿Matthew? -pregunto extrañada.

-Olvídalo, son cosas mías, por cierto ¿de donde se conocen? No me había hablado de ti -dice curioso.

Me sonrojo ante la estúpida situación por la que vivo con ese hombre.

-Ehm... b-bueno, somos algo así como... ¿c-compañeros de piso? -digo totalmente colorada.

Me mira sorprendido.

-Vaya... no creí que se lo tomara en serio... - murmura pero lo alcanzo a escuchar.

-¿A qué te refieres?

-A que fue idea mía, pero jamás pensé que me tomara la palabra, cuando Miriam habló conmigo le ofrecí contactarse con él pero como nunca mencionó más el tema pensé que se había arrepentido -Me sonríe.

-Pero hay algo que no entiendo, de lejos se nota que tiene dinero y, por ende, no necesita compartirlo por razones económicas, lo cual me lleva a la siguiente pregunta: ¿por qué?

Él me mira a los ojos por unos segundos.

--Quizás por la misma razón por la que tú lo haces -Me pongo nerviosa y él lo nota.

-¿A qué te refieres? -pregunto tratando de parecer tranquila.

-A que tú tampoco lo necesitas por razones económicas... -dice y lo interrumpo.

-¿Como puedes estar seguro que no es por eso? -Arqueo una ceja.

-Por la manera en que estas vestida; sencilla, pero costosa. El vestido lo compraste en una boutique de marca y eso lo sé porque tuve que acompañar a mi novia al mismo sitio y el diseñador deja estas marcas en sus diseños -Señala unas diminutas iniciales en los detalles del hombro-. Pero por lo que intuyo no naciste rodeada de lujos, pues difícilmente las personas así es difícil que tengan esa humildad que brilla en tus ojos, sino que trabajaste duro para ello. Admiro a las personas como tú -agrega.

Estoy totalmente en shock.

-Vaya que eres bueno analizando a las personas, y... gracias por lo último.

--Soy psicólogo, ese es mi trabajo, y por lo otro... de nada -La música se detiene pero él no para de moverse.

-Creo que deberíamos dejar de bailar -comento y sonríe.

-¿Quién lo dice? -pregunta divertido.

-Lo dice el hecho de que se acabó la música, van a pensar que estamos locos -explico.

-¿Quiénes? -insiste.

-Las demás personas -digo obvia mirando a mi alrededor y caigo en cuenta de más o menos a donde quiere llegar.

-Pues, ¿te digo un secreto? -Se acerca a mi oído manteniendo un poco de distancia todavía, y susurra-: eres mas feliz si dejas de pensar en lo que dicen las demás personas.

-Lo tomaré en cuenta -también susurro-. Pero por el momento ya me han mirado lo suficiente, así que vamos -Asiente y nos dirigimos hacia una chica de vestido verde y cabello rojizo.

-Mia, te presento a mi novia Mary. Cariño, ella es Mia, amiga de Matthew y espero que también mi amiga -Me mira por un breve momento, sonriente.

-Mucho gusto -Estrecha mi mano.

-El gusto es mío -respondo amablemente.

-Todo el mundo habla de ti -Me pongo pálida y Mike le dedica una mirada a su novia-. En el buen sentido -Trata de enmendar.

Liam se acerca a nosotros y pasa una mano por mis hombros.

-¿Nos vamos?

Y, como ha ocurrido en toda la noche... En el momento en el que voy a responder me interrumpen, pero esta vez, es una mano que me sujeta fuertemente de la cintura provocando nuevamente un hormigueo en la zona.

-Yo la llevo -dice la voz autoritaria de Matthew.

-Gracias --dice entre dientes-. Pero ella vino conmigo y se va conmigo -Noto irritación en su voz.

Matthew sonríe de manera extraña, y Liam lo mira con el ceño fruncido.

-Tendrías que desviarte, pero Mia y yo vivimos en el mismo sitio -dice con suficiencia.

«Soit béni», grito en mi interior, ¡esto no puede ser más vergonzoso!

Ignoro mis pensamientos y me enfoco en el rostro confundido de Liam. Siento mis mejillas mas rojas que nunca.

-No lo sabía -Me mira-. Pero insisto -dice, pero pierde la firmeza de antes.

-No veo porque desviarte si vivimos juntos, puedo llevarla -dice haciendo un leve énfasis en juntos.

Definitivamente debo parecer un tomate.

-Te refieres al mismo edificio.

Antes de que Matthew responda le lanzo una mirada de súplica. Suspira resignado y regresa su vista a Liam.

-Digamos que en el mismo piso -Aclara la garganta y se encoge de hombros.

Bueno, esa es una verdad distorsionada. Y antes de que haga otra pregunta intervengo.

-Creo que es mejor así, de todas maneras vamos al mismo sitio y tu tendrías que desviarte - explico con una de mis mejores sonrisas.

Me mira y asiente poco convencido. Se despide con un beso en mi mejilla y me abraza hasta casi estrujarme. Salimos a esperar el auto de Matthew y una corriente de aire me hace estremecer así que me cubro con mis brazos para calentarme. Y de un momento a otro siento el peso de su saco en mis hombros.

Agradezco en un susurro y él asiente.

El valet parking llega con un deportivo negro, lo había visto subirse a él en el estacionamiento pero no lo había tenido de cerca. Es un lindo auto. Subimos y en cuanto salimos de ahí nos envolvemos en un cómodo silencio.

De vez en cuando veo por el rabillo del ojo cuando Matthew me mira pero decido concentrarme en el delicioso aroma de su saco, huele a limpio, a su perfume, huele... a él, mmm.

Siento un cosquilleo en mi nariz, me remuevo pero no abro los ojos luego siento algo en mis párpados y en mi frente. Pero sigo sin abrir los ojos.

«¡Me podrían dejar en paz!», me quejo dentro de mi cabeza.

De repente siento como como toman mis piernas y me levantan.

Abro los ojos y me doy cuenta de que se trata de Matthew.

Observo a mi alrededor y estamos en el estacionamiento. Me quedé dormida en el camino... Típico de mí.

-Bájame, peso mucho -protesto somnolienta y sin mucho ánimo mientras cubro mi rostro con una mano y con la otra me sujeto de su cuello.

Él ríe y me aprieta aún más a su pecho mientras camina. Lo cual no me molesta. Lo miro a través de mis dedos.

-¿Estás de broma? No pesas nada -Sonríe-. Además ---agrega y me mira - ---. No creo que eso te haya importado antes ---dice sonriente.

«No puede ser, me descubrió»

-Lo sabias -lo acuso y me vuelvo a cubrir los ojos avergonzada.

-No, pero me lo acabas de confirmar. Solo eran sospechas -Ríe y continúa caminando.

-En mi defensa -protesto apartando la mano de mi rostro para señalarle-. Tenía mucho sueño y ya que tú... de buen samaritano quisiste llevarme a mi habitación, no protesté -Me encojo de hombros.

Entramos al ascensor e intento bajarme, pero solo logro que me sujete mas fuerte.

-¿Qué haces? -pregunta confundido.

--Bajarme -digo obvia-. Ya me trajiste hasta aquí, prefiero caminar.

Accede de mala gana y me coloca cuidadosamente en el suelo.

Pero, cuando intento mantenerme de pie los zapatos no me ayudan y el sueño tampoco, así que, termino sujetándome de sus hombros y el estrechándome a su cuerpo con sus brazos en mi cintura y nuestros rostros a sólo centímetros, en este momento todo el sueño se esfuma por su cercanía. Nos quedamos mirando a los ojos fijamente.

El ascensor se abre, traga saliva e inesperadamente me vuelve a tomar en brazos.

-¡Ey! ¿Qué haces? -protesto sorprendida.

-No pienso dejar que te caigas -dice sin más.

Llegamos a la puerta y sonrío triunfante. Si la quiere abrir me va a tener que bajar.

-Saca las llaves de mi bolsillo derecho -ordena. Como ve que no pienso hacerlo agrega-: Si no lo haces podemos quedarnos aquí el resto de la noche y parte del día si quieres -Levanta los hombros y hago lo que me pide.

Al introducir las manos en su bolsillo ese su cuerpo se tensa, lo ignoro y abro la puerta.

Una vez que entramos cierra la puerta detrás de nosotros con el pie, pero en lugar de dejarme ahí, camina hasta el sofá.

Me tumba cuidadosamente en el y lo miro atenta.

No había notado que aún traía su saco sobre mis hombros. Se suelta la pajarita, se desabrocha los dos primeros botones, se quita los gemelos y los coloca sobre la mesa de centro, se desabotona los puños y dobla las mangas.

Levanta mis piernas y me tengo que colocar parte de la tela entre mis piernas para no mostrar más de lo debido.

Se sienta y coloca mis piernas sobre su regazo. No entiendo lo que pretende hasta que empieza a desabrochar cuidadosamente mi zapato, para luego colocarlo en el suelo y darme un suave masaje.

Mientras repite el proceso con mi otro pie decido quitarme el accesorio de mi pierna, pero el para el pasaje de mis pies y sube sus manos hasta mi muslo, me toma de las muñecas y aparta mis manos de su labor. Lo observo confundida.

-¿Puedo? -pregunta y al notar que no entiendo a lo que se refiere dirige su mirada a mi pierna.

Asiento poco convencida, lo desabrocha hábilmente y lo coloca junto a sus gemelos. Deshago mi cabello y me quito los aretes, el brazalete y mi anillo de zafiro. Bostezo cubriéndome la boca.

-¿Sueño? -Asiento.

Se pone de pie y cuando veo sus intensiones protesto.

-Tengo sueño, pero no estoy convaleciente. Puedo ir sola -Me pongo de pie, le entrego su saco y tomo mis zapatos-. Buenas noches -Deposito un tierno beso en su mejilla. Doy dos pasos y me giro acordándome de algo-. ¿Me ayudas? -pregunto indicándole la cremallera de mi vestido.

Asiente y lo hace con la misma lentitud de cuando lo subió.

Sosteniendo la parte superior de mi vestido y con la otra mis zapatos mientras camino hacia la habitación.

-Mia -Me giro-. Buenas noches -Asiento y continúo.

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